San Mateo Atenco

Entre las cosas que aprendí con Liliana, es que los zapatos se compran en San Mateo Atenco, Estado de México.

¿Por qué? Pues porque salen más baratos, y muy buenos. Lo primero lo volvía a comprobar hoy; sí están muy baratos. Lo segundo, bueno; no tuve necesidad de comprar zapatos hasta ahora, años después de que fui la primera vez con Liliana.

Para mí salir de la Ciudad es tan raro (¿para qué va a querer salir alguien?), que se merece una entrada en mi blog. Aunque sea sólo para ir por unos tristes zapatos.

De ida tomé la carretera de cuota a Toluca, y seguí los letreros que decían “SM Atenco”. Dejé mi carro en un estacionamiento, y tardé como una hora en recorrer el tianguis y escoger cuatro pares de zapatos (soy hombre), que espero me duren igual que los anteriores. De regreso volví a seguir los letreros, pero ahora los que decían “México”. Hasta que llegué a este:

México, a ambos lados

México, a ambos lados

Tengo la impresión de que cosas de ese estilo sólo ocurren en San Mateo Atenco.

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Contador de visitas

Siguiendo el consejo de varias personas, decidí instalar un contador de accesos (visitas) al blog. Está abajo a la derecha en la barra lateral.

En las más o menos 24 horas que lleva corriendo, se han registrado 1788 accesos. De 1076 direcciones IP distintas. Eso es, en promedio, 77 accesos por hora; más de uno por minuto.

Nunca pensé que tanta gente viniera a parar a mi blog (todavía no me la creo que de hecho lo lean).

Dos cosas se me ocurren al pensar en tantos visitantes:

  1. No sé si esté poniendo demasiada presión en abulafia.
  2. Debería poner ads y ganarme una lana.
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¿Qué no era gay?

Comiendo con Ana Laura, después de que Susi la conoció:

Yo: Susi dijo que eras muy bonita.
Ana Laura: Seguro ha dicho eso de todas las novias que has llevado.
Yo: No, de hecho no… nunca había llevado una hasta Liliana, y entonces más bien como que se sorprendió y no dijo nada.
Ana Laura: Sí ha de haber dicho, “¿cómo, qué no era gay?”
(Ante mi sorprendido silencio, Ana comienza a botarse de la risa).
Yo: Esto va al blog…

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Google Pages

Google está lanzándose al vagón de los blogs… lo cual me saca un poco de onda dado que es dueño de Blogger.com. Como sea, decidí echarle un ojo y cree una copia de mi pensadero. El resultado está aquí.

Espero poder utilizar abulafia durante los años por venir hasta que encuentre una solución de hosting que me convenza; pero si Google Pages tiene un método de importar el contenido de un blog de forma sencilla, igual y periódicamente haré un espejo de mi pensadero en Google.

Pero sí preferiría una solución de hosting donde el manejo del contenido dependa únicamente de mí. Está chido el editor WYSIWYG, por cierto.

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Ana Laura

El 14 de febrero, tomé clases, comí pizza con otros estudiantes del IIMAS para celebrar el día del amor y la comercialidad, y fui a Centel a cambiar una memoria DDR2 por DDR (larga, aburrida y por mi parte tonta historia).

Y en la noche, Ana Laura y yo nos hicimos novios.

Ana Laura y yo en la Latino

Y nos hicimos novios, en gran medida, porque ha pesar de que llevo dieciséis años haciéndolo, todavía no sé rasurarme.

La primera vez que vi a Ana fue en mi examen para entrar a la maestría. Ella tiene la beca de la UNAM que complementa la de CONACyT, y entre los requisitos que le piden está el hacer cosas tan aburridas como cuidar a los nuevos aspirantes a la maestría en Ciencias e Ingeniería en Computación. No hablé mucho con ella ese día; sólo le pregunté que dónde quedaba el baño (era en el Instituto de Ingeniería y no sabía dónde estaban).

Me llamó la atención, pero en esos días yo tenía muchas otras cosas en mente… para empezar el examen, que era medio idiota pero era examen al fin y al cabo. Además, pensé que sería una más de las muchas chavas guapas que me encuentro a lo largo de mi vida que no vería más de una vez.

Para mi sorpresa, Ana resultó ser estudiante de la maestría también (yo no sabía lo de su beca y las ridículas tareas que les ponen a hacer), de una generación arriba de la mía. Pero entonces estaba yo con la idea de que no quería novia (de hecho, en ese momento no quería novia), y además estaba tratando de acomodarme al IIMAS. No a las materias ni nada así; sino al hecho de tener que estar ahí.

Pero la veía casi diario, y me gustaba. Mucho. Así que pensé que no debía exagerar, que ya era hora de que volviera a salir con alguien, que la vida continuaba, etc… y estuve ponderando el asunto hasta que por fin me decidí a pedirle su teléfono para invitarla a salir.

El único problema era que siempre estaba rodeada de guardaespaldas amigos, y acercármele para pedirle su teléfono no quería que fuera una humillación pública. Estaba dispuesto a aceptar la humillación; el aspecto público era el que me incomodaba. Así que comencé a ver cómo acercármele.

Los jueves mis cuates y yo comemos (aunque vamos a pasarlo a los martes), y dos jueves seguidos me la encontré saliendo de Ciencias; la segunda le pregunté que qué hacía por esos rumbos y me dijo que tomaba una clase con Ana Luisa. En ese par de ocasiones iba solita… y decidí al siguiente jueves (eran inicios de octubre, creo) hacer mi movida.

Lo que ocurrió pasará a los anales de la historia como

EL JUEVES NEGRO DE LA IGNOMINIA

Pocas veces en mi vida me he sentido tan avergonzado. Creo que ni en secundaria me porté de forma tan mensa, y créanme que en secundaria alcancé niveles desconocidos para el ser humano normal. Tan vergonzoso fue que ni siquiera pensé en bloguear al respecto; lo hago ahora porque eventualmente salió bien, pero si no hubiera sido así lo hubiera bloqueado y jamás lo habría recordado sin una dosis bastante alta de tortura.

Ese jueves fui a Ciencias para encontrarme con mis cuates, y para abordar a Ana Laura. Llegué, y después de un rato llegó Enrique, y después Juan y Omar, y finalmente hasta Paola fue a parar por ahí. Y de Ana Laura ni sus luces; la reina no aparecía. Yo comencé a impacientarme, por no decir de mis cuates a los cuales estaba forzando a permanecer ahí con el estómago vacío, y todo para pedirle el teléfono a una reina a la cual básicamente nunca habían visto. Terminé recorriendo todo Ciencias a ver si la veía, pero no estaba por ahí, o si estaba no la encontré.

Me fui a comer con mis cuates muy contrariado. Por qué estaba tan contrariado, no tengo idea. Creo que de verdad me costó mucho el decidirme el volver a intentar salir con alguien, y además me había hecho toda una imagen en la cabeza de cómo sería, y el que no saliera así desde el principio era como que mala señal.

Cuando acabamos de comer arrastré a Omar y Juan al IIMAS, y yo busqué por todos lados a Ana Laura. Generalmente me la encontraba muy seguido; pero ese día nada, ni rastro de ella. Salí completamente desilusionado del IIMAS y fui a sentarme con Omar y Juan, que estaban en el pasto de en frente platicando con una amiga de ellos. Y mientras la amiga se despedía, que veo venir a Ana Laura con un amigo suyo. Ana Laura me sonrió y me saludó, y se metió al IIMAS, y Juan y Omar me echaron porras para que fuera tras de ella; entonces yo corrí para alcanzarla, y jadeando la alcancé a ella y a su cuate en las escaleras. Y a medio metro de pedirle que se detuviera para que hablara con ella, me di cuenta de un pequeño detalle.

No sabía su nombre.

Espérense, se pone peor.

El cuate notó mi prescencia y vio mi predicamento, y muy buena onda, me hizo saber que se llamaba Ana Laura, con lo cual yo ya pude decirle a ella que quería platicar. El cuate, de nuevo muy buena onda se despidió y subió (a hacer público mi escarnio, hoy me enteré) a la sala común del IIMAS.

Los que siguieron fueron los más patéticos minutos de mi vida, donde yo traté de explicarle a Ana que quería pedirle su teléfono para invitarla a salir. Sólo que no lo hice así; tartamudeé, me tropecé con las palabras (en el camino creo que inventé algunas), enredé temas de conversación y en general hice todo lo humanamente posible para quedar mal y en ridículo. Ana, sacadísima de onda como cualquier persona normal que antes de hablarle a otra tiene la sensatez de averiguar su nombre, me pidió el mío. Y me dijo que gracias, no gracias.

Creo que no he dicho que, con todo el drama por el que pasé para decidirme a invitar a alguien después de mi experiencia con Liliana, no pasó por mi cabeza el hecho de que podía decir que no.

Ahí comencé (tardíamente claro) a recuperar el control de mí mismo, en el momento en que me dijo que no. Había pasado por una humillación completamente autoinflingida, y el obvio bateo que recibí a cambio me hizo como que despertar. Notando plenamente el ridículo que había hecho, le di las gracias y me disculpé por mi torpe comportamiento, y me fui. No llevaba ni diez metros cuando ella me llamó, y me preguntó si no iba a quedarme al cineclub (había entonces un cineclub en el IIMAS). Le dije que ya había visto la película y que gracias, no gracias, y me fui meditando profundamente acerca de lo acontecido.

Ese día fuimos al cine Omar, Juan y yo, nos salimos por la mala calidad de la película, y fuimos al departamento de Juan a ver animé. Pero todo el tiempo yo pensaba en lo sucedido, y además de reconocer lo bajo que había caído, tomé una serie de decisiones muy importantes en mi vida.

En primer lugar, decidí que era una especie de señal de que aún no estaba listo para salir con nadie durante mucho tiempo, y que debía dejar de intentarlo. En segundo lugar, decidí nunca más hacer tanto drama para algo que debería ser relativamente sencillo: pedirle el teléfono a una chava. Y en tercer lugar, decidí averiguar el nombre de una chava antes de intentar cualquier otra cosa por lo que me queda de vida.

Y decidí seguir con mi vida. Me encontré con Ana un par de veces al día siguiente, y fui capaz de comportarme como un ser humano normal en esas ocasiones, saludándola y no haciendo ninguna estupidez.

En ese momento, yo estaba usando una barba de candado. El domingo se me hizo buena idea el intentar recortármela, y no tardé ni diez minutos en darle en la madre, así que tuve que rasurarme completamente. Al otro día estaba en la sala común del IIMAS con mis cuates, cuando llegó Ana y nos preguntó (pero dirigiéndose a mí) si estábamos usando una silla. Le dije que no, que la tomara, e incluso le quité una que le estorbaba en el camino. Ana se iba cargando su silla, cuando de repente me mira, y me dice: “te ves muy bien así”, refiriéndose a que me había rasurado.

Por supuesto, yo me las ingenié para contestar algo medio incoherente que tenía que ver con sopa y mi barba. Pero es que ese comentario me sacó muchísimo de onda. Lo estuve meditando ese día, y decidí que si no era un darme entrada, al menos lo parecía lo suficiente; así que me esperé en el IIMAS ese día a ver si podía darle un raid a su casa a Ana Laura.

Sorprendentemente (o tal vez no tanto) dijo que sí y la llevé a su casa, platicando muy padre en el camino. Cuando estaba a punto de bajarse del carro, le dije que tal vez cualquier persona sensata no le preguntaría eso después del desastre de la primera vez, pero que si estaría interesada en salir alguna vez conmigo. Al ver que dudaba, rápidamente añadí que si no quería yo entendería la directa, que quedábamos como cuates y que no volvería a molestarla al respecto never again. And I mean it. Y entonces me dijo las palabras que dominaron mi vida sentimental en los siguientes cinco meses:

“No sé”.

Pero como Omar lo puso; de “no” a “no sé” es avance. Lo que siguió en los siguientes meses fue un lento, muy lento proceso de conquista que jamás había usado. En parte porque no lo había necesitado, pero también porque me tomé muy zen todo el asunto; habiendo hecho el completo ridículo al mero inicio de una relación ayuda a mantener la perspectiva después.

Y Ana Laura no se hizo para nada la fácil. Fue un cuento hacer que saliera conmigo, y ya que comenzamos a salir fue todavía más cuento el “oficializar” el asunto haciéndonos novios.

Pero mi decisión de no hacer dramas me ayudó mucho; no sólo Ana me fue gustando más y más cada vez que salíamos: además yo me gustaba más y más cada vez que salíamos. Sí hubo algunas ocasiones en que no sabía si ella sólo estaba jugando conmigo (de repente todavía me lo pregunto), pero en general me lo tomé con muy buen humor. Me he divertido con esta niña como no tienen una idea.

Y por fin el 14 de febrero se oficializó la cosa, aunque ya se veía venir desde hacía unas cuantas semanas.

Y a mí me encanta. Ana es inteligente, tiene sentido del humor, se ríe constantemente y es muy cariñosa. Y es guapísima. Para mí al menos, que es lo que importa. Pero tanta belleza por supuesto tenía que tener un bemol: Ana es panista.

Pero nadie es perfecto.

Estoy muy contento, y además siento que los dos (Ana y yo) estamos siendo muy maduros al respecto de nuestra naciente relación. A lo mejor es lo normal con ella; en mi caso es nuevo. Y me estoy diviertiendo como enano.

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Fotos del celular

El otro día saqué mi poderoso celular para tomar una de las fotos chafas que saca, pero me reclamó amargamente que tenía llena la memoria y que a ver cómo le hacía pero que la vaciara si quería fotitos.

Una de las razones que tuve para comprar el celular fue que tenía cámara. La idea era tener una cámara disponible todo el tiempo, porque el celular lo traigo hagan de cuenta que cosido.

La idea era buena; la cámara del celular no tanto. Por no decir que es una mierda.

Aún así, he tomado fotos si no buenas al menos de circunstancias que a mí me parecen memorables. A lo mejor a la mayoría de los lectores de mi blog no; pero no me importa: es mi blog.

Bellas Artes

Bellas Artes

Alejandro

Alejandro

Clásico Poli-UNAM

Clásico Poli-UNAM

Citlali

Citlali

Heridas Graves o la Muerte

Cuidado: Heridas Graves o la Muerte

Ana Laura

Ana Laura

Arquitectura

Arquitectura

La noche del Berlin

La noche del Berlin

Camión

Camión

Carlos

Carlos

Tráfico

Tráfico

Claudia

Claudia

Iván

Iván

Matemáticos

Matemáticos

Paola y Omar

Paola y Omar

Tigger

Tigger
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A 80 Km por hora

Acaban de poner radares en puntos específicos de la Ciudad para andar checandito que la gente no sobrepase los 70 Km/h… lo cual se me hace raro porque en todo Periférico (al menos en las partes donde parece autopista), el límite en el carril de alta es de 80 Km/h.

Como sea, me dije a mí mismo “voy a tratar de no rebasar los 70 Km/h”; tenía que ir a la UAM Iztapalapa a configurar un PC en el cubículo de mi mamá, y Periférico es la ruta ideal para hacer un experimente de este estilo. Dos cosas:

  1. Es muy difícil mantener el carro a 80 Km/h (los 70 los dejé de intentarlos como a los dos minutos).
  2. Nadie va a 80 Km/h (mucho menos a 70).

No tengo idea de cómo va a funcionar la cosa con los radares. En general me parece que la gente de la Ciudad va rápido en las vías ídem; pero creo que la gran mayoría mantiene una velocidad decente. Nunca falta el degenerado que sobrepasa los 140 Km/h, pero de verdad son pocos, y se notan luego luego. Creo que el caso común es ir rápido donde se pueda, porque uno no sabe en qué momento lo agarra el tráfico.

Yo sí suelo agarrar 100 Km/h por hora en Periférico y en ciertas rutas, como el tramo que hay de Periférico a Rectoría sobre Insurgentes. Y se nota la diferencia entre 70 Km/h y 100 Km/h. Son 30 Km/h.

Espero que no me llegue en estos días una multa por correo con una foto mía en mi carro rompiendo la barrera del sonido.

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Un año

Y de repente vi que se me pasó el bloguear acerca del primer aniversario de mi blog. Mi primera entrada en el blog fue el 26 de enero de 2005; así que hace tres días este blog cumplió un año.

Algunas estadísticas:

  • 281 entradas. Eso es poco más de dos entradas cada tres días.
  • 448 comentarios (quitando SPAM y bromistas); gracias a todos los que se toman la molesta de leerme y dejar algún comentario.
  • De los 448 comentarios, 198 están en la entrada de Harry Potter and the Seventh Horcrux; 36 en la de Robotech, y 38 en la de Kim Possible (que fue renovada para una tercera temporada). La de Kim Possible me impresiona porque no tiene liga directa en el inicio del blog.

Me alegra cumplir el año; espero tener cosas interesantes que platicar en este que empieza.

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Blow job

Y por esto leo Slashdot; discutiendo a un niño prodigio que va a la universidad a los 8 años:

  • Blow Job (Score:5, Funny)
    by Anonymous Coward
    Did he get a blow job when he graduated high school? I did. If you grow up too quickly you’ll miss the best things in life!

    • Re:Blow Job (Score:5, Funny)
      by Anonymous Coward
      Did you really have to tell us what your mother gave you as a graduation present?

      • Re:Blow Job (Score:5, Funny)
        by Hognoxious (631665)
        It’s no secret – she gives the same to everyone.

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La torcedura más idiota de la historia

Ayer Juan, Enrique, Citlali y yo fuimos a ver Azul Extremo.

Into the Blue

Into the Blue

La idea era complacer a Enrique, que tiene una fijación que raya en lo obsesivo en todo lo referente a Jessica Alba. Quiero decir, vio Honey… eso es serle leal a una actriz.

Por ir a comprar mi tradicional crepa de jamón con dos quesos, no me dio tiempo de ir al baño antes de que empezara la película. Eso causó que hiciera algo que casi nunca hago; salir a la mitad de la película para ir al baño. Es una especie de principio; pagué por ver la película, quiero verla completa. Además, es una molestia para los espectadores a través de los cuales tengo que pasar para llegar al pasillo.

Esto quiero que quede claro; la película es mala. Tiene algunas escenas marítimas (por arriba y por debajo del agua) muy chidas, y ciertamente el cuerpo de Jessica Alba es espectacular. Pero no sé si dos horas de ver a Jessica Alba en bikini justifique el precio del boleto. Y ciertamente la trama no es terriblemente buena que digamos. Bueno, de hecho no creo que llegue a buena.

Como sea, por principio quería perderme lo menos posible de la trama. No por la trama, por principio. Así que cuando fueron insostenibles las ganas de ir al baño, fui. Diría que corriendo, pero cuando uno tiene muchas ganas de ir al baño el correr es algo que no sale como debiera salir.

Cuando terminé, regresé corriendo ahora sí. Y como a cinco metros de la entrada de la sala, algo salió mal. Quiero creer que es el hecho de que llevaba zapatos de vestir y no mi inherente torpeza, pero el punto es que, no sé cómo, mi pie se dobló hacia adentro y todo el peso de mi cuerpo (corriendo) se aplicó a mi tobillo doblado. No caí; creo que de hecho ese fue el problema: si hubiera caído hubiera sido sólo la torcedura, pero mi orgullo (y mi orgullo nada más) evitó que rodara por el piso que era lo natural a hacer en ese momento. Di el siguiente paso (seguía corriendo) con el pie bueno, y llevaba demasiado impulso como para detenerme. Así que todavía pisé dos veces más con el pie malo (el izquierdo, por cierto), hasta que por fin comencé a dar brinquitos con el pie bueno para llegar a la entrada de la sala.

El dolor era insoportable. Pero aún así me arrastré al pasillo desde donde podía ver la pantalla, y esperé recargándome en el pie bueno, mordiéndome los codos para aguantar el dolor, y esperando que estuviera un poco más estable para enfrentar la subida de las escaleras a mi asiento.

Ahí, por supuesto, debí haberme dado cuenta que no era una torcedura de pie normal, de las que uno cojea tantito y después se quita. Pero yo sólo pensaba en regresar a mi asiento, que hice, cojeando notablemente, hasta que pude sentarme junto a Juan y decirle que me había torcido horrible el pie.

La película acabó, y por fin nos fuimos (Enrique nos hizo quedarnos hasta casi casi que saliera el copyright de la película). Y entonces noté, con cierto pánico, que no podía caminar.

Mis amigos, mis compañeros de tantos años, mis hermanos, hicieron justo lo que yo hubiera hecho en esa situación.

Se burlaron sin misericordia de mi desgracia.

Mi tobillo, hinchado

Mi tobillo, hinchado

Ahí no se ve mucho, pero mi tobillo estaba realmente hinchado. Todavía lo está de hecho.

Enrique subió al cine, consiguió una bolsa y le echó hielos para que me la pusiera en la hinchazón. Él y Citlali fueron a buscar el carro de ella para llevarlo a la entrada más cercana. Luego, me ayudaron a arrastrarme a su carro, y me llevaron al mío, que por suerte es automático y puedo conducirlo sin usar el pie izquierdo.

En casa, mi mamá me untó Lonol, me vendó y me dio un desinflamatorio, y yo me fui a dormir esperando que en la mañana ya estuviera bien. En algún punto en la noche, me desperté con ganas de ir al baño (parece ser que el ir al baño me trae desgracias), y como casi no me dolía el pie decidí probarlo y me apoyé en él.

Grave error.

Estuve mordiéndome los codos (¡de nuevo!) varios minutos antes de que el dolor se fuera. De hecho volví a quedarme dormido antes de que el dolor se fuera.

Al despertarme hoy en la mañana, fue obvio que no había forma de que fuera al IIMAS hoy. Ni probablemente mañana. Envié un par de correos e hice un par de llamadas para minimizar la bronca de que no esté en dos clases hoy y en una reunión obligatoria de mañana, y estoy ahora postrado. El tobillo no me duele, mientras no lo use para nada, y ha de ser muy cagado verme en movimiento en este estado.

Y todo por no perderme algo de la trama de un churrote.

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Gadgets al rescate

Fue una semana pesada.

No tanto por carga de trabajo o estudio; básicamente lo único que hubo fue la tarea de Urrutia. Lo malo fue que 1) nos hicieron ir el viernes a un seminario de orientación, y 2) ayer sábado tuve que ir al curso de Xilinx. Lo cual implicó levantarme temprano 6 días de esta semana. No bueno.

Por lo demás, académicamente todo fue bien. Acabé la tarea de Urrutia y estoy casi seguro de sacar 10. En Autómatas tuve dos respuestas mal en la segunda tarea, por hacerla en una hora un día antes. Y en lenguajes ya tengo casi toda la tarea, sólo necesito leer un capítulo del Mitchell. Ah, y ya tengo equipo… en dos de las materias en las que menos lo necesito, pero espero que me dejen trabajar con ellos en Arquitecura. Necesito a alguien dispuesto a alambrar por mí.

Mi choque del viernes de la semana pasada no fue tan grave; sólo afectó la puerta:

Nuevo madrazo

Nuevo madrazo

Tomé un par de fotos con mi nuevo celular justo después del accidente:

Carro Chocado

Carro Chocado

Madrazo

Madrazo

La resolución del celular es regular. Pero el modo nocturo apesta. Sin embargo, al otro día llevé el carro al servicio y tomé una foto a la luz del día:

Dejándolo en el Servicio

Dejándolo en el Servicio

No está tan mal; considerando que es un celular. La cámara es de 1.2 megapixeles. Mi nuevo celular es el Nokia 7260; lo compré el jueves antes del choque. Lo cual estuvo muy conveniente; pude llamar a mi seguro.

Nokia 7260

Nokia 7260

El teléfono está bien mamón. Y bien bonito; además de que quiero comprarle la carátula negra. También quería comprarle el cable USB; pero resulta que puedo transferir datos del celular a mi Palm (y viceversa) utilizando el infrarojo.

El viernes que choqué, regresaba del Centro, a donde fui con Juan a comprar cosas; una fuente de poder para mi mediana, una funda para mi Palm, y una tarjeta SD (con todo y lector USB) porque decidí que necesitaba espacio para videos e imágenes en mi Palm. La tarjeta de es 1 GB, y me costó 800 pesos. Eso es menos de 80 centavos por megabyte; yo estaba impresionado. También compré el lector de tarjets SD… y Memory Sticks, y SmartMedias, y no sé cuántas más, por 230 pesos.

Mi laptop tiene un lector; pero no parece funcionar en Linux. Todavía.

Como sea, tanto gadget ha venido a mi rescate en estos días sin carro. Leo en el tren ligero y en los microbuses, además de escuchar mi iPod, claro. Y mi celular me permite tomar fotos de forma mucho más sencilla que mi cámara; si bien con mucha menor calidad.

Pero aún así necesito mi carro; espero que esté antes del 16 de Septiembre.

Como mencioné hace poco, mi monitor está fallando. Eso significa que para poder trabajar, he estado haciéndolo en mi laptop, en la sala de mi casa. Así que mi ambiente de trabajo se ve ahora así:

Gadgets

Gadgets

Aunque realmente no utilizo casi la Palm ni el celular cuando trabajo, sí suelen estar cerca. Y mi iPod conectada me permite escuchar mis canciones en Rhythmbox mientras se carga la batería.

Que hablando de Rhythmbox; por fin salió GNOME 2.12. Después de actualizar todo lo actualizable, la estabilidad regresó. No como la tenía en GNOME 2.10, pero ciertamente mucho mejor.

No me termina de convencer pmount, aunque ciertamente ya funciona. Y sigo sin encontrar nada sorprendente en el nuevo GTK+, incluso utilizando el tema por omisión de Clear Looks. Aunque sí se ve mejor que mi tema Lila, y de hecho es el que utilizo en mi laptop.

Y ahora, necesito ponerme a trabajar en mi nueva tarea de Algoritmos, y en la de Lenguajes, que no está difícil, pero la parte de Cálculo Lambda está talachuda.

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Entrampado

Lunes y miércoles nos entramparon en seminarios obligatorios de tres horas y media por sesión, y con mi carro en el servicio reparándose, me duele asistir… literalmente, mi laptop pesa mucho.

Bueno realmente no pesa mucho, pero con mi carro no pesa nada.

Si además añadimos el hecho de que tengo clases el sábado, estas semanas sin carro no se ven bien.

He andado en chinga, con la tarea de Urrutía básicamente. Es para mañana, y en lugar de poder terminarla estoy aquí en el auditorio del IIMAS, asistiendo a un seminario que con todo respeto no me interesa.

Pero bueno, voy a dejar de escribir entradas para mi blog, y voy poner atención, a ver si algo interesante sale.

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El Choque de Jardines del Sur

Tuve a bien chocar hoy… de nuevo.

Juan me acompañó al centro a comprar ciertas cosas. Una funda para la Palm, mi fuente de poder para mi Mediana, porque murió, y una tarjeta SanDisk para la Palm. Quiero poner videos e imágenes en ella, y no tengo tanto espacio.

Total que dejé a Juan en su depa, y me regresé a mi casa. Estaba lloviendo, y el tráfico estaba lentísimo, y llegué muy cansado a la colonia. Cuando di la vuelta en la calle que siempre uso, una Ford Ranger en sentido contrario me embistió.

No fue mala onda; la ruta clásica para salir de la colonia estaba tapada por un huateque, y el tipo de la Ranger tomó la única alternativa.

A su Ranger no le pasó nada. A mí, la puerta trasera derecha se me hundió completamente. Fotos en cuanto llegue a mi casa; tomé un par con mi nuevo celular, pero no sé aún cómo sacarlas.

Cierro esta entrada aquí; llegó el ajustador.

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Palm Blog

Mmmmmmh.

Estoy probando un cliente para mi blog. Puede guardar drafts, enviar entradas utilizando el protocolo de MovableType, tiene atajos HTML peronalizados (que de hecho Drivel no tiene)… muy completo.

Falta ver qué tan bien envía esta entrada, y si hace la conversión ISO-8859-1 a UTF-8 de forma inteligente. Eso me ha jodido mucho en la Palm, que todo es ISO-8859-1.

Voy a enviar esta entrada y ver cómo jala.

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Moni

Ayer fui a tomarme un café con Mónica, después de años de no vernos. Creo que no la veía desde que me titulé, cuando fue a mi examen.

Es extraño cómo evoluciona la gente. Conozco a Mónica desde hace unos 12 años, y hemos divergido muchísimo en nuestras vidas y lo que queremos hacer, pero seguimos siendo cuates.

Sólo espero que no pasen otros 3 años antes de que vuelva a verla.

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Gato hambreado

Me fui a CU a hacer unas cosas que necesitaba para la maestría, y entonces la casa se quedó sola (Susi suele irse los fines de semanas). Al irme cerré todo, por supuesto.

Llegué en la noche, y Tigger estaba particularmente cariñoso conmigo. Demasiado cariñoso de hecho. Me seguía a todos lados, maullaba quedito y me miraba como el gato de Shrek 2… ya saben, así:

Gato de Shrek 2

Gato de Shrek 2

Como suele ocurrir en estas situaciones, comencé a hablarle a mi gato. “¿Qué te pasa cabrón?”, “¿Por qué me sigues?”, “¿Por qué maullas?”.

Y entonces recordé que entre las cosas que cerré al irme estaba la puerta de la escalera en la cocina, debajo de la cual está la comida de Tigger. Tigger sabe abrir puertas, pero no puede aún quitar pasadores.

Me sentí culpable con mi gato. Casualmente Tigger es muy parecido a dicho gato:

Tigger

Tigger

También puede hacer los ojos tiernitos… sólo que nada más los hace cuando tiene hambre. Y estoy bastante seguro de que si trato de fotografiarlo así, los deja de hacer.

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