Open House

Según yo, el término “Open House” se usa (entre otras cosas) para denotar a una reunión que hace alguien con el único propósito de mostrar su nueva casa; la casa está abierta a visitas todo el día (de ahí el “open”) y se entiende que los invitados llevarán cosas que una casa nueva (en el sentido de recién llegar a vivir ahí, no de recién construida) necesita, como platos, cubiertos, servilleteros, etc.

Mi Open House funcionó exactamente así, excepto en el sentido de que la mayoría de los invitados no llevaran servilleteros porque al parecer no entendieron esa parte.

Haruko, Enrique, Juan Pablo y Mónica

Haruko, Enrique, Juan Pablo y Mónica

Me mudé al departamento el miércoles, y desde ese día ya duermo, como, me baño y hasta me rasuro aquí; pero realmente estuve llevando cosas de la casa de mi mamá al departamento durante el último mes. El día que yo considero que de hecho me mudé es el miércoles porque fue el día que me llevé la compu.

Juan, Érika y Gabriela

Juan, Érika y Gabriela

Primero llegó mi hermano y su amigo Pablo, que se fueron casi de inmediato porque tenían no sé qué hacer; luego llegaron Víctor y Ale, que me regalaron unas tazas para café poca madre de metal, y en un cosito para guardarlas que casi no ocupa espacio.

Yazmín, Rafa, Erick y Óscar

Yazmín, Rafa, Erick y Óscar

Cuando se fueron ellos llegó Óscar, que hacía casi año y medio no veía, y estuvimos poniéndonos al día hasta que llegaron Rafa y Cindy, y Erick y Yazmín casi al mismo tiempo; aunque Cindy se fue a un baby shower. Después llegaron Juan Pablo y su novia, que no conocía pero me cayó muy bien, y a ellos les siguieron Enrique y Haruko, que llegaron tarde porque Enrique confundió el Eje 6 con el Eje 5.

Yo y Amílcar

Yo y Amílcar

Por último llegaron Juan, Érika y su hermana (que sí llevaron menesteres para la cocina), y luego regresaron mi hermano y Pablo, y al final Cindy, y estuvimos en el departamento platicando hasta cerca de las dos de la mañana cuando me dejaron solo a recoger el tiradero. Que la verdad no fue tanto.

Cindy y Rafa

Cindy y Rafa

Me la pasé muy chido, y me dio mucho gusto volver a ver a mis cuates y de hecho platicar con ellos, que por múltiples razones no habíamos podido hacer en meses, y en algunos casos años. Había invitado a más amigos, pero la verdad qué bueno que no fueron porque hubieran tenido que estar en el suelo.

El final de la reunión

El final de la reunión

Ahora lo único es que mi refri (más bien frigobar) quedó así:

La chela

La chela

Porque aunque no llevaron portavasos, alcohol sí llevaron. Lo divertido es que yo no tomo cerveza. Ah, y si alguien reconoce este coqueto paraguas que lo reclame, porque si no me lo voy a quedar yo:

El paraguas

El paraguas
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Generalmente más de doce horas

Creo que no me había dado cuenta de que de verdad paso mucho tiempo frente a la computadora, hasta estos días que sólo he podido pasar enfrente de ella un par de horas antes de cansarme.

Por supuesto no sería tan grave si no fuera por el hecho de que tampoco puedo ir al cine, o ver mucha tele, y mucho menos leer.

Qué bueno que mi colección de música estaba en orden; si no me estaría aburriendo mucho más de lo que de por sí estoy.

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Medio lleno

Hay cosas que uno hace que salen del todo bien, o salen del todo mal. Generalmente hay puntos intermedios; y de esas hay algunas que salen exactamente 50% bien, y 50% mal.

Me acaba de pasar una de esas, pero he decidido ver el vaso medio lleno.

Entre otras cosas porque si no, no vería ni madre.

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Treinta y uno

Hoy cumplí treinta y un años. Considero bastante productivo el primer año de mi tercera década; escribí una tesis, me publicaron un libro, me titulé de la maestría, y ando metido en otro de esos eventos que se supone son “importantes” en la vida de uno. Más de eso después.

Ayer anduve justamente en eso, y luego en la noche fui a ver de nuevo Iron Man, sólo esta vez con mi hermano. Hoy fui con mi familia a comer al Churrasco, y básicamente esa fue la única celebración que hice; con mis cuates me reuniré después, cuando el megapuente y el día de las madres haya pasado.

Qué carajo voy a hacer en el segundo año de mi tercera década está por verse, pero tengo algunos planes. Me gustaría que una televisión LCD de 52″ fuera parte de ellos, pero lo más seguro es que tenga que “conformarme” con uno de 40″.

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La pendejada

Mucha gente cree que yo soy listo.

Eso no es de extrañar, dado que durante muchos años yo he fomentado ese mito; en general trato de no hablar de lo que no sé, y cuando me están explicando algo que no entiendo, yo afirmo con la cabeza y dejo escapar expresiones como “ajá”, o “mmmmh”, mientras miro a mi interlocutor con ojos que únicamente reflejan profundo y claro entendimiento. Si me siento con suerte, incluso a veces hago un comentario que me parece no delatara lo que realmente pasa por mi cabeza.

Y lo que realmente pasa por mi cabeza generalmente es “no tengo ni puta idea de qué está diciendo este tipo”. Así he vivido durante años alimentando la falsa idea de que soy inteligente, cuando a mí me queda clarísimo que soy rete pendejo.

Como le decía William de Baskerville a Adso de Melk en la fabulosa novela El Nombre de la Rosa, equivocarse es de humanos; pero hay humanos que se equivocan más que otros, y a éstos suele llamárseles tarados. Me parece justo entonces que si alguien comete muchas pendejadas, se le diga a ese alguien pendejo.

Y, oh, cómo he cometido yo pendejadas.

Tomemos hoy (bueno; técnicamente ayer) por ejemplo. Quería ir al cine, y consulté por Internet la cartelera. Había dos películas que quería ver, y otra que no tanto, pero que Enrique me recomendó y entonces si no la veo probablemente se ofenda. Vi con agrado que si me iba en ese instante llegaría justo a tiempo para la primera, y me fui rete contento; llegué un par de minutos antes de que comenzara la función.

Esa fue la primera pendejada; no era un jueves normal: era jueves de mega puente. Ergo, había un chingo de gente; por supuesto no alcancé boleto para la primera película (que era la recomendada; así que no me dolió mucho). Compré los boletos para las otras dos, y me regresé a mi casa a trabajar.

Tres horas después estaba de regreso, y cuando saqué el boleto de la primera película, vi con horror que no era la película que yo quería ver. Yo quería ver Quiero robarme a la novia, y tenía en la mano el boleto de Nunca podría ser tuya; se equivocaron al darme mi boleto (yo pedí la película correcta estoy seguro), porque las dos comenzaban exactamente al mismo tiempo.

(Podríamos entrar a debatir que ambas películas probablemente sean igual de malas; pero eso ni al caso viene.)

Con unos cuantos minutos antes de que comenzara la que sí quería ver, corrí a servicios al cliente para explicarles que, pendejo de mí, no revisé que el boleto que me dieron horas antes era de hecho el de la película que yo quería ver. Podía ver en las pantallotas que dicen cuántos boletos disponibles tiene cada sala que aún había lugares en la que sí quería ver, y pedí un cambio. Me salieron con que no se podía, que ya era muy tarde.

Ahí entré yo a la discusión más estúpida de la historia, tratando de explicar que a mí no me costaba nada el boleto, pero que aún había lugares en la que quería ver, y que no quería ver la película de la que sí tenía boleto. Y además con mi batea de babas porque la culpa fue mía (en parte) por no revisar mi boleto.

Después de un par de angustiosos minutos mientras llamaban al jefe, y luego al jefe del jefe, me dieron mi boleto; pero todos y cada uno de los que me atendieron, cuando su subordinado inmediato les explicaba que el pendejo del cliente (dícese, yo) no había revisado su boleto dos horas antes cuando se lo dieron, y que ahora salía con el chiste de que quería un cambio un par de minutos antes de que empezara la función, volteaban a mirarme con una cara de “pero qué pendejo eres, maestro”.

Así que mi engaño de que soy listo se cayó completamente para todos ellos; vieron directamente a la penosa verdad: que soy un pendejo.

Qué bueno que no trabajo con ninguno de ellos. Mañana (técnicamente, hoy) hablaré de las películas. Hoy estoy muy cansado.

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Viernes

Ayer fui al banco (de hecho a dos bancos) y después a Ciudad Universitaria donde hice trámites burocráticos y además voté (no sé si considerar el ir a votar como un trámite burocrático).

En la Facultad me encontré con Rubén (que no veía hace años) y que me platicó que estaba haciendo la maestría; también me encontré con Juan Pablo (que no veía hace años) y me contó que también estaba haciendo la maestría, además de que se compró un Quad Core (maldito) y que se ha hecho fan de Battlestar Galactica. Fue de verdad chido verlos, porque no tenía idea de qué onda con sus vidas.

Después fui con Enrique y Juan a comer carne con vino, donde por fin pedimos dos botellas porque realmente no habíamos celebrado que me hubiera titulado, y después yo me fui al cine (hablaré de la película en otra entrada).

Después fui con Mónica, que me invitó a una exposición de erotismo que montaron varias amigas suyas en el Centro Cultural de la Diversidad Sexual, lo cual estuvo chido porque por la titulación había dejado de hacer cosas culturales. La exposición me pareció ligeramente pretenciosa; pero algunas de las fotos y cuadros, y una mini escultura en particular, me gustaron bastante, y me pude poner al día con Mónica (el día de mi examen la verdad casi no platiqué con ella).

El Beso

El Beso

De ahí nos salimos como a la media noche con varios de sus amigos para ir a cenar tacos, donde me encontré a otras dos amigas del CCH, una de las cuales no había visto yo creo en los 12 años que han pasado desde que salimos de ahí.

En general me la pasé muy padre; sólo que todo mundo al que Mónica les decía que me acababa de titular de la maestría, me decían que ya debía estar mucho más tranquilo. Terminé por entenderlo como un eufemismo de “ah, ¿entonces ahora estás desempleado?”

Fue un viernes divertido.

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Punishment

Yo soy un lector regular de The Filthy Critic, un crítico de cine muy cagado que dentro de sus críticas suele insertar comentarios denigrantes contra su propia (y ficticia) persona. Muchas veces yo no comparto las opiniones de Filthy; él es mucho más selectivo que yo.

A mí me gusta casi cualquier cosa que me medio entretenga.

Como sea, no es de sus dotes de crítico de lo que quiero platicar, sino de una cosa que dijo en su última crítica:

Every guy has a girl in his life that he’s gotten so twisted and knotted over that he can’t even remember why he liked her. Everyone has someone they would have dropped everything and moved to China with, even though they knew it was a really bad idea and the relationship was destined for sure and violent failure. I knew a girl my friends nicknamed “Punishment”. It wasn’t because she punished me, but because she was my way of punishing myself.

Últimamente (hablo de unas pocas semanas) el estar solo me ha comenzado a pesar. Llevo casi un año solo, y en general no había tenido problemas al respecto; y de hecho disfruté el estar solo gran parte de ese tiempo. Aunque siendo justo, también tenía otras cosas en las cuales pensar.

El leer eso que escribió Filthy me gustó; no porque crea que yo haya pasado por algo así (ni mucho menos)… pero ciertamente me queda claro que más vale solo, que mal acompañado.

Lo que sí es que si sigo así voy a dislocarme la muñeca.

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Ventajas

Hasta hoy que tuve que actualizar mi currículum me di cuenta de la principal ventaja de haberme titulado de la maestría; ya no soy Licenciado en Ciencias de la Computación: ahora soy Maestro en Ciencias.

Sigo sin entender de quién fue la brillante idea de que los computólogos fuéramos los únicos de la Facultad de Ciencias cuyo título comenzara con “licenciado”.

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Hot

Hoy, por tercer día consecutivo, me bañé dos veces durante el día. No recuerdo cuando fue la última vez que hiciera tanto calor; es ridículo. Freír huevos en la banqueta ridículo.

Cuando estuve en California me compré algunas bermudas y un par de playeras sin mangas porque todo mundo andaba en bermudas y playeras sin mangas, y porque el calor lo justificaba. Las compré consciente de que probablemente nunca las usaría aquí en la Ciudad, pero estos días he salido de mi casa vestido así, y la verdad me siento bastante cómodo usándolas; con este calor me dan ganas de salir a la calle en calzones.

Espero que comiencen pronto las lluvias; lo malo es que muy al inicio no va a servir de nada, de hecho lo empeorará: en las épocas de mucho calor las primeras lluvias lo único que consiguen es convertir a la jungla de asfalto en el baño de vapor más grande que existe.

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