Ayer fui al cine a ver dos películas cuyos títulos comienzan con W. Se aplican las de siempre.
- Wedding Daze (Mariado y Mujer).
(En todos lados, incluida la la Wikipedia y los carteles que he visto, el título de la película es Wedding Daze, pero en la IMDb es The Pleasure of Your Company; no tengo idea de por qué).
Ésta me metí a verla porque se me acomodaba antes de WALL•E, y porque sale Isla Fisher, que como ya he dicho antes me parece preciosa y simpatiquísima y encantadora y maravillosa y perfecta en todos los aspectos posibles.
Anderson (Jason Biggs interpretando el mismo papel que hace siempre) se le propone a su perfecta novia disfrazado de Cupido y, obviamente, la mata de la sorpresa. Un año después él sigue sigue deprimido y sin poder olvidarla, pero ante la insistencia de su amigo de que debe conocer a otras personas, le propone matrimonio a una mesera. La mesera, Katie (Isla Fisher, que les digo que es preciosa y simpatiquísima y encantadora y maravillosa y perfecta en todos los aspectos posibles) le dice que sí, porque un día antes su (aparentemente) perfecto novio se le propuso y ella en el fondo no quiere estar con él.
Ante una premisa tan imbécil se siguen noventa minutos de chistes idiotas y un romance piradísimo que, por alguna razón, funcionan muy bien; la película es honestamente divertida, y a pesar de lo increíble que es y lo ilógicos que se comportan los personajes uno se la puede pasar muy chido viéndola. Yo ciertamente me estaba meando de la risa en varias partes.
Además, sale Isla Fisher. ¿Ya mencioné que es preciosa y simpatiquísima y encantadora y maravillosa y perfecta en todos los aspectos posibles?
Es una película muy, muy idiota; pero es muy divertida y no se toma para nada en serio. Aunque es material perfecto para rentarla luego y verla por DVD.
- WALL•E.
Oh. Dos. Mío.
WALL•E es, sin lugar a dudas, la mejor película que Pixar ha hecho. También es de las mejores películas que he visto este año; y estoy considerando a joyas como Atonement y otras que me han gustado mucho en la comparación.
Dejen ustedes los aspectos técnicos de la película; la animación por computadora es impresionante, los efectos de sonido (que en su mayoría son la “actuación” de la película) son perfectos, y además hacen innovaciones como utilizar movimientos de la cámara mucho más naturales que en otras películas de Pixar, e incluso cosas como que de repente se pierda el foco (como si lo estuvieran filmando con una handycam). Pero eso es, de verdad, lo de menos.
Los personajes (y hablo de los robots, por supuesto) también son maravillosos; se entiende que fueron diseñados pensando en su funcionalidad primero, y que los detalles que les dan un carácter fueron añadidos de forma natural después. Entonces los robotitos se ven reales, y más aún, creíbles; no como la jalada de los pelos que fue Robots (por divertida que fuera). Pero eso es, también, lo de menos.
Lo que importa con WALL•E es que tiene una historia preciosa y magistralmente contada, con personajes muy bien definidos y entrañables, que sólo por una medio casualidad ocurre que en su mayoría son robots.
Para el año 2100 la Tierra ha sido devastada por el consumismo humano y la avaricia de la única corporación que queda, Buy ‘n Large, que incluso ha tomado control del gobierno. Diciendo que limpiarán el planeta la corporación manda a todos los humanos fuera del planeta en cruceros espaciales, dejando atrás a los WALL•E (Waste Allocation Load Lifter Earth-class; Cargadores y Acomodadores de Desperdicio, Tipo-Tierra) para que limpien el planeta. El más grande e importante de estos cruceros es el Axiom, que sale de la Tierra en 2115 en un viaje supuestamente de cinco años, que es el tiempo en que los WALL•E limpiarían.
Setecientos años después ya nada más queda un WALL•E, que es el héroe de la película, y que continúa haciendo diligentemente su labor, autoreparándose con las partes de sus ahora inactivos similares. La Tierra sigue igual de abandonada e igual de sucia; sólo que WALL•E ha ido acomodando los desperdicios en ordenados montones que compiten en altura con los rascacielos vacíos.
En todos sus siglos de existencia WALL•E ha desarrollado una personalidad, e incluso tiene sentimientos y anhelos; todas las noches ve partes de Hello, Dolly!, y se nota que añora el tener compañía (tiene una cucaracha mascota; pero todo mundo sabe que las mascotas son compañía a medias), y en particular una compañera con quien poder andar de la mano. El pequeño robot, como todos nosotros, quiere amar y que lo amen.
Y entonces un día llega EVE (Extraterrestrial Vegetation Evaluator; Evaluador Extraterreste de Vegetación), con la misión de buscar vida vegetal en la Tierra, y WALL•E se enamora perdidamente de la robotita.
No voy a contar más de la historia, porque tienen que ir y ver esta película (dos veces, si se puede; o más), pero a mí me encantó; me hizo reír, me hizo llorar, y varias veces al mismo tiempo.
Además la historia tiene innumerables guiños a películas de Ciencia Ficción como 2001: Space Odyssey, Star Wars, Alien (que igual y no lo notan si la ven, como yo, doblada), etc. Y está el hecho de que la mayoría de los robots no hablan, sino que se comunican por lenguaje corporal y algunos sonidos que parecen voz; en otras palabras, los robots actúan, muestran sus sentimientos y su opinión utilizando en la mayoría de los casos únicamente sus ojos y sus “manos” (y no todos tienen manos).
La película ha sido casi universalmente alabada por la crítica; y a mí no me cabe duda de que es la mejor película que Pixar ha hecho. No sólo en el aspecto técnico; no sólo en la originalidad; no sólo en el mensaje social, ecológico y (hasta cierto punto) político. Creo de verdad que es la mejor historia que han hecho, con un personaje que al fin y al cabo representa a alguien sencillo y trabajador, incluso hasta algo cobarde, que termina dándole una segunda oportunidad a la humanidad porque se enamora y hace hasta lo imposible por estar con quien ama.
Vayan a verla, varias veces. Vayan con niños, y sin niños. Porque esta película es realmente de lo mejor que ha salido este año.
