Después de Bunny Senpai, terminé How to Raise a Boring Girlfriend, también conocida como Saekano.
Antes de empezar, debo decir que, con un poquito de vergüenza, Saekano es de mis animés favoritos de todos los tiempos. La vergüenza radica en el hecho de que, a pesar de que los valores de producción de la serie son más que competentes (un buen diseño de personajes, una animación decente, música pasable), la verdad es que Saekano es de mis animés favoritos de todos los tiempos nada más por las encantadoras muchachas del harén (la unidad familiar básica del animé); porque es adorablemente arrecha; y porque es de las mejores historias de amor que he visto en años.
Y con final feliz, debo señalar.
Sólo quería dejarlo claro, antes de empezar.
Saekano
Yo soy fan de The Big Bang Theory. Durante casi todo su tiempo en aire original la vi con puntualidad que rayaba en lo religioso; pero en la temporada 10 dejé de verla sin ningún motivo en particular. Estaba muy ocupado o perdí un poco el interés; no recuerdo, pero dejé de verla. No fue porque me dejara de gustar, sin embargo. En la pandemia la terminé; y sigo diciendo que soy fan de The Big Bang Theory.
¿Qué tiene que ver esto con Saekano? Pues que son superficialmente similares en los motivos por los cuales tienen una enorme base de fans bastante leal; y una legión de gente que las detesta con la intensidad de diez mil soles: porque se burlan del grupo de personas a las cuales está principalmente dirigido el programa.
The Big Bang Theory es, a la vez, una carta de amor y una burla inmisericorde del grupo nebuloso de personas que podemos considerar geeks. No voy a entrar en la definición formal de dicho grupo porque a) es nebuloso (pongan atención); y b) le quita todo el chiste a, bueno, el chiste; pero sin duda alguna incluye la gente interesada en la ciencia ficción, fantasía, cómics, computadoras y videojuegos; y que estereotípicamente tienen habilidades sociales pésimas cuando no nulas y consecuentemente les cuesta trabajo conseguir novia/o.
Ni siquiera entretendré la idea de discutir la calidad de TBBT; no emitiré juicio acerca de si está bien o mal escrita; o de si su humor es inteligente y/o vulgar. Porque no es eso por lo que la detestan ciertas personas con la intensidad de diez mil soles, realmente; la detestan porque “perpetúa” estos esterotipos acerca de los integrantes del geekdom, aunque 3 de los 4 protagonistas terminan casados con mujeres que la única manera de calificarlas es de extraordinarias. Que tiene todo el sentido del mundo porque los mismos protagonistas también son extraordinarios, aunque cumplan con los estereotipos que los detractores de la serie detestan ver representados en pantalla.
En mi mediana edad tengo ya muy poca paciencia para la gente que se ofende de ver cosas que son ofensivas con el propósito de ser divertidas. Soy fan de Louis CK y de Ricky Gervais; me gusta TBBT y Saekano; quiero protagonistas falibles y con defectos; quiero héroes que fallen y villanos que ganen, aunque sea a veces. Una narrativa ficticia no es el medio para que la sociedad tome decisiones de qué es correcto y qué es incorrecto; y si de verdad tenemos que estar preocupándonos de que haya gente que se tome en serio lo que dicen personajes ficticios en programas de televisión bobos (especialmente los de comedia), entonces tenemos problemas más graves que el que dichos programas se burlen de los fans de cómics, aunque me incluya yo en ese grupo.
Así que si no les gusta TBBT (o Saekano), bien por ustedes; pero entonces no me interesa mucho su opinión al respecto, porque yo las encuentro muy divertidas. Yo les sugeriría que no las vieran; pero eso le quita todo el chiste a estarse quejando de cosas en línea en lugar de estar tratando de efectuar cambio real en el mundo ídem, supongo.
Saekano cuenta la historia de Tomoya Aki, un blogger de animé, manga y novelas ligeras y visuales, con suficientes lectores como para influenciar un poquito a la industria. En su prepa asisten Utaha Kasumigaoka, su senpai y diosa de hielo de la escuela, que es una exitosa escritora de novelas ligeras; y Eriri Spencer Sawamura, su amiga tsundere de la infancia que es una exitosa dibujante de manga para adultos (que es una manera muy educada de decir que le gusta dibujar pornografía). Además están Izumi Hashima, que es kouhai de Tomoya y una dibujante que aspira llegar al nivel de Eriri y que (por supuesto) está enamorada de Tomoya; y Michiru Hyoudo, una muy buena guitarrista y la prima que se le arrima a Tomoya y obligatoria marimacha (tomboy) que no puede faltar en un harén (la unidad familiar básica del animé).
Ese párrafo de arriba es básicamente la plantilla para todos los haréns en existencia en la historia del animé, combinando varias veces los estereotipos de dos en uno para ahorrar protagonistas (como Eririn, que cumple el obligatorio papel de amiga de la infancia y además la necesaria tsundere).
La serie es, en toda su trama secundaria, una carta de amor y una burla inmisericorde de la cultura otaku japonesa, así como de la industria relacionada en ese nivel casi único de Japón donde fans comunes y corrientes comienzan a producir obras que rayan en lo profesional y que muchas veces son punto de partida para que los otakus se integren a dicha industria de manera formal.
La trama principal es que un día de buenas a primeras, Tomoya recoge en la calle la boina de Megumi Kato (la linda muchachita de arriba); y al levantar la mirada para buscar a la dueña, se encuentra con la visión angelical de la muchacha, que ese día había decidido, sin ninguna razón en particular, arreglarse particularmente linda.
En un animé normal Tomoya se hubiera enamorado de Megumi y se seguiría una tortuosa (y probablemente divertida) comedia de desencuentros; pero Saekano no es un animé normal. Lo que ocurre con Tomoya es que encuentra tan angelical la imagen de Megumi, que decide que debe crear él un novela visual (un videojuego con texto e imágenes, pero muy poca interacción con el jugador) con una protagonista basada en la muchachita; poder transmitir al jugador esa infatuación que él sintió al verla y con ello hacer una novela ligera revolucionaria.
Sólo hay un pequeño problema; al otro día Tomoya se encuentra a Megumi en su escuela y excitadamente se presenta para poder comentarle su idea de la novela ligera. Y la muchachita procede a recordarle al muy imbécil que se conocen desde hace años porque van en la misma escuela; sólo el muy idiota nunca la había notado.
De ahí el título del animé: How to Raise a Boring Girlfriend; contrario al resto de las muchachas en el harén (la unidad básica familiar del animé), Megumi no es uno de los clichés estereotípicos del género: es, bajo cualquier definición del término, normal; y por lo tanto (y lo siguiente lo digo con todo el sarcasmo del universo) aburrida.
La serie deconstruye muchos de los clichés que existen en las comedias románticas con un harén (la unidad básica familiar del animé), comenzando con Megumi que es un personaje espectacular a lo largo de toda la historia, sin caer jamás en ninguno de los terriblemente choteados estereotipos que aquejan al género. Es una niña normal y generalmente desconcertada de que Tomoya y el resto de las muchachas actúen como lo hacen (siguiendo las reglas del género).
Y de hecho cuando varios personajes comienzan a cuestionarle si está enamorada de Tomoya, su respuesta suele rayar entre el hartazgo y la desesperación, ¿por qué rayos se iba a enamorar de él?
Claro que de cualquier forma se enamora de él, por supuesto.
Tomoya recluta a Utaha como escritora de la novela visual; a Eriri como la dibujante del arte; a su prima Michiru como la compositora de la música (y su banda de rock para interpretarla); y nominalmente a Megumi como musa inspiradora mientras la “entrena” para que no sea tan “aburrida” (o sea, normal), generalmente poniéndola a jugar otras novelas visuales, lo que causa que la muchacha se quede a dormir con él muchas noches (los papás de Tomoya, siguiendo el cliché correspondiente, brillan por su ausencia).
Todas las muchachas en el harén (la unidad básica familiar del animé) terminan pasando la noche en casa de Tomoya en múltiples momentos; varias veces en grupo, generalmente trabajando en distintas partes del proyecto; y no, nunca pasa absolutamente nada entre nadie, pero es muy divertido y adorablemente arrecho.
Megumi termina aprendiendo a escribir la programación (que es relativamente sencilla) necesaria para el juego; porque aunque Tomoya sin duda alguna es el director y fuerza creativa detrás del proyecto, el muy imbécil es medio inútil para todas las partes concretas que tienen que hacerse para llevarlo a cabo.
La serie describe más o menos a profundidad las vicisitudes y obstáculos por los que pasan los creadores de este tipo de juegos; que no son profesionales, pero que aspiran a serlo. También es divertidísima por la gentil competencia que tienen las muchachas por la atención de Tomoya (descontando a Megumi, que no entiende porqué hacen eso; y porque es al final la única que no tiene que competir).
Por supuesto Tomoya y Megumi se enamoran y por supuesto tienen que superar varias fases de su relación, pero terminan siendo novios y (en una escena poscréditos de la película con la que termina) de hecho casados. Lo cual me hace sonreír como adolescente realizada, debo aclarar.
La historia es nada más interesante por cómo completan la novela visual Tomoya y su harén (la unidad básica familiar del animé); pero además las muchachitas del mismo son todas adorables y encantadoras, aunque precisamente caigan todas (excepto Megumi) en los clichés correspondientes del medio. Y pues es un romance adolescente; los que ya me conocen saben que no pido mucho más.
Así que la recomiendo ampliamente; la primera temporada está en Crunchyroll; la segunda temporada está en Prime Video; y la película con la que cierra la serie no tengo idea de cómo puedan verla legalmente, así que averigüen cómo hacerlo de manera no tan legal. Pero de verdad vale la pena.
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