10 anys de la DO Catalunya

Total que, a pesar de que Eddie y Vincent llegaron a Barcelona el miércoles, con esfuerzos pude comer con ellos el viernes en la Universidad, y tomarnos un trago ese día en la noche; estaba atareadísimo terminando de escribir lo que estuvimos haciendo aquí en la UPC estas cuatro semanas.

Ayer por fin terminamos de escribir, y hoy fuimos invitados por Arnau a los 10 años de la Denominación de Origen de Cataluña. Me pasé una de las noches más divertidas que he pasado en Barcelona; por 3 euros, uno recibe un boletito para poder probar cinco vinos, o cuatro vinos y una tapa.

La cosa es, casi nadie nos quería marcar el boletito; varios incluso nos decían “venga, así toman más vino”. Terminamos probando cerca de diez botellas de vino, casi todas de excelente calidad, y todas seguro al menos decentes. Además, con la degustación le regalaban a uno la copa donde los iba probando; pero casi todo mundo dejó sus copas en las mesas cuando iba terminando el evento. A mí me valió madre; comencé a juntar las copas usadas en una caja de cartón (que, eso sí, pregunté si podía agarrar), y regresé al piso con unas trece copas, pequeñas pero simpáticas.

Nada más porque mañana vuelo a las 7 de la mañana para Sevilla, y porque el evento acababa a las diez de la noche; de otra manera no veo cómo me podrían haber sacado de ahí. Estuvo muy divertido, y conocí a mucha gente que me dijo cosas muy interesantes de vinos. Lástima que no pude estar ahí más tiempo.

Imprimir entrada Imprimir entrada

We will meet in Paris

El sábado al medio día llegué a París para el examen doctoral de mi cuate Vincent, a quien conocí en Barcelona el año pasado en el DocCourse que tomé ahí. La situación en sí misma hubiera sido chida; pero mucho mejor fue que la mayor parte de los amigos europeos más queridos que conocí el año pasado pudieron venir también.

Nos pasamos dos días comiendo, bebiendo y caminando por la Ciudad Luz, y alegrándonos de poder estar de nuevo juntos casi todos. Yo en particular estoy de verdad muy contento; no había creído posible poder regresar al Viejo Continente tan pronto, mucho menos el poder ver a tantos de mis cuates más queridos.

Y lo mejor de todo fue que hicimos básicamente el mismo tipo de cosas que hacíamos en Barcelona; sólo que ahora en una ciudad distinta.

Mañana Vincent se doctorará alrededor del medio día, Paco Santos probará (por primera vez en público) que la conjetura de Hirsch es falsa. Habrá comida, bebida, y una fiesta de la cual yo me perderé las partes más escabrosas, porque vuelo a Barcelona de regreso a las 8:45 de la noche. Estoy aquí para trabajar al fin y al cabo, y un lunes ya es demasiado para dejar de hacerlo. Pero no podía perderme la doctoración de Vincent, menos si ya estoy aquí en Europa.

Ha sido una buena (si bien cansada y en algunas cosas difícil) primer semana. Espero que las siguientes siete sean así de buenas… pero la verdad lo dudo; superar París es difícil: superar París en la compañía de buenos amigos es casi imposible.

Imprimir entrada Imprimir entrada

Europa 2.0

Y resulta que el domingo 23 de mayo volaré a Europa a mi segundo viaje al viejo continente. Como suelen ser estas cosas conmigo, la posibilidad se abrió hace un par de semanas, los trámites se hicieron en chinga, y el lunes me dieron mi boleto de avión (que, por suerte, esta vez no pagué de inmediato yo).

También resultó que un viaje que originalmente sería de dos semanas, terminó resultando en una estadía de dos meses, y una visita a París un fin de semana donde veré de nuevo a varios de mis amigos más queridos en Europa.

De hecho no he terminado todos los trámites, y además falta ver cómo me va a ir porque seguramente tendré que financiarme mi manutención (renta incluida) durante casi todo el viaje. Pero bueno; supongo que todo saldrá bien. A comer tapas diario.

Estas tres semanas andaré más ocupado que de costumbre, tratando de atar cabos sueltos para antes de irme, así que no esperen que escriba mucho.

Imprimir entrada Imprimir entrada

Y además quitarle su dinero del recreo

Con Omar en el messenger:

Omar: Se me hace simpático que en Starbucks andan regalando una canción por semana.
Yo: Mira; a mí Internet me regala todas todos los días.
Omar: Pero si le dices “tall half-skinny half-1 percent extra hot split quad shot (two shots decaf, two shots regular) latte with whip” al que atiende el Internet nomás se te queda viendo.
Yo: Si oigo a alguien decir “tall half-skinny half-1 percent extra hot split quad shot (two shots decaf, two shots regular) latte with whip”, me temo que me veré obligado a partirle su madre.

Imprimir entrada Imprimir entrada

Hígado

Con Omar en el messenger:

Omar: Me dice, “cambia la bibliografía del estilo iniciales-del-autor a números”. En LaTeX eso sería cuestión de cambiar, pues, el estilo de la biliografía, cambiar un renglón.
Yo: Supongo que en TeX debes vender un hígado o algo así…
Omar: Más o menos: escribí un scriptcito en Perl.
Yo: Que como todo mundo sabe, es el equivalente en computación a vender un hígado o algo así.
Omar: Sí, sé que es una opinión popular. A mí de hecho me gusta Perl.
Yo: Lo que tengas en contra de tu hígado es bronca tuya…
Yo: …pero entonces te recomendaría mejor empezar a beber más.

Imprimir entrada Imprimir entrada

Y con birlos de seguridad, además

El sábado en teoría nos íbamos a reunir varios amigos en casa de uno de ellos, pero al final de hecho no ocurrió por motivos que no vienen el caso.

Antes de que me enterara, sin embargo, de que ya no iba a haber reunión, una de las amigas que iba a ir también me llamó para decirme que se le había ponchado una llanta y que estaba esperando al güey del seguro para que se la cambiara. Yo iba con otra amiga y, dado que estaba cerca de ahí, le dije que yo iba y la cambiaba. Como suele ser con este tipo de situaciones, era de noche y estaba lloviendo; no me sentía cómodo dejando abandonada a una chava que no sabe cambiar una llanta. Todavía si supiera cambiarla igual y lo haría.

Total que llegamos mi amiga y yo con esta otra amiga y su hermana, y me puse a cambiar la llanta. He cambiado llantas desde que tengo como 20 años, y en general soy rápido; pero aquí además de la oscuridad (lámparas o no lámparas) y la lluvia, estaba el hecho de que era un carro que no conocía, con una herramienta medio extraña, con distintas cosas qué quitar en distinto orden, y con birlos de seguridad, además.

Nos llevó como cinco minutos descubrir cómo desmontar la llanta de atrás (es de los carros que trae el repuesto atrás), y como veinte levantar el carro con tres gatos. El del carro debe ser el gato peor diseñado que he visto, porque era medio imposible darle la vuelta, y cuando me harté de él fui por mi gato de botella… que por supuesto resultó ser demasiado chaparro. Por fin la hermana sacó su gato, que era como deberían de ser todos los gatos, y ya sin problemas levanté el carro, cambié la llanta, y después levanté el carro todavía más antes de darme cuenta de que había que girarle al otro lado al gato para que de hecho se bajara.

Por supuesto a lo largo de todo esto seguía lloviendo, y las tres chavas que me rodeaban tenían paraguas y/o cosos con que taparse con la lluvia. Yo estaba sentado o tendido en el suelo (como suele ser con estas cosas), y las chavas decían que trataban de cubrirme con sus paraguas y/o cosos para taparse; lo que de hecho ocurría es que me escurrían el agua de forma más concentrada.

Por fin quedó la llanta y ya me limpié, y me enteré de que la reunión no se iba a realizar. Como yo sí quería ver a mis cuates, les dije a algunos de ellos que fuéramos a mi departamento (al fin y al cabo tenía que cambiarme; estaba completamente empapado), y que ahí nos reuniéramos.

Nos pasamos la noche viendo algunas cosas en mi tele, jugando Rock Band y tomando tequila, y terminaron yéndose cerca de las cuatro de la mañana.

Estuvo divertido, si bien nada como de hecho habíamos planeado originalmente.

Imprimir entrada Imprimir entrada

It hurts so good

En mi último viaje a Los Ángeles me tomé un fin de semana y volé a San Francisco a conocer la ciudad y reunirme con mi cuate Eddie, a quien conocí durante mi estancia en Barcelona al inicio de este año.

Eddie fue por mí al aeropuerto, me mostró la ciudad, me llevó a comer a un fabuloso restaurante koreano, y me dio alojamiento durante la noche. Fueron unas 36 horas agitadas, pero muy divertidas.

Martes, miércoles y hoy por la mañana, Eddie me pagó la visita. Llegó el martes en la mañana, y lo llevé a comer chiles en nogada, después a pasear por el centro y a recorrer el Paseo de la Reforma (sólo hasta el Ángel de la Independencia), a trepar la Torre Latinoamericana y ver la ciudad de noche, y al Bar la Ópera a ver el hoyo del balazo que disparó ahí Pancho Villa. Ayer lo llevé a desayunar mixiotes en el Gran Rábano, después a Ciudad Universitaria a que conociera a algunos cuates y a que viera el campus, luego a comer carne estilo norteño, después a Coyoacán, y por último a que cenara tacos de suadero. En la noche también jugamos algo de Rock Band y vimos algunas cosas en mi estúpidamente grande televisión.

Hoy en la mañana lo llevé al aeropuerto, donde quedamos en seguirnos visitando cuando podamos, y regresé a mi casa a curarme los pies, que para ese momento estaban llenos de ampollas de estar caminando tanto en tan poco tiempo. Que por cierto, cuando fui a San Francisco también terminé con mis pies llenos de ampollas.

Es el tipo de dolor que vale la pena ganarse.

Imprimir entrada Imprimir entrada

Bullshit

Con Omar en el messenger:

Yo: Uy, tengo cable.
Yo: Van a pasar Bullshit.
Omar Pasan mucho bullshit, el punto es evitarlo.
Yo: El programa de Penn & Teller.
Omar: Ah, he oído de él, se me había olvidado como se llamaba.
Yo: Bullshit.
Omar: No, en serio se me olvidó.

Imprimir entrada Imprimir entrada

Y estaba delicioso

Sirviendo de traductor (para un alemán) en un restaurante:

Axel: What’s hamburguesa de ciervo?
Yo: Deer burguer.
Axel: Dear burguer?
Yo: Deer burguer.
Axel: Dier burguer?
Yo (haciendo como cuernos de venado con los dedos en mi cabeza): Deer burguer.
Axel (haciendo como orejas de conejo con los dedos índices en su cabeza): Dier burguer?
Yo: BAMBI.

Unos minutos después:

Yo (al mesero): Una hamburguesa de Bambi… perdón, de ciervo; por favor.

Y más minutos después:

El mesero (dejando el plato en la mesa): Y aquí está Bambi…

Imprimir entrada Imprimir entrada

Madrid

Cuando supe que venía a estar tres meses en Barcelona, me quedó claro de inmediato que tenía que ir a visitar Madrid un fin de semana. Podría centrar todo alrededor de la necesidad de ver el Guernica, que ciertamente era muy fuerte; pero también tienen que ver las novelas del Capitán Alatriste (aunque Omar tuvo a bien recordarme que, probablemente, la ciudad habría cambiado algo desde el siglo XVII), El Prado, la Puerta de Alcalá y un montón de cosas que sencillamente tenía que ver. No porque no crea volver aquí a Europa (sin duda alguna volveré), pero un viaje relámpago de menos de 48 horas era posible sin lugar a dudas.

Guernica

Guernica

Originalmente pensaba tomar el tren en la noche de un viernes durmiendo en el viaje, llegar temprano a Madrid, pasear como loco un día, pasar la noche en la estación de autobuses o la de trenes, pasear como loco otro día, y regresar de nuevo a Barcelona durante la noche de un domingo. Suena pesado; pero sé que podía haber hecho eso.

Las Meninas

Las Meninas

Por suerte no fue necesario; mi cuate Eddie de aquí del curso resultó que también quería ir a Madrid, y quedamos de hacer juntos el viaje. Mejor aún; él tiene amigas en la ciudad, y una de ellas fue más que generosa y nos dio alojamiento durante una noche… y dormir en un sofá es como doce millones de veces que pasar la noche en una estación de autobuses. Eso lo sé por experiencia propia.

Las Lanzas

Las Lanzas

Me fui a pasar dos de los días más maravillosos que he tenido en Europa… que de por sí en general son de los más maravillosos que he tenido en mi vida. Las amigas de Eddie son la neta del planeta en bicicleta, y nos estuvieron paseando durante casi dos días por varios lugares de la ciudad. No sólo pude ver el Guernica (y , no pude evitarlo, lloré al verlo); vi Las Meninas y Las Lanzas de Velázquez, y muchas otras obras en El Prado y en el Reina Sofía. Sabía que sencillamente no tenía tiempo de ver todo lo que hay que ver; así que vi lo que más me interesaba, y traté de ver con calma una parte importante de cada museo, pero sin angustiarme de tratar de verlo todo.

Vi la Puerta de Alcalá, la Plaza Mayor, el Rastro, la Puerta del Sol, el Parque del Buen Retiro, la Plaza de Cibeles… y un montón de lugares más, que tal vez después con más tiempo describa, pero de muchos de los cuales seguro subiré las fotos cuando regrese a México. Y además (y creo que de hecho es más importante) lo hice en compañía de gente muy chida.

Pasaron muchas cosas en Madrid; me emborraché hasta el huevo en un bar donde el cantinero era un chileno cagadísimo; comí delicioso en ambos días; tomé vinos maravillosos; conocí gente; visité un montón de lugares de los cuales sólo había oído hablar en mi vida; y un montón de cosas más. Cada una de estas cosas probablemente merezca ser contada con lujo de detalles, pero estoy medio muerto (regresé hace un par de horas) y mañana comienza el segundo curso intensivo, así que sólo platicaré una.

El primer día (domingo) fuimos a comer a un restaurante muy chido, y nada más nos habíamos sentado en nuestra mesa una de las amigas de Eddie colgó su bolso de la misma. Debo especificar que esta encantadora muchacha es novia de un mexicano, y vivió siete meses en la Ciudad de México estudiando en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, y se ganó para siempre mi corazón porque dijo que amaba a mi Ciudad.

Yo de hecho no lo vi, pero un tipo del restaurante tomó su bolso y se dirigió a la salida; por suerte una mujer que ahí comía sí lo vio y le tocó el hombro a mi amiga y le dijo que la estaban robando. En ese momento no lo sabía, pero dentro de su bolso iban sus credenciales, dinero, llaves; su vida entera, y ella lanzó una expresión que yo sólo pude calificar como mexicana: “ay, no”.

En ese momento me di la vuelta y grité “¡hey!”, y el tipo se lanzó a la carrera. Lo que siguió después es justo lo que no deben de hacer en este tipo de situaciones: me puse de pie y salí corriendo del restaurante gritando a todo pulmón que detuvieran al ladrón mientras lo perseguía.

En ningún momento me cruzó por la cabeza que (posiblemente) pudiera romperme la madre, que pudiera guiarme a un callejón u otro lugar donde hubiera amigos suyos que, además de romperme la madre, me robaran a mí mi pasaporte, dinero y papeles, o todo el tipo de escenarios que alguien como yo que ha vivido toda su vida en una Ciudad grande como la de México debería saberse de memoria si trata de sobrevivir en las calles. Yo sólo tenía el “ay no” de mi amiga en la cabeza, y la clara visión de que no debía dejar escapar al tipo.

Entonces ahí me tienen corriendo por las calles de Madrid a las tres de la tarde, persiguiendo a un ladrón y gritando a todo pulmón que lo detuvieran, mientras en general todo mundo se quedaba pasmado sin saber qué hacer.

Por suerte he estado haciendo ejercicio, incluyendo correr, así que fui acortando la distancia que me separaba del ladronzuelo, y yo creo que él se dio cuenta de que si seguían así las cosas no sólo lo iba a alcanzar; sino que probablemente lo hubiera tacleado cuando lo hiciera. Así que se detuvo y se dio la media vuelta.

Otra cosa que debo mencionar: yo no tenía ni puta idea de qué se había robado; sólo oí que el tipo había agarrado algo, y yo creí que le había robado la chaqueta a mi amiga. Cuando el tipo se dio la media vuelta comenzó a reclamarme a mí que él no había hecho nada, agitando su saco, que llevaba en la mano. El saco era obviamente de hombre, y además también estaba obviamente vacío (de hecho alcancé a tantearle los bolsillos). El tipo obviamente había hecho algo, porque nadie inocente se lanza a la carrera así en esas circunstancias, pero lo que yo supuse era que había tirado lo que se hubiera robado en algún momento mientras trataba de huir de mí.

En ese momento otro español se acercó corriendo, para hacerme el paro; el único que alcanzó a reaccionar a tiempo para hacerlo, pero yo ya estaba comenzando a darme cuenta de que no había mucho que pudiera hacer. Si hubiera atacado al ladrón (que además, repito, sinceramente no creo que yo tenga posibilidades de madrear a nadie, a menos que sea inválido o veinte años menor que yo), a lo mejor yo me metía en broncas: particularmente si no había ninguna evidencia de que hubiera hecho algo.

Así que dejé que se fuera (nos gritamos un par de cosas, pero creo que él estaba también bastante asustado de mí; por suerte no notó que probablemente yo estaba todavía más asustado que él), y regresé caminando al restaurante. Durante el trayecto varios madrileños me preguntaron si lo había agarrado; les dije que sí porque, bueno, técnicamente sí lo había hecho.

Al llegar al restaurante todo mundo estaba de pie, y mi amiga sonriente me mostró su bolso; el ladrón lo había soltado en el momento en que me levanté para perseguirlo. Nunca me di cuenta.

Después estuvimos riéndonos del asunto; pero creo que sí hice una soberana estupidez. Uno nunca sabe en este tipo de circunstancias, y en una de esas el tipo podría haber estado armado, o loco. O armado y loco.

Pero al final todo salió bien; nadie salió herido, mi amiga recuperó su bolso, y ciertamente me quedé con una muy buena historia (entre muchas varias) para contar de mi viaje a Madrid. Regresé hoy rendido, pero muy satisfecho de uno de los viajes más divertidos, interesantes, y (de forma medio involuntaria) emocionantes que he tenido.

Madrid es una ciudad maravillosa, y tengo que volver a ella un día. Con ladrones de bolsos o sin ellos.

Imprimir entrada Imprimir entrada

Las lesiones

Hace una semana participé en el segundo partido de futbol que tuvimos entre los integrantes del curso. En el primero no participé porque estaba molido de haber comenzado a ir al gimnasio.

Ayer viernes fue el segundo partido, y en la mañana decidí correr un poco en la banda para correr del gimnasio; he ido diario desde hace tres semanas, pero sólo levanto pesas, no hago nada aeróbico.

Sorprendentemente me sentí muy bien corriendo; sólo corrí veinte minutos, unos 3 kilómetros según la máquina. Pero en la tarde a la hora del partido, la cosa no se puso tan bien. Tres españoles de la universidad se nos unieron, y con doce jugadores y la cancha siendo pequeña pudimos utilizarla toda, para un partido relativamente largo (cerca de una hora).

En primer lugar mi tobillo izquierdo (que tengo mal desde hace como tres años) me dio un susto con un fuerte dolor, que por suerte pasó rápidamente. De todas formas me puse de portero, porque supuse que sería inútil tratar de seguir corriendo.

En una salvada involuntariamente espectacular, me comenzó un calambre horrible en mi pantorrilla derecha, que gracias a que un compañero del curso rápidamente me estiró la pierna estuvo bajo control en poco tiempo. Si me salía del partido hubiera tenido que salirse alguien más del otro equipo, así que como casi no me movía en la portería decidí seguir jugando.

En una segunda involuntariamente espectacular salvada (y como si fuera chiste), me dio un calambre, pero ahora en la pantorrilla izquierda. También logré controlarlo, pero los últimos minutos que estuvimos jugando básicamente estuve arrastrándome de un poste al otro de la portería. Mi equipo ganó, lo cual es sorprendente porque para motivos prácticos no tuvieron portero durante la mitad del partido.

Cuando todos los jugadores nos arrastramos afuera de la cancha, me di cuenta de que no fui la única baja; Fred, un compañero alemán tenía las rodillas en carne viva, después de caer múltiples veces en el pasto artifical, y Víctor cojeaba visiblemente adolorido. El resto estaba en distintos grados de dolor y cansancio.

Al final resulto que Víctor se rompió dos dedos del pie; ni siquiera sé cómo pasó, vi que se caía con relativa frecuencia, pero nunca pensé que de hecho se lastimara de verdad. En la noche fuimos al cine, y varios de nosotros dábamos un espectáculo lamentable; parecíamos sobrevivientes de una batalla, sólo que en lugar de ir a la guerra, habíamos intentado jugar futbol por una hora.

En retrospectiva fue divertido, pero Víctor al parecer no podrá ir a la excursión de mañana, porque tiene que reposar su dedo rompido.

Imprimir entrada Imprimir entrada