So What

So,
So what I’m still a rock star
I got my rock moves
And I don’t need you
And guess what
I’m havin more fun
And now that were done
I’m gona show you tonight
I’m alright
I’m just fine
And you’re a tool so
So what
I am a rock star
I got my rock moves
And I don’t want you tonight

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De regreso

Hoy salimos cerca de las diez de la mañana de Oaxaca, para llegar a La Majestuosa a eso de las 2:40. El viaje de regreso no tuvo ningún contratiempo, y fue (como era de esperarse) más lento debido a las colas para entrar a la Ciudad, que de cualquier forma no fueron tan largas.

Todo el taller estuvo muy padre; conviví con gente con la cual no había tenido la oportunidad, y volví a pasar el rato con viejos cuates. También fue bastante intenso el trabajo (y creo que es la primera vez que Jorge no nos regaña por llegar tarde algún día), y me parece que saldrán cosas interesantes de los problemas en los cuales trabajé (uno, básicamente).

Además, Oaxaca (principalmente su gente) es la neta… aunque me parece que subí unos diez kilos de peso en la semana. Espero que pronto salga mi credencial del posgrado; ya quiero poder sacar la de la alberca y meterme al gimnasio.

De lo único que puedo quejarme es que no fui al cine esta semana, y tampoco la anterior por las cosas que ocurrieron en ella. Eso quiere decir que tengo hartas películas que ir a ver, porque si no me las pierdo. De hecho, para allá voy.

Oaxaca está muy padre (y ciertamente fue muy agradable no tener que ir a Guanajuato de nuevo); pero me alegro mucho de haber regresado a mi ciudad.

Pero sí voy a extrañar la comida unos días.

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Turisteando

Hoy nos levantamos relativamente temprano (para domingo) y después de recoger los carros de la pensión donde los dejamos y desayunar, nos lanzamos a turistear.

Primero (después de un primer intento infructuoso para llegar al periférico de Oaxaca) nos lanzamos a San Antonio Arrazola, donde estuvimos viendo y fotografiando alebrijes; yo me compré una libélula, que planeo regalar después.

Después fuimos a Cuilapan (o Cuilapam, dependiendo a quién le pregunten) de Guerrero, donde vimos el ex Convento de Cuilapan (o Cuilapam) de Guerrero y también le sacamos fotos (pero sin tripié; está prohibido).

De ahí nos lanzamos a Zaachila, donde comimos en La Capilla muy rico, pero no pudimos disfrutar de las hamacas porque estaba lloviendo, y nos tomamos un caballito de mezcal.

Lo siguiente fue medio regresarnos a Oaxaca para pasar por San Bartolo Coyotepec y ver y comprar artesanías de barro negro. Yo vi una serpiente (obviamente negra) que estaba muy chida; pero mi presupuesto no puede costearla en este momento. Si me depositan la beca esta semana igual y sí la compro; estaba muy padre. De cualquier forma vimos varias cosas en barro negro fabulosas.

La idea después era ir a Tule a ver un árbol de más de 2,000 años de edad, pero hubo problemas técnicos con las señalizaciones (y de hecho con las rutas que podíamos tomar), y vimos de repente que ya íbamos por Tlacolula, y que habíamos dejado Tule varios kilómetros atrás. Eso implicó una vuelta en U en la autopista, y volver a encaminarnos a Tule para llegar ahí cerca de las siete de la noche, apenas con tiempo para fotografiarlo antes de que se acabara la luz del día.

Esas fueron ocho horas de andar de pueblo en pueblo y dando tumbos en las carreteras estatales (incluidos algunos tramos en terracería), y tomando fotos, comiendo y pasándonosla muy padre, si bien con algunas confusiones al momento de tomar las rutas para desplazarnos. Pero independientemente de ello yo me la pasé muy bien, y tomé varias fotos que no publicaré hasta regresar a la Majestuosa.

Ya de regreso en Oaxaca (y después de cargar de nuevo gasolina; el Tsurito se aventó todo el viaje de hoy casi casi con la pura reserva), fuimos a dejar los carros en la casa de uno de los investigadores del iMate sucursal Oaxaca que nos hizo el favor de darnos el espacio (es medio imposible estacionar gratis el carro en el centro de Oaxaca), y después nos reunimos ya ahora sí casi todos (hoy llegaron más en avión y camión) para tomar algo antes de dormirnos.

Ahora tenemos que descansar porque mañana empieza el taller, y de hecho el trabajo de verdad.

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México-Oaxaca

Hoy a las 9 de la mañana recogí a mis intrépidos compañeros en Taxqueña (que no me importa quién diga qué cosa, Taxqueña es con ‘x’), y a las 9:54 estábamos en la primer caseta de nuestro viaje a Oaxaca. Como a la 1:30 estábamos en la última caseta, y a la 1:42 llegábamos a la ciudad de Oaxaca.

Según yo salimos de la Ciudad de México por el oriente y tomamos la autopista México-Puebla (MEX150), y poco antes de llegar a la ciudad de Puebla nos desviamos a la autopista Cuacnopalan-Oaxaca (MEX190), por la que seguimos hasta llegar a nuestro destino.

Si la ruta que dije es la correcta, sería esta en Google Maps:

México-Oaxaca

México-Oaxaca

Aquí tienen la liga, por si quieren hacer zoom y cosas del estilo.

Según Google Maps (y, repito, si esa fue la ruta) recorrimos 273.37 millas, que son equivalentes a 439.94 kilómetros, en poco menos de cuatro horas, lo que quiere decir que viajamos a un promedio de alrededor de 110 kilómetros por hora. Contando el hecho de que nos detuvimos a cargar gasolina, que nos hicieran la factura y comprar algunas botanas, me imagino que sí es posible.

El viaje estuvo bueno; la carretera es muchísimo menos aburrida que la que va a Guanajuato (con amplios tramos con sólo dos carriles; uno por sentido), llevábamos buena música y no lo sentí demasiado pesado. También creo que, dentro de lo razonable, viajamos de forma segura y educada para con los demás automovilistas. Creo que es el mejor viaje en autopista que he hecho, en una autopista que nunca antes hubiera viajado.

Ahora vamos a pasear algo durante la tarde y noche, y mañana vamos a turistear con otros cuates que vinieron aparte, y todavía más que llegarán en autobús y avión. Y el lunes empieza el trabajo de verdad.

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Oaxaca

Después de un taller de investigación aquí en el DF (en el cual no pude hacer tanto como me hubiera gustado, dados los acontecimientos de esta semana), la siguiente semana habrá otro en Oaxaca, Oaxaca.

Varios vamos a irnos desde mañana sábado para poder turistear un poco; lo cual está chido por mí, porque no he ido a Oaxaca en años. Me voy a ir en el Tsurito, y es una autopista que no conozco, así que eso estará interesante también.

Las entradas en el blog estarán algo más pequeñas que de costumbre por lo mismo, pero espero poder seguir actualizándolo diariamente.

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JSP

Total que necesito páginas de administración para mis cursos. Aunque ya hay por ahí un sistema, la verdad no confío mucho en el chavo que lo hizo, así que voy a revivir Maistro… lo cual está chido, porque llevaba tres años sin tocar ese código.

Pero Xochitl se murió mientras la actualizaba, así que me tuve que dar una vuelta por CU, y decidí quedarme a trabajar ahí. Salí a las 10:30.

Al menos ya está corriendo de nuevo. Tengo que depurarlo (ha habido cambios en la tecnología de servlets) pero espero tenerlo a punto antes de que acabe la semana.

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Primer coautor

Hace unos meses comentaba del libro de Elisa y mío. Hoy fui a preguntarle que qué había sido del otro, y me salió con la gracia de que lo habían publicado desde hacía un rato, sólo que no me había dicho.

Introducción a Ciencias de la Computación: Manual de Prácticas

Introducción a Ciencias de la Computación: Manual de Prácticas

En este aparezco como primer autor. Lo cual me parece que es correcto, dado que es mi tesis de licenciatura. Quedó bastante bonita la edición, y me alegra que mi tesis (que ya tiene sus años) sirviera de algo además de titularme.

Ahora sí necesito escribir un libro yo solo.

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El doctorado

La vida son las cosas que ocurren sin que nosotros las planeemos.

El año pasado, antes de entrar a mi último periodo de claustro con la tesis, fui a ver a Jorge y le platiqué que mis solicitudes al doctorado en Canadá habían sido rechazadas. Jorge me preguntó que qué iba a hacer una vez que acabara la tesis, y yo le contesté que pues trabajar. El dinero no crece en árboles, al fin y al cabo.

Jorge entonces me hizo una propuesta: que por qué no me quedaba a hacer el doctorado aquí en México, y que siguiera trabajando con Bernardo y Silvia ahora como asesores oficiales. Me dijo que si me iba a hacer el doctorado afuera tendría que comenzar de cero con quien sea que fuera a trabajar, y que al fin y al cabo yo ya estaba trabajando bien con él, Bernardo y Silvia. También me dijo que al hacer aquí el doctorado con él significaba (por cómo hace Jorge con sus tesistas) que tendría que salir del país; obviamente a California de nuevo, para seguir trabajando con Bernardo y Silvia: pero también a Europa (Aichholzer está en Alemania), y con los contactos que él tiene en España y en Canadá.

Salí de esa reunión diciéndole que lo iba a pensar; todavía me pesaba algo la depre.

La oferta de Jorge era buenísima, y además yo sabía que no se la hacía a cualquiera. Desde un punto de vista práctico era inclusive idiota que lo tuviera que pensar; pero lo cierto era que yo siempre había querido hacer mi posgrado en el extranjero. Era un sueño de alguna manera.

Así que lo platiqué con la gente que quiero; con mi familia, y con mis amigos, y con la gente que me ha apoyado y aconsejado a lo largo de toda mi vida académica. Medio obviamente casi todos me dijeron que qué carajo estaba pensando, que aceptara la propuesta de Jorge; sólo tres de a todos los que les pregunté no les pareció tan obvia la respuesta a mi dilema.

Pero al fin y al cabo la decisión era mía, y entonces me puse a pensar (de verdad pensar) qué iba a hacer.

Y al final decidí quedarme.

Lo que terminó por convencerme no fueron las obvias ventajas prácticas, ni tampoco las académicas. Tampoco fue el que casi todo mundo me dijera que me quedara. Ni tampoco fue que de verdad quiero seguir trabajando con Bernardo y Silvia, porque como tutores y amigos han resultado ser maravillosos.

Lo que me convenció fue que llevaba los últimos siete años posponiendo mi vida. Siete años en que no me salí de casa de mi mamá porque siempre estaba “a punto” de irme a estudiar al extranjero, y entonces no tenía sentido que me saliera. Siete años que no me comprometí a ningún trabajo en serio porque siempre la idea era que me iba a ir. Siete años en que mis relaciones con chavas se vieron seriamente afectadas por el hecho de que según yo tenía claro que tenía que irme del país a hacer primero la maestría, y después el doctorado.

No voy a decir que mis dos últimas novias (que, para qué me hago pendejo, son las únicas realmente importantes que he tenido) troné con ellas porque quería irme a hacer el posgrado, porque no es cierto. Pero ciertamente no ayudaba.

Y en el momento en que eso me quedó claro, la decisión fue muy sencilla. Sí podría haber seguido intentando irme, pero sencillamente ya no quería esperar a las decisiones de alguien distinto de mí. Y decidí quedarme a hacer aquí el doctorado.

Y entonces sentí claramente cómo un terrible peso se me quitaba de la espalda, además uno que no me había dado cuenta tenía desde hacía años. Casi siete.

El viernes me inscribí a mi primer semestre en el doctorado; en julio me aceptaron sin muchos problemas, y espero que me den la beca de Conacyt (no hay razón para que no me la den… espero).

Y estoy entrando al doctorado con una actitud completamente distinta a la que tenía cuando entré a la maestría. Quiero volverme a meter al gimnasio de CU y sacar de nuevo mi credencial de la alberca; estoy dando dos cursos en la Facultad de Ciencias; estoy viviendo solo y disfrutándolo enormemente; y además estoy comenzando a salir con una chava que me encanta… aunque se resiste a dar su brazo a torcer.

Pero bueno; en ese aspecto esa es la historia de mi vida.

Así que al final de cuentas no hice mi posgrado en el extranjero, con tanto que estuve cacareando que eso haría. Pero al fin y al cabo hay ciertas cosas que uno no controla, y yo estoy bien y a gusto con mi decisión. Porque fue mi decisión; no fue que ya no tuviera de otra.

Ahora sólo tengo que preocuparme de que cuando acabe el doctorado (y, posiblemente, un post-doctorado) consiga plaza en algún lado. Pero realmente no me preocupa; si no consigo plaza, ya veré yo qué hacer con mi vida.

Lo que importa es que ya siento que en verdad la estoy viviendo.

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El examen

Ayer, después de un ligero momento de pánico porque Bernardo y Silvia estaban AWOL, fui a Ciudad Universitaria donde me reuní con ellos y con Jorge, para ir después a comer todos a Perisur.

En la comida estuvimos platicando de los posibles problemas con los que podríamos seguir trabajando, y sobre otras cosas más; estuvo bastante interesante. Después nos tardamos en regresar a CU porque Insurgentes estaba completamente bloqueada; después Rafa me platicaría que fue por no sé qué relajo que involucró dos camionetas robadas y chocadas, la policía y una niña secuestrada. No estaba preocupado por llegar tarde; iba en el mismo carro que el resto de mi jurado.

En el IIMAS me encontré con mi familia y varios cuates que llegaron con distintos grados de puntualidad, y mientras yo configuré el cañón y mi laptop. Que por cierto estuvo muy padre; todo jaló de inmediato con mi laptop, incluyendo el apuntador que se conecta por USB y que además funciona para adelantar y atrasar los slides en la presentación. Por fin comencé el examen como a las 4:30, y la presentación creo que quedó muy bien, si bien me equivoqué en un par de ocasiones, y hubo un momento donde me quedé callado unos cuantos segundos porque se me olvidó de qué estaba hablando.

Las preguntas estuvieron en general fáciles; excepto por Jorge, porque no me preguntó de lo que había hecho, sino de cosas que a él se le iban ocurriendo de qué podían hacerse. Y por fin como suele ser en este tipo de cosas nos pidieron que nos saliéramos mientros ellos deliberaban. Fue mucho tiempo el que estuvimos fuera; o al menos así me lo pareció a mí, pero for fin nos mandaron llamar de nuevo para, literalmente, leerme la cartilla.

Yo y el jurado

Yo y el jurado

La primera sorpresa es que cuando Silvia estaba leyendo el acta, el número de cuenta del titulado no era el mío, cosa que inmediatamente señalé: “ése no es mi número de cuenta”. Después de un ligero momento de confusión decidieron continuar con el protocolo mientras Lulú hacía un acta que de hecho tuviera mi número de cuenta, y ahí vino la segunda sorpresa cuando Silvia me dijo que me habían dado mención honorífica.

Después me dieron mi vale por un título, y comenzó el abrazadero, y por último me fui con Enrique, Juan y Yazmín a tomarnos algo en el Cenote Azul. La verdad yo estaba agotadísimo, y no físicamente; sencillamente quería acostarme y dormir, así que no estuvimos ahí mucho tiempo.

Y ese fue mi examen de la maestría.

Ahora me falta el doctorado.

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Maistro

Hoy, a las 4:00 PM (minutos más, minutos menos), comenzó mi examen de grado de maestría. Una hora y media después me estaban dando mi vale por un título de maestría, que deberá estar como en tres meses.

La verdad no hubo ninguna sorpresa; en Ciencias (y el IIMAS, que en el área de teoría tiene casi pura gente de Ciencias) cuando uno hace el examen ya los sinodales se han encargado de que el trabajo de tesis tenga la calidad requerida, y entonces la defensa de la misma es (o debería ser) bastante sencilla porque uno ya hizo las correcciones que le hayan pedido los sinodales.

Sólo una cosa ocurrió que yo no esperaba: me dieron mención honorífica.

(Que, obviamente, no me quejo; sólo no lo esperaba).

Me gustó mi exposición, y cómo quedó la presentación; pero la verdad ahorita estoy demasiado molido como para hablar de ella, así que lo dejaré para después. Eso, y el subir las fotos que Enrique me hizo el favor de tomar con mi camara.

Así que con su permiso, me iré a dormir.

Ya soy maistro.

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