Ayer, sin nada de alharaca y menos (para variar) de hueva, me inscribí a mi cuarto semestre en el IIMAS. Las materias que voy a llevar son:
- …
Eso es correcto: ya no voy a llevar materias. Voy a llevar mi último seminario de tesis, pero eso no es materia; más bien es escribir la maldita tesis.
Que por cierto, debería dejar de poner que hago mi maestría en el IIMAS; a estas alturas paso prácticamente todo el tiempo en el Instituto de Matemáticas, o como los mamones matemáticos le dicen, el “imate”. Cada vez que oigo que le dicen así, me lo imagino en letras negras sobre fondo blanco, escrito con el tipo que usa Apple para sus iCosos. Más o menos así:
Mi tercer semestre en la maestría fue disperso, por decirle de algún modo. Sólo llevé una materia que no tuviera que ver con la elaboración de mi tesis (Criptografía), y me las ingenié para sacar nueve. Ya ni chingo, no tengo vergüenza; fue única y exclusivamente mi culpa no haber sacado diez, y fue sencillamente por huevón. No hay excusas o justificaciones; este tercer nueve que saco en la maestría fue completamente resultado de mis acciones, y asumo total responsabilidad de ello. En la otra materia y el seminario saqué diez.
Ahora falta sólo un semestre, en el cual estaré dedicado 100% del tiempo a mi tesis. Si alguna de las universidades a donde envié solicitudes me acepta, la cosa se pondrá divertida para mí, porque deberé estar empezando el doctorado en Canadá más o menos por agosto, y eso significa que tendré que estarme titulando en julio a más tardar. Deséenme suerte con eso.
Si ninguna universidad me acepta, se abre de nuevo el abanico de opciones para ver qué carajos voy a hacer con mi vida.
A lo mejor me compro un micro.
