Una niñera en apuros

Ayer después de ir al Cenote Azul, Juan y Enrique me convencieron para que fuera con el primero al cine. Por recomendación de Juan, y porque era la que menos tiempo había que esperar, entramos a ver The Nanny Diaries.

Diría que se aplican advertencias de spoilers, pero es tan asquerosamente mala que realmente no importa.

The Nanny Diaries

The Nanny Diaries

La película es mala, pendeja y barata, pero eso no es lo realmente grave. Lo realmente grave es lo clasista y sexista que es, además de toda la estupidez de “pobres niños ricos” que plantea. Cuando hay millones de niños con problemas de verdad graves, como ser abusados sexualmente, asesinados en guerras idiotas o sencillamente muriéndose de hambre, esta película estúpida quiere que nos preocupemos de un pendejo y execrable niño que jamás le faltará nada porque su mamá lo ignora.

Asquerosa. Vomitiva. La peor película que he visto de Scarlett Johansson, incluso peor que Scoop. Evítenla como la peste.

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El examen

Ayer, después de un ligero momento de pánico porque Bernardo y Silvia estaban AWOL, fui a Ciudad Universitaria donde me reuní con ellos y con Jorge, para ir después a comer todos a Perisur.

En la comida estuvimos platicando de los posibles problemas con los que podríamos seguir trabajando, y sobre otras cosas más; estuvo bastante interesante. Después nos tardamos en regresar a CU porque Insurgentes estaba completamente bloqueada; después Rafa me platicaría que fue por no sé qué relajo que involucró dos camionetas robadas y chocadas, la policía y una niña secuestrada. No estaba preocupado por llegar tarde; iba en el mismo carro que el resto de mi jurado.

En el IIMAS me encontré con mi familia y varios cuates que llegaron con distintos grados de puntualidad, y mientras yo configuré el cañón y mi laptop. Que por cierto estuvo muy padre; todo jaló de inmediato con mi laptop, incluyendo el apuntador que se conecta por USB y que además funciona para adelantar y atrasar los slides en la presentación. Por fin comencé el examen como a las 4:30, y la presentación creo que quedó muy bien, si bien me equivoqué en un par de ocasiones, y hubo un momento donde me quedé callado unos cuantos segundos porque se me olvidó de qué estaba hablando.

Las preguntas estuvieron en general fáciles; excepto por Jorge, porque no me preguntó de lo que había hecho, sino de cosas que a él se le iban ocurriendo de qué podían hacerse. Y por fin como suele ser en este tipo de cosas nos pidieron que nos saliéramos mientros ellos deliberaban. Fue mucho tiempo el que estuvimos fuera; o al menos así me lo pareció a mí, pero for fin nos mandaron llamar de nuevo para, literalmente, leerme la cartilla.

Yo y el jurado

Yo y el jurado

La primera sorpresa es que cuando Silvia estaba leyendo el acta, el número de cuenta del titulado no era el mío, cosa que inmediatamente señalé: “ése no es mi número de cuenta”. Después de un ligero momento de confusión decidieron continuar con el protocolo mientras Lulú hacía un acta que de hecho tuviera mi número de cuenta, y ahí vino la segunda sorpresa cuando Silvia me dijo que me habían dado mención honorífica.

Después me dieron mi vale por un título, y comenzó el abrazadero, y por último me fui con Enrique, Juan y Yazmín a tomarnos algo en el Cenote Azul. La verdad yo estaba agotadísimo, y no físicamente; sencillamente quería acostarme y dormir, así que no estuvimos ahí mucho tiempo.

Y ese fue mi examen de la maestría.

Ahora me falta el doctorado.

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Maistro

Hoy, a las 4:00 PM (minutos más, minutos menos), comenzó mi examen de grado de maestría. Una hora y media después me estaban dando mi vale por un título de maestría, que deberá estar como en tres meses.

La verdad no hubo ninguna sorpresa; en Ciencias (y el IIMAS, que en el área de teoría tiene casi pura gente de Ciencias) cuando uno hace el examen ya los sinodales se han encargado de que el trabajo de tesis tenga la calidad requerida, y entonces la defensa de la misma es (o debería ser) bastante sencilla porque uno ya hizo las correcciones que le hayan pedido los sinodales.

Sólo una cosa ocurrió que yo no esperaba: me dieron mención honorífica.

(Que, obviamente, no me quejo; sólo no lo esperaba).

Me gustó mi exposición, y cómo quedó la presentación; pero la verdad ahorita estoy demasiado molido como para hablar de ella, así que lo dejaré para después. Eso, y el subir las fotos que Enrique me hizo el favor de tomar con mi camara.

Así que con su permiso, me iré a dormir.

Ya soy maistro.

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Hot

Hoy, por tercer día consecutivo, me bañé dos veces durante el día. No recuerdo cuando fue la última vez que hiciera tanto calor; es ridículo. Freír huevos en la banqueta ridículo.

Cuando estuve en California me compré algunas bermudas y un par de playeras sin mangas porque todo mundo andaba en bermudas y playeras sin mangas, y porque el calor lo justificaba. Las compré consciente de que probablemente nunca las usaría aquí en la Ciudad, pero estos días he salido de mi casa vestido así, y la verdad me siento bastante cómodo usándolas; con este calor me dan ganas de salir a la calle en calzones.

Espero que comiencen pronto las lluvias; lo malo es que muy al inicio no va a servir de nada, de hecho lo empeorará: en las épocas de mucho calor las primeras lluvias lo único que consiguen es convertir a la jungla de asfalto en el baño de vapor más grande que existe.

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Ese eslogan no es muy bueno

Estaba en el Instituto de Ciencias Nucleares bajando una escalera, cuando de repente vi un anuncio. El anuncio era de una plática en la sala “Sotero Pietro”, pero como lo vi rápido lo primero que leí fue “Soltero Prieto”.

Lo primero que pensé es que no recordaba haber puesto ningún anuncio. Lo segundo fue que el eslogan probablemente podría ser mejor.

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Y por eso no lo lavo yo

Hacía años que no lavaba mi carro. Quiero decir que lo lavara yo, con mis manos. En general siempre he tenido disponibles los 15 ó 20 pesos cada quince días que es lo que cuesta que le laven a uno el carro, y siempre me ha parecido un precio razonable por evitarme lo engorroso y tardado (para mí) de la tarea.

Como desde hace ya dos o tres meses mi lana es peligrosamente escasa, hice lo más sencillo: dejé de lavar mi carro. Durante semanas.

Hoy, dado que sigo ligeramente estresado porque aún no sé cuándo será mi examen, y porque mi carro tenía una costra de varios milímetros de polvo reseco sobre toda su superficie, me puse a lavarlo.

Me tardé dos horas porque soy bastante malo para este tipo de cosas, y porque en algún momento habré pasado sobre un charco de pintura morada que se pegó en uno de sus lados, y que me costó un huevo quitar. Lo aspiré, le limpié los vidrios; le hice limpieza completa.

Y acabé madreadísimo. Eso sí, se ve bonito.

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Aunque todavía no toca antes de entrar

Tigger, mi gato, sabe abrir la puerta del cubo de la escalera que sube al tercer piso de mi casa. Debajo de dicha escalera está su comida y su agua, así que supongo eso tuvo que ver con que aprendiera relativamente rápido a abrir esa puerta.

Lo que hace mi gato es meter su garra debajo de la puerta, sacar las uñas (un poder que tienen los gatos es sacar y meter sus uñas a voluntad), clavarlas en la parte de abajo, y jalar la puerta, abriéndola. Evidentemente Tigger no abre puertas cerradas con picaporte; la puerta del cubo de la escalera sólo cierra con pasador, que ponemos únicamente cuando la casa se queda vacía.

Hace mucho dejó de impresionarme eso; lo viene haciendo desde hace años. Sólo que el otro día Tigger bajó y abrió la puerta antes mencionada. Y después la cerró.

A lo mejor para comer en privado; no lo sé.

Llevo días tratando de entender cómo carajo cerró la puerta desde adentro.

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Una de nazis, otra de criminales y un comic

¿Cómo lidia uno con el hecho de que su examen de grado se pospuso quién sabe para cuándo? Pues va uno y se chuta tres películas una detrás de otra.

Se aplican las advertencias de spoilers normales.

  • Die Fälscher (Los Falsificadores).
    Die Fälscher

    Die Fälscher

    Tenía muchas ganas de ver esta película desde que vi los avances, y no me decepcionó. Es una dramatización de la Operación Bernhard, de la cual yo había oído por primera vez cuando leí Yo Fui Cicerón, el relato de uno de los espías alemanes más famosos de la Segunda Guerra, y al cual le pagaron con dinero falsificado producto de la Operación Bernhard.

    Por encima de todo lo que uno podría esperar de una película de este estilo (nazis, campos de concentración, judíos maltratados), a mí lo que en particular me pareció interesante fue Salomon “Sally” Sorowitsch, interpretado genialmente por Karl Markovics, y el Sturmbannführer Friedrich Herzog, interpretado por Devid Striesow.

    Sorowitsch nunca se asume como judío; él es un delincuente, sigue dentro de los campos de concentración el mismo código que siguen los delicuentes, y aunque sí hace un esfuerzo por ayudar a sus compañeros prisioneros, a mí me parece que hubiera hecho lo mismo en una prisión “normal”. No es un héroe (ni se cree tal), y al terminar la guerra él continúa su vida de delincuente. Es lo que él hacía; y era buenísimo.

    Herzog de la misma manera no es un nazi común y corriente; no se asume como tal, e incluso le confiesa a Sorowitsch que en su juventud fue comunista. Sí utiliza los mismos métodos que los nazis (como amenazar con matar a cinco prisioneros si Sorowitsch y su equipo no consiguen falsificar el dólar gringo); pero parece que de verdad no toma placer en ello, y se ve a sí mismo como un burócrata altamente eficiente. De hecho eso es lo que era; él fue el que (como policía) detuvo en primer lugar a Sorowitsch (como delincuente).

    La relación de ambos es muy interesante, y fue de lo que más me gustó de la película. Además del final, que es perfecto.

    Véanla.

  • Before the Devil Knows You’re Dead (Antes que el diablo sepa que has muerto).
    Before the Devil Knows You're Dead

    Before the Devil Knows You’re Dead

    Como ya decidí que Philip Seymour Hoffman es mi ídolo no podía perderme esta película; además de que sale también Albert Finney.

    Es la historia de dos hermanos; uno un completo perdedor, Hank (Ethan Hawke, en la que yo creo es la mejor actuación que yo le haya visto), y otro que aparentemente es más inteligente, Andy (interpretado por Seymour Hoffman). El primero está divorciado y le debe dinero a su ex-esposa para la manutención de su hija. El segundo es un drogadicto en secreto que ha estado desfalcando la nómina de su compañía para pagar sus vicios.

    Y la esposa de Andy se acuesta con su hermano, sólo para hacer más sórdido el asunto. La esposa es interpretada por Marissa Tomei, que por fin le vuelvo a ver una buena actuación después de Mi Primo Vinny… que de cualquier forma, por encantadora que haya actuado ahí, no creo que se mereciera el Oscar. Aquí además de actuar bien se ve muy guapa.

    A Andy se le ocurre la genial idea de robar la joyería de sus padres, pensando que el robo será rápido y sin sangre, que el seguro le pagará a sus padres, y que él y su hermano podrán solucionar sus problemas. Todo mundo gana.

    El problema por supuesto es que todo lo que podía salir mal sale mal, y además las cosas se van saliendo de control cada vez más rapido hasta que todo acaba descomunalmente jodido. Muertos, odios, abandonos. Todo jodido.

    La película se me hizo fabulosa, por la brutalidad de contar una historia que es obvio que va a salir mal, y ver cómo en cada uno de los pasos del camino los dos hermanos cometen estupidez tras estupidez, encerrándose cada vez más en su propia maraña. Y que no traten de solucionar nada con salidas mágicas; las cosas van mal, se ponen peor y acaban de la chingada, como a cualquiera con dos dedos de frente hubiera podido prever al escuchar el plan de Andy.

    Yo la recomiendo ampliamente; sólo sí entiendan que es el opuesto absoluto de “final feliz”.

  • Jumper.
    Jumper

    Jumper

    A mí está película se me hizo fabulosa, así que fue con cierta sorpresa que llegué a mi casa y vi que en general la crítica la ha hecho pedazos. Y entonces me cayó el veinte; pasó lo que muchas veces ocurre con este tipo de películas. Mucha gente que la fue a ver no entendió que es un comic.

    David Rice (un Hayden Christensen que da una actuación pasable) es un adolescente que un día descubre que puede teleportarse a cualquier lugar que esté o haya estado en su rango de visión (video y fotos no sirven), y entonces hace lo que cualquier persona con dicho poder haría: se hincha de lana robando bóvedas bancarias al teleportarse dentro de ellas en la noche, y vive una vida de lujo sin preocuparse por nada o nadie en el mundo.

    Hasta que un día un negro enorme llamado Roland (Samuel L. Jackson en el mismo personaje que ha venido interpretando desde hace como quince años, desde Jules en Pulp Fiction hasta Mace Windu en la Guerra de las Galaxias… no que no me encante de cualquier forma) lo trata de atrapar. Así David se entera de la existencia de más personas como él (llamados jumpers), y de una organización que los busca para matarlos (llamados paladines).

    Inexplicablemente entonces David regresa a su pueblo natal y busca a su enamorada de la secundaria, una bellísima Millie Harris (la había visto en Chuck, pero aquí de verdad es demoledoramente hermosa), y se la lleva de paseo a Roma, donde encuentra a otro jumper que lo salva de más paladines que lo siguieron.

    La película está basada en una novela que yo no he leído (me ha dado hueva), pero independientemente de eso lo cierto es que tiene toda la estructura de un comic de superhéroes… bueno, tal vez sin el “héroes”. Como tal, es buenísima.

    Y , los personajes no son del todo creíbles y la historia es ligeramente inexplicable a veces; pero es un comic. Yo le perdono eso y mucho más, porque es divertida, está bien hecha, y explora las posibilidades de un poder que creo cualquiera moriría por probar.

    Así que no esperen la gran cosa; pero si van con la idea de divertirse la película puede ser muy divertida. Así que véanla.

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Sexo y gente enojada, por supuesto

Con Omar en el messenger:

Yo: Le dije a Juan que dudaba de mi masculinidad porque me gusta Grey’s Anatomy.
Yo: Me dijo que después de las Gilmore Girls no debería extrañarme nada.
Omar: Yo he visto Grey’s Anatomy un par de veces. Está entretenida. Creo que no me llama la atención verla regularmente, pero no está mal.
Yo: Meh, es romántica.
Yo: Dado el inexistente estado de mi vida romántica, creo que me cae bien.
Omar: Los capítulos de Grey’s Anatomy que vi no eran particularmente románticos, pero había sexo y gente enojada.
Yo: Gente teniendo sexo y enojándose es mi definición de “romance”.
Yo: A lo mejor por eso mi vida ídem está tan mal.

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Las tesis

Después de un montón de vueltas, por fin tuvieron mis tesis en la imprenta.

Tesis

Tesis

Saqué dos juegos; unas en pasta azul, y otra en una pasta que debería denominar como “vino”, pero como soy puma diré que son oro. Azul y oro, ¿entienden?

Fue un viacrucis (como suele serlo) el que salieran bien, porque los tarados de la imprenta confundieron todos los rangos de páginas que debían imprimerse a color como pares; si les apunté que las páginas 99-105 debían ir a color, los muy mensos imprimieron a color únicamente la 99 y la 105, en lugar de 99, 100, 101, 102, 103, 104 y 105.

Como sea, y descontando los corajes por los que me hicieron pasar, quedaron muy chidas.

Ahora sólo falta que de hecho me titule.

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Boom

Primero no tuve bocinas, porque el único ruido que hacían las computadoras era el “ping”, “boom”, “zoing” del altavoz… lo cual no impedía que Prince of Persia tuviera un soundtrack y unos efectos de sonido fenomenales, por cierto.

Después tuve bocinitas marca “mecoa”, que eran básicamente audífonos sobredesarrollados; con esto quiero decir que sólo usaban la electricidad que la misma salida de audio proporcionaba, no se conectaban directamente a la corriente eléctrica.

Después tuve bocinas que se conectaban a la corriente eléctrica, y por tanto daban un sonido mucho más agradable. Y después tuve mis primeras bocinas con un subwoofer… que por cierto es una gran historia cómo las obtuve. De hecho esas bocinas todavía están siendo usadas; sólo no por mí.

Ahora tengo una estéreo que mi hermano me dejó, y la uso como mis “bocinas”; conecto la salida de mi tarjeta de sonido a la entrada de la estéreo, y el efecto es bastante chido; de hecho puede ser ensordecedor. Historia graciosa con dicha estéreo; no le funciona nada: ni el radio, ni el reproductor de CDs, ni la casetera. Sólo funcionan las bocinas… que es lo único que me interesa.

Como sea, hace unas semanas reproduje una rola con alto volumen, y noté un ruidito en las bocinas. El ruido es exactamente el mismo que hacen las bocinas que han sido “voladas” al haber abusado de ellas, así que me dije “ya valió madre”. Desde entonces he soportado el ruidito, y todo lo oigo a un volumen mucho más reducido del normal.

Pero estaba viendo Grey’s Anatomy (que hace que dude de mi masculinidad, por cierto; me encanta), y es una serie que usa mucha música. Y me di cuenta de que con la serie no hay ruidito; no importa qué tan alto la oiga. Y pues investigando vi que la única diferencia entre cómo oigo música (Rhythmbox) y cómo veo mis series (MPlayer) está el hecho de que lo primero utiliza GStreamer.

Haciendo experimentos lo comprobé: mis bocinas no se volaron; es GStreamer. No tengo idea de por qué; pero si reproduzco directamente a ALSA entonces no hay problema. Así que ahorita estoy recompilando todo GStreamer y todos sus plugins a ver si con eso se recompone.

Si no voy a estar en un problema, porque no tengo idea de qué sea.

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Grabando video

Como ahora tengo cuatro gigabytes de espacio en mi cámara fotográfica, decidí hacer uso de una de las funciones que tiene que casi nunca utilizo: grabar video. Con 256 megabytes era medio imposible grabar nada.

Grabé un pequeño video de mi gato, que pueden bajar aquí en Ogg/Theora:

Tigger Ogg/Theora

Tigger Ogg/Theora (8.2 MB)

O aquí en Avi/DivX:

Tigger Avi/DivX

Tigger Avi/DivX (5.6 MB)

(Lamentablemente, estos días esa es la máxima actividad física de Tigger)

La cámara graba en MPEG, si no me equivoco con los mismos parámetros que los DVD, sólo que a 640×480. Los archivos son grandes; aproximadamente 100 MB por minuto, que dado que tengo 4 GB significa que puedo grabar poco más de 40 minutos con mi camarita.

Después de pasar el MPEG de 150 MB a mi computadora, lo reencodeé a Avi/DivX utilizando mencoder, lo que redujo el tamaño del archivo a unos 15 MB; nada mal, considerando que es diez veces más pequeño pero con la misma calidad (o al menos la que yo soy capaz de percibir). Entonces le corté las partes más aburridas con avidemux, y por último hice otra copia con Ogg/Theora usando ffmpeg2theora… que por alguna razón que desconozco terminó siendo mayor (hasta ahora mi experiencia era la opuesta; los Ogg/Theora son más pequeños que los Avi/DivX).

Exceptuando mencoder y ffmpeg2theora, todo lo hice sin utilizar la línea de comandos. Espero que dentro de poco se pueda encodear utilizando alguna herramienta gráfica en Linux.

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Moderación

Hace unos días, la Occasional Superheroine decidió activar la moderación en los comentarios que recibe.

He estado leyendo varios blogs que a su vez opinan sobre las virtudes y problemas que generan moderar comentarios. A mí la discusión se me hace algo idiota; por supuesto que hay que moderar los comentarios. No para censurar a nadie; sino para mantener a raya a ese ruidoso 1% de lectores que les encanta dejar mierda en cualquier lugar que se les permite.

Hay quienes argumentan que moderar comentarios es “falso” por parte del blogueador (chale con esa “palabra”), porque puede dar una impresión de apertura (por permitir que dejen comentarios los lectores), cuando en realidad sólo permite los comentarios afines (censurando los que estén en su contra).

En primer lugar me parece que cualquier conjunto de lectores medianamente inteligentes sabrán discernir si alguien censura o no sus comentarios de acuerdo a sus posiciones; si nunca aparecen comentarios con planteamientos contrarios al escritor, entonces es muy probable que los esté censurando (eso, o nadie lo lee). En segundo lugar, aunque sí estuviera censurando, pues qué chingaos… un blog es para expresar los puntos de vista del que escribe; no necesariamente tiene por qué estar preocupándose por los puntos de vista de los demás. Si permite comentarios (incluso aunque sólo permita los afines) pues es muy su bronca; no tiene ninguna obligación de permitir comentarios de ningún tipo para empezar. Por lo mismo es igual de válido no permitir comentarios.

Yo comencé a moderar comentarios por el SPAM, pero con el captcha! eso dejó de ser un problema prioritario. Dejé los comentarios porque hay gente que de verdad abusa de cualquier espacio que tenga disponible para lanzar insultos y ataques. Yo valúo mucho y sinceramente los comentarios de mis lectores (y de hecho más los que difieren con mis opiniones); pero si algún imbécil sólo quiere lanzar insultos o tratar de provocarme, considero mejor ahorrarle a mis lectores (los que de verdad me leen y tratan de tener discusiones inteligentes conmigo) la molestia de ver más basura de la que de por sí hay en la red.

(Aunque a veces dejo pasar un comentario que es obvio sólo quiere ser insultante o agresivo, si me permite el poder expresar o defender mejor mis puntos al responderlo.)

Así que yo sí modero mis comentarios, pero nunca para filtrar a los que piensan de forma distinta a la mía. Sólo los modero para filtrar a los animales (que además estoy convencido son minoría) que son incapaces de aportar nada inteligente a una discusión.

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Luna sobre CU

Hoy fui al cine con una amiga… a ver una película que ya había visto, porque he visto casi toda la cartelera.

Antes de ir al cine, pasé a Ciudad Universitaria a tomar fotos con mi tripié; tenía ganas desde hacía un mes.

Tomar fotos con tripié es a veces difícil. Luego le salen a uno con la mamada de que no se puede; como si fuera uno a vender las fotos o vayan a saber qué. A mí me da mucha risa, porque mi cámara es bastante simple, y yo soy muy mal fotógrafo. Como sea, al menos una vez a mí me prohibieron usar mi tripié en Bellas Artes, y a mi amiga Claudia le prohibieron lo mismo en CU para fotografiar la Biblioteca Central.

Temiendo obstáculos de esa índole, puse mi tripié y cámara en mi mochila y al incio saqué ambas herramientas lo más rápido que pude y saqué mis fotos con la mayor discreción posible. Más adelante, cuando vi que a todo mundo le valía madre que estuviera tomando fotos con tripié, mandé al carajo el sigilio. Igual y están de vacaciones los que le prohíben a uno tomar fotos con tripié.

Como sea, tomé (o mi tripié tomó) varias fotos que creo están muy chidas.

Torre de Rectoría

Torre de Rectoría

Por supuesto no podía faltar la Biblioteca Central.

Biblioteca Central

Biblioteca Central

Pero la foto que más me gustó fue la siguiente:

Luna sobre CU

Luna sobre CU

La resolución tan baja no le hace justicia (todas las fotos que tengo en línea se escalan a 800×600, o 600×800 cuando son verticales); a 7.2 megapixeles es realmente bonita cómo quedó la luna. Y de verdad me impresiona; mi cámara es simplísima. Ahí les dejo el detalle de la foto a máxima resolución.

Luna sobre CU

Luna sobre CU

Es chido tener tripié de nuevo. Y que no me prohíban usarlo.

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MemoryStick

Mi laptop Sony VAIO tiene un lector integrado de MemorySticks. Por supuesto, cuando instalé Gentoo en ella no funcionaba con Linux.

Ahora parece que sí funciona… compilando un módulo externo para el kernel y haciendo algunas maromas adicionales. Cuando meto el MemoryStick, se crea el dispositivo /dev/mspblk0p1. Eso quiere decir que el dispositivo está soportado por Udev; la bronca es que no se monta automágicamente con HAL.

Así que estoy investigando cómo carajo configurar HAL para que se monte automágicamente. Lo cual es de hueva.

Como sea, es un avance de hace un par de años, que sencillamente no funcionaba.

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Como ratas

A mí en general no me gusta salir de la Ciudad. Allá afuera básicamente no hay nada que me interese; detesto la playa, la naturaleza me parece aburrida (e incómoda), y no tengo necesidad de “espacios abiertos”. El Espacio Escultórico de CU me sirve para pendejadas de ese estilo.

Como sea, como cualquier persona normal de repente debo salir de la Ciudad, o (más raramente) me nace el hacerlo. En tales casos siempre tengo una regla: jamás salir de la ciudad en semana santa.

No sólo es una locura porque miles de personas salen en esas fechas (y luego tratan todos de regresar al mismo tiempo); además son los días más bonitos para estar en la Ciudad. No sólo suele estar luminosa y limpia (por los vientos de “marzo otro poco”), además está vacía. No hay mejores días para disfrutar la Ciudad.

Así que cuando veo los miles de carros salir de la Ciudad como ratas de un barco hundiéndose, me alegro mucho porque quiere decir que me dejan mi hermosa Ciudad para mí solito.

Bueno, casi.

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