Ayer, después de un ligero momento de pánico porque Bernardo y Silvia estaban AWOL, fui a Ciudad Universitaria donde me reuní con ellos y con Jorge, para ir después a comer todos a Perisur.
En la comida estuvimos platicando de los posibles problemas con los que podríamos seguir trabajando, y sobre otras cosas más; estuvo bastante interesante. Después nos tardamos en regresar a CU porque Insurgentes estaba completamente bloqueada; después Rafa me platicaría que fue por no sé qué relajo que involucró dos camionetas robadas y chocadas, la policía y una niña secuestrada. No estaba preocupado por llegar tarde; iba en el mismo carro que el resto de mi jurado.
En el IIMAS me encontré con mi familia y varios cuates que llegaron con distintos grados de puntualidad, y mientras yo configuré el cañón y mi laptop. Que por cierto estuvo muy padre; todo jaló de inmediato con mi laptop, incluyendo el apuntador que se conecta por USB y que además funciona para adelantar y atrasar los slides en la presentación. Por fin comencé el examen como a las 4:30, y la presentación creo que quedó muy bien, si bien me equivoqué en un par de ocasiones, y hubo un momento donde me quedé callado unos cuantos segundos porque se me olvidó de qué estaba hablando.
Las preguntas estuvieron en general fáciles; excepto por Jorge, porque no me preguntó de lo que había hecho, sino de cosas que a él se le iban ocurriendo de qué podían hacerse. Y por fin como suele ser en este tipo de cosas nos pidieron que nos saliéramos mientros ellos deliberaban. Fue mucho tiempo el que estuvimos fuera; o al menos así me lo pareció a mí, pero for fin nos mandaron llamar de nuevo para, literalmente, leerme la cartilla.
Yo y el jurado
La primera sorpresa es que cuando Silvia estaba leyendo el acta, el número de cuenta del titulado no era el mío, cosa que inmediatamente señalé: “ése no es mi número de cuenta”. Después de un ligero momento de confusión decidieron continuar con el protocolo mientras Lulú hacía un acta que de hecho tuviera mi número de cuenta, y ahí vino la segunda sorpresa cuando Silvia me dijo que me habían dado mención honorífica.
Después me dieron mi vale por un título, y comenzó el abrazadero, y por último me fui con Enrique, Juan y Yazmín a tomarnos algo en el Cenote Azul. La verdad yo estaba agotadísimo, y no físicamente; sencillamente quería acostarme y dormir, así que no estuvimos ahí mucho tiempo.
Y ese fue mi examen de la maestría.
Ahora me falta el doctorado.
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