We will defeat the Cylons… or at least we will run really really fast from them.

Porque a veces tienes tantos pensamientos, que te gustaría sacarte algunos de la cabeza.
We will defeat the Cylons… or at least we will run really really fast from them.
Ahora que me estoy tomando la chinga de re-etiquetar mi música, aproveché y mi carpeta de discos “ripeados” (¿cuál es la traducción correcta al español?, ¿”digitalizados”?) la puse “bonita”; puse como icono de cada carpeta la portada escaneada del disco correspondiente, le puse un fondo distinto al de mis carpetas normales, y le aumenté algo el zoom porque en el normal las portadas salían muy chiquitas.
La idea es que una vez “ripeado” un disco (y más ahora que ya le puse toda la información que espero necesitar) dicha carpeta jamás cambiará, y pues mejor que se vea bonito. Es completamente inútil, entre otras cosas porque mi carpeta de discos “ripeados” jamás la abro; mi música la escucho únicamente con Rhythmbox.
Pero pues se ve bonito.
Mi colección de MP3s está bastante bien organizada, pero tiene una desventaja (para mí) muy grave; las etiquetas están en el formato ID3v1. Es grave entre otras cosas porque sólo hay 30 bytes para el título de la canción, por ejemplo, que se traduce a de hecho menos caracteres cuando utilizo UTF-8… que de por sí se supone ID3v1 no soporta UTF-8.
UTF-8 fue la razón principal por la cual mi colección de música utiliza ID3v1; ID3v2 (con todas su innegables ventajas) no soportaba UTF-8 cuando comencé a preocuparme de verdad por la etiquetación de mis MP3s. ID3v1 tampoco lo soporta, pero las aplicaciones que uso (mayormente Rhythmbox) sí podían sacar fácilmente las cadenas UTF-8 de mis archivos MP3 con ID3v1; no pasaba lo mismo con ID3v2 (probablemente porque parsear el segundo es mucho más difícil que el primero).
Con ID3v2 versión 2.4 por fin se soporta UTF-8 de forma nativa, y en particular TagPy lo soporta, que es lo que utiliza GStreamer, y por lo tanto todas las aplicaciones que me importan (mayormente, de nuevo, Rhythmbox). Por ello estoy pasando mis MP3s de ID3v1 a ID3v2.
Por suerte EasyTag ya es usable, y entre otras cosas puedo meter dentro del MP3 la imagen con la portada del disco sencillamente arrastrándola en la aplicación, lo cual es über cool. Aprovechando, y dada la versatilidad de ID3v2, voy a aprovechar para refinar todavía más la información en toda mi música, porque así de obsesivo soy.
Lo único malo es que mi colección de música es bastante grande, así que no espero terminar pronto.
Hoy anduve sin carro la mitad del día, y en lugar de usar mi viejo y querido iPod Shuffle, utilicé mi nuevo celular para oír música. Funciona bastante bien, y con el manos libres ni siquiera tengo que meter mi mano al bolsillo para cambiar de canción. Lo cual es bueno, porque supongo que debía verse sospechoso que estuviera metiéndome la mano al bolsillo y haciendo movimientos raros cada rato.
Además de todo lo anterior, a mi celular le caben el doble de canciones que al Shuffle, y de hecho puedo ver el título y artista de la canción que se esté interpretando. La única desventaja es que el estúpido celular no entiende UTF-8, y entonces todas las etiquetas ID3 se ven mal cuando el título o artista usan acentos; pero eso es (literalmente) cosmético, y se soluciona con un sencillo script de Python.
Así que básicamente estoy jubilando a mi querido Shuffle. Fue bueno mientras duró; pero ya me conseguí una más buena, más bonita y más joven.
Máquina, por supuesto.
Que llueva,
que llueva,
la vieja está en la cueva…
…es un diminuto club de Mickey Mouse, con una patética caricatura a la cabeza.
Y eso que en general yo no ando citando a Silva-Herzog Márquez.
Hasta hoy que tuve que actualizar mi currículum me di cuenta de la principal ventaja de haberme titulado de la maestría; ya no soy Licenciado en Ciencias de la Computación: ahora soy Maestro en Ciencias.
Sigo sin entender de quién fue la brillante idea de que los computólogos fuéramos los únicos de la Facultad de Ciencias cuyo título comenzara con “licenciado”.
Para mi examen decidí que era necesario tener un celular, para poder comunicarme con todo mundo, siendo “todo mundo” básicamente mi familia y mis jurados. El teléfono que escogí fue el Nokia 6300, que yo sigo diciendo que es bastante sencillo, pero que el resto del universo se empeña en calificar como “poca madre”.
El teléfono está muy bonito, es muy delgado, muy ligero, y tiene cubierta de metal que a mí me parece mucho mejor que las cubiertas de plástico que todos los celulares tienen ahora. Además tiene toda la bola de mamadas que en estos tiempos uno no puede evitar conseguir en un teléfono, como cámara, radio, video y un largo etcétera.
En añadidura, parece que puede hacer y recibir llamadas también.
Entre el largo etcétera está incluido un reproductor de MP3 y una tarjeta de expansión microSD, así que ayer sábado acompañé a Enrique al Centro con la idea de comprar una tarjeta con capacidad decente (la incluida es de 256 MB). Deduje que si un MemoryStick PRO de Sony de 4 GB costaba 550 pesos, entonces un microSD debería costar mucho menos.
No me equivoqué; costaba 310, pero lamentablemente mi teléfono no soporta microSD HC (de “high capacity”), así que tuve que “conformarme” con uno de 2 GB (por 140 pesos). Les digo que no es tan bueno el teléfono.
Quiero ver si puedo reemplazar mi viejo y querido iPod Shuffle con mi teléfono; le cabe más, y como ventaja puedo de hecho ver el título de la canción que esté reproduciendo. La desventaja es que parece ser que el reproductor no entiende UTF-8, entonces todas mis rolas con acentos y símbolos internacionales aparecen con símbolos ASCII raros.
También tiene la monería de que se puede comunicar vía Bluetooth, entonces podré sincronizar mis contactos entre el teléfono y mi N800, y el N800 y Evolution en mi desktop. Además, se conecta a la computadora con un cable USB común y corriente, no un cable especial de Nokia, y aparece como un disco normal en mi escritorio. De cualquier forma no creo usarlo mucho así, porque es lentísimo; mejor saco la tarjeta microSD y la conecto con mi lector de tarjetas externo. Así es mucho más rápido.
Como sea el teléfono está mono y yo sigo diciendo que es bastante sencillo, de los modelos de Nokia disponibles, porque siempre he usado celulares de Nokia (excepto el primero) y no veo por qué cambiar.
Ayer después de ir al Cenote Azul, Juan y Enrique me convencieron para que fuera con el primero al cine. Por recomendación de Juan, y porque era la que menos tiempo había que esperar, entramos a ver The Nanny Diaries.
Diría que se aplican advertencias de spoilers, pero es tan asquerosamente mala que realmente no importa.
La película es mala, pendeja y barata, pero eso no es lo realmente grave. Lo realmente grave es lo clasista y sexista que es, además de toda la estupidez de “pobres niños ricos” que plantea. Cuando hay millones de niños con problemas de verdad graves, como ser abusados sexualmente, asesinados en guerras idiotas o sencillamente muriéndose de hambre, esta película estúpida quiere que nos preocupemos de un pendejo y execrable niño que jamás le faltará nada porque su mamá lo ignora.
Asquerosa. Vomitiva. La peor película que he visto de Scarlett Johansson, incluso peor que Scoop. Evítenla como la peste.
Ayer, después de un ligero momento de pánico porque Bernardo y Silvia estaban AWOL, fui a Ciudad Universitaria donde me reuní con ellos y con Jorge, para ir después a comer todos a Perisur.
En la comida estuvimos platicando de los posibles problemas con los que podríamos seguir trabajando, y sobre otras cosas más; estuvo bastante interesante. Después nos tardamos en regresar a CU porque Insurgentes estaba completamente bloqueada; después Rafa me platicaría que fue por no sé qué relajo que involucró dos camionetas robadas y chocadas, la policía y una niña secuestrada. No estaba preocupado por llegar tarde; iba en el mismo carro que el resto de mi jurado.
En el IIMAS me encontré con mi familia y varios cuates que llegaron con distintos grados de puntualidad, y mientras yo configuré el cañón y mi laptop. Que por cierto estuvo muy padre; todo jaló de inmediato con mi laptop, incluyendo el apuntador que se conecta por USB y que además funciona para adelantar y atrasar los slides en la presentación. Por fin comencé el examen como a las 4:30, y la presentación creo que quedó muy bien, si bien me equivoqué en un par de ocasiones, y hubo un momento donde me quedé callado unos cuantos segundos porque se me olvidó de qué estaba hablando.
Las preguntas estuvieron en general fáciles; excepto por Jorge, porque no me preguntó de lo que había hecho, sino de cosas que a él se le iban ocurriendo de qué podían hacerse. Y por fin como suele ser en este tipo de cosas nos pidieron que nos saliéramos mientros ellos deliberaban. Fue mucho tiempo el que estuvimos fuera; o al menos así me lo pareció a mí, pero for fin nos mandaron llamar de nuevo para, literalmente, leerme la cartilla.
La primera sorpresa es que cuando Silvia estaba leyendo el acta, el número de cuenta del titulado no era el mío, cosa que inmediatamente señalé: “ése no es mi número de cuenta”. Después de un ligero momento de confusión decidieron continuar con el protocolo mientras Lulú hacía un acta que de hecho tuviera mi número de cuenta, y ahí vino la segunda sorpresa cuando Silvia me dijo que me habían dado mención honorífica.
Después me dieron mi vale por un título, y comenzó el abrazadero, y por último me fui con Enrique, Juan y Yazmín a tomarnos algo en el Cenote Azul. La verdad yo estaba agotadísimo, y no físicamente; sencillamente quería acostarme y dormir, así que no estuvimos ahí mucho tiempo.
Y ese fue mi examen de la maestría.
Ahora me falta el doctorado.
Hoy, a las 4:00 PM (minutos más, minutos menos), comenzó mi examen de grado de maestría. Una hora y media después me estaban dando mi vale por un título de maestría, que deberá estar como en tres meses.
La verdad no hubo ninguna sorpresa; en Ciencias (y el IIMAS, que en el área de teoría tiene casi pura gente de Ciencias) cuando uno hace el examen ya los sinodales se han encargado de que el trabajo de tesis tenga la calidad requerida, y entonces la defensa de la misma es (o debería ser) bastante sencilla porque uno ya hizo las correcciones que le hayan pedido los sinodales.
Sólo una cosa ocurrió que yo no esperaba: me dieron mención honorífica.
(Que, obviamente, no me quejo; sólo no lo esperaba).
Me gustó mi exposición, y cómo quedó la presentación; pero la verdad ahorita estoy demasiado molido como para hablar de ella, así que lo dejaré para después. Eso, y el subir las fotos que Enrique me hizo el favor de tomar con mi camara.
Así que con su permiso, me iré a dormir.
Ya soy maistro.
Hoy, por tercer día consecutivo, me bañé dos veces durante el día. No recuerdo cuando fue la última vez que hiciera tanto calor; es ridículo. Freír huevos en la banqueta ridículo.
Cuando estuve en California me compré algunas bermudas y un par de playeras sin mangas porque todo mundo andaba en bermudas y playeras sin mangas, y porque el calor lo justificaba. Las compré consciente de que probablemente nunca las usaría aquí en la Ciudad, pero estos días he salido de mi casa vestido así, y la verdad me siento bastante cómodo usándolas; con este calor me dan ganas de salir a la calle en calzones.
Espero que comiencen pronto las lluvias; lo malo es que muy al inicio no va a servir de nada, de hecho lo empeorará: en las épocas de mucho calor las primeras lluvias lo único que consiguen es convertir a la jungla de asfalto en el baño de vapor más grande que existe.
Cada segundo se registran tres nacimientos en el mundo. La diferencia con lo que a esta entrada concierne, es que en general todos esos nacimientos no me interesan en lo más mínimo.
Felicidades a Omar y Paola.
Dice la RAE:
glamour.
- m. Encanto sensual que fascina.
Es la definición más maravillosa que he visto en la RAE. Fascinantemente sensual de hecho.
Estaba en el Instituto de Ciencias Nucleares bajando una escalera, cuando de repente vi un anuncio. El anuncio era de una plática en la sala “Sotero Pietro”, pero como lo vi rápido lo primero que leí fue “Soltero Prieto”.
Lo primero que pensé es que no recordaba haber puesto ningún anuncio. Lo segundo fue que el eslogan probablemente podría ser mejor.
Hacía años que no lavaba mi carro. Quiero decir que lo lavara yo, con mis manos. En general siempre he tenido disponibles los 15 ó 20 pesos cada quince días que es lo que cuesta que le laven a uno el carro, y siempre me ha parecido un precio razonable por evitarme lo engorroso y tardado (para mí) de la tarea.
Como desde hace ya dos o tres meses mi lana es peligrosamente escasa, hice lo más sencillo: dejé de lavar mi carro. Durante semanas.
Hoy, dado que sigo ligeramente estresado porque aún no sé cuándo será mi examen, y porque mi carro tenía una costra de varios milímetros de polvo reseco sobre toda su superficie, me puse a lavarlo.
Me tardé dos horas porque soy bastante malo para este tipo de cosas, y porque en algún momento habré pasado sobre un charco de pintura morada que se pegó en uno de sus lados, y que me costó un huevo quitar. Lo aspiré, le limpié los vidrios; le hice limpieza completa.
Y acabé madreadísimo. Eso sí, se ve bonito.
Tigger, mi gato, sabe abrir la puerta del cubo de la escalera que sube al tercer piso de mi casa. Debajo de dicha escalera está su comida y su agua, así que supongo eso tuvo que ver con que aprendiera relativamente rápido a abrir esa puerta.
Lo que hace mi gato es meter su garra debajo de la puerta, sacar las uñas (un poder que tienen los gatos es sacar y meter sus uñas a voluntad), clavarlas en la parte de abajo, y jalar la puerta, abriéndola. Evidentemente Tigger no abre puertas cerradas con picaporte; la puerta del cubo de la escalera sólo cierra con pasador, que ponemos únicamente cuando la casa se queda vacía.
Hace mucho dejó de impresionarme eso; lo viene haciendo desde hace años. Sólo que el otro día Tigger bajó y abrió la puerta antes mencionada. Y después la cerró.
A lo mejor para comer en privado; no lo sé.
Llevo días tratando de entender cómo carajo cerró la puerta desde adentro.
¿Cómo lidia uno con el hecho de que su examen de grado se pospuso quién sabe para cuándo? Pues va uno y se chuta tres películas una detrás de otra.
Se aplican las advertencias de spoilers normales.
Tenía muchas ganas de ver esta película desde que vi los avances, y no me decepcionó. Es una dramatización de la Operación Bernhard, de la cual yo había oído por primera vez cuando leí Yo Fui Cicerón, el relato de uno de los espías alemanes más famosos de la Segunda Guerra, y al cual le pagaron con dinero falsificado producto de la Operación Bernhard.
Por encima de todo lo que uno podría esperar de una película de este estilo (nazis, campos de concentración, judíos maltratados), a mí lo que en particular me pareció interesante fue Salomon “Sally” Sorowitsch, interpretado genialmente por Karl Markovics, y el Sturmbannführer Friedrich Herzog, interpretado por Devid Striesow.
Sorowitsch nunca se asume como judío; él es un delincuente, sigue dentro de los campos de concentración el mismo código que siguen los delicuentes, y aunque sí hace un esfuerzo por ayudar a sus compañeros prisioneros, a mí me parece que hubiera hecho lo mismo en una prisión “normal”. No es un héroe (ni se cree tal), y al terminar la guerra él continúa su vida de delincuente. Es lo que él hacía; y era buenísimo.
Herzog de la misma manera no es un nazi común y corriente; no se asume como tal, e incluso le confiesa a Sorowitsch que en su juventud fue comunista. Sí utiliza los mismos métodos que los nazis (como amenazar con matar a cinco prisioneros si Sorowitsch y su equipo no consiguen falsificar el dólar gringo); pero parece que de verdad no toma placer en ello, y se ve a sí mismo como un burócrata altamente eficiente. De hecho eso es lo que era; él fue el que (como policía) detuvo en primer lugar a Sorowitsch (como delincuente).
La relación de ambos es muy interesante, y fue de lo que más me gustó de la película. Además del final, que es perfecto.
Véanla.
Como ya decidí que Philip Seymour Hoffman es mi ídolo no podía perderme esta película; además de que sale también Albert Finney.
Es la historia de dos hermanos; uno un completo perdedor, Hank (Ethan Hawke, en la que yo creo es la mejor actuación que yo le haya visto), y otro que aparentemente es más inteligente, Andy (interpretado por Seymour Hoffman). El primero está divorciado y le debe dinero a su ex-esposa para la manutención de su hija. El segundo es un drogadicto en secreto que ha estado desfalcando la nómina de su compañía para pagar sus vicios.
Y la esposa de Andy se acuesta con su hermano, sólo para hacer más sórdido el asunto. La esposa es interpretada por Marissa Tomei, que por fin le vuelvo a ver una buena actuación después de Mi Primo Vinny… que de cualquier forma, por encantadora que haya actuado ahí, no creo que se mereciera el Oscar. Aquí además de actuar bien se ve muy guapa.
A Andy se le ocurre la genial idea de robar la joyería de sus padres, pensando que el robo será rápido y sin sangre, que el seguro le pagará a sus padres, y que él y su hermano podrán solucionar sus problemas. Todo mundo gana.
El problema por supuesto es que todo lo que podía salir mal sale mal, y además las cosas se van saliendo de control cada vez más rapido hasta que todo acaba descomunalmente jodido. Muertos, odios, abandonos. Todo jodido.
La película se me hizo fabulosa, por la brutalidad de contar una historia que es obvio que va a salir mal, y ver cómo en cada uno de los pasos del camino los dos hermanos cometen estupidez tras estupidez, encerrándose cada vez más en su propia maraña. Y que no traten de solucionar nada con salidas mágicas; las cosas van mal, se ponen peor y acaban de la chingada, como a cualquiera con dos dedos de frente hubiera podido prever al escuchar el plan de Andy.
Yo la recomiendo ampliamente; sólo sí entiendan que es el opuesto absoluto de “final feliz”.
A mí está película se me hizo fabulosa, así que fue con cierta sorpresa que llegué a mi casa y vi que en general la crítica la ha hecho pedazos. Y entonces me cayó el veinte; pasó lo que muchas veces ocurre con este tipo de películas. Mucha gente que la fue a ver no entendió que es un comic.
David Rice (un Hayden Christensen que da una actuación pasable) es un adolescente que un día descubre que puede teleportarse a cualquier lugar que esté o haya estado en su rango de visión (video y fotos no sirven), y entonces hace lo que cualquier persona con dicho poder haría: se hincha de lana robando bóvedas bancarias al teleportarse dentro de ellas en la noche, y vive una vida de lujo sin preocuparse por nada o nadie en el mundo.
Hasta que un día un negro enorme llamado Roland (Samuel L. Jackson en el mismo personaje que ha venido interpretando desde hace como quince años, desde Jules en Pulp Fiction hasta Mace Windu en la Guerra de las Galaxias… no que no me encante de cualquier forma) lo trata de atrapar. Así David se entera de la existencia de más personas como él (llamados jumpers), y de una organización que los busca para matarlos (llamados paladines).
Inexplicablemente entonces David regresa a su pueblo natal y busca a su enamorada de la secundaria, una bellísima Millie Harris (la había visto en Chuck, pero aquí de verdad es demoledoramente hermosa), y se la lleva de paseo a Roma, donde encuentra a otro jumper que lo salva de más paladines que lo siguieron.
La película está basada en una novela que yo no he leído (me ha dado hueva), pero independientemente de eso lo cierto es que tiene toda la estructura de un comic de superhéroes… bueno, tal vez sin el “héroes”. Como tal, es buenísima.
Y sí, los personajes no son del todo creíbles y la historia es ligeramente inexplicable a veces; pero es un comic. Yo le perdono eso y mucho más, porque es divertida, está bien hecha, y explora las posibilidades de un poder que creo cualquiera moriría por probar.
Así que no esperen la gran cosa; pero si van con la idea de divertirse la película puede ser muy divertida. Así que véanla.
Con Omar en el messenger:
Yo: Le dije a Juan que dudaba de mi masculinidad porque me gusta Grey’s Anatomy.
Yo: Me dijo que después de las Gilmore Girls no debería extrañarme nada.
Omar: Yo he visto Grey’s Anatomy un par de veces. Está entretenida. Creo que no me llama la atención verla regularmente, pero no está mal.
Yo: Meh, es romántica.
Yo: Dado el inexistente estado de mi vida romántica, creo que me cae bien.
Omar: Los capítulos de Grey’s Anatomy que vi no eran particularmente románticos, pero había sexo y gente enojada.
Yo: Gente teniendo sexo y enojándose es mi definición de “romance”.
Yo: A lo mejor por eso mi vida ídem está tan mal.
¿Será muy tarde para pensar en un cambio de carrera?
De repente no suena tan loco eso de manejar un microbús.