Liqueando

Con Juan y Enrique yendo a comer:

Enrique: ¿Nos vamos en tu carro?
Yo: Si quieren; pero va a estar bien caliente (refiriéndome a que el sol le había estado pegando todo el día).
Yo: Ya ven que las cosas se parecen a su dueño.
Enrique: Entonces también estará liqueando aceite, ¿no?

Indeed.

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Punishment

Yo soy un lector regular de The Filthy Critic, un crítico de cine muy cagado que dentro de sus críticas suele insertar comentarios denigrantes contra su propia (y ficticia) persona. Muchas veces yo no comparto las opiniones de Filthy; él es mucho más selectivo que yo.

A mí me gusta casi cualquier cosa que me medio entretenga.

Como sea, no es de sus dotes de crítico de lo que quiero platicar, sino de una cosa que dijo en su última crítica:

Every guy has a girl in his life that he’s gotten so twisted and knotted over that he can’t even remember why he liked her. Everyone has someone they would have dropped everything and moved to China with, even though they knew it was a really bad idea and the relationship was destined for sure and violent failure. I knew a girl my friends nicknamed “Punishment”. It wasn’t because she punished me, but because she was my way of punishing myself.

Últimamente (hablo de unas pocas semanas) el estar solo me ha comenzado a pesar. Llevo casi un año solo, y en general no había tenido problemas al respecto; y de hecho disfruté el estar solo gran parte de ese tiempo. Aunque siendo justo, también tenía otras cosas en las cuales pensar.

El leer eso que escribió Filthy me gustó; no porque crea que yo haya pasado por algo así (ni mucho menos)… pero ciertamente me queda claro que más vale solo, que mal acompañado.

Lo que sí es que si sigo así voy a dislocarme la muñeca.

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Una de policías, otra romántica

Entre mi titulación, y luego que estaba medio molido, no había ido al cine después de la espantosa experiencia que tuve al ver Una niñera en apuros. Además del trauma de ver tan mala película, la verdad no había nada en cartelera que realmente me interesara, y llegué a la conclusión de que no tengo que chutarme cualquier churro, membresía o no membresía.

Hoy me aventé una de policías y otra romántica; se aplican las advertencias de spoilers de siempre.

  • Street Kings (Reyes de la Calle).
    Street Kings

    Street Kings

    Ésta me metí a verla porque Keanu Reeves me cae bien, porque sale Hugh Laurie (el de House) y me encanta el tipo, y por la Martha Higareda, que me parece bellísima la cabrona, aunque sólo haga churros aquí en México.

    La película sigue una temática similar a Training Day (el director de la primera fue co-productor y director de acrobacias de la segunda); policías que violan la ley con la idea de que así consiguen una mejor impartición de justicia.

    No voy a decir mucho de la trama, excepto que no es terriblemente original. Y los personajes son como que los mismos de siempre: el policía rudo y amargado, pero básicamente honesto; el policía corrupto y manipulador; el policía novato e inocente; la novia fiel y preocupada; etc.

    No es muy buena película, la verdad; pero me gustaron las escenas de acción, y Keanu Reeves y Chris Evans (la Antorcha Humana de los Cuatro Fantásticos) actúan bastante bien; también Laurie (que sale como veinte minutos) y la Higareda (que sale como diez). El que no me lo tragué ni por un segundo fue Forest Whitaker; después de esta película y la de Vantage Point comienza a preocuparme, solían gustarme las películas donde él salía.

    Dado que no hay otras películas de acción (que yo no haya visto) creo que está en general pasable. No buena, pero pasable.

  • Definitely, Maybe (Definitivamente, tal vez).
    Definitely, Maybe

    Definitely, Maybe

    Lo he dicho muchas, muchas veces: me gustan las películas románticas y pendejas; así que por supuesto quería ver ésta. Además Ryan Reynolds me cae bien (y la va a hacer de Deadpool en la próxima película de Wolverine), y me encanta Abigail Breslin desde Little Miss Sunshine. Es una niña maravillosa.

    Will Hayes (Reynolds) es el papá de Maya (Breslin), y se está divorciando de su mamá. La niña recibe una ligeramente adelantada clase de educación sexual, y eso hace que le nazca preguntarle a su papá cómo fue que conoció a su madre. El papá, medio a regañadientes, le cuenta la historia de sus tres novias “serias”, pero no le dice cuál es su madre: es tarea de la niña averiguarlo.

    La película es romántica y pendeja, y me encantó como no tienen idea; en gran medida por Abigail Breslin que se roba todas y cada una de las escenas donde sale (su papel es lucidorsísimo, siendo justos), y por las tres actrices que la hacen de novias: Rachel Weisz, que me encanta desde hace mucho; Elizabeth Banks, que es perfecta para su papel; e Isla Fisher, que yo no conocía porque no vi (ni planeo ver) Wedding Crashers, pero que se me hizo preciosa y simpatiquísima y encantadora y maravillosa y perfecta en todos los aspectos posibles.

    Me gustó además que al final yo había descubierto todo, y no porque fuera obvio; pero por encima de todo que la historia no fuera tan barata como para que el papá decidiera no divorciarse después de platicarle la historia a la hija.

    Preciosa película; si les gustan las comedias románticas vayan y véanla. Dos veces.

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Impuestos

Hay varias cosas que detesto produndamente, pero los trámites burocráticos deben estar en el top five fácilmente. Y de los trámites burocráticos que más aborrezco, los peores son todos los relacionados con impuestos.

En parte por eso me gusta cuando me becan y cuando trabajo en la universidad; todos esos trámites son realizados por gente que no soy yo.

He pagado impuestos dos veces en mi vida, y las dos debo admitir que no hubo mayor complicación; pero el simple hecho de tener que hacerlo me sumió en angustia y desesperación. Pero lo peor es que los trámites siguen y siguen, porque cada mes y cada año tengo que declarar en ceros. Sé que podría darme de baja temporal, pero entonces luego se me dificulta que me paguen (en mi no muy extendida experiencia, cuando uno comienza a ganar ciertas cantidades de dinero es muy difícil que no le exijan a uno recibos o facturas).

Y sí, ya sé que las declaraciones anuales y mensuales se pueden realizar por Internet… eso no me ayuda, de todas formas hay que hacerlo.

Me cae que para mí es razón suficiente como para dedicarme a la vida académica.

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Bueno

Hace como veinte años (no exagero), descubrí que el que algo sea de buena o mala calidad no tiene (necesariamente) nada que ver con que me guste o no.

Desde entonces he sido muy feliz con las cosas que disfruto. En particular, Kafka me da una hueva enooooooooorme.

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Me los podría tragar… fácilmente

Hoy estaba jugando con el microSD que venía con mi teléfono celular, de 256 megabytes. Viene con un adaptador a SD, y siendo yo como soy no puedo evitar el estar sacándolo y metiéndolo.

Tardé un rato en percatarme de que (obviamente) el microSD de 2 gigabytes es idéntico en tamaño, y que hay en existencia microSD de 4 gigabytes, sólo que mi celular no podía leerlos. Supongo que 8 gigabytes no deben de tardar.

El microSD es, para motivos prácticos, del mismo tamaño que mi uña del dedo medio, y más delgado que un milímetro. Podría sin ningún problema meterlo debajo de mi lengua o entre mis encías y labios. Una cantidad de información equivalente a casi una película en DVD puede ser transladada físicamente de forma virtualmente imperceptible.

Supongo que no será tan ventajoso cuando algún día pierda gigabytes de información entre los cojines de un sofá; pero de cualquier forma es impresionante.

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Por supuesto, no podía faltar

En el colmo de la desidia con esto de re-etiquetar mis MP3, escribí el programa tal vez más inútil en la historia de la humanidad.

ID3v2 soporta el poder embeber imágenes arbitrarias; lo cual suele utilizarse para guardar dentro del MP3 la portada del disco de donde viene dicha canción. Yo he estado usando esa característica de ID3v2 justo así, aunque ningún programa que yo use la aprovecha; Rhythmbox en particular guarda y lee las portadas de discos de un directorio.

Como sea, después de poner bonita la carpeta de mis discos “ripeados”, decidí que sería padre que cuando abriera un directorio con MP3s en Nautilus, que en lugar del icono genérico de “archivo de sonido” que normalmente aparece, que apareciera la portada del disco si el MP3 la tuviera embebida.

Así que me puse a programar un “mp3-cover-thumbnailer” que hace justamente eso; si el MP3 tiene la portada (y sólo la portada) del disco embebida, la saca y genera un thumbnail para el archivo, siguiendo los estándares de Nautilus y freedesktop.org.

La cosa fue una tortura de programar porque en ningún lado queda explícitamente claro cómo carajo ID3v2.4.0 utiliza enteros “synch-safe”, y entonces tuve que averiguarlo leyendo el código de LibTag y abriendo con un editor hexadecimal los JPEGs y los datos que iba sacando del MP3. Y todo es completa y absolutamente inútil, porque (al igual que con la carpeta que contiene a los discos) casi nunca abro una carpeta con MP3 en Nautilus, y aún si lo hago el famoso generador de thumbnails lo único que hace es generar un directorio con un montón de imágenes repetidas:

Thumbnails en vista de iconos

Thumbnails en vista de iconos

Y peor aún, en los raros casos que abro mis directorios con MP3s, suelo verlos en el modo de lista, lo que causa que los famosos thumbnails se vean diminutos e indiscernibles… y todos repetidos de nuevo.

Thumbnails en vista de lista

Thumbnails en vista de lista

Como sea, los que me conocen saben que me divierto con este tipo de pendejadas; así que voy a dejar mi thumbnailer por inútil que sea, y aquí lo dejo si alguien quiere utilizarlo: mp3-cover-thumbnailer.py. Háganlo ejecutable en algún lado, y agreguen estas dos llaves en GConf:

/desktop/gnome/thumbnailers/audio@mpeg/command = /usr/local/bin/mp3-cover-thumbnailer -s %s %i %o
/desktop/gnome/thumbnailers/audio@mpeg/enable = true

El programa necesita Python Imaging y TagPy.

Así que ahí lo tienen, un programa inútil e innecesario, pero que me divirtió unas horas hacerlo.

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Pero se ve bonito

Ahora que me estoy tomando la chinga de re-etiquetar mi música, aproveché y mi carpeta de discos “ripeados” (¿cuál es la traducción correcta al español?, ¿”digitalizados”?) la puse “bonita”; puse como icono de cada carpeta la portada escaneada del disco correspondiente, le puse un fondo distinto al de mis carpetas normales, y le aumenté algo el zoom porque en el normal las portadas salían muy chiquitas.

Carpeta arreglada

Carpeta arreglada

La idea es que una vez “ripeado” un disco (y más ahora que ya le puse toda la información que espero necesitar) dicha carpeta jamás cambiará, y pues mejor que se vea bonito. Es completamente inútil, entre otras cosas porque mi carpeta de discos “ripeados” jamás la abro; mi música la escucho únicamente con Rhythmbox.

Pero pues se ve bonito.

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Re-etiquetando

Mi colección de MP3s está bastante bien organizada, pero tiene una desventaja (para mí) muy grave; las etiquetas están en el formato ID3v1. Es grave entre otras cosas porque sólo hay 30 bytes para el título de la canción, por ejemplo, que se traduce a de hecho menos caracteres cuando utilizo UTF-8… que de por sí se supone ID3v1 no soporta UTF-8.

UTF-8 fue la razón principal por la cual mi colección de música utiliza ID3v1; ID3v2 (con todas su innegables ventajas) no soportaba UTF-8 cuando comencé a preocuparme de verdad por la etiquetación de mis MP3s. ID3v1 tampoco lo soporta, pero las aplicaciones que uso (mayormente Rhythmbox) sí podían sacar fácilmente las cadenas UTF-8 de mis archivos MP3 con ID3v1; no pasaba lo mismo con ID3v2 (probablemente porque parsear el segundo es mucho más difícil que el primero).

Con ID3v2 versión 2.4 por fin se soporta UTF-8 de forma nativa, y en particular TagPy lo soporta, que es lo que utiliza GStreamer, y por lo tanto todas las aplicaciones que me importan (mayormente, de nuevo, Rhythmbox). Por ello estoy pasando mis MP3s de ID3v1 a ID3v2.

Por suerte EasyTag ya es usable, y entre otras cosas puedo meter dentro del MP3 la imagen con la portada del disco sencillamente arrastrándola en la aplicación, lo cual es über cool. Aprovechando, y dada la versatilidad de ID3v2, voy a aprovechar para refinar todavía más la información en toda mi música, porque así de obsesivo soy.

Lo único malo es que mi colección de música es bastante grande, así que no espero terminar pronto.

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Fue bueno mientras duró

Hoy anduve sin carro la mitad del día, y en lugar de usar mi viejo y querido iPod Shuffle, utilicé mi nuevo celular para oír música. Funciona bastante bien, y con el manos libres ni siquiera tengo que meter mi mano al bolsillo para cambiar de canción. Lo cual es bueno, porque supongo que debía verse sospechoso que estuviera metiéndome la mano al bolsillo y haciendo movimientos raros cada rato.

Además de todo lo anterior, a mi celular le caben el doble de canciones que al Shuffle, y de hecho puedo ver el título y artista de la canción que se esté interpretando. La única desventaja es que el estúpido celular no entiende UTF-8, y entonces todas las etiquetas ID3 se ven mal cuando el título o artista usan acentos; pero eso es (literalmente) cosmético, y se soluciona con un sencillo script de Python.

Así que básicamente estoy jubilando a mi querido Shuffle. Fue bueno mientras duró; pero ya me conseguí una más buena, más bonita y más joven.

Máquina, por supuesto.

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Ventajas

Hasta hoy que tuve que actualizar mi currículum me di cuenta de la principal ventaja de haberme titulado de la maestría; ya no soy Licenciado en Ciencias de la Computación: ahora soy Maestro en Ciencias.

Sigo sin entender de quién fue la brillante idea de que los computólogos fuéramos los únicos de la Facultad de Ciencias cuyo título comenzara con “licenciado”.

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Nokia 6300

Para mi examen decidí que era necesario tener un celular, para poder comunicarme con todo mundo, siendo “todo mundo” básicamente mi familia y mis jurados. El teléfono que escogí fue el Nokia 6300, que yo sigo diciendo que es bastante sencillo, pero que el resto del universo se empeña en calificar como “poca madre”.

Nokia 6300

Nokia 6300

El teléfono está muy bonito, es muy delgado, muy ligero, y tiene cubierta de metal que a mí me parece mucho mejor que las cubiertas de plástico que todos los celulares tienen ahora. Además tiene toda la bola de mamadas que en estos tiempos uno no puede evitar conseguir en un teléfono, como cámara, radio, video y un largo etcétera.

En añadidura, parece que puede hacer y recibir llamadas también.

Entre el largo etcétera está incluido un reproductor de MP3 y una tarjeta de expansión microSD, así que ayer sábado acompañé a Enrique al Centro con la idea de comprar una tarjeta con capacidad decente (la incluida es de 256 MB). Deduje que si un MemoryStick PRO de Sony de 4 GB costaba 550 pesos, entonces un microSD debería costar mucho menos.

No me equivoqué; costaba 310, pero lamentablemente mi teléfono no soporta microSD HC (de “high capacity”), así que tuve que “conformarme” con uno de 2 GB (por 140 pesos). Les digo que no es tan bueno el teléfono.

Quiero ver si puedo reemplazar mi viejo y querido iPod Shuffle con mi teléfono; le cabe más, y como ventaja puedo de hecho ver el título de la canción que esté reproduciendo. La desventaja es que parece ser que el reproductor no entiende UTF-8, entonces todas mis rolas con acentos y símbolos internacionales aparecen con símbolos ASCII raros.

También tiene la monería de que se puede comunicar vía Bluetooth, entonces podré sincronizar mis contactos entre el teléfono y mi N800, y el N800 y Evolution en mi desktop. Además, se conecta a la computadora con un cable USB común y corriente, no un cable especial de Nokia, y aparece como un disco normal en mi escritorio. De cualquier forma no creo usarlo mucho así, porque es lentísimo; mejor saco la tarjeta microSD y la conecto con mi lector de tarjetas externo. Así es mucho más rápido.

Como sea el teléfono está mono y yo sigo diciendo que es bastante sencillo, de los modelos de Nokia disponibles, porque siempre he usado celulares de Nokia (excepto el primero) y no veo por qué cambiar.

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