“Estimado usuario…”

Me levanté para descubrir que no había interné. Primero comprobé que mis cables estuvieran bien, reinicié el módem DSL y mi AP, y traté de conectarme de nuevo, sin éxito.

Después llamé a Telmex, donde me salieron con que “Estimado usuario…” blah blah blah, no interné.

Fueron varias horas; cerca de cinco. Me estaba dando síndrome de abstinencia.

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Eclipse

Para un proyecto en el que estoy trabajando volví a programar en Java, y por fin decidí utilizar Eclipse. Llevo años evitándolo porque si voy a utilizar un sistema operativo para editar archivos, entonces prefería utilizar XEmacs. Pero pues estoy tratando de actualizarme, así que decidí probarlo.

El IDE tiene un montón de cosas bonitas, y ciertamente la autocompleción de código y la refactorización automática son fabulosas. Tampoco se siente muy pesado ni en mi máquina grande ni en mi laptop. Pero a la hora de editar texto, XEmacs sigue siendo mucho mejor.

Igual y es sólo que me acostumbre a los atajos de Eclipse… pero la verdad lo dudo.

Voy a terminar este proyecto con Eclipse, pero no sé si lo seguiré usando para programar en Java. Igual y sí; tiene cosas muy simpáticas.

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Treinta y uno

Hoy cumplí treinta y un años. Considero bastante productivo el primer año de mi tercera década; escribí una tesis, me publicaron un libro, me titulé de la maestría, y ando metido en otro de esos eventos que se supone son “importantes” en la vida de uno. Más de eso después.

Ayer anduve justamente en eso, y luego en la noche fui a ver de nuevo Iron Man, sólo esta vez con mi hermano. Hoy fui con mi familia a comer al Churrasco, y básicamente esa fue la única celebración que hice; con mis cuates me reuniré después, cuando el megapuente y el día de las madres haya pasado.

Qué carajo voy a hacer en el segundo año de mi tercera década está por verse, pero tengo algunos planes. Me gustaría que una televisión LCD de 52″ fuera parte de ellos, pero lo más seguro es que tenga que “conformarme” con uno de 40″.

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Una intrascendente y un cómic

Como comentaba, ayer fui a ver dos películas. Se aplican las advertencias de spoilers de siempre; pero ahora sí es de verdad: no lean mi comentario hasta ver Iron Man. La otra película es intrascendente, entonces ésa sí léanla.

  • Made of Honor (Quiero robarme a la novia).
    Made of Honor

    Made of Honor

    Más de diez años despues de hacer My Best Friend’s Wedding, a los gringos se les ocurrió hacer lo mismo pero con los géneros invertidos. Sólo que al final el tipo sí se roba a la novial; no como en la película de la Roberts.

    (Podría entrar en lo sexista que me parece eso; ambas películas son básicamente iguales; pero mientras en la de Julia Roberts la chava tiene que aguantarse y dejar a su amado para que se case, en ésta el güey obtiene su segunda oportunidad. Pero bueno.)

    Yo en parte la quería ver porque ya soy fan de Grey’s Anatomy, y porque de verdad no puedo creer que Patrick Dempsey ahora la haga de indiscutible galanazo cuando hace veinte años la hacía de mega nerd en películas como Can’t Buy Me Love… que por cierto, es mejor película que ésta.

    Tom y Hannah son amigos desde hace diez años cuando se conocieron en la universidad (que por cierto, es una escena muy bien hecha porque de verdad se ven diez años menores los dos chavos), y Tom se precia mucho de tener sexo con multitud de mujeres, y la compañía de una chava como Hannah.

    Un día Hannah se va a Escocia por motivos de trabajo, y durante su ausencia Tom descubre (diez años después) que con quien quiere estar es con Hannah, y decide decírselo cuando regrese. Por supuesto, Hannah regresa enamorada y comprometida con un escocés guapísimo que además es para motivos práticos perfecto.

    Hannah le pide que sea su “damo” de honor, y Tom acepta porque decide robarse a la novia. Y después de hora y media de múltiples enredos, Tom consigue su propósito. Y tantán, esa es la película.

    Me divirtió bastante la película, y Patrick Dempsey sí actúa muy bien, junto con Michelle Monaghan (que es bellísima; yo sólo la conocía de Mission: Impossible III, pero aquí brilla) y Kevin McKidd como el perfecto escocés. Pero es una comedia romántica completamente intrascendente; tal vez algo menos pendeja que el general, y ciertamente disfrutable. Mas si van a ir a ver una comedia romántica al cine, yo sí les recomiendo más Definitely, Maybe.

  • Iron Man (El Hombre de Hierro).
    Iron Man

    Iron Man

    De películas basadas en cómics de superhéroes (para descartar cosas como Sin City o V for Vendetta), yo creo que Batman Begins, X2 y Spider-Man 2 son las mejores que se han hecho.

    O eso creía hasta ayer, al menos.

    Iron Man es tal vez la mejor película basada en un cómic de superhérores que se haya realizado. En gran medida esto es por la increíble actuación de Robert Downey Jr., que sin duda se conectó con el personaje a niveles que muchos tal vez no podamos comprender. También están las actuaciones de Gwyneth Paltrow como una perfecta Pepper Potts, y un irreconocible Jeff Bridges como Iron Monger. Los efectos especiales hacen que uno crea posible que Iron Man exista, y además es una película muy divertida, todo el tiempo, y con un soundtrack de rock/metal que es perfecto para el tipo de superhéroe que es Iron Man.

    Pero la película es sin duda de Robert Downey Jr.; el tipo es Tony Stark.

    Tiene sus fallas, sin duda; los villanos son bastante caricaturescos, y el papel de Stark como constructor de armas no toma en cuenta todo lo relacionado con el gobierno gringo. Pero la verdad son fallas menores; la película es básicamente perfecta, y disfrutable en todos los sentidos.

    Y al final final (después de los créditos) sale Samuel L. Jackson como Nick Fury mencionando a los Avengers; nada más por eso valdría verla también.

    Quiero ver cómo sale The Dark Knight, que se ve bastante bien; pero hasta que salga creo que es muy seguro decir que Iron Man es la mejor película de superhéroes que se ha hecho, y la que las demás deben tomar como base para hacer comparaciones.

    Véanla. En el cine. Varias veces.

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La pendejada

Mucha gente cree que yo soy listo.

Eso no es de extrañar, dado que durante muchos años yo he fomentado ese mito; en general trato de no hablar de lo que no sé, y cuando me están explicando algo que no entiendo, yo afirmo con la cabeza y dejo escapar expresiones como “ajá”, o “mmmmh”, mientras miro a mi interlocutor con ojos que únicamente reflejan profundo y claro entendimiento. Si me siento con suerte, incluso a veces hago un comentario que me parece no delatara lo que realmente pasa por mi cabeza.

Y lo que realmente pasa por mi cabeza generalmente es “no tengo ni puta idea de qué está diciendo este tipo”. Así he vivido durante años alimentando la falsa idea de que soy inteligente, cuando a mí me queda clarísimo que soy rete pendejo.

Como le decía William de Baskerville a Adso de Melk en la fabulosa novela El Nombre de la Rosa, equivocarse es de humanos; pero hay humanos que se equivocan más que otros, y a éstos suele llamárseles tarados. Me parece justo entonces que si alguien comete muchas pendejadas, se le diga a ese alguien pendejo.

Y, oh, cómo he cometido yo pendejadas.

Tomemos hoy (bueno; técnicamente ayer) por ejemplo. Quería ir al cine, y consulté por Internet la cartelera. Había dos películas que quería ver, y otra que no tanto, pero que Enrique me recomendó y entonces si no la veo probablemente se ofenda. Vi con agrado que si me iba en ese instante llegaría justo a tiempo para la primera, y me fui rete contento; llegué un par de minutos antes de que comenzara la función.

Esa fue la primera pendejada; no era un jueves normal: era jueves de mega puente. Ergo, había un chingo de gente; por supuesto no alcancé boleto para la primera película (que era la recomendada; así que no me dolió mucho). Compré los boletos para las otras dos, y me regresé a mi casa a trabajar.

Tres horas después estaba de regreso, y cuando saqué el boleto de la primera película, vi con horror que no era la película que yo quería ver. Yo quería ver Quiero robarme a la novia, y tenía en la mano el boleto de Nunca podría ser tuya; se equivocaron al darme mi boleto (yo pedí la película correcta estoy seguro), porque las dos comenzaban exactamente al mismo tiempo.

(Podríamos entrar a debatir que ambas películas probablemente sean igual de malas; pero eso ni al caso viene.)

Con unos cuantos minutos antes de que comenzara la que sí quería ver, corrí a servicios al cliente para explicarles que, pendejo de mí, no revisé que el boleto que me dieron horas antes era de hecho el de la película que yo quería ver. Podía ver en las pantallotas que dicen cuántos boletos disponibles tiene cada sala que aún había lugares en la que sí quería ver, y pedí un cambio. Me salieron con que no se podía, que ya era muy tarde.

Ahí entré yo a la discusión más estúpida de la historia, tratando de explicar que a mí no me costaba nada el boleto, pero que aún había lugares en la que quería ver, y que no quería ver la película de la que sí tenía boleto. Y además con mi batea de babas porque la culpa fue mía (en parte) por no revisar mi boleto.

Después de un par de angustiosos minutos mientras llamaban al jefe, y luego al jefe del jefe, me dieron mi boleto; pero todos y cada uno de los que me atendieron, cuando su subordinado inmediato les explicaba que el pendejo del cliente (dícese, yo) no había revisado su boleto dos horas antes cuando se lo dieron, y que ahora salía con el chiste de que quería un cambio un par de minutos antes de que empezara la función, volteaban a mirarme con una cara de “pero qué pendejo eres, maestro”.

Así que mi engaño de que soy listo se cayó completamente para todos ellos; vieron directamente a la penosa verdad: que soy un pendejo.

Qué bueno que no trabajo con ninguno de ellos. Mañana (técnicamente, hoy) hablaré de las películas. Hoy estoy muy cansado.

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El Escarabajo Azul

No me gustan los gringos.

Esa frase es indiscutiblemente un producto de mis prejuicios, que ya he discutido aquí antes. Cuando digo “no me gustan los gringos”, en general no me refiero a todos los gringos; me refiero a su gobierno, o a su política exterior, o a varios aspectos de su estilo de vida. Sin embargo a veces sí me refiero a todos los gringos.

También hay que tomar en cuenta que cuando digo “gringo” generalmente me refiero a un WASP; pero no me voy a hacer güey, a veces “gringo” para mí abarca negros, asiáticos, musulmanes y sí, inclusive, latinos.

Por todo eso cuando digo “no me gustan los gringos”, la frase no es sólo discriminante (que lo es); también es adrede muy ambiguo y genérico contra quién estoy despotricando. Pero aún así (ambiguo y discriminante) lo sostengo: no me gustan los gringos.

Dicho eso, los gringos y los mexicanos tenemos una relación simbiótica, nos guste o no. La historia de Estados Unidos (expecialmente a partir del siglo XIX) no se puede entender sin tomar en cuenta a México, y ciertamente la historia de México a partir de su independencia no se puede entender sin tomar en cuenta a Gringolandia. Somos vecinos, y culturamente nos inlufenciamos cabronamente los unos a los otros… y es para ambos lados; yo antes creía que los mexicanos estábamos siendo más influenciados por los gringos que al revés: ahora tiendo más a creer lo inverso, y probablemente la realidad sea que es algo más bien equilibrado.

Todo este debralle viene a partir del Escarabajo Azul, o Blue Beetle, un superhéroe de DC Comics que apareció en los 40s. El primer Escarabajo Azul fue Dan Garret, y apareció en una compañía de cómics que fue adquirida por DC a finales de los 60s. DC utilizó a su sucesor, Ted Kord, y después de la Crisis en las Tierras Infinitas fue integrado de forma permanente al Universo DC, donde hizo pareja con Booster Gold en la Liga de la Justicia (parece ser el consenso de crítica y fans) más divertida que ha habido; en México varios de esos números los publicó Editorial Vid en el cómic de Batman.

En la Inifite Crisis (o mejor dicho el “conteo a”), Ted fue asesinado. No se preocupen; ya ven que eso en los cómics suele ser un mal temporal, y de hecho parece que ya está vivo y coleando (aunque sea temporalmente).

De cualquier forma, el manto del Escarabajo Azul pasó a Jaime Reyes, un adolescente gringo de ascendencia mexicana. Jaime vive en El Paso, Texas, y sus labores superheroicas tienden a dividirse entre El Paso y Ciudad Juárez. Juan no es mexicano; pero tampoco es gringo en el sentido que suele no gustarme. Es, y parece que los escritores han tratado de verdad de ser “reales”, un chavo chicano; el cómic tiene generosas porciones en español, y trata de representar a esa amplia comunidad dentro de los Estados Unidos.

Yo he seguido el cómic (de hecho quiero los TPB) no sólo por eso, sino porque es muy divertido, con Juan siendo un héroe a regañadientes además de un muchacho de verdad agradable, y un aire entre místico y de ciencia ficción, combinado con un grupo de personajes latinos casi todos y adolescentes la mayoría, y con hartos diálogos que combinan el inglés y el español de forma muy cagada.

Justo esta semana salió el número 26, escrito casi en su totalidad en español, corregido por Sergio Aragonés. Aunque tiene aire indudablemente pocho el número, es divertido ver un cómic mainstream publicado por DC escrito casi completamente en español.

Escarabajo Azul

Escarabajo Azul

No es el primer personaje de ascendencia mexicana que DC usa; antes estuvo el Diablo (en inglés), y el (para mí) ligeramente ridículo Aztec, aunque la crítica gringa estaba fascinada con el cómic (que sólo duro 10 números). No lo sé; yo sólo leí sus apariciones en la Liga de la Justicia.

Lo que sí es que el Escarabajo Azul de Jaime Reyes le está yendo relativamente bien en ventas, y a la crítica parece gustarle. Yo sólo sé que a mí me parece uno de los cómics más divertidos que he leído, y además muy respetuoso del legado del Blue Beetle original y Ted Kord.

Y al final del día son las aventuras de un adolescente que es superhéroe sin realmente proponérselo, con problemas de adolescente en la escuela y con chavas, que además combate extraterrestres y entes mágicos. Encima es de ascendencia mexicana, y asume como su responsabilidad no sólo El Paso, sino también a Ciudad Juárez.

Altamente recomendable.

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Doomed

Como he estado alejado del Universo Marvel desde hace un ratotote (sólo leí World War Hulk hace poco), decidí echarle un ojo a Secret Invasion.

La idea general es que los Skulls, extraterrestres que aparecieron en el Universo Marvel en los sesentas (de hecho en el segundo número de los Cuatro Fantásticos) y que tienen la habilidad de cambiar de forma (shapeshifters), han estado infiltrando a los superhéroes humanos desde hace años, y están a punto de dar su golpe maestro.

Leí los primeros tres números, y al final del tercero no pude evitar decir we’re doomed. Así que está chida.

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Nuevas etiquetas

El otro día comentaba que ya estoy usando mi celular para escuchar música. Una cosa “fea” era que parecía que el celular no soportaba UTF-8, y entonces las etiquetas de mis MP3 salían con símbolos raros.

Resulta que no; ahora que ya re-etiqueté toda mi colección de música, resulta que mi celular sí soporta UTF-8; lo que pasa es que sigue los estándares ID3v1 e ID3v2 al pie de la letra. El estándar ID3v1 dice que las etiquetas deben estar en ISO-8859-1, y así las leía; como estaban en UTF-8, salían horribles.

Pero como ID3v2.4.0 (que ahora todos mis MP3 tienen) sí soporta bien UTF-8, el celular lo lee sin ningún problema. Además también puedo montar mi microSD sin problemas; agregué utf8 a las opciones para montar sistemas de archivos vfat, con la siguiente llave de gconf:

/system/storage/defaul_options/vfat

Entonces Linux automágicamente convierte los nombres de archivos (que yo tengo con UTF-8) al conjunto de caracteres que usa mi microSD… el que sea que es. Todo funciona sin problemas.

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I wanna move you

I wanna move you,
I wanna move you around.
I, I, I, I wanna move you,
I wanna move you around.
I, I, I, I wanna kick off your boots,
give up the fight,
summon the night,
sick and tired of super light.
You gotta kick off your boots,
give up the fight,
summon the night,
sick and tired of super light.
I wanna move you,
I wanna move you around.

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Sentenciado a morir

Ayer me metí al cine para esconderme durante dos horas. Consecuentemente, me metí a ver lo que mejor acomodaba mi horario, que era Death Sentence… y me arrepiento profundamente.

Se aplican las advertencias de spoilers regulares.

Death Sentence

Death Sentence

La película es muy similar a esas que hacía Charles Bronson en los ochentas; a un tipo unos criminales le matan/lastiman a miembros de su familia, y entonces se venga. Sólo que aquí sólo se venga contra los criminales que lo hicieron; no contra todos los criminales.

Al inicio no es terriblemente buena; pero tampoco mala. Algo lenta sin duda… y ligeramente inexplicable a veces. Pero todo el final a mí sí me pareció completamente sin sentido, con Kevin Bacon convirtiéndose en un completo John Wayne. O Rambo.

Dicho eso (y recalcando que sí es un churro), las escenas de acción al final son muy buenas, y además las actuaciones de Bacon (con todo y lo inexplicable de las acciones de su personaje), Garrett Hedlund, y John Goodman (en un papel maravilloso) son muy buenas.

Pero yo sí recomendaría no ir a verla.

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Enamórate de mí

Ayer fui a ver Hors de prix. Se aplican etc.

Hors de prix

Hors de prix

Ésta debe de ser la comedia romántica más predecible que he visto en años; pero no importa, porque Audrey Tautou es encantadora y bellísima (que yo ya sabía), y porque Gad Elmaleh también es encantadoramente torpe (que yo no sabía).

Jean es botones y cantinero en un hotel de lujo, donde Irène y su decrépito novio rabo verde se hospedan. El día del cumpleaños de Irène el viejito se queda dormido, así que la muchacha va al bar donde por casualidad cree que Jean es un huésped y no el cantinero. Predeciblemente se acuestan después de una noche de juerga (Jean la lleva a la suite imperial; es botones del hotel), y al otro día Irène se va.

Un año después Irène regresa, y Jean vuelve a hacerse el huésped rico para volverse a juntar con ella; sólo que esta vez el rabo verde la descubre y la manda por un tubo, cuando estaba a punto de ya casarse con ella. Ella entonces va con Jean, porque sigue creyendo que es rico; pero cuando descubre que es un pobre botones lo manda al caño y vuele a su modus operandi: tratar de ligarse un millonario que le pague sus carísimos gustos.

Jean, perdido por ella, trata de hacer eso por un par de días, y en una de las secuencias más crueles que yo haya visto, Irène despilfarra todos sus ahorros (incluyendo su fondo para pensión) dándose la vida a la que está acostumbrada, y dejando bien claro todo el tiempo que en cuanto se acabe su dinero lo va a botar… que lo hace en cuanto a él se le acaba su último euro.

Cuando en el hotel donde se estaban quedando ya están a punto de llamar a la policía para que vaya por Jean (porque ya no puede pagar la cuenta), una elegante mujer de unos sesenta años (de forma que a mí me pareció medio inexplicable, pero bueno) se lo liga, salvándolo de la prisión; y entonces Jean termina haciendo lo mismo que Irène hace, sólo que con los géneros invertidos. Y como Jean e Irène están en el mismo hotel, ella le comienza a dar consejos de cómo ordeñar más y mejor a su sugar mami.

Como pueden imaginar, qué ocurre después es completamente predecible; pero de verdad no importa, porque es muy divertida, y Audrey Tautou y Gad Elmaleh tienen una química maravillosa. Además de que el tipo es de verdad adorable. La Tautou además es bellísima, y sale todo el tiempo en vestidos súper sexys y con tacones de diez centímetros.

A mí me gustó mucho la película; pero sí es pendeja y predecible. De cualquier forma, váyanla a ver.

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Viernes

Ayer fui al banco (de hecho a dos bancos) y después a Ciudad Universitaria donde hice trámites burocráticos y además voté (no sé si considerar el ir a votar como un trámite burocrático).

En la Facultad me encontré con Rubén (que no veía hace años) y que me platicó que estaba haciendo la maestría; también me encontré con Juan Pablo (que no veía hace años) y me contó que también estaba haciendo la maestría, además de que se compró un Quad Core (maldito) y que se ha hecho fan de Battlestar Galactica. Fue de verdad chido verlos, porque no tenía idea de qué onda con sus vidas.

Después fui con Enrique y Juan a comer carne con vino, donde por fin pedimos dos botellas porque realmente no habíamos celebrado que me hubiera titulado, y después yo me fui al cine (hablaré de la película en otra entrada).

Después fui con Mónica, que me invitó a una exposición de erotismo que montaron varias amigas suyas en el Centro Cultural de la Diversidad Sexual, lo cual estuvo chido porque por la titulación había dejado de hacer cosas culturales. La exposición me pareció ligeramente pretenciosa; pero algunas de las fotos y cuadros, y una mini escultura en particular, me gustaron bastante, y me pude poner al día con Mónica (el día de mi examen la verdad casi no platiqué con ella).

El Beso

El Beso

De ahí nos salimos como a la media noche con varios de sus amigos para ir a cenar tacos, donde me encontré a otras dos amigas del CCH, una de las cuales no había visto yo creo en los 12 años que han pasado desde que salimos de ahí.

En general me la pasé muy padre; sólo que todo mundo al que Mónica les decía que me acababa de titular de la maestría, me decían que ya debía estar mucho más tranquilo. Terminé por entenderlo como un eufemismo de “ah, ¿entonces ahora estás desempleado?”

Fue un viernes divertido.

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Liqueando

Con Juan y Enrique yendo a comer:

Enrique: ¿Nos vamos en tu carro?
Yo: Si quieren; pero va a estar bien caliente (refiriéndome a que el sol le había estado pegando todo el día).
Yo: Ya ven que las cosas se parecen a su dueño.
Enrique: Entonces también estará liqueando aceite, ¿no?

Indeed.

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