The Saint’s Magic Power is Omnipotent

En algún momento en los últimos tres años, vi Seijo no Maryoku wa Bannou Desu. Acabo de terminar la segunda temporada el año pasado, entonces me confundo de cuándo vi la primera temporada.

Como sea, The Saint’s Magic Power is Omnipotent.

The Saint's Magic Power is Omnipotent

The Saint’s Magic Power is Omnipotent

Este animé es un Isekai, con la novedosa novedad, de que la protagonista es mujer. Sei Takanashi es una oficinista japonesa que un día de buenas a primeras es isekaiada a un mundo fantástico, donde además le salen con el chiste de que fue sin querer, que a quien querían era a otra chava que también la isekaiaron, y que pues perdón pero no sabemos cómo regresarla a su casita.

Sei se lo toma con buen humor y se dedica a investigar plantas y sus propiedades curativas, lo que le permite descubrir que tiene el poder de curar y crear pociones sanadoras, hasta que eventualmente se descubre que siempre sí era ella la santa que buscaban los que la raptaron (para motivos prácticos) de nuestro mundo.

A lo largo de este proceso, Sei interactúa con múltiples hombres que tienen todos en común que están bien papis, en particular un capitán de la guardia del reino que toma un especial interés en ella.

La serie me encantó, porque siguen siendo las mismas fantasías de poder que suelen caracterizar a los Isekais, pero desde una visión femenina, lo cual al menos es más original que el promedio. Hay algo de acción y la mecánica de los poderes de Sei es investigada y explorada a lo largo de la historia; pero no me engaño, es realmente un romance de principio a fin con una muchacha más bien “nerdcita” que se liga al papi más papi de todos.

Yo la recomiendo ampliamente, pero sí deben ser al menos tolerantes al romance, si no probablemente les dé diabetes al verla. Está en Crunchyroll, si les interesa.

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Beyond: Two Souls

Después de The Wolf Among Us, obtuve el trofeo de Beyond: Two Souls.

Beyond: Two Souls

Beyond: Two Souls

Como comenté al reseñar mi platino de Detroit: Become Human, Quantic Dream hace películas interactivas del estilo “escoge tu propia aventura”. Como comentaba en esa entrada también, por alguna razón los tres juegos más famosos que tienen (Detroit, éste y Heavy Rain) yo los jugué en el orden inverso de publicación.

Como sea: Beyond: Two Souls.

El juego es famoso por un par de hechos: el primero, los protagonistas principales son actores famoso establecidos en Hollywood, que no era común que ocurriera en esa época, hace una década. Hay que entender también que apenas comenzaban las consolas a tener la capacidad de presentar actores en un videojuego de tal forma que no diera risa verlos. Los actores son Elliot Page (antes de que transicionara) y Willem Dafoe. El segundo hecho es que casi al mismo tiempo Naughty Dog sacó The Last of Us, y hubo algunas críticas a que el personaje de Ellie era demasiado similar a Elliot Page (antes de que transicionara), lo que llevó al juego exclusivo de Sony a cambiar la apariencia de la adolescente.

La historia de Beyond (que dado el tipo de juego es como que lo único que importa) es menos ambiciosa que la de Detroit, al menos al inicio; es la de Jodie Holmes, una niña que desde que nació está en permanente contacto con una entidad a la que ella llama Aiden, la cual tiene varios poderes: puede “flotar” cerca de Jodie, permitiéndole a la niña ver y oír cosas más allá de su alcance; puede interactuar de forma limitada con objetos físicos; y, a veces, puede poseer a otras personas o incluso matarlas.

La niña es tratada como rata de laboratorio desde que es pequeña, bajo el gentil cuidado del Dr. Nathan Dawkins; tiene una libertad limitada y las veces que trata de interactuar con gente de su edad o de escaparse para divertirse suele terminar todo en desgracias, en varias ocasiones con múltiples occisos.

Eventualmente la usan para cerrar un portal al “más allá” (el beyond del título), un mundo de los espíritus donde al parecer viven todos los moridos y que abrieron sin prever que entidades malévolas del otro lado les impedirían cerrarla.

Luego la CIA la recluta y la utiliza para básicamente realizar asesinatos de gente que ella pronto descubre su único crimen era que no veían bien a los Estados Unidos, lo que causa que escape y viva como fugitiva sin techo durante un tiempo, haciéndose amiga de unos vagabundos que termina salvando de un incendio, aunque cae en un coma durante varios meses.

Después el estar escapando de las autoridades la lleva a un rancho de una familia de indios gringos, que por supuesto tienen contactos con otra entidad malévola del otro lado, que invocaron usando rituales antiguos para tratar de defenderse de la invasión europea, y que Jodie les ayuda a regreasar al más allá. Toda esta parte es ligeramente retrasada mental, por cierto.

Por último Jodie contacta a su mamá biológica y descubre que probablemente Aidan sea resultado de experimentos que hicieron sobre ella cuando estaba embarazada de Jodie. Ahí la recapturan, pero el Dr. Dawkins le dice que la necesitan en una misión para evitar que los chinos abran un portal como el que Jodie cerró años antes; y que si la lleva a cabo la dejará en paz y hasta una lana le ofrecen.

Jodie hace la misión y al regresar descubre que los gringos planean abrir más portales, sólo querían cerrar el chino para evitar competencia; pero además descubre que Nathan tiene literalmente atrapados a los espíritus de su mujer e hija que murieron años atrás en un accidente automovilístico, y que planea usar un nuevo portal para de alguna manera recuperarlas.

Lo que lleva a que otra vez Jodie tenga que cerrar el portal, a partir de lo cual puede seguirse uno de múltiples posibles finales, que además dependen de cuántos individuos desmorimos (o no salvamos) durante el juego, y que cada uno tiene un puto trofeo que me obligó a jugar el estúpido juego múltiples veces.

Detroit me gustó bastante; Beyond acabé medio hasta la madre de jugarlo. No es en lo más mínimo difícil; de hecho todos los trofeos son medio triviales, pero sí hay que estar jugando los capítulos múltiples veces, si uno quiere obtener todos los trofeos, eligiendo distintas opciones cuando la historia se digna a preguntarnos qué queremos hacer.

Y la historia es sencillamente mala, o mediocre en el mejor de los casos. Todo el episodio con los indios gringos raya en lo ofensivo de lo estúpido y ligeramente racista que es; y todas las opciones de romance apestan con la intesidad de diez mil soles, no en menor medida porque Jodie no tiene la menor química con ninguno de sus galanes, probablemente dado que la naturaleza de Elliot Page no se lo permitía.

Dicho eso la tecnología que usaron para capturar las expresiones faciales y movimientos de los actores estaba en su infancia, y aún así es espectacular. Yo lo jugué e PlayStation 4, pero estoy sorprendido de que existiera una versión del juego para el PS3.

Me falta únicamente Heavy Rain de estos juegos de Quantic Dream, que paradójicamente fue el primero que compré, usado hace más de una década en California. Espero jugarlo algún día, pero ojalá la historia sea más similar a la de Detroit que a la de Beyond, porque la verdad sí me decepcionó el segundo.

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Spider-Man A Través del Spiderverse

En junio del año pasado (tengo que ponerme al día con mis reseñas, rayos), fui a ver Spider-Man: Across the Spider-Verse.

Se aplican las de siempre.

Spider-Man: Across the Spider-Verse

Spider-Man: Across the Spider-Verse

Spider-Man: Into the Spider-Verse es una de mis películas favoritas de todos los tiempos; no sólo animada, no sólo basada en cómics, una de mis películas favoritas, punto.

Creo que me gusta más Across the Spider-Verse.

Al parecer, soy minoría en esto; un montón de gente se queja de que termina en un cliffhanger; y otros se quejan de que Miles no tiene un desarrollo de personaje tan intenso como en Into, que no hay un momento What’s Up Danger.

No tengo problemas con cliffhangers desde The Empire Strikes Back; y aunque es verdad que no hay una escena tan espectacular como What’s Up Danger en esta secuela (en el sentido de desarrollo de personaje; hay un montón de escenas espectaculares), lo cierto es que no es necesaria: la trayectoria de héroe de Campbell la tuvo en la película anterior. En esta segunda parte, Miles sabe exactamente lo que quiere y lo que necesita para conseguirlo.

Quiere a Gwen; y necesita aprender a viajar entre dimensiones para tenerla.

Miles y Gwen

Miles y Gwen

Que no me engaño; es por eso que me gustó tanto esta segunda parte: es dolorosamente romántica, y no nada más de Miles hacia Gwen, es hilarantemente obvio que de Gwen hacia Miles también.

Encima de todo tenemos los innumerables easter eggs en toda la película; una acción espectacular en gran parte de la misma; y por supuesto el giro inesperado al final que hizo que literalmente se me cayera la quijada en el cine.

Es de verdad de las mejores películas que vi el año pasado y sin duda alguna la que más disfruté. La recomiendo encarecidamente, pero supongo que todos ustedes ya la vieron, múltiples veces.

Si no lo han hecho, no saben de lo que se pierden.

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La minoría que no aprueba

En mi anterior entrada demostré, con datos duros, por qué el Peje es el mejor presidente mexicano del siglo XXI… lo cual es medio obvio, dada la incompetencia y corrupción de las administraciones anteriores a la suya, además de que utilizaban un modelo económico que empíricamente se ha demostrado (en todo el mundo) que no funciona.

Sin embargo existe, si les creemos a las encuestas de opinión, un %25-35% de la población que no aprueba el desempeño de Andrés Manuel; esto es, por si eso de las matemáticas no se les da, una minoría que, encima de todo, al parecer disminuye en tamaño con cada día que pasa.

También es necesario mencionar que una parte significativa de ese cuarto o tercio de la población tal vez no apruebe; pero eso no necesariamente quiere decir que desapruebe: es posible (y altamente probable) que un 10% o 15% de la población le valga madre y ni apruebe ni desapruebe.

Esta minoría disminuyente, si descontamos a los que les vale madre, se puede dividir (a grosso modo), en cuatro sectores:

  • Los ultras.

    El primer sector, y desde mi punto de vista el menos importante, son los que les gustaría rebasar a la Transformación y al Peje por la izquierda: los que quisieran, por ejemplo, nacionalizar de un golpe toda la banca; y a las televisoras; y quitarle los medios de producción a la burguesía (según la definición marxista).

    Obviamente simpatizo con ellos y me generan una cierta ternura; pero alguien debe explicarles que la política es el arte de lo posible (“Die Politik ist die Lehre vom Möglichen”). No porque una política sea justa o buena, quiere decir que la podemos implementar de inmediato o a mediano plazo: en una democracia hay que convencer a la mayoría. Y si algo ha demostrado el Peje durante este sexenio, es que se pueden atraer más moscas con miel que con mierda: a los burgueses de este país les ha ido mejor este sexenio que en otros (exceptuando un puñado que perdió muchísimos privilegios).

    ¿Por qué digo que este sector es el menos importante? Porque este tipo de personas jamás van a votar por el PRIANRD, ni tampoco por MC. Si votan y son consecuentes, lo harán por Morena o sus aliados; y en el peor de los casos no votarán, pero numéricamente son tan pocos que no es algo terriblemente importante para el resultado final de las elecciones. Sigue siendo una tragedia que no voten; pero no porque pudieran afectar el resultado de la votación: no pueden.

    Como sea, este sector es justo y necesario que exista: alguien (quien sea) siempre debe luchar por lo imposible, si queremos que algún día se haga posible.

  • La oligarquía.

    El segundo sector son la gente que vio directamente afectados sus intereses por las políticas del lopezobradorismo; y me refiero a los grandes intereses, no cosas relativamente pequeñas como bonos, estímulos o seguros de gastos médicos mayores para hospitales privados. Hablo de los grandes empresarios que no pagaban impuestos o estaban coludidos en negocios con políticos gobernantes; esos mismos políticos gobernantes que hacían negocio con sus cargos y con los grandes empresarios antes mencionados; de los pseudoperiodistas chayoteros que ya no les pagan pon echarle flores a ciertos gobernantes, o hacerse de la vista gorda de sus crímenes o abusos, como los negocios infames entre los antes mencionados grandes empresarios y políticos gobernantes.

    Este sector es muy poderoso (principalmente en lo económico y mediático) y están encabronadísimos porque el sexenio de AMLO detuvo o al menos disminuyó lo que era esa corrupción normalizada en el sistema político mexicano. Son los más interesados en recuperar esos privilegios que rayaban en lo ilegal (si no es que descaradamente lo eran). También, gracias a Marx, son muy poquitos: todos en este sector son literalmente ricos y famosos, y una de las grandes ventajas de la democracia, es que el voto de Salinas Pliego vale lo mismo que el voto de cualquiera de los trabajadores que barren los edificios de alguna de sus empresas.

  • Los dogmáticos.

    El tercer sector son aquellos que creen, básicamente como dogma religioso, que las políticas de este sexenio no funcionan porque no pueden funcionar. Regresando al ejemplo del salario mínimo de mi entrada anterior en esta serie, ellos toman casi como artículo de fé que la intervención del estado en la economía está destinado al fracaso, entonces mucho de lo que ha hecho el Peje en el sexenio está destinado al fracaso, no importa cuánta evidencia empírica se presente de que sí está funcionando. Y hago notar de nuevo que el compañero Presidente ha negociado exitosamente con empresarios y la iniciativa privada en general para echar a andar múltiples programas; no todo ha sido inversión pública, aunque sí ha habido también mucho de ella.

    Este sector es más numeroso que el anterior, pero me parece que no son tantos: empíricamente ha quedado demostrado en todo el mundo que el neoliberalismo no funciona y la gente que lo sigue defendiendo a muerte son intelectualmente equivalentes a la gente que todavía defiende el socialismo estilo de la Unión Soviética. Además de que no funciona, el neoliberalismo tiende a sacar lo peor del sistema capitalista y generar abusos contra los sectores más pobres que rayan (si no es que caen) en lo criminal.

  • La búrbuja.

    El último sector son gente que, con todo respeto, me parece que un porcentaje significativo sencillamente están mal informados. Como el segundo sector que mencionaba incluye a la gran mayoría de los dueños de los medios de comunicación corporativos, los mismos se han pasado todo el sexenio echando lodo a la administración, en algunas ocasiones de manera justa; pero en la gran mayoría de manera terriblemente injusta. Como muestran las encuestas de opinión, esta guerra sucia no está funcionando en general; pero siempre hay un porcentaje de la población en la que funcionará: y yo estoy seguro que esa gente es la mayoría de los que componen este sector.

    Este sector son gente común y corriente; no son grandes empresarios ni políticos. Son pequeños y medianos comerciantes, profesionistas, profesores de todos los niveles, amas de casa como las que desprecia Guadalupe Loaeza. Pero si estos ciudadanos escuchan nada más a los medios de comunicación que hablan pestes del Presidente y su administración, y se rodean nada más de gente que también nada más habla pestes del Presidente y su administración, pues medio se puede entender que crean que el Presidente y su administración apestan.

El primer sector (los ultras) como menciono arriba me generan simpatía, pero no hay mucho que yo les pueda decir: viven, como muchos en ese grupo lo hacen desde la década de los sesentas del siglo pasado, esperando una gloriosa revolución que probablemente nunca va a llegar. Vayan en paz y coincidamos en que no vamos a coincidir.

El segundo sector (la oligarquía) tiene toda la razón del mundo para odiar al Peje: les arruinó sus negocios millonarios, muchos de los cuales eran ilegales. No hay nada que yo tampoco pueda decirles además de que estoy seguro ningún miembro de este sector leerá mi blog: púdranse si cometieron crímenes y espero que se les estén cobrando los justos impuestos que determina la ley.

Discutir con el tercer sector (los dogmáticos) es como discutir la existencia de dios con alguien creyente; es un sinsentido. Tienen sus dogmas que los confortan, y si la cruda realidad no los despierta de sus sueños neoliberales, tampoco nada de lo que yo pudiera decir lo hará. Sigan en su sueño donde la mano invisible del mercado soluciona todos los problemas del mundo.

En mis cuentas hechas en la parte de atrás de una servilleta de Sanborn’s, estos tres sectores no creo que lleguen al 5% de la población, y probablemente esté siendo generoso con ellos. Los que me interesan son los ciudadanos del cuarto sector, que es la mayoría de la población que no aprueba la Pejeadministración, y en particular aquellos que (desde mi punto de vista) simplemente están mal informados. Para ellos es esta entrada, aún si ninguno de ellos me lee.

Yo crecí, queridos lectores, en un hogar donde mis padres eran miembros del Partido Comunista. Desde muy joven me di cuenta de lo peligroso que es el dogmatismo y la visión de túnel política; porque aunque mis padres siempre fueron muy críticos incluso de los personajes políticos que apoyaban, mucha gente que de repente caía a mi casa no compartía este pensamiento crítico.

Recuerdo, a mis no tan tiernos 17 años, en 1994, un volante donde se insinuaba que Salinas había mandado a asesinar a Colosio; uno de los “argumentos” que daban era: “¿sabe usted de algún chiste que no sugiera que Salinas mató a Colosio?” A esa edad tan cerca de la adultez pero sin haber llegado a ella, me resultó obvio que era un argumento muy imbécil para explicar por qué podía atribuírsele el magnicidio a Salinas.

Me aterra, desde hace treinta años que me movilicé por primera vez, que me esté equivocando en mi ideología y mis preferencias políticas. Siempre estoy, de una u otra manera, cuestionando si tenemos o no razón en las movilizaciones en las que he participado; por eso siempre he tratado de mantener un oído u ojo abierto a las posiciones que difieren de las mías.

Mis padres estaban en contra de las cuotas en la UNAM; pero estaban terriblemente preocupados de que la huelga estuviera durando tanto tiempo (como el resto del país) y eran de los que querían que se levantara incluso antes de que se derogaran; yo no estaba (entonces y ahora) de acuerdo con eso. Mi directora de tesis de la licenciatura estaba completamente en contra de la huelga (y del Peje y la izquierda mexicana en general); pero siempre nos respetamos, nos quisimos y pudimos trabajar juntos independientemente de nuestras posturas políticas encontradas. Tengo un par de amigos, de los más cercanos y que más quiero, que múltiples veces se han movilizado en cosas completamente en contra de las que yo apoyo. Venga, tuve una novia panista alrededor de las elecciones del 2006, cuando los panistas se robaron las elecciones presidenciales.

Y en la misma huelga tenía yo que estarme peleando con muchos compañeros, porque yo votaba por el PRD en ese entonces (el PRD valía la pena en ese entonces) y creía (como siempre he creído; como siempre creeré) en la vía pacífica y electoral para cambiar las cosas en el país.

Esto que cuento no es para alardear de lo “diversa” que es la esfera de opiniones que oigo; es sólo tratar de explicar que, por más fallas que pueda yo tener como persona, de verdad intento (por definición no puedo saber qué tanto éxito tengo) de estar escuchando a las opiniones que difieren de las mías y sopesar sus méritos aunque contradigan muchas cosas que yo sostengo como verdaderas. Es bien pinche difícil estar cuestionando todo el tiempo si las cosas por las que he estado luchando desde que era adolescente sí son las correctas. Sería mucho más fácil tomarlo como dogma y no preocuparme; pero sí me preocupo, porque realmente quiero que mis estudiantes puedan vivir en un mejor país del que a mí me tocó cuando tenía su edad.

En el contexto de esta entrada, yo oigo a López Dóriga y Ciro Gómez Leyva; a Eduardo Ruiz-Healy y Denise Maerker. Trato de escuchar a muchos de los que han sido señalados (con casi toda certeza de manera justificada) como parte de los chayoteros que mencionaba arriba; porque hay que escuchar las críticas para poder analizar si son justas o no. También oigo a los que apoyan al Peje, descaradamente como son los de Sin Censura (que no me caen tan bien porque [y esto es decir mucho de mi parte] me parecen muy vulgares); o los de Sin Embargo que sí me caen muy bien; o medios que son sin duda alguna de izquierda pero (ocasionalmente) ferozmente críticos del Peje, a grados que me parecen a veces excesivos, como Julio Astillero.

(En un afán de ser transparente, debo admitir que me niego a ver o escuchar a Carlos Loret de Mola: me parece que ha quedado demostrado más allá de toda duda de que, en el mejor de los casos es un pseudoperiodista tan incompetente que no sabía distinguir cuándo algo era un montaje; y en el peor es uno de los individuos comprados por Genaro García Luna).

Todo medio de información tiene un sesgo; yo en principio desconfío de un medio que no admita al menos que sí tiene sesgo. Me parece que hay que tratar de escuchar o leer al menos un par de medios que su sesgo contradiga al nuestro, y sí quiero enfatizar en que deben de ser medios; no posts en redes sociales: las redes sociales son una mierda y no sirven en lo más mínimo para informarse ni mucho menos para tener discusiones inteligentes. Los medios chayoteros son mucho mejor que casi cualquier grupo en Facebook o subreddit en Reddit; la cantidad de desinformación y manipulación de las redes sociales es apabullante. En particular, por favor no utilicen como principal medio de análisis político el triste blog de un profesor universitario de Ciencias de la Computación; con todo respeto, sería muy estúpido si hicieran eso.

Si ustedes son de los que no aprueban de la administración del Peje, queridos lectores; y en particular si son de los que están muy enojados contra sus políticas, ¿están escuchando a la otra parte? ¿Están cuestionando si sus posturas podrían estar equivocadas? ¿Pueden al menos entretener la idea de que tal enojo podría ser resultado de manipulación por parte de ciertos medios/redes sociales?

Yo les puedo decir (allá ustedes si me quieren creer o no) que yo sí trato de escuchar al otro lado, a las posturas encontradas. Y lo que he oído no sólo no me convence; es (desde mi muy personal punto de vista) medio patético, la verdad; porque como justamente lo que quiere el segundo sector de arriba, es recuperar sus privilegios, entonces en general sólo critican incesamente, incluso cuando no es meritorio; o incluso bajo información falsa (no, la gasolina no amaneció a 30 pesos el litro este primero de enero). Si estos medios comienzan a admitir las cosas que están bien, entonces se cae el castillo de naipes; por lo tanto, todo tiene que estar mal todo el tiempo.

O casi todo mal casi todo el tiempo: debo ser justo y mencionar que en México aún no hemos llegado al nivel de toxicidad de Estados Unidos. Mientras que en Fox “News” es básicamente imposible que admitan algo bueno que hagan los demócratas o que critiquen a Donald Trump, aquí en México, a pesar del lodazal que en general lanzan los medios corporativos a la Pejeadministración, de vez en cuando admiten algunos avances: Ruiz-Healy de repente admite que la economía va bien; López-Dóriga de repente reconoce que el Peje sí termina obras que otras administraciones abandonaron; Ciro Gómez Leyva tiene a Epigmenio Ibarra todos los miércoles en su programa… luego es medio güey, el Epigmenio, pero se agradece el espacio.

De cualquier manera, en general para los medios corporativos casi todo tiene que estar mal casi todo el tiempo; y ustedes, queridos lectores, como ciudadanos deben estar enojados; muy enojados, para que quieran correr a patadas a este gobierno incompetente y autoritario y antidemocrático y comunista y neoliberal y lo que se les ocurra llamarlo en la transmisión en turno, para que sea repetido por bots en las redes sociales y se llenen las publicaciones de comentarios enfurecidos que no contribuyen en nada a una discusión inteligente pero que podrían dar la apariencia de que hay mucha oposición a esta administración aunque todas las encuestas de opinión nos digan que es una minoría que además va en decremento.

Es la técnica de los republicanos en Estados Unidos: hacer enojar a la población (o al menos un sector significativo de la misma) para distraerlos de las cosas que realmente importan. No, el problema no es que el salario mínimo esté estancado en gringolandia desde hace quince años; es que los inmigrantes ilegales se están robando los trabajos. No, el problema no es el racismo sistémico, es que las escuelas públicas quieren “enseñarles” a ser homosexuales a los niños de primaria. No, el problema no es que Citizens United haya permitido la entrada de dinero negro a las elecciones gringas, es que “hombres disfrazados de mujeres” quieren entrar a los baños de las damas para abusar de ellas.

Es lo mismo aquí: no, el problema no es que ciertos grupos junto con las autoridades hicieran negocios millonarios con los medicamentos; es que este gobierno no consigue medicinas para los hospitales. No, el problema no es que ciertos grupos junto con las autoridades hicieran negocios millonarios con los libros de texto gratuito; es que los nuevos libros indoctrinan con comunismo. No, el problema no es que el poder judicial tenga una partida de 253 millones de pesos para vesturio y 56 millones de pesos para renta de casas; es que el ejecutivo quiere golpetear a otro poder autónomo para poder ser más autoritario. No, el problema no es que ante la marejada democrática que por fin ha permitido a la población en general del país tomar control del ejecutivo y legislativo, tanto a nivel federal como la mayor parte de los locales, la oligarquía se haya entramado en el poder judicial para bloquear las reformas que evidentemente apoya la mayoría del país; es que tenemos un presidente narco.

De nuevo, las encuestas de opinión nos dicen que esta campaña que ha durado todo el sexenio (y que se recrudecerá conforme se acerquen las elecciones) no está funcionando… excepto por una minoría de la población. ¿Son parte ustedes de esta minoría, queridos lectores? ¿Se han detenido a pensar si acaso es posible que estén equivocados? Sólo como ejercicio mental, ¿están dispuestos a intentar escuchar al otro lado? ¿De verdad escuchar?

No dejen de escuchar a los medios chayoteros; al contrario, asegúrense de seguirlos escuchando, por favor. Pero también escuchen a los que a su vez los critican; si no, están viviendo en una burbuja que, si todo continúa como van las cosas en este momento, va a tronar como ejote el dos de junio.

¿Es mi intención convencer a algunos de ese cuarto sector a que voten por la Transformación el próximo 2 de junio? Por supuesto que no; desde hace muchos años entendí que no importa qué bien o mal escriba, o qué datos presente o deje de presentar, en general no le voy a hacer cambiar la forma de pensar a absolutamente nadie. Pero sí necesitamos todos salir de nuestras burbujas informativas.

Además, si me permiten ser sincero, queridos lectores, no necesitamos los votos de ese cuarto sector: ganamos sin ellos, fácilmente (aunque faltan cuatro meses para las elecciones; y esos son muchos meses para que ocurra una desgracia). Y para el plan C, además de que hay muchas opciones incluso si no conseguimos las dos terceras partes legislativas directamente, es mucho más sencillo convencer a más gente que vote por primera vez a tratar de convencer a los que no aprueban: en el 2018 votaron por primera vez 11 millones de mexicanos. Ese porcentaje de ciudadanos que ni aprueba ni desaprueba es muy probable que contenga un montón de paisanos que nunca han votado (justo porque como que les vale madre, realmente); si este dos de junio aumentamos el número de votantes la mitad de la última vez, unos 5 millones, creo que fácilmente conseguiríamos esas dos terceras partes. Vamos a ver.

Como sea: no todos los miembros del cuarto sector están mal informados; algunos (no sé cuántos) de manera honesta, sin caer en dogmatismo, sencillamente no están de acuerdo con las políticas de la Transformación. Estos ciudadanos mexicanos, junto con los dogmáticos del tercer sector, están equivocados, si hacemos caso a las toneladas de evidencia empírica que existen; pero tienen derecho de estar equivocados. Tienen todo el derecho del mundo de proselitizar su ideología y tratar de convencernos de que los programas del Peje no pueden funcionar aunque al parecer sí estén funcionando; tienen derecho a organizarse políticamente y perseguir los espacios políticos que puedan ganar; y a través de ellos tienen todo el derecho de hacer un contrapeso a las políticas de Estado de la Transformación y tratar de detenerlas o retrasarlas.

Pero siguen siendo minoría y por lo tanto no tenemos (nosotros como sociedad y la Transformación como la que cuenta con la legitimidad, autoridad y fuerza del Estado) por qué hacerles caso.

Si se juega el juego político, tienen derecho a ciertas concesiones y definitivamente siempre a ser escuchados; pero evidentemente no se van a hacer las cosas como ellos quieren, porque son minoría. No importa que algunos, como los dogmáticos, estén 100% convencidos (como los fanáticos religiosos) que tienen la razón de su lado.

Tienen que aceptar este hecho, si hay una participación política de buena fé por parte de ellos; si no quieren que ciertas políticas se implementen, deben convencer a un porcentaje significativo de la sociedad para que voten por los candidatos que los representen o para movilizarse con fortaleza y de manera continua si quieren que se les escuche. Una marcha no basta; nosotros marchamos durante décadas (generalmente con cientos de miles), llenando el Zócalo docenas de veces, antes de que pudiéramos convencer a suficientes paisanos de que éramos la mejor opción.

Si quieren que las cosas se hagan como ustedes quieren, tienen que convencer a una mayoría del país. Y si no lo logran, no se harán las cosas como ustedes quieren, obviamente. Así de simple.

Relacionado a todo lo anterior, hay dos cosas que mucha gente dice con las que yo no estoy de acuerdo: una, que la discusión política está muy “polarizada”; y dos, que el país está muy “dividido”.

De la polarización: nadie (y de verdad, jamás lo he visto u oído) está abogando por la destrucción absoluta de los adversarios políticos (a lo más la derecha hace comentarios clasistas y racistas, como que hay que obligar a miembros de Morena a vivir en Iztapalapa), y ninguno de los bandos está ensimismado en que el bando propio es 100% correcto y el opuesto está 100% equivocado: como mencioné los medios chayoteros admiten cosas buenas del sexenio del compañero Presidente; y obviamente también mencionan aunque sea parte de las pendejadas de la oposición (entre otras razones porque cometen muchísimas pendejadas). De la misma manera, los medios izquierdistas que mencioné reconocen cuando los adversarios de la Transformación tienen un punto y no se tientan el corazón en mencionar cuándo piensan que la administración la está cagando.

Me da la impresión de que la gente que dice que la política está muy polarizada, tiene esta noción porque cometen el error de usar redes sociales; yo por supuesto no hago eso, porque (repito una vez más) estoy convencido de que son una mierda absoluta. Pero además, ¿les consta que las señales de esta “polarización” las dan seres humanos de carne y hueso? Porque me parece que está demostrado que la enorme mayoría de engagements en redes sociales son bots alegremente mentándose la madre entre ellos, en ocasiones sin que ni siquiera una persona de verdad vea dichas discusiones.

Además hay que entender que si uno da una postura política y alguien más nos responde: “no, eso no es correcto; estás equivocado”, eso no es polarización: eso es que pensamos distinto. Es perfectamente normal y de hecho sano y bueno en una democracia. No tenemos que pensar igual; y de hecho me consta que entre la mayoría que apoyamos a la administración de Andrés Manuel, muchísimos diferimos en muchísimas posturas. Pasa lo mismo con la minoría que no aprueban a la Pejeadministración. Eso está bien; qué bueno que así ocurra.

De la “división”: el país no está dividido; al contrario, está más unido que nunca en apoyo de un proyecto de nación. El consenso es tan grande que es de verdad abrumador ver cómo los que apoyamos la Transformación superamos 2 a 1 a los que no, si no es que de hecho por más. Porque además, les recuerdo, los que no aprueban no quiere decir que desaprueben; hay un montón que no aprueba que con casi toda certeza de hecho les vale madre.

Los que de hecho desaprueban son una minoría que además va disminuyendo; el resto (o la gran mayoría del resto) estamos en general bastante contentos y vemos con optimismo el estado actual del país y el rumbo en el que está encaminado. Reconocemos y estamos conscientes de los errores, limitaciones y pendejadas que ha cometido la Transformación; pero (en general) no nos queda duda que es mucho mejor que las administraciones anteriores y que los programas sociales y modelo económico funcionan. Lo vemos con nuestros propios ojitos, al abrir las puertas de la calle y ver los hospitales; las carreteras y autopistas; los trenes y aeropuertos. Lo vemos al llenar el tanque de gasolina, al comprar la canasta básica, al pedir cosas en Amazon con un dólar históricamente bajo.

Y la enorme mayoría de los que apoyamos la Transformación, nos orgullece y alegra ver a un Presidente que habla del legado histórico del pueblo mexicano; de las bondades de la cultura nacional; de cómo ser mexicanos es algo de lo que nos podemos sentir orgullosos. Si ustedes no están de acuerdo o les parece que esas son cosas superficiales o irrelevantes (o peor aún, que es “peligroso” pensar así), de verdad no sé qué decirles: tomen de nuevo sus clases de civismo en la secundaria, o algo. Lo que sí sé es que, si una parte no trivial de sus años formativos transcurrieron en México, y no les importa o les da vergüenza ser mexicanos, nada más se están poniendo el pie ustedes mismos, porque su cultura es la mexicana les guste o no, y forman parte de este pueblo, nos guste o no a nostros.

No hay división; hay una gran fiesta nacional, y todos los mexicanos están invitados. No es obligatorio que asistan, pero si no lo hacen se están perdiendo un gran huateque.

Para terminar, debo enfatizar que en esta entrada no hablé de lo que yo denomino nuestra desesperada y triste oposición. Algunos de los miembros de los cuatro sectores que mencioné forman parte de ella, pero para , nuestra desesperada y triste oposición consiste de la oposición formal: los partidos políticos de oposición, en particular sus dirigentes, (algunos) gobernadores, legisladores y candidatos; no realmente a sus militantes.

Hago la distinción, porque una de las cosas que hace todavía más trágico (y enfuriante) el estado de nuestra desesperada y triste oposición, es que la misma no representa a casi nadie de la ciudadanía. Representan a un sector oligárquico diminuto y a una bola de burócratas partidistas que mayormente están traficando fueros legislativos para tratar de, literalmente en muchos casos, evitar terminar en la cárcel.

Pero de nuestra desesperada y triste oposición escribiré en otra entrada.

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How Not to Summon a Demon Lord

En algún momento en los últimos 3 años, vi How Not to Summon a Demon Lord; tiene 2 temporadas, entonces se me hace bolas el engrudo de cuándo comencé a verla y cuándo terminé ambas temporadas. Mis notas dicen que está después de DanMachi, así que supongo que ahora me toca hablar de ella.

How Not to Summon a Demon Lord

How Not to Summon a Demon Lord

Éste es un Isekai bastante menso pero en mi opinión muy divertido. Takuma Sakamoto es un nini que de repente es transportado a un mundo que es básicamente idéntico a un videojuego que él jugaba, con el cuerpo y poderes de su avatar en dicho juego, llamado Diablo. No estoy bromeando, así se llama; pero en defensa de Takuma, es el avatar de un juego, ponerle un nombre mamón se entiende, especialmente para un adolescente nini más bien torpe socialmente.

Como sea, Takuma es isekaiado, porque dos lindas e innecesariamente sexualizadas muchachitas lo invocan con la intención de hacerlo su esclavo; sin embargo, como el personaje del muchacho tiene un anillo que lo protege de magia reflejándola en sus enemigos, el hechizo de las muchachitas rebota y terminan ellas de esclavas de él.

(La Wikipedia usa el término “sirviente”, pero a mí no me engañan: querían esclavizarlo y terminaron siendo esclavizadas).

Muchas aventuras se siguen con hartos doblesentidos sexuales, comenzando porque el grupo no tiene dinero y tienen que dormir los 3 en la misma cama de la posada donde se hospedan. Las lindas e innecesariamente sexualizadas muchachitas tienen 14 y 15 años; y el cuerpo de Takuma en este nuevo mundo es de adulto, pero el muchacho es técnicamente todavía adolescente entonces… ¿no está tan mal?

Hilarantemente, si no se ofenden con historias idiotas de dibujos animados, Diablo casi no toca a sus esclavas (al menos no de manera premeditada) porque es virgen y le da miedo que descubran que tiene cero experiencia sexual. Eso sí, para librar de una maldición a Rem, su esclava menor que es una panteria (básicamente una catgirl), el hechizo correspondiente consiste en que Diablo (y de nuevo, no estoy bromeando) la dedee hasta que le exorciza un demonio milenario que por supuesto termina tomando forma de una niña prepubescente. Y que también termina siendo su esclava.

Nunca cambies, Japón.

Podría seguir describiendo más situaciones del animé, pero creo que pueden ir viendo por dónde va el asunto. Me parece más sencillo invitarlos a que vean la apertura de la segunda temporada, que usa música que fácilmente podría imaginar a Pitbull interpretando: es divertida, ligera, mensa y sexy, si no les ofende ver a personajes menores de edad siendo sexualizados, siendo éstos ficticios y dibujados. Casi todos los chistes tienen un componente sexual y las escenas de acción en general se resuelven fácilmente porque Diablo le gana sin muchos problemas a casi cualquier contrincante, porque su avatar en el videojuego tenía maximizadas sus características.

Las integrantes del harén (la unidad básica familiar del animé) son adorables; Diablo es un súper nerd en el cuerpo de un rey demonio; y el humor es bastante divertido si bien innegablemente arrecho, en muchas ocasiones de forma gratuita. Pero además, inevitablemente las dos esclavas (iniciales) de Diablo terminan enamoradas de él, y él inadvertidamente le propone matrimonio a Shera, su esclava mayor que es una elfa, al regalarle un anillo; lo que hace que Rem le haga un pucherito de que no es justo y que le debería dar uno a ella también. Así que tiene algo de romance y por lo tanto estoy contractualmente forzado a que me guste.

La serie es lo que es; yo la encontré muy divertida, si bien es indudablemente mensa y arrecha, no necesariamente en ese orden. Ustedes sabrán si les interesa: está en Crunchyroll si ese es el caso.

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Diecinueve años

Caí en cuenta de que los últimos tres aniversarios de mi blog ni siquiera los mencioné en el mismo. Mucho tuvo que ver la pandemia, supongo; aunque la verdad siempre he sido malo para conmemorar ciertas fechas.

Y de hecho este año lo estoy mencionando, pero se me pasó por casi una semana.

Como sea, lo estoy retomando, porque el próximo año se cumplirán veinte años de que tengo este blog; lo cual suena demencial, de alguna manera.

Comencé este blog en 2005, en la segunda mitad de mis veintes; y me encuentro ahora, diecinueve años después, en la segunda mitad de mis cuarentas y habiendo pasado por multitud de pendejadas, además de vivir los cambios por los cuales ha transitado el país.

En ambos casos muchas veces escribí al respecto en este blog, que es la actividad “cotidiana” (luego dejo pasar meses sin escribir) que más ha durado a lo largo de mi vida.

Vamos a ver qué nos espera en este último año de las primeras dos décadas de mi blog.

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The Wolf Among Us

El siguiente platino que obtuve fue el de The Wolf Among Us.

The Wolf Among Us

The Wolf Among Us

He leído los primeros 100 números de Fables múltiples veces, porque es de los mejores cómics que existen… aunque hay que aguantar un poquito el vómito cuando la ideología pro-israelí y pro-vida de su muy conservador autor se filtran, que misericordiosamente es pocas veces.

No he leído los últimos 50 números de Fables nunca, porque la verdad es que la historia se pone medio aburrida después de la guerra contra Mister Dark; y si somos sinceros realmente desde que Fabletown derrota al Adversario.

Este juego, como todos los de Telltale es una aventura gráfica, cuya historia transcurre varios años antes de la historia de los cómics.

Si no han leído los cómics, este juego es medianamente interesante, en el mejor de los casos; e incomprensible, en el peor. Habiendo leído los cómics… sigue siendo medianamente interesante.

Lo mejor que tiene Fables, sin duda alguna, es el romance. El de Bigby (mote que le dan los habitantes de Fabletown a the Big Bad Wolf) y Blanca Nieves, sin duda alguna; pero también el de Rose Red (la hermana de Blanca Nieves) y Blue Boy; el romance de él con Caperucita Roja (o su clon malvado, como quieran); el de un Mono Alado del Mago de Oz con una paisana de Pulgarcita; etc.

Nada de eso está en el juego, que es más bien un misterio alrededor del asesinato de un fable (un personaje de los cuentos de hadas, que así son los habitantes de Fabletown).

Está bien, supongo… pero nada para echar cohetes al cielo.

Este juego lo compré no tengo idea de cúando. Estaba en papel de celofán de la tienda, de los pocos juegos de PS3 que aún tenía así, y supongo que me costó como 40 pesos o algo por el estilo cuando lo compré. Cuando regresé a jugar videojuegos, una de las metas que me puse era tratar de al menos dentar el enorme número de juegos para PS3 que tengo en mi lista de espera; como The Wolf Among Us es una aventura gráfica, yo sabía que es trivial obtener el platino (básicamente, hay que terminar el juego), así que lo elegí como un buen primer regreso a mi consola PS3 original.

Me llevó más de cuatro meses terminarlo… porque no es terriblemente emocionante y la historia, como debí dejar claro arriba, me parece más bien mediocre.

No me molesta haberlo jugado; nada más no lo encontré particularmente divertido tampoco.

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El mejor presidente del siglo XXI

Andrés Manuel López Obrador es el mejor presidente que ha tenido México en el siglo XXI.

Esta aserción debería ser lo menos polémico del mundo mundial; no estoy ni siquiera diciendo que AMLO fue buen presidente (todavía), no es una afirmación absoluta. Es una afirmación relativa; expandiendo lo que digo en ese primer enunciado de esta entrada: el Peje ha sido mejor presidente de lo que Fox, Calderón y Peña Nieto fueron.

De nuevo, eso no debería discutirlo nadie: Fox fue (y sigue siendo, si no es que de hecho ha empeorado) un casi certificado retrasado mental, al menos en política, pero discutiblemente en todos los aspectos de su vida y que aceleró las malas políticas de los gobiernos iniciales del neoliberalismo priista, con el agravante de debilitar la separación iglesia/Estado y pisotear nuestra soberanía. Calderón, además de robarse una elección, es básicamente un criminal directamente responsable de la muerte de decenas de miles de mexicanos, además de cómplice (en el mejor de los casos) si no es que jefe (o subordinado, si le creemos a Nicolas Sarkozy) y defensor (en el peor de los casos) de uno de los peores criminales que ha tenido México, Genaro García Luna; no (necesariamente) por los crímenes que cometió, sino porque los cometió siendo el principal policía del país. Y Peña Nieto dirigió probablemente a una de las administraciones más corruptas que ha tenido el país, ya en la absoluta podredumbre del sistema prianista que se estaba consumiendo a sí mismo como un cáncer.

De nuevo: decir que el Peje es el mejor presidente de México en el siglo XXI no sólo no debería ser polémico; es una afirmación que raya en lo aburrido. La competencia que tiene es de tercer o cuarto nivel, cuando él mismo es el segundo líder de una nación con índice de popularidad más alto en todo el mundo mundial. No hay competencia, realmente.

(No se preocupen: más adelante voy a argumentar no sólo porqué el Peje es mejor presidente que sus antecesores, sino también porqué de hecho es un buen presidente desde un punto de vista absoluto y objetivo, pero quiero enmarcar la discusión primero dando como hecho el hecho [je] de que el compañero Presidente es el mejor ídem de este siglo).

Como les digo, queridos lectores, desde mi punto de vista ni siquiera tiene mucho sentido discutir el que Andrés Manuel López Obrador es el mejor presidente que ha tenido México en el siglo XXI; pero lo vamos a hacer. Antes de hacerlo, empero, tenemos que definir ciertas reglas básicas: no vamos a caer en el sinsentido en el que se encuentran los gringos desde hace décadas, donde es imposible que tengan una discusión fructífera porque la derecha en general y un partido político en particular (el republicano) sencillamente vive en un mundo de cuento de hadas donde la realidad no existe: donde no hay racismo sistémico en EEUU; ni cambio climático por culpa de los seres humanos; las armas de fuego no son la razón por las que muere más gente por armas de fuego; y un feto inviable tiene más derecho a vivir que su madre. En casos extremos, las vacunas son venenosas o inyectan microchips para controlarlos vía remota usando 5G; y el planeta Tierra resulta que es plano.

(La “izquierda” gringa y los demócratas también salen de vez en cuando con mamadas; pero no hay punto de comparación con cómo está desconectada de la realidad la derecha gringa.)

Así que, para evitar perder mi tiempo (no me interesa discutir con gente pendeja), sí quiero dejar bien claro que, al menos yo aquí en mi blog, voy a tomar como piso argumentativo el siguiente párrafo: voy a suponerlo como punto de partida de la discusión; y aunque sí argumentaré un poco por qué lo hago, no voy a discutirlo realmente con nadie. Y dice:

Los datos y cifras de instituciones como el INEGI y el Banco de México son verdaderos.

Eso es todo. Si les interesa discutir conmigo de política en ésta y las siguientes entradas que tengo planeadas para este año, tenemos que estar de acuerdo en que los datos del INEGI, el Banco de México y otras instituciones similares son correctas; por supuesto entendiendo que ninguna fuente de información en el mundo es perfecta todo el tiempo: habrá siempre un margen de error y espacio para interpretar las cifras.

En otras palabras, si el INEGI dice que la tasa de desocupación en México es de 2.8% (datos de noviembre de 2023; la siguiente actualización es a finales de enero), este porcentaje tiene un margen de error, aunque el tamaño de las muestras del INEGI y sus metodologías hacen que dicho error, si existe, sea increíblemente pequeño.

Que es, por cierto, una de las razones de por qué doy como verdaderos esos datos sin que por ello esté cayendo en dogma: el documento que ligo (Métodos y procedimientos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, ENOE) tiene una última edición de 2023; pero la primera es del 2007. La enorme mayoría de las personas que trabajan en el INEGI, el Banco de México y similares, lo vienen haciendo desde mucho antes de que empezara la Transformación: se llama Servicio Profesional de Carrera y viene funcionando desde hace décadas.

Otra razón son los medios de comunicación corporativos, que espero no sea motivo de discusión que la gran mayoría están en contra de la Transformación; a distintos grados y muchas veces porque los dueños de los mismos (todos son, por definición, privados) les ordenan que así sean. En ese video, al final, pueden oírlo de la misma voz de Ricardo Salinas Pliego; pero no es muy difícil deducir que pasa lo mismo en todos los demás, no sólo TV Azteca.

Como sea: ¿han oído a los medios de comunicación corporativos decir que las cifras del INEGI o del Banco de México están mal? ¿Sugerir que están fabricados los datos? No, por supuesto que no: porque básicamente son las mismas instituciones que existían antes de la llegada del Peje a la silla del águila. Que es de las cosas que agradezco de la vida política en México: por más lodo que muchos medios le lancen al Peje y a la Transformación, estamos lejos del cinismo de medios como son Fox “News” en Estados Unidos.

Si cualquiera de ustedes, queridos lectores, acepta a las cifras del INEGI y similares como ciertas, podemos discutir lo que quieran. Si no, entonces tienen que presentar evidencia de dónde están mal los datos; y dicha evidencia no puede ser lo que sienten en sus corazoncitos o que conocen un caso particular que según sus piensos contradice las cifras oficiales: justamente el chiste de la chamba que hacen instituciones como el INEGI es que son una visión general del estado del país. Por supuesto que habrá casos particulares donde una política o programa falle; de hecho, habrá un chingo, pero lo importante es ver cómo están funcionando en general. Y si de plano niegan los resultados que el INEGI y compañía publican nada más porque no les gustan, púdranse: yo no voy a perder mi tiempo discutiendo con gente delirante que está viviendo en un mundo de cuentos de hadas.

Con ese piso parejo entonces establecido yo afirmo, de nuevo, que Andrés Manuel López Obrador es el mejor presidente que ha tenido México en el siglo XXI. Y tenemos las cifras para justificar dicha afirmación:

  • Pobreza

    En el sexenio del Peje, más de cinco millones de mexicanos salieron de la pobreza.

    ¿Eso significa que ya no hay pobres en México? No; yo no estoy diciendo eso. Nadie (sensato) está diciendo eso.

    Sólo estamos diciendo lo que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social reporta: más de cinco millones de mexicanos salieron de la pobreza. Siguen habiendo un chingo de pobres; y siguen habiendo demasiados mexicanos en pobreza extrema: ese mismo reporte menciona que más de 400,000 personas entraron a situación de pobreza extrema.

    Pero que tantos mexicanos salieran de la pobreza en un sexenio es, para motivos prácticos, algo que no ocurría en décadas, y ciertamente no en este siglo antes del Peje.

  • Desempleo

    Como mencionaba arriba, la tasa de desempleo (técnicamente desocupación) está en un mínimo histórico. Para motivos prácticos, si alguien quiere trabajar en México entonces puede encontrar trabajo; es lo que se conoce como full employment: y además en México estamos así sin una inflación por los cielos.

    ¿Quiere esto decir que la situación laboral en México es perfecta? No; yo no estoy diciendo eso. Nadie (sensato) está diciendo eso.

    Sólo es un hecho que hay muchos menos desempleados que los que históricamente hubo durante el siglo antes de este sexenio. De todas formas hay mucho por hacer; no todos los trabajadores reciben el salario que debieran y además hay gente calificada que encuentra trabajo, pero no necesariamente en lo que le gustaría aunque tenga las habilidades para realizarlo.

    Pero que haya tan poca desocupación es algo que estrenó el sexenio de Andrés Manuel este siglo.

  • Salarios

    En este sexenio, los salarios mínimos aumentaron como nunca en este siglo.

    ¿Eso significa que todos los salarios son justos en México? No; yo no estoy diciendo eso. Nadie (sensato) está diciendo eso.

    Sólo es el primer gobierno en décadas (ciertamente en el siglo XXI) que consigue aumentar los salarios mínimos en los porcentajes que hemos visto, pero además (que muchos analistas convenientemente “olvidan” mencionar) estos aumentos se consiguieron con el apoyo del sector empresarial.

    Los patrones estuvieron de acuerdo con el cambio; y esa es la labor política que justamente sólo puede hacer una figura como el presidente constitucional de la República: ese es el tipo de trabajo que AMLO (más pragmático que ideológico) siempre se ha distinguido en hacer.

  • Desigualdad

    En este sexenio, por primera vez este siglo, la desigualdad en ingresos del país disminuyó. Exactamente cuánto disminuyó está abierto a interpretaciones y es de hecho una pregunta terriblemente difícil de responder; pero de que disminuyó la desigualdad no hay duda.

    ¿Esto quiere decir que ya no hay desigualdad en México? No; yo no estoy diciendo eso. Nadie (sensato) está diciendo eso.

    Sólo disminuyó la desigualdad; que cuadra con el resto los datos que he estado poniendo: si por fin les subieron el sueldo a la población más pobre del país, obviamente habrá más que saldrán de la pobreza y disminuirá la desigualdad.

  • Tipo de cambio

    En 2023, el peso mexicano tuvo la mayor apreciación anual en registro desde que se tiene régimen cambiario de libre flotación.

    ¿Esto significa que el peso es una moneda más fuerte que el dólar? No; yo no estoy diciendo eso. Nadie (sensato) está diciendo eso.

    Sólo es un hecho (vayan al banco o compren algo importado en Amazon) que el tipo de cambio favoreció este año al peso mexicano, básicamente como no se veía en todo este siglo. Espero que no le hayan hecho caso a los que auguraban el desplome de nuestra moneda y hayan comprado dólares en 2018.

    No me voy a meter al análisis de por qué chingados pasó eso, pero por supuesto tiene que ver con la fortaleza de la economía mexicana y la confianza de los mercados. Que nos lleva a:

  • Estabilidad económica

    La economía mexicana se ubicó, según el Fondo Monetario Internacional, como la economía número 12 en el mundo, por encima de Australia, España y Samsung/Corea del Sur. El Fondo Monetario Internacional, esa institución que todo mundo sabe está formada por radicales izquierdistas. Eso último es sarcasmo, por si era necesario aclararlo.

    ¿Quiere decir esto que la economía mexicana está en perfecta condición? No; yo no estoy diciendo eso. Nadie (sensato) está diciendo eso.

    Sólo es estable y relativamente sana. Que es (¡sorpresa!) lo que ocurre cuando los ricos y las empresas se les cobran sus impuestos sin excepciones; se instaura una austeridad republicana como política de Estado; la mayor parte de los gobernantes en el país no se roban el presupuesto; y los mismos se reinvierten en obras públicas y programas sociales.

  • Inseguridad

    Según las cifras oficiales, la inseguridad ha bajado más que en los sexenios anteriores; principalmente porque, para motivos prácticos, es el primer sexenio en décadas donde baja la inseguridad en lugar de subir.

    De todas las cifras que he publicado, éstas probablemente sean las que más se cuestionarán, con justa razón: un montón de crímenes en México ni siquiera son reportados. Sin embargo, en cosas como asesinatos y robo de automóviles en los hechos la cifra negra (los delitos de ese estilo no reportados) es casi inexistente. En el caso de asesinatos porque deshacerse de un cuerpo no es tan sencillo como Breaking Bad pudiera hacerlo parecer; y en el caso de automóviles porque suelen estar asegurados y a la víctima le interesa cobrar el seguro.

    Pero además, la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) del INEGI concuerda con las cifras oficiales. Dicha encuesta mide, entre otras cosas, la percepción de la inseguridad. Si Fulano o Zutano no sufren de ningún crimen, pero escuchan de muchos de sus conocidos que sí sufrieron de algún crimen, entonces su percepción de la inseguridad aumentará, aunque no les afecte directamente. En cambio, si a mí y mi familia, y mis conocidos y los conocidos de mis conocidos no nos afecta la inseguridad, entonces mi percepción de la inseguridad disminuirá. Si se hace un ejercicio de encuesta enorme (como la ENVIPE) y resulta que la percepción de inseguridad va a la baja, y esto a su vez concuerda con las cifras oficiales, pues entonces muy probablemente sí haya disminuido la inseguridad.

    ¿Quiere decir esto que el problema de inseguridad en México está resuelto? No; yo no estoy diciendo eso. Nadie (sensato) está diciendo eso.

    No sólo eso: el tema de la inseguridad es sin duda alguna en el que más nos ha quedado a deber el Peje y su administración. Sí, la inseguridad ha bajado, pero no lo suficiente y además definitivamente no a la velocidad que debería. Yo sí creo que la única solución al problema de inseguridad es justamente subsanar las causas de la misma, que no es otra sino la desigualdad socioeconómica (que combatirla ha sido el énfasis del Pejesexenio); pero se puede (y debe) hacer más, y en eso el gobierno de Andrés Manuel nos quedó a deber.

    De cualquier forma, es mejor que lo ocurrió en los otros sexenios de este siglo.

Yo esperaría (aunque lamentablemente sé que de hecho no es así) que todos estuviéramos de acuerdo en que los datos duros que acabo de mencionar son todos objetivamente buenos, si no es que en algunos casos excelentes, para evaluar la condición del país. Lamentablemente, como digo, hay gente que sinceramente cree que tener un salario mínimo alto es (por ejemplo) algo malo: los casos más extremos de hecho creen que no debería haber salario mínimo, porque es una “injerencia” del Estado en la economía.

Esta gente, que a estas alturas de mi vida no puedo menos que pensar en ellos como personas gratuitamente crueles (que la labor infantil esté prohibida también es “injerencia” del Estado en la economía, así como prohibir que despidan a una mujer porque se embaraza), yo sencillamente no las puedo ya tomar en serio. Por suerte son muy pocas, entonces en general podemos ignorarlos (que es lo que haré en esta entrada).

En general si creen que alguno de los puntos que puse son algo negativo para el país, no me interesa mucho su opinión; pero sí podemos discutir cómo se interpretan dichos datos.

Otra cosa es por supuesto que me estoy centrando en la situación político-socioeconómica. La sencilla razón es ésta: soy de izquierda.

Hay quienes creen que ser de izquierda es apoyar el matrimonio gay; o la despenalización del aborto; o los derechos de las personas transgénero. Y sí, todas esas posturas son parte de lo que nos define a los que nos consideramos de izquierda.

Pero no son lo más importante.

Lo más importante para la izquierda es la lucha contra la desigualdad, principalmente económica. Si se avanza en eso, no sólo tiene un impacto mucho más grande y profundo: lo demás es mucho más fácil de conseguir. El énfasis en lo que los gringos llaman (en su definición moderna) las guerras culturales suele ser (aunque no siempre), una distracción; por eso un sector importante de la “izquierda” gringa (por decirle de alguna manera) lleva años perdiendo el tiempo en qué baños puede o no usar una persona o qué pronombres se deben utilizar, cuando el salario mínimo está estancado en $7.25 la hora desde hace casi quince años.

Pero además, en México se ha avanzado muchísimo en esas demandas en este sexenio. Se despenalizó el aborto a nivel federal; se prohibieron en todo el país las terapias de conversión (no les tengo que decir de qué partido eran los que se opusieron); y por primera vez en la historia el gabinete del presidente tuvo paridad de género. Los libros de texto gratuito, hablan de sexualidad y diversidad sexual, aunque se persignen los de la oposición.

Pero lo socioeconómico es lo más importante, por supuesto. Y en ese sentido, el sexenio del Peje ha puesto al país en una situación mejor (y se puede discutir que mucho mejor) que a cómo lo recibieron. Ojo: el país no son los cerros o las banquetas; el país no son las empresas o los inversionistas; el país no son sus instituciones. El país es su gente; toda su gente: y su gente está mejor que hace cinco años. En general, por supuesto hay excepciones, siempre hay excepciones.

Pero que el país esté mejor, de nuevo, era medio obvio que ese sería el resultado nada más teniendo gobernantes un poquito menos rateros y un poquito menos imbéciles. Si quieren ni siquiera mucho menos; nada más tantito menos.

(Me encantaría poder afirmar, como verdad absoluta, que la administración del Peje es menos corrupta que las anteriores, pero no se puede demostrar un negativo: no podemos afirmar que no hay corrupción sólo por no verla; sólo podemos afirmar que hay corrupción cuando la vemos. Hay muchísimos indicadores de que sí hay menos corrupción ahora, para empezar que la lana alcanza para los programas sociales y las obras públicas, además de que la prensa se supone es parte de su trabajo y no han encontrado tanta corrupción a pesar de tener a la administración de Andrés Manuel bajo una lupa mucho más potente que a administraciones anteriores; pero no podemos afirmarlo de manera absoluta, si estamos tratando de ser honestos.)

¿Quiere esto decir que México es ya una utopía y que todo es perfecto? No; yo no estoy diciendo eso. Nadie (sensato) está diciendo eso.

Sigue habiendo un chingo de problemas; y esta administración cometió un chingo de errores. Algunos por incapacidad; otros por falta de tiempo; muchas veces fallaron los cálculos (o se hicieron muy inocentemente); y no se pueden minimizar los causados por obstrucciones de la oposición. ¿Y qué creen? En estos meses que quedan van a cometer todavía un chingo más de errores; y si queda Claudia como presidenta, durante su sexenio de nuevo se cometerán un chingo de errores. Es, para motivos prácticos, inevitable.

Por eso si lo único que pueden responder a esta entrada es con ejemplos de cosas que salieron mal, les ahorro la molestia: probablemente tengan razón en todos y cada uno de esos ejemplos. Exceptuando por supuesto las ridiculeces que se inventa la oposición cada 20 minutos, como que los libros de texto iban a inculcar el comunismo a los niños (¿se les olvidó combatir eso rapidito, verdad?), o que la gasolina estaba a 30 pesos el litro al inicio de este año (vayan a su gasolinería más cercana, PEMEX de preferencia por favor, y revisen por ustedes mismos).

Si no son invenciones ridículas, sin ningún problema acepto casi cualquier ejemplo que quieran mencionar como muestra de que, según ustedes, el sexenio del Peje no es el mejor de este siglo. Pero entonces tienen que poder demostrar que (a) ejemplos similares no ocurrieron en los sexenios anteriores; o (b) que ocurrieron significativamente menos veces que en el sexenio de Andrés Manuel.

Y por supuesto debe haber cierta sinceridad y honestidad; si un programa en este sexenio tiene ejemplos de cosas que salieron mal, y dicho programa no existía antes, obviamente el ejemplo malo únicamente ocurrió en el sexenio de AMLO: pero, si lo malo es un porcentaje pequeño del programa, entonces el mismo sigue siendo una mejora a no tener dicho programa. E incluso si no es tan pequeño el porcentaje: el punto es en promedio, en general qué tanto bien genera o no.

Lo mismo pasa con obras incompletas o no funcionales al 100%: si es únicamente especulación de que nunca van a funcionar o dar un resultado neto positivo, nada más porque sus corazoncitos eso les dicen, no es razón suficiente para descalificar al programa u obra completo; mucho menos a todo el sexenio. Tendrían que estar funcionando terriblemente mal una mayoría de los programas implementados y obras construidas por la Transformación para poder descalificar al sexenio completo; y las cifras sencillamente no cuadran con eso.

Pero lo podemos discutir; es interesante el discutirlo. Sólo tenemos que estar de acuerdo en qué es real y qué no en el país y el mundo, no podemos hacerlo con base a sentimientos o dogmas. Si asaltaron a alguien que conocen no quiere decir que la inseguridad no ha bajado; si saben de alguien que tuvo un problema en un hospital público no quiere decir que todo el sistema de salud no sirve para nada; si conocen de un caso de corrupción no (necesariamente) quiere decir que toda la administración es corrupta. Los casos particulares son eso, particulares; no los minimizo, pero no determinan el estado general de la nación. Para eso necesitamos cifras a nivel global de todo el país (por definición); y justamente instituciones como el INEGI y el Banco de México se dedican a eso. De ahí que tengamos que estar de acuerdo en que están en general bien antes de poder discutir nada.

Si estamos de acuerdo en que son reales esas cifras, es básicamente imposible llegar a una conclusión distinta a que AMLO ha sido el mejor presidente de México en este siglo; y de hecho es fácil argumentar que ha sido un buen presidente, sin necesidad de compararlo con sus antecesores. Pero si creen que pueden justificar el caso contrario, por favor inténtenlo.

Mientras tanto, para el mundo sensato que reconoce que el Peje ha sido el mejor presidente de México en el siglo XXI, la encrucijada en la que se encuentra nuestra desesperada y triste oposición es la siguiente: o bien admiten la realidad (el Peje es el mejor etc., etc.), o la rechazan tratando de reemplazarla con una “realidad” inventada.

Lo delicioso de la situación, es que hagan lo que hagan, la oposición pierde. Si admiten que el sexenio del Peje es lo mejor que le ha pasado al país en décadas, pues pierden porque admiten que hay que continuar sus estrategias y entonces la mayoría del país va a votar por Claudia. Y si lo reniegan y tratan de convencernos de que arriba es abajo y que el agua es seca, la enorme mayoría de los mexicanos con derecho a ejercer su voto este año van a darse cuenta de que están tratando de tomarnos el pelo y también van a votar por Claudia.

Y la situación es deliciosa entre otras razones porque no hay medias tintas; la oposición no puede decir algo del estilo de “las políticas de Morena están bien, pero mejor voten por nosotros; lo sabemos hacer mejor”: son los que gobernaron durante décadas y sabemos que no lo saben hacer, tendríamos que ser muy pendejos para creerles. Tampoco pueden decir que la mayor parte de las cosas salieron mal, porque evidentemente no son la mayoría; sí hay cosas que salieron mal, pero en general las cosas salieron bien. Entonces están condenados a negar la realidad diciendo que todo o casi todo está mal, porque es la única oportunidad que tienen de tratar de ganar lo que sea en las próximas elecciones; de ahí que estén tan desesperados y tan tristes.

Sin embargo, no voy a profundizar aquí sobre nuestra desesperada y triste oposición; esta entrada ya va para ser de las más largas de mi blog, entonces eso lo dejaré para una entrada aparte más adelante. Así que mejor sólo mencionaré una última cosa, que convenientemente a muchos medios se les ha olvidado mencionar últimamente.

Como se puede extrapolar de lo que puse arriba, los datos duros justifican el decir que hemos tenido un buen gobierno en este sexenio que termina; no perfecto, no infalible; sólo bueno. Si quieren ni siquiera muy bueno (aunque en mi opinión así es); si quieren nada más bueno a secas. Pero incluso si no quieren admitir eso (que es medio tapar el sol con un dedo, dada la información objetiva con la que contamos), entonces al menos deberían admitir fue mejor que las administraciones anteriores en este siglo. Podríamos de hecho discutirlo incluso hasta Miguel de la Madrid Hurtado; pero en un afán de extender una mano amiga vamos tratar de llegar a un punto medio y decir que únicamente fue mejor (relativamente hablando) que las administraciones de Fox, Calderón y Peña Nieto.

Bueno: pues todos esos resultados positivos se dieron a pesar de la pandemia de 2020. A pesar de que casi se detuvo por completo la economía, este gobierno está entregando resultados económicos positivos al final. En algunos casos, muy positivos. ¿Por qué fue eso? Por que esta administración le dio prioridad a la gente; no a las empresas o inversionistas, mucho menos a la oportunidad de ver qué se podían robar los gobernantes en turno.

Por el bien de todos, primero los pobres.

Sólo imaginen (de manera honesta, de preferencia), cómo hubiera resultado la pandemia con las políticas económicas y sociales de las anteriores administraciones. Si hacen ese ejercicio sinceramente y con honestidad, en una de esas consiguen comprender porqué en algunas encuestas los mexicanos le dan una aprobación de más de 70% a Andrés Manuel López Obrador.

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Guardianes de la Galaxia Vol. 3

El día de su estreno en mayo del año pasado fui a ver Guardians of the Galaxy Vol. 3, porque sigo yendo a ver al cine películas de superhéroes, excepto las del moribundo universo de Fox y algunas de Sony; no he visto la última de X-Men o New Mutants, ni Mobious, por ejemplo.

Se aplican las de siempre.

Guardians of the Galaxy Vol. 3

Guardians of the Galaxy Vol. 3

Habiendo terminado el 2023, creo que puedo afirmar sin problemas que GotG3 es la mejor película del eMeCeU que vi el año pasado. Es el mejor cierre de una trilogía que he visto en mucho tiempo y me parece que le hace mucha justicia a los personajes que la integraron y la historia que relata.

En particular creo que voltear las cosas para hacernos ver que realmente estuvimos siguiendo la historia de Rocket durante los últimos 10 años es una excelente idea. Más aún con la puntada de que el mapache genio siempre protestó que le dijeran mapache, pero que al descubrir que de hecho sí viene de mapaches terrícolas, asume su origen e identidad con orgullo para decirle a su creador, antes de partirle su mandarina en gajos, que su nombre no es 89P13; es Rocket Raccoon, muchas gracias.

La mejor escena en el Universo de Marvel desde Endgame, desde mi punto de vista.

También es una película increíblemente entretenida con el humor característico de Marvel, sin caer en excesos como las últimas de Thor; y sin dejar de ser emocionalmente impactante, probablemente mucho más de lo que una película de este tipo tiene derecho de ser. El Alto Evolucionario es de los mejores villanos que ha tenido Marvel en los últimos tiempos; con la no despreciable ventaja de que su actor al parecer no ha abusado sexualmente de nadie. So far.

Me encantó la película y el cierre que se les da a muchos de los integrantes de los guardianes; de verdad me parece que es lo mejor que ha hecho Marvel en mucho tiempo.

Las únicas críticas que le tengo a la película son el uso forzado de Adam Warlock, pero lo habían prometido al final de GotG2, así que nos teníamos que joder, supongo; y que Quill, que siempre trae sus botas para volar en el espacio, convenientemente se le olvidaron en el clímax de la película para que Adam pudiera salvarlo y así redimirse. A pesar de ello, Will Poulter es excelente, como suele ser él siempre.

Si se saltaron esta entrega porque ya estaban un poco hasta la madre de películas de superhéroes, yo les recomiendo que la vean en cuanto puedan; es de verdad lo mejor que ha hecho Marvel en mucho tiempo y altamente satisfactoria.

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Feliz año nuevo 2024

Como todos los años, queridos lectores, les deseo un feliz año nuevo. El año pasado fue fascinante en el aspecto político, principalmente porque al parecer la elección del próximo 2 de junio se decidió de antemano en dicho año. Eso en principio hace que no sea muy emocionante la elección de este año; pero no le quita lo divertido de ninguna manera.

Faltan cinco meses para que elijamos a la que (con casi absoluta certeza) será la primera presidenta del país, y aunque indudablemente tendremos una de las campañas más sucias de toda nuestra historia, incluyendo cosas como audio y video falsos generados con la mal llamada inteligencia artificial que se ha popularizado en los últimos meses, no tengo la menor duda de que la ciudadanía mexicana (en su mayoría) se elevará al nivel requerido por las circunstancias y que los resultados de casi todas las elecciones serán aceptados por virtualmente todo mundo, estando casi dispuesto a apostar que incluso lo harán el mismo 2 de junio.

Me puedo equivocar, por supuesto: 5 meses son muchos meses; pero al parecer todo se está encaminando a que no haya mucho qué discutir de los resultados. Vamos a ver; en una de esas nuestra desesperada y triste oposición saca su colectiva cabeza de su colectivo trasero y dejan de hacer estupidez tras estupidez tras estupidez tras estupidez.

No dan muchas señales de ni siquiera intentarlo, sin embargo.

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Is It Wrong to Try to Pick Up Girls in a Dungeon?

Uno de los siguientes animés que vi fue Is It Wrong to Try to Pick Up Girls in a Dungeon?, que por supuesto nadie le dice así, dado que es un título ridículamente largo; se le suele llamar DanMachi. Yo en particular le digo Bell-todas-mías.

It Wrong to Try to Pick Up Girls in a Dungeon?

It Wrong to Try to Pick Up Girls in a Dungeon?

La serie no es un Isekai, sorprendentemente; pero supongo que podríamos clasificarla como adyacente a Isekai. Son las mismas mamadas de calabozos (bueno; nada más hay un calabozo), combate y niveles, como en un videojuego; pero ocurre en un mundo donde los dioses (básicamente todos los dioses de nuestras mitologías), conviven con los humanos comunes y corrientes en familias (dicho así, en latín), cada una de ellas con un dios a la cabeza y con múltiples aventureros aventurándose en el calabozo.

La historia sigue a Bell-todas-mías, el único miembro de la familia de Hestia, que a pesar de tener la apariencia de una adolescente extremadamente chichona, es de hecho una diosa inmortal. No tengo ningún problema en aceptar la divinidad de Hestia.

Hestia

Hestia

Y como el nombre de la serie indica (y la razón por la que la llamo Bell-todas-mías), es porque todas las innecesariamente sexys muchachas que interactúan con el muchacho generalmente terminan medio enamoradas de él, si no es que perdidamente enamoradas. La serie, siendo justos, hace mucho énfasis en resaltar que Bell es extremadamente bonito; además de que es un excelente aventurero con la capacidad de aumentar niveles muy rápidamente (se entrevé que es descendiente de algún dios, probablemente Zeus), y muy buena gente y heroico, como suelen ser los protagonistas en este tipo de series.

El diseño de personajes es apropiadamente muy sexy, y las escenas de acción suelen ser espectaculares; además de que no se tientan el corazón y es muy común ver cómo múltiples aventureros mueren de formas muy violentas al enfrentarse con los monstruos que pululan el calabozo.

Está divertida, pero la verdad no tengo mucho más qué decir acerca de ella: el romance está atorado con las múltiples candidatas de pareja para Bell en su harén (la unidad básica familiar del animé) sin poder ni siquiera andar de la mano con él en una cita; y con Bell perdidamente enamorado de una aventurera que es medio autista y probablemente medio bruta para todo lo que no sea combate.

Pero la producción es impecable y ciertamente es entretenida; nada más no tiene nada que la haga resaltar, desde mi punto de vista… si no toman en cuenta las innecesariamente sexys muchachas. En Netflix está la primera temporada, mientras que la segunda y la tercera la pueden ver en Crunchyroll.

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Marvel’s Spider-Man

Mi siguiente platino fue el de Marvel’s Spider-Man, que es de las experiencias más satisfactorias que he tenido con mi PlayStation 4.

Marvel's Spider-Man

Marvel’s Spider-Man

Cuando me suscribí a PlayStation Plus, primero Extra y luego Deluxe, una de las razones por las que me decidí hacerlo fue que justamente que Marvel’s Spider-Man y Marvel’s Spider-Man: Miles Morales venían gratis en el catálogo de juegos.

El catálogo de juegos es distinto a los juegos mensuales gratis de PS+; todo juego en el catálogo se puede jugar mientras esté en el mismo, mientras los juegos mensuales uno tiene que reclamarlos en el mes en que salgan. La otra cara de la moneda es que los juegos del catálogo uno ya no puede jugarlos si salen del mismo (que para algunos juegos pasa cada cierto tiempo), mientras que los juegos gratuitos son para siempre, como los diamantes.

El punto es que básicamente el precio anual de mi suscripción lo desconté con los dos juegos de Spider-Man, ya no digamos el montón más que he jugado.

Como sea: Marvel’s Spider-Man.

Todo mundo concuerda en que Marvel’s Spider-Man es de los mejores juegos exclusivos para PlayStation (inicialmente: ahora ya está disponible para PC); y además uno de los mejores juegos para el PS4 en particular (el juego ya está disponible para PS5). Yo concuerdo; es extraordinario.

No sólo es ridículamente divertido columpiarse por un casi perfecto Nueva York (hay un trofeo por usar fast travel cierto número de veces que tuve que cazar explícitamente, porque prefería columpiarme siempre); además el combate es entretenidísimo; las misiones secundarias son en general todas muy divertidas; los DLC son excelentes; y por si no fuera poco, la historia es de las mejores que he visto para el amigable vecino arácnido, que no es decir poco.

Eso fue de hecho lo que más me sorprendió del juego, lo buena que es la historia; no es la misma que la de los cómics, ni tampoco la de las películas (cualquier encarnación que elijan), ni de las caricaturas ni de nada. Es completamente original; pero respetando u homenajeando a todo el spiderverse. En particular, la batalla final de Spidey con Doc Ock, después de mostrarnos una relación casi paternal con el científico seducido por el mal, es excelente; pero todavía más el final donde desmueren a la tía May.

Literalmente no lo vi llegar; en general la tía May es medio inmortal (en los noventas bromeábamos que era mutante, con el poder de sobrevivir paros cardiacos). Pero además, cuando le dice a Spider-Man que se quite la máscara porque quiere ver la cara de su sobrino antes de morir, cuando todo el juego no había dado ninguna señal de que conocía el secreto de Peter, yo de plano me eché a llorar como niña chiquita; vamos, escribiéndolo aquí meses después, puedo sentir cómo atacan de nuevo los ninjas cortacebollas.

Además de eso, el manejo de los villanos es en general bueno, pero habiendo tantos era previsible que no le darían mucho tiempo a cada uno. Una excepción es por supuesto Martin Li, Mister Negative, que la campaña publicitaria utilizó como señuelo de que él sería el enemigo principal del juego, para distraer de que era realmente Otto. En los DLC (también incluidos en mi suscripción) está además la Gata Negra, que le sale a Peter con el chiste de que tiene un hijo y sin dejarle claro si es suyo, y yo (que he sido aficionado rabioso de ella desde los cómics que Novaro traducía al español y que yo coleccionaba) nada más agitaba tristemente la cabeza, sabiendo que la hermosa criminal lo estaba engañando, como generalmente hace. Para que luego el Gato Negro (que es el papá de Felicia) haga exactamente lo mismo con el inocente de Peter haciéndose pasar por policía.

De la historia lo único que no me gustó fue que hicieran a Mary Jane una reportera. Además de lo poco original de la idea (¿Loise Lane?, reportera; ¿Vicky Vale?, reportera; ¿Iris West?, reportera), me resulta ofensivo que no respetaran la carrera y vocación de MJ: en los cómics siempre ha sido una modelo con aspiraciones histriónicas. ¿No pueden hacer un personaje femenino fuerte, independiente e interesante que sea modelo con aspiraciones teatrales? Vamos, que también ayude a Peter, usando sus contactos con el jet set de Nueva York, donde justamente navegan Fisk, Osborn y (potencialmente) Silver Sable.

De las críticas negativas que recibió el juego, en general yo no las comparto: las secuencias donde uno controla a MJ y Miles no me molestaron a mí, que he oído a mucha gente quejarse de ellas. No son particularmente interesantes (las misiones de estarse escabullendo generalmente no lo son), pero no las encontré insufribles.

De verdad, exceptuando que hicieron a MJ reportera de la nada, para motivos prácticos no tengo ninguna queja del juego. Tengo, sin embargo, algunas quejas contra los aficionados del mismo, que afirman que este juego es mejor que Batman: Arkham City.

No lo es. Es más moderno, eso sí.

Podemos discutir que es comparar peras con manzanas, pero si nos empeñamos en compararlos, a mí sencillamente me parece que los juegos del Caballero de la Noche, en general, y City, en particular, son mejores que MSM. Por múltiples motivos. Eso no es un ataque a MSM; es un extraordinario juego: nada más Arkham City es mejor: el combate especialmente es mucho mejor, lo que es entendible, dado que lo pulieron a lo largo de décadas. Siendo aún más específico, los gagdets que usa el Caballero de la Noche son mucho más divertidos y tienen mucho más sentido que los que usa Spidey.

Lo que me lleva a la otra crítica que tengo contra MSM (que es muy pequeña): que no es posible que Peter sea un graduado universitario desempleado y con problemas de dinero, pero que construya la enorme cantidad de gadgets y trajes que utiliza en el juego. Justamente con Batman es justificable porque Bruce Wayne es un millonario y tiene en su nómina a un genio tecnológico como es Lucius Fox; pero a Peter literalmente lo desalojan de su departamento por no pagar la renta, ¿de verdad quieren que crea que puede hacer drones? ¿Con el precio de los electrónicos en esta economía?

Son como sea críticas en general pequeñas; es de los juegos más divertidos que he jugado en mi PS4, y además es (como han solido ser los últimos juegos exclusivos de Sony) increíblemente generoso con los trofeos: ninguno de los trofeos se vuelve inalcanzable no importa cómo juegue uno o en qué orden se tomen las misiones, además de que ninguno es particularmente difícil de conseguir.

Lo recomiendo ampliamente; al punto de que si tienen un PS4 o PS5 y no lo han jugado, les voy a dejar de hablar y mirar feo hasta que lo hagan. E incluso si no tienen un PlayStation con menos de diez años de edad, se puede jugar en PC (incluyendo Linux vía Steam+Proton) y no hacerlo me parece un desperdicio.

Más aún con la secuela ya ahorita disponible.

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¡Shazam! La Furia de los Dioses

A mediados de marzo de este año que termina, fui a ver Shazam! Fury of the Gods, porque por supuesto que eso hice.

Shazam! Fury of the Gods

Shazam! Fury of the Gods

La primera parte de esta saga a mí me gustó mucho; esta segunda parte me gustó menos, pero de hecho no es mala película. No es una joya de la cinematografía; pero no es mala tampoco. Es un churrito de superhéroes bastante entretenido.

Siempre he sido rabioso fan de Helen Mirren y en esta película se la pasa masticando escenas como chicles FutyGom; Asher Angel (Billy Baston joven) es guapísimo y encantador, y yo sigo sin entender porqué nadie le dijo a él y a Zachary Levi que estaban interpretando, asegún, el mismo personaje; Jack Dylan Grazer es espectacular como Freedy Freeman y por poco se roba la película; y Rachel Zegler es tan estupidizantemente hermosa que yo la iría a ver a una película donde nada más leyera nombres del directorio telefónico. Y no, no me “ofende” que una diosa de miles de años quiera ligarse a un muchacho adolescente; eso es lo que siempre han hecho los dioses griegos, es perfectamente consistente para el personaje.

Por último, el cameo al final de Marvila es tetísimo, pero disfrutable de cualquier manera.

No, la película no es mala, realmente; sólo es parte de esta vorágine de destrucción que al parecer está consumiendo a todas las películas del extended DCEU extendido antes del golpe de timón por parte de James Gunn. Y que lamentablemente (de forma aparente) también consumirá dicho golpe de timón.

A mí me gustó el churrito y me alegra haber irlo a ver al cine. Pero no detuvo esa vorágine detructiva… y al parecer de hecho contribuyó a la misma, porque a estas alturas no importa qué haga Warner Bros., por definición todo lo que haga estará mal, la crítica y la audiencia han decidido (no de manera completamente injustificada).

Está en HBO Max, si la quieren ver; yo digo que vale la pena.

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Attack on Titan

Si me leen con regularidad, queridos lectores, habrán notado que en los últimos meses me había acomodado en un sencillo formato de reseñar una película, seguido de reseñar un videojuego, seguido de reseñar un animé. Es una metodología simple y cómoda, y me funcionó bien.

Sin embargo, dos cosas causaron que me detuviera durante casi todo un mes: el fin del semestre en la Facultad; y que el siguiente animé que debía reseñar es Attack on Titan, justamente durante los días en que iba a salir el último episodio de la ridículamente alargada cuarta temporada, que se extendió durante tres años y está dividida en cuatro partes, cada una con un nombre más ridículo que la anterior: creo que la última parte se llama: “Cuarta temporada, el final, ahora sí, de veritas la última parte”.

El episodio final final, ahora sí en serio final, transcurrió hace un par de semanas; y la verdad sí necesité varios días para acomodar mis pensamientos acerca de la serie. Que de eso es esta entrada.

Attack on Titan

Attack on Titan

Para los que no lo sepan, AoT relata la historia de Eren Yeager, un habitante de la isla Paradis, último refugio de la humanidad después de haber sido casi completamente aniquilada por terroríficos titanes, humanoides de varios metros de altura que literalmente se comen a los humanos.

Los habitantes de Paradis están en un enorme círculo protegido por tres enormes murallas concéntricas, que al parecer los titanes (que carecen de cualquier tipo de inteligencia) son incapaces de atravesar. Eren sueña con unirse al batallón de reconocimiento (Survey Corps), un ala del cuerpo militar de Paradis que se aventura fuera de las murallas tratando de investigar maneras de combatir a los colosales monstruos; fuera de eso vive una vida relativamente tranquila con sus amigos de la infancia, Mikasa Ackerman y Armin Alert.

Hasta que dos titanes con características nunca antes vistas (el Titán Colosal y el Titán Blindado) consiguen destruir la muralla justo en la villa de Eren, lo que causa que entren todos los demás titanes y causen una masacre absoluta, incluyendo la mamá de Eren, que un titán se la come mientras él mira impotente.

Esto inicia la saga del muchacho, que junto con sus dos amigos se une al batallón de reconocimiento y entre los tres sobreviven el intenso entrenamiento utilizando un equipo especial que les permite matar titanes; no voy a elaborar al respecto, pero es espectacular cómo funciona el equipo de maniobra omnidireccional (Omni-Directional Maneuvering Gear), y los básicamente machetes que utilizan para destazar la nuca de los titanes, aparentemente su punto débil.

En su primera misión, por supuesto, un entusiasmado Eren, con ojos brillantes de poder comenzar a vengarse de los monstruos que le quitaron a su madre, tarda aproximadamente quince segundos es ser consumido por un titán… y un par de minutos más en él mismo convertirse en un titán.

No voy a relatar todo lo que sigue, porque es de las historias más rebuscadas, interesantes y emocionantes que haya visto en animé en mucho tiempo; baste decir que todo lo que Eren y sus amiguitos creían era mentira: Paradis no es el último refugio de la humanidad; el resto del mundo tiene décadas planeando la destrucción de la isla; Misaka pertenece a un lineaje de básicamente súper humanos en el arte de cualquier forma de combate; Armin eventualmente se vuelve el titán colosal; Eren se convierte en un genocida que termina exterminando a 80% de la población humana, en un esfuerzo equivocado pero sincero de querer salvarla sin sacrificar a su pueblo; y la serie tiene las mejores escenas de acción que he visto en mucho tiempo.

Pocas series he visto yo que impacten tanto emocionalmente como lo hace AoT; que un titán se coma a la mamá de Eren; el descubrir que él mismo es titán; el descubrir cómo es que se volvió titán; el descubrir que Reiner, Bertholt y Annie son espías enviados para destruir Paradis; el plan demente (y genial e inhumano) de Eren para recuperar al Titán Bestial; el plan demente (y genial e inhumano) de Eren para causar un golpe de estado en Paradis; y el Retumbado (Rumbling), que es la acción genocida más espectacular que yo jamás haya visto en animé, parecido al genocidio por parte de los Zentraedi contra la población humana en Macross/Robotech, pero mucho más terrible y violenta, además de mostrarla con una cercanía casi indecente.

Pero por encima de todo, en mi caso, por la muerte de Sasha; cuando muere al final de la primera parte de la cuarta temporada, yo casi no lo podía creer. Literalmente sentí una sensación de pérdida, como si hubiera morido alguien cercano a mí.

La serie comencé a verla en la pandemia, creyendo (no tengo idea por qué) que era una comedia; y me prendí de inmediato de la misma. Vi todos los episodios, todos los especiales; venga, hasta las adaptaciones en acción viva (no las vean; son terriblemente malas). Es la serie (no romántica) que creo que más me ha emocionado en muchos años. Más que Demon Slayer incluso.

Y el final me satisfizo bastante; no sólo es ridículamente emocionante y repleto de acción: termina siendo dolorosamente romántico, mostrando (aunque no explícitamente resolviendo) el romance entre Armin y Annie y el de Falco y Gabi. Y por supuesto enunciando explícitamente el amor entre Eren y Mikasa, que cada vez que leo en línea a la gente que dice que “no tiene sentido”, de verdad me pregunto si vimos la misma serie: para mí era obvio como desde los primeros quince segundos del primer episodio. Por supuesto es triste que nunca pudieran vivir su romance y que Mikasa, contrario a los deseos de Eren, nunca lo superara o se deshiciera de la bufanda que le regaló cuando eran niños; pero pues no hay final feliz para asesinos genocidas del ochenta porciento de la humanidad, supongo.

La serie también plantea (pero se niega a intentar resolver) preguntas muy profundas acerca de la humanidad y el al parecer inevitable impulso de estarnos matando unos a otros. Y termina en un epílogo cientos de años después de que murieran Eren, Mikasa y Armin, mostrando no sólo a la humanidad volviendo a matarse entre ella, sino posiblemente el regreso del “ente” causante de la existencia de los titanes.

La recomiendo ampliamente, más aún en esta época en donde mucha gente al parecer se ofende de tener protagonistas completamente jodidos de la cabeza; eso es a mí de lo que más me gusta de la serie: el hecho de que los usuarios del Titán de Ataque (o Atack on Titan), como Eren, al parecer pueden “recordar” el futuro, y que entonces resulte que (aparentemente) Eren fue el que de hecho causó que su madre fuera literalmente masticada por un titán, supongo que le jodería la cabeza a quien fuera.

Véanla si pueden: es, en pocas palabras, espectacular. Está en Crunchyroll, si les interesa.

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Goat Simulator

El siguiente platino que adquirí fue el de Goat Simulator.

Goat Simulator

Goat Simulator

Este fue otro videojuego donde el hijo de un amigo (el mismo hijo del mismo amigo) comenzó a jugarlo y pues se registraron los trofeos.

Goat Simulator salió hace cerca de una década, armando un pequeño escándalo cuando lo hizo. El “juego” (si somos generosos llamándolo así) fue un prototipo que más o menos en broma hicieron algunos programadores de Coffee Stain Studios y que al subir videos del mismo a YouTube generó suficiente atención como para lanzarlo como juego completo.

En Goat Simulator uno controla a una cabra que causa caos en un suburbio. Esa es toda la “historia”, al menos en el juego principal (o sea, descontando DLC); realmente es un sandbox de simulación física donde el avatar del usuario es una estúpida cabra que corre, brinca y “agarra” cosas con su lengua (que se puede estirar decenas de metros). Con estas habilidades uno puede destruir múltiples cosas, lo que incrementa el puntaje del jugador.

Como pueden adivinar, el “juego” es un chiste, y uno ligeramente malo además. Los creadores dicen que dejaron un montón de bugs en el programa porque son divertidos, pero a mí no me engañan; los dejaron porque debe ser una pesadilla el código. Es muy común que el programa truene, sólo entonces se revierte al estado inicial del mismo: pusieron un trycatch que atrapara todo error en el main, básicamente, en cuyo caso regresan todo el estado en que se encontraba el programa al iniciarlo.

Como fuente de entretenimiento, el “juego” es divertido por aproximadamente quince segundos; se vuelve realmente aburrido muy rápidamente.

Yo hubiera apreciado la estupidez del programa si obtener los trofeos hubiera sido trivial; pero no, a alguien se le ocurrió que múltiples trofeos debían requerir el seguir múltiples pasos en varios casos de manera precisa, que es medio imposible porque el estúpido “juego” está lleno de errores.

Yo soy programador profesional y a mí no me engañan; Goat Simulator es una pesadilla de programación, pero que decidieron publicitar como si todos los errores fueran a propósito para divertir al usuario. Su existencia es casi ofensiva para mí.

Me llevó casi un mes sacar todos los trofeos de Goat Simulator, por una combinación de que era realmente aburrido junto con ser básicamente imposible de hacer nada de manera predeterminada, porque el programa está plagado de errores.

En justicia del “juego”, sí hubo varias ocasiones en que me hizo reír; pero la verdad me desesperé con el mismo muchas veces más.

Así que realmente no lo recomiendo; me salió gratis, eso sí.

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Demon Slayer: To the Swordsmith Village

Cuando fui a ver a las quintillizas por excelencia en el cine, me enteré de que iban a estrenar también Demon Slayer: To the Swordsmith Village. De ésta sí sabía la existencia de la película, nada más no que se iba a estrenar en México. Y también sabía que era básicamente una concatenación de los últimos capítulos de la temporada pasada del animé con los primeros de la nueva; pero creí que sería como la película de Goblin Slayer: reutilización de escenas de la temporada del animé, junto con algo de material adicional.

Así que, después de haber disfrutado mucho a las quintillizas, me dije a mí mismo: “mí mismo, vamos a ver Demon Slayer en la pantalla grande”.

Demon Slayer: To the Swordsmith Village

Demon Slayer: To the Swordsmith Village

Esta “película” es el más grande fraude que he ido a ver al cine. Son exactamente los dos últimos episodios de la tercera temporada y el primero de la cuarta (yo, como The TV DB, considero el arco del tren Mugen como una temporada aparte); pero cuando digo exactamente, quiero decir EXACTAMENTE. Incluyendo el inicio y los créditos en los tres episodios, las pequeñas viñetas antes de comerciales y (probablemente lo más agraviante), el repetir la última escena del capítulo anterior antes de comenzar el siguiente.

Yo, por supuesto, ya había visto los dos últimos episodios de la temporada tres, así que realmente fui al cine a ver menos de veinte minutos de material original (descontando inicio y créditos), que además volvería a ver cuando por fin se estrenara la cuarta temporada.

Dicho sea eso, la verdad sí me divertí: esos dos últimos episodios de la temporada tres, donde Tanjiro Quiñá Quiñá y Tengen combaten a Gyutaro mientras Zenitsu e Inosuke combaten a Daki son de las cosas más espectaculares que se han hecho en animé, y la verdad sí valía la pena verlos en la pantalla grande.

Paradójicamente, el primer episodio del arco de la villa de herreros (que era lo único que no había visto), pues ese no valía la pena verlo en el cine: es el episodio que establece la temporada, entonces son distintos personajes vomitando exposición, cero acción y evidentemente termina en un cliffhanger.

De cualquier manera la experiencia fue más positiva que negativa para mí; y mi cine estaba repleto de aficionados de la serie, algunos incluso disfrazados, entonces me imagino que para ellos también fue una experiencia positiva.

(Por cierto; había muchas más muchachas en esta película que en la de las quintillizas; concluyan de eso lo que se les dé la regalada gana.)

Todavía volvería al cine a ver otra película de animé este año; pero de eso hablaré más adelante. De esta película sólo diré: vean la serie. Está en Netflix.

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Dr. Stone

El siguiente animé que vi fue Dr. Stone. Como una muestra de la jodida que causó la pandemia a mi memoria: tenía en mi mente que había visto esta serie después de la pandemia, pero acabo de ver y de hecho se estrenó antes de la pandemia, en 2019.

Podría haberla visto antes de la pandemia… pero también después de la pandemia. Incluso durante la pandemia. ¿Honestamente? No tengo ni puta idea.

Como sea, Dr. Stone.

Dr. Stone

Dr. Stone

OK, ésta sí es mediamente original: nada de romances adolescentes, nada de tipos entrenando para ser más fuertes para agarrarse a madrazos, y nada de robots gigantes peleando con kaijus u otros robots gigantes.

Dr. Stone relata la historia de cómo toda la humanidad (menos un puñado de astronautas) de repente son petrificados en 2019. Un rayo verde brillante (al parecer originando cerca de Brasil) cubre todo el planeta, petrificando a todos los seres humanos. Al parecer también algunos animales son petrificados, pero no queda del todo claro.

La humanidad permanece petrificada durante 3,700 años, hasta que Senku, un estudiante de ciencia japonés, es despetrificado. Senku además, contrario a casi todo el resto de la humanidad, se mantuvo consciente todo ese tiempo con el sencillo método de contar el número de segundos que transcurrían, lo que además le permite también saber cuánto tiempo ha pasado.

Senku mal que bien se mantiene vivo durante seis meses; casi todo rastro de la humanidad ha sido consumido por los elementos, y Senku es un genio intelectual y una biblioteca viva de casi todo el conocimiento científico, pero es más bien débil (aunque la despetrificación al parecer dejó su cuerpo como nuevo) y no tiene muchas habilidades manuales. Después de seis meses, el mejor amigo de Senku, Taiju, también es despetrificado; ambos estaban relativamente cerca y entre los dos descubren que al parecer fueron despetrificados porque donde se encontraban sus estatuas ocurrió naturalemente que se formara ácido nítrico.

Acumulando este ácido nítrico natural (se produce a través de guano más o menos a una tasa de unas cuantas gotas cada minuto), planean despetrificar a más personas, pero un ataque por parte de leones salvajes los obliga a despetrificar primero a un genio artista marcial, Tsukasa, que los salva y procede a mostrar que tiene una inteligencia casi al nivel de la de Senku.

El plan de Senku es despetrificar a toda la humanidad estableciendo una nueva sociedad regida por la ciencia; pero Tsukasa se le opone, bajo la idea de que el conocimiento científico había manchado la sociedad antes de la petrificación; él prefiere una nueva sociedad regida por la fuerza, no en menor medida porque probablemente él sea el más fuerte de todos. El conflicto escala hasta que Tsukasa le rompe el cuello a Senku, cuando se da cuenta de que eventualmente su conocimiento científico le permitirá construir armas contra las que su fuerza natural no podrán hacer nada. Sin embargo Taiju consige revivirlo gracias a que un pequeño pedazo de su nuca seguía petrificado: al despetrificarlo, eso repara la herida y revive a Senku.

Senku manda a Taiju junto con su novia despetrificada a que como espías se unan con Tsukasa, que ha comenzado a despetrificar gente que considera “digna” de su sociedad regida por la fuerza, mientras Senku busca cómo establecer un “reino de la ciencia”, cuya base termina siendo una pequeña aldea de humanos primitivos, descendientes del puñado de astronautas que escaparon el rayo petrificador miles de años antes.

(Convenientemente, en la Estación Espacial Internacional estaba una hermosísima cantante cuando ocurrió la petrificación, así que muchas de las muchachas en la aldea son ridículamente hermosas… nunca cambies, Japón).

Kohaku

Kohaku

No tienen idea de cómo me ha gustado esta serie; Senku se gana la confianza de la aldea primitiva (y eventualmente su liderazgo) utilizando únicamente su conocimiento científico. La serie es más bien inocente y abusa de los personajes reaccionando de forma ridículamente exagerada como alivio cómico; pero todo el conocimiento científico es verdadero, y muestra cómo la ciencia, y su principal aplicación, la tecnología, sirven en gran medida para mejorar la condición humana.

Alivio cómico

Alivio cómico

En uno de los ejemplos más chidos, una niña en la aldea se la pasa todo el día con una calabazota en la cabeza viendo a través de agujeritos en la misma; Senku deduce correctamente que la niña tiene miopía, y que los agujeritos le ayudan a enfocar un poco su vista. Con la ayuda del artesano del pueblo le hacen unos anteojos a la niña, que al poder ver claro por primera vez en su vida se echa a llorar; y yo, que he usado lentes desde que tengo doce años, no pude menos que echarme a llorar junto con ella, porque es de esas cosas que el conocimiento científico de la humanidad nos ha permitido poder reparar, mejorando la calidad de vida de millones de personas que de otra forma se la pasarían estrellándose contra postes cada vez que salieran a caminar en la calle.

Que es otra cosa chida de la serie: Senku reconoce de inmediato que no tiene la habilidad manual para poder construir las cosas que su conocimiento científico le permiten saber se pueden construir, y entonces recluta a las personas con el talento necesario para que hagan esa parte.

La serie no es perfecta, y le falta mucho romance, digo yo. Sin embargo es padre ver a un protagonista abierta y descaradamente ateo el utilizar conocimiento científico para solucionar problemas reales de personas de carne y hueso; si no es principalmente para eso, ¿para qué querríamos a la ciencia en primer lugar?

La recomiendo ampliamente; el diseño de personajes es muy chido (aunque, repito, abusan de hacerlos reaccionar de forma ridículamente exagerada); la música está increíble y la historia es muy divertida, mostrando que se pueden construir cosas como un radio para comunicarse o un carro movido por un motor de vapor usando nada más conocimientos científicos y harto trabajo manual. La primera temporada y la segunda (que actualmente se está transmitiendo) están en Crunchyroll.

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Dead or Alive 5: Last Round

Después That’s You!, obtuve el platino de Dead or Alive 5: Last Round.

Dead or Alive 5: Last Round

Dead or Alive 5: Last Round

Cuando tenía menos de 10 años, en los ochentas, salió un comercial en televisión donde un montón de muchachitas en minifalda vestidas de color de rosa, al ritmo de la canción en el comercial, se daban la media vuelta y se agachaban levantando las falditas para enseñar sus también rosas calzones, durante menos de un segundo. Me parece (pero puedo equivocarme) que la canción era Agujetas de Color de Rosa, pero fue hace casi 40 años, no recuerdo. No tengo idea de qué anunciaba el comercial; lo he buscado en YouTube sin ningún éxito.

Eran los ochentas; los calzones que traían las muchachas eran rosas, pero seguían siendo calzones: no calzoncitos, ni mucho menos tangas. Era sexy y divertido, pero realmente inocente para estándares modernos y probablemente también para los de ese entonces.

A mis inocentes menos de 10 años, al ver esos calzones rosas en la televisión, recuerdo claramente que sentí un hueco en el estómago y perdí la respiración un par de segundos. Era muy joven para entender qué había pasado, pero básicamente había descubierto por qué es tan popular el fan service de este estilo.

Más de treinta años después, me sigo emocionando como niño chiquito si en una película, animé o videojuego, veo el destello de los calzones de una muchacha atractiva, más aún si hay una razón sensata para que se muestren en la pantalla. Pero incluso si no tiene sentido que enseñen la ropa interior, la verdad lo sigo apreciando.

Aquí algún retrasado mental va a decir que si eso me gusta, eso quiere decir que en la vida real debo estar todo el tiempo tratando de ver calzones de muchachas, lo cual es, por supuesto, más allá de idiota: veo películas y juego videojuegos donde el protagonista mata un montón de personas (bajo mi control, en el caso de videojuegos), y lo disfruto mucho. Eso no quiere decir que en el mundo real estoy tratando todo el tiempo tratando de matar gente. Es exactamente lo mismo; se llama escapar la realidad con fantasías pendejas, que nunca es problemático si siempre distinguimos la realidad de la ficción; pero al parecer esto es algo que mucha gente no puede aceptar hoy en día.

Debo dejar claro que una parte fundamental de este estilo del fan service, es que la ropa interior debe sólo mostrarse a destellos: si la están enseñando todo el tiempo, no tiene chiste. Mucho menos si escala a desnudez parcial o total.

Dead or Alive 5: Last Round es, en ese sentido, el mejor videojuego de peleas que yo jamás haya jugado; y es discutiblemente la característica principal del mismo. El juego es de los que están disponibles en mi suscripción de PlayStation Plus; lo bajé, comencé a jugarlo, y no tienen idea de cómo lo disfruté.

Me encantan los videojuegos de peleas, desde que era adolescente en secundaria y yo y mis cuates después de la escuela íbamos a “las maquinitas” (como les decíamos entonces), a gastarnos nuestro poco dinero echando monedas a gabinetes donde se podían jugar cosas como Street Fighter o Mortal Kombat.

Una cosa interesante; no jugábamos (al menos mis cuates y yo; pero me parece que era lo común al menos en las zonas donde crecí en la Ciudad de México) uno contra otro: hubiera sido un desperdicio de dinero, porque una vez que alguien perdiera tenía que volver a meter una moneda. Pero además, creo que los mismos gabinetes estaban configurados de tal forma que la modalidad PvP (player vs. player) estaba inhabilitada.

Jugábamos todos apiñados alrededor del monitor del gabinete, mientras uno de nosotros avanzaba en el juego; y a veces si uno perdía otro tomaba el control. Y por supuesto estaba el gesto de poner una moneda sobre el cristal del monitor, haciendo saber al jugador que otro jugador hacía público que si perdía, él continuaría jugando en su lugar.

Era cosa seria.

Como sea; me encantaban desde entonces los videojuegos de peleas, y yo creo que hubiera sido el principal tipo de videojuego que yo hubiera jugado siempre, si no fuera por un pequeño y casi intrascendente detalle.

Apesto en los videojuegos de peleas. Con la intensidad de diez mil soles.

Es muy desconsolador, porque sí he intentado jugar más y más videojuegos de peleas, pero el hecho es que apesto. Que además los videojuegos de peleas suelan ser de los más difíciles de obtener todos los trofeos no cooperó en que siguiera jugándolos.

Cuando regresé a jugar videojuegos, como decidí que ya no me iba a importar si acababa o no todos mis juegos, comencé varios videojuegos de peleas, algunos de los cuales tenía desde hacía muchos años. DoA5LR no fue uno de ellos; sencillamente estaba incluido con mi suscripción de PlayStation Plus y decidí probarlo.

Y para mi infantil alegría, el juego en general consiste de bellísimas muchachas dándose de patadas voladoras (o haciéndose volar a patadas; semántica), enseñando fugazmente los calzones mientras lo hacen. ¿Qué más puede pedir alguien en la vida?

Volando a patadas

Volando a patadas

El combate en DoA5LR no es tan meticulosamente exacto como en Street Fighter, pero tampoco se parece al de Mortal Kombat (o allegados, como Injustice: Gods Among Men), pero sí tiene sus sutilezas, utilizando un balance del tipo de piedra-papel-y-tijeras: uno puede golpear, lanzar y bloquear, donde los golpes le ganan a los lanzamientos; los lanzamientos le ganan a los bloqueos; y los bloqueos le ganan a los golpes. Ejecutado cada movimiento en el momento exacto, además, el mismo se convierte en un contraataque que lidia más daño que el normal.

O pueden hacerle como yo y dar de botonazos y zarandear el joystick de forma desesperada para tratar de evitar una madriza, generalmente de manera bastante inútil de mi parte. Cuando decidí intentar juegos de pelea, me compré un joystick, compatible con todos mis PlayStations. El mismo es fabuloso; se siente como cuando era adolescente y jugaba en las maquinitas.

El joystick

El joystick

Lamentablemente, eso incluye mi inutilidad para este tipo de juegos; el joystick es fabuloso, pero creo que de hecho resalta mi nula habilidad para juegos de peleas: particularmente en los que premian la precisión, como Street Fighter.

Dead or Alive 5: Last Round es muy noble en ese sentido; realmente uno no tiene que ser bueno para obtener el platino. La historia del juego (que es delirante, particularmente siendo la quinta parte de una saga de la cual yo no tengo ni puta idea de qué ha ocurrido) comienza con peleas casi triviales de ganar, y conforme progresa se va volviendo más difícil, lo que supongo tiene sentido. Pero uno no tiene que terminar la historia para sacar el platino, así que ahí la tengo sin terminar: planeo seguir intentándolo (ver las peleas entre las hermosas muchachas es recompensa en sí mismo), pero pues el platino ya lo tengo.

Los trofeos en general es intentar cosas que el juego ofrece, como modos de juego, tomar fotos (un juego de este estilo es obligatorio que tenga un modo de fotografía, para capturar a las hermosas peleadoras dándose de patadas en sus mejores poses), o interactuar con ciertos aspectos de los distintos escenarios. Hay trofeos de ganar en varias modalidades; pero ninguno requiere que uno lo haga contra la dificultad más cabrona que ofrece el juego.

Hay dos grupos de trofeos que más o menos se pueden considerar difíciles: el modo en línea y las lecciones de movimientos de los personajes.

El modo en línea para mí fue trivial, porque tengo 2 PlayStations 4, y aunque PlayStation 4 (y 5) requiere PlayStation Plus para jugar en línea, sólo lo requiere para una cuenta. Entonces en mi PS4 secundario me conectaba con mi cuenta regular; y en mi PS4 principal me conectaba con mi cuenta alterna (que no tiene PlayStation Plus); siempre y cuando la cuenta alterna se conectara a la PlayStation Network mientras la regular (con PS+) estuviera conectada, ambas pueden jugar en línea un mismo juego. Es de las cosas nobles que tiene PlayStation: es la versión moderna de prestarle un juego a un amigo; lo que se aprecia, pero dado lo cara que es la inscripción a PS+, es lo menos que podía hacer Sony.

De cualquier manera, incluso sin dos PS4s hubiera sido sencillo sacar todos los trofeos en línea: todos son de participar, no de ganar. Por ejemplo, el trofeo en línea más tardado consiste en pelear 100 veces en línea: uno puede perder todas esas 100 veces, y de todas formas obtener el trofeo.

Las lecciones de movimientos de los personajes son exactamente eso: lecciones para realizar todos los movimientos de todos los personajes. Esto requiere habilidad, porque los movimientos complicados son combos; encadenar múltiples movimientos para dar una madriza más eficiente. Sin embargo, se me prendió el foco de que hacer los movimientos de manera perfecta es exactamente el mismo problema de pasar las canciones de Rock Band de manera perfecta.

Entonces hice la misma trampa que ahí; nada más no necesité mi circuito que simula un controlador, porque el PS4 tiene juego remoto: me puedo conectar con un programa desde mi computadora al PS4 y controlarlo desde ahí. Esto funciona incluso con Linux, entonces nada más escribí otro intérprete para programar los combos de los personajes y poder hacerlos programáticamente de forma perfecta.

Y con eso obtuve el platino de DoA5LR, un juego increíblemente juvenil en su fan service (tiene una opción de configuración para definir qué tanto se zangolotean los senos de las peleadoras), y que a mí me divirtió horrores (además de que sí disfruté mucho ver a las hermosas muchachas dándose de patadas entre ellas), y que es muy noble para los cazadores de trofeos. Me gustó tanto, que ya tengo ahí Dead or Alive 6 (que al parecer es muy similar, en todos los aspectos); e incluso un par de entradas de Tekken, que es parecido en el combate pero con menos fan service.

Pero pues nadie es perfecto.

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The Quintessential Quintuplets La Película

A pesar de que me mantengo informado acerca de las últimas noticias de Jólivud, dado que mis intereses cinematográficos suelen girar en torno a superhéroes, ciencia ficción y fantasía, acción y cosas por el estilo, la verdad soy dolorosamente ignorante acerca de casi cualquier cosa que se vaya a estrenar en México que no venga del gabacho.

Eso por supuesto abarca la industria nacional cinematográfica; pero también casi cualquier otro mercado internacional: sencillamente no me entero de cuándo van a estrenar cosas de ese estilo aquí.

No he escrito acerca de las quintillizas por excelencia, porque voy retrasadísimo con mis reseñas de animé; pero baste decir que sí la vi y (siendo como soy) me gustó bastante. Cuando salió la película yo la “conseguí” sin tener idea de que la estrenarían aquí en México, y cuando comienza la película (al igual que la serie) con la boda, pero ahora nos muestran a las quintillizas todas idénticamente vestidas de novia, yo le detuve y me negué a seguirla viendo. Pensé que iban a extender el drama antes de decirnos a quién elegía Futaro (que de hecho, hacen exactamente eso en la película), y sencillamente no estaba de humor para eso. También el subtítulaje (hecho por aficionados) dejaba algo que desear.

Poco después un amigo me hizo saber que la iban a estrenar en México y yo me dije a mí mismo: “mí mismo, supongo que vale la pena que vaya a verla al cine”.

Así que eso hice.

The Quintessential Quintuplets The Movie

The Quintessential Quintuplets The Movie

Es medio imposible reseñar esta película sin entrar en detalles de la trama de la serie, así que mejor dejaré eso para cuando reseñe la serie misma.

De la película en sí misma entonces sólo diré que me gustó bastante; que es un final bastante satisfactorio a la historia; que es divertida casi todo el tiempo y melodramática cuando lo merece, desde mi punto de vista; y que si vieron la serie (y les gustó) deberían ver la película. Inversamente, si no vieron la serie, o la vieron y no les gustó, no tiene el más mínimo sentido que vean la película.

Quitando eso de enmedio, quiero ahora hablar de lo que fue para mí ir a ver un animé (no animación; animé) al cine, algo que no hacía desde que vi Caballeros del Zodiaco hace casi una década. Y esa fue animación por computadora (y doblada al español), entonces supongo que podría no contarla.

La banda que me acompañó a ver a las quintillizas en mi función (que no estaba llena al máximo, pero casi) evidentemente había visto la serie; se rieron en las partes donde debían reírse, incluyendo chistes que sólo aficionados de la serie entenderían; y lloraron donde debían llorar. Eso no me sorpendió.

Lo que me sorprendió fue que casi todos éramos hombres.

Las quintillizas por excelencia son una serie descaradamente romántica; es una comedia, sí, pero me parece que es primero un romance y la comedia es un cercano segundo lugar. Así que yo hubiera supuesto que el público al cual estaría dirigido sería principalmente femenino.

Y sin embargo, en mi función había casi nada más hombres.

Estuve ponderando el asunto en esos momentos contemplativos que tengo ya en mi mediana edad, cuando me pongo a pensar en mi propia mortalidad y la de mis seres queridos, así como las preguntas que como humanidad siempre nos hemos hecho a lo largo de nuestra historia. Cosas como si habrá la posibilidad de construir en este universo algo más poderoso que una Máquina de Turing; por qué nuestra desesperada y triste oposición está tan triste y desesperada; o cuál es la respuesta a la vida, el universo y todo lo demás.

No pude encontrar una respuesta a ninguna de esas preguntas (excepto a la de la oposición; pero esa es muy fácil de responder); pero sí elaboré una teoría de por qué éramos casi puros hombres los que fuimos a ver The Quintessential Quintuplets The Movie ese día, que lamentablemente no tengo forma de comprobar de forma inequívoca.

  • Hecho: la película (al menos ese día, en esa función) no atrajo a muchas mujeres a verla; es un hecho porque no estaban ahí.
  • Hecho: la película (al menos ese día, en esa función) no atrajo a muchos hombres que tuvieran novia⧸esposa⧸pareja que estuvieran dispuestas a acompañarlos; es un hecho porque las hipotéticas novias⧸esposas⧸parejas no estaban ahí.

Entonces tal vez, tal vez las quintillizas por excelencia lo que atraen son justamente a hombres que no son capaces de conseguir una mujer que los acompañe a ver la película que cierra la serie.

Y eso, queridos lectores, me aterra un poco porque al parecer me encuentro en ese conjunto.

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Re:Zero

En la pandemia comencé a ver Re:Zero Starting Life in Another World, y meses después salió la segunda temporada, que también vi.

Re:Zero

Re:Zero

Re:Zero es un isekai casi estereotípico: Subaru Natsuki es un nini japonés que es isekaiado a un mundo de fantasía donde termina con algo parecido a un harén (la unidad básica familiar del animé).

Sin embargo, tiene varias cosas bastante originales: la razón por las cual Subaru es un nini es estudiada más o menos a detalle y (contrario a muchísimos otros isekais) en algún momento el muchacho tiene la oportunidad de platicar con su familia, después de haber sido isekaiado, acerca de su estado nini y hacerles saber que los quiere y los extraña. Al final aparentemente no son realmente sus papás, sino un viaje mental; pero se aprecia que la serie lidie con eso.

La otra cosa original es el poder que, inevitablemente, Subaru adquiere al ser isekaiado; cada vez que muere, como en un videojuego, Subaru revive un cierto tiempo antes, con la oportunidad de intentarlo de nuevo. Y, de nuevo, al igual que en los videojuegos, una vez que Subaru llega a un checkpoint, la siguiente vez que muera regresará al último checkpoint, no a uno anterior.

Eso suena extremadamente útil y así lo utiliza Subaru múltiples veces; pero no quita el hecho de que, uno: morir suele ser extremadamente doloroso para Subaru; y dos: esas muertes comienzan a causar un fuerte daño emocional en la psique del muchacho.

Re:Zero es, aunque muchos la clasifiquen junto con las ligeras comedias que suelen ser los demás isekais, una serie en el fondo de terror, sicológico sin duda alguna; pero tradicional con harta sangre y destripamientos en múltiples ocasiones.

Me gusta mucho la serie y espero con ansias la tercera temporada, que acaban de anunciar este año. Dicha afirmación por mi parte debe darles la pista, queridos lectores, de que Re:Zero tiene harto romance, lo cual es indudable; sin embargo no es de mis preferidas en ese aspecto. Subaru se enamora de Emilia casi de inmediato que llega a su nuevo mundo, ignorando al resto de su pseudo harén (la unidad básica familiar del animé); en particular a Rem (Subaru, Subaru!), que es sin duda alguna el mejor personaje de la serie, y que es un crimen de lesa humanidad que se la haya pasado en coma toda la última temporada.

Como sea, los valores de producción de la serie son impecables; la historia es emocionante, entretenida y con harto romance (tiene una de las mejores declaraciones de amor que jamás se hayan hecho… y que Subaru procede de inmediato a echar a perder); y yo la recomiendo encarecidamente.

Está en Crunchyroll, si les interesa.

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