NieR: Automata

Mi siguiente trofeo después de GTA 3 fue: NieR: Automata.

NieR: Automata

NieR: Automata

Sabía muy poco de este juego antes de jugarlo, y si lo destilamos a dos hechos muy puntuales, lo único que sabía del juego era que: (a) es arrecho de a madres; y (b) que casi absolutamente todo mundo lo adora. De verdad, casi no he escuchado críticas negativas del juego; es tan universalmente adorado que hasta los reseñadores más mojigatos le disculpan que sea más arrecho que un adolescente sin novia con las dos muñecas fracturadas.

El primer punto, que sea arrecho de a madres, es fácilmente explicable nada más de ver a 2B, la protagonista principal del juego.

2B

2B

Es de los personajes más arrebatadoramente sexys que yo haya tenido el placer de jugar en un videojuego. Y la cosa es, es un tipo de sexy que, aunque no sepa cómo explicarlo exactamente, resulta muy natural; lo cual es paradójico dado que 2B es una androide.

Tal vez lo mejor que puedo hacer es una comparación: Bayonetta, la protagonista del epónimo videojuego, fue diseñada para ser sexy en un juego igual o más arrecho de lo que es Nier: Automata: toda la ropa de Bayonetta está compuesta de su cabello, que se transforma en distintos ataques durante el combate, lo cual la deja básicamente desnuda mientras uno está madreando enemigos. Sin embargo, desde mi punto de vista, este ser “sexy” de Bayonetta es artificial y un poco de mal gusto; mientras que en 2B es natural y con una elegancia que sin duda proviene del mismo personaje.

Además de que se mueve con la elegancia y precisión de una bailarina de ballet, 2B es una estereotípica kuudere; tan es así que la página de la Wikipedia que ligo justamente utiliza la misma imagen de 2B como ejemplo (de ahí me la volé). A primera vista 2B es fría y sin emociones; robóticamente calculadora en su manera de actuar y pelear, lo que por supuesto encaja con el hecho de que es una androide.

Ante los obvios (y algo torpes) coqueteos de 9S (el segundo protagonista), 2B responde como si no entendiera o no le importaran dichos avances, enfocada como un láser en la misión que están tratando de llevar a cabo.

Y sin embargo, conforme avanza la historia, uno comienza a comprender que esa apariencia fría y sin emociones de 2B es una coraza que la androide utiliza para tratar de proteger a su muy sufrido corazón, por estar pérdidamente enamorada de 9S, de quien no puede evitar enamorarse una y otra y otra y otra vez cada vez que el adorable androide analista (scanner, de ahí la S en 9S) sacrifica cuerpo y alma (literalmente) para salvarla cada vez que es necesario; y si no, entonces 2B se ve forzada a asesinarlo una y otra y otra y otra vez cada vez que el inquisitivo androide inevitablemente descubre la verdad de la guerra que consume a los androides de YoRHa, en nombre de los pocos seres humanos refugiados en la Luna, y a las máquinas (robots) que ocupan el planeta Tierra, en nombre de los alienígenas que la conquistaron hace tantos años que ya nadie recuerda exactamente cuándo.

Eso es lo que ha hecho a NieR: Automata universalmente adorada: la espectacular y dolorosamente trágica historia entre dos androides forzados a cumplir una misión que es imposible completar exitosamente y que resulta en que inevitablemente se enamoren, una vez más, el uno de la otra. Todo para que o bien Nines (9S) se sacrifique para salvar a su amada 2B; o bien que 2B tenga que asesinar a su compañero, colega, socio, cómplice y virtual amante.

Desde un punto de vista técnico, el juego en general está bien: el modo de juego es espectacular, con el jugador controlando a 2B, luego a 9S y finalmente a A2 (la tercera protagonista; púdranse si creen que voy a entrar en más detalle) en un combate acrobático y frenético que es trivial de entender y endiabladamente difícil de dominar; la música está increíble, siendo desgarradoramente melancólica en los momentos contemplativos del juego, y dramática y frenética en los momentos de más acción; y los gráficos son en muchas cosas (como las enormes y espectaculares nalgas de 2B) de lo mejor que hay en videojuegos.

Sin embargo, el juego da la apariencia de haberse gastado todo su presupuesto para gráficos en las antes mencionadas enormes y espectaculares nalgas de 2B.

Las nalgas de 2B

Las nalgas de 2B

Esto no es elucubración mía, por cierto: el creador del juego, Yoko Taro, le dijo a sus diseñadores que hicieran las nalgas de 2B perfectas o de otra forma los iba a correr a todos. Los diseñadores sólo estaban siguiendo órdenes.

Y se nota: es la representación más espectacular de nalgas que yo haya visto en un videojuego, y ahí incluyo a obras maestras como todas las protagonistas de Dead or Alive, Cammy de Street Fighter y Juliet de Lollipop Chainsaw. La androide está pegando de brincos todo el tiempo y su enormes y espectaculares nalgas rebotan de la manera más exquisita que uno pudiera extraer de los sueños húmedos del adolescente sin novia con las dos muñecas rompidas que mencionaba arriba.

Pero como decía, al parecer todo el presupuesto se fue ahí, porque a veces los fondos parecen sacados de un PlayStation 2 y varios de los gráficos y texturas en el resto del juego dejan mucho qué desear. Por no mencionar el minijuego para hackear, que por más divertido que sea probablmente podría pogramarse en una licuadora.

Sin embargo, el espectáculo que son las nalgas de 2B nos mantienen distraídos, al menos al inicio del juego; y luego la cautivadora historia hace que perdonemos los defectos en el resto de los gráficos.

Obviamente estoy bromeando; pero en verdad, las nalgas de 2B están hechas con un detalle tan preciosista, que creo que fue de las razones por las que incluso los reseñadores de videojuegos más mojigatos estuvieron dispuestos a dejarlo pasar por alto.

Eso y la espectacularmente romántica historia.

Otro problema son los diálogos; no en sí mismos, son espectacularmente bien actuados: yo, mamón como soy, jugué el juego en japonés, lo que se presta todavía más a que se sienta como estar protagonizando un animé. No, el problema con los diálogos es que no están vocalizados todos: y de hecho una parte muy grande de los mismos existen únicamente en texto, lo cual hace que el juego se sienta (como con los fondos de PlayStation 2) viejo.

Pero de nuevo, se perdona por la espectacularmente romántica historia.

Encima de todo, está el fin, el fin de verdad, ahora sí en serio, del juego. El juego tiene casi treinta finales distintos, aunque la mayor parte son básicamente chistes; pero si uno sigue una serie de pasos específicos, se puede descubrir el final “verdadero” de la historia.

Primero, uno juega un minijuego arcade durante los créditos, mientras el juego le hace preguntas al jugador acerca del significado de la historia. Este minijuego era el mismo que usaba 9S para hackear computadoras y máquinas; el minijuego va subiendo cada vez más de dificultad, al grado de que se vuelve casi imposible de ganar: y entonces, cada vez que uno muere, cuando el juego pregunta si queremos seguir intentándolo, comienzan a salir a la vez mensajes de apoyo del resto de los jugadores que hayan jugado el juego, del tipo de “tú puedes”; “yo también creí que no iba a lograrlo”; “sigue intentándolo”. Al inicio aparece sólo un mensaje, pero conforme uno muere una y otra y otra y otra vez, el número de mensajes aumentan hasta llenar toda la pantalla.

Eventualmente, después de preguntar si queremos seguir intentándolo, se le ofrece al jugador “ayuda” por parte de un jugador que así lo haya elegido al final de su propio juego. No es que este otro jugador ayude en tiempo real: la ayuda es por parte del mismo juego, pero sólo es posible si otros jugadores deciden sacrificar su propio final verdadero en afán de ayudar a futuros jugadores.

Es glorioso; yo, ridículo como soy, no pude evitar comenzar a derramar lágrimas cuando los primeros mensajes echándome porras aparecieron: y cuando por fin tiré la toalla y acepté la ayuda, al ver que con el sacrificio de otros jugadores sí podía ganar el minijuego, además de que la música, que originalmente tenía una sola voz cantando, comienza ahora a hacerlo en coro, yo de plano comencé a berrear como niña chiquita.

Yo detesto los videojuegos en línea; y aún así NieR: Automata consiguió hacerme sentir parte de la comunidad de jugadores que lo terminaron, al leer los mensajes de apoyo para que siguiera intentando terminar los créditos. Eso yo lo veo como un logro espectacular.

Pueden ver un ejemplo (es distinto para cada jugador) de los créditos en el tubo.

Pero además además, el final final final, el de a deveritas final, muestra a los pods de 2B y 9S (púdranse si creen que les explicaré que son los pods) reconstruyendo a los androides en violación de una orden directa, lo que da pie a que, tal vez, 2B y 9S puedan por fin vivir su romance y dejar de repetir el ciclo de guerra infinita en el que se encontraban.

No sé si se hayan dado cuenta, queridos lectores, pero adoré a NieR: Automata (como casi todo el resto de la crítica); se ha vuelto de mis juegos preferidos en todos mis PlayStations, y es (independientemente de lo arrecho, que yo agradezco) de las más espectaculares experiencias narrativas que yo he experimentado jugando.

Lo recomiendo ampliamente; el juego está disponible en Steam además del PlayStation; y yo creo que se están perdiendo de mucho si no lo intentan al menos. Y si no, el animé basado en el juego es una buena alternativa si sólo les interesa la historia: pero del animé escribiré más adelante.

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The Creator

A finales de septiembre del año pasado fui a ver The Creator, porque soy fan tanto de John David Washington como de Gareth Edwards.

Se aplican las de siempre.

The Creator

The Creator

Los humanos crean a la Inteligencia Artifical; un sector de la Inteligencia Artifical se rebela; los humanos genocidian a la Inteligencia Artifical; la Inteligencia Artifical se defiende y en el proceso nos enseña qué es ser realmente humano.

Me parece que ese esqueleto de historia ocurre como en catorce millones de películas de ciencia ficción, más o menos, así que no la podemos calificar de ninguna manera como original.

¿Aporta algo nuevo este nuevo intento? No realmente, desde mi punto de vista; en particular que Alpha-O sea una niña chiquita me parece de hecho medio barato.

Dicho sea eso, está muy bien hecha la película y el mundo que construyen es, al menos parcialmente, creíble. Además, ver a Allison Janney fuera de su estereotipo cómico, como una militar de acción fue probablemente lo que más me gustó de la película.

El problema más grave que tiene The Creator, en mi opinión, es que es más bien intrascendente. No hay ni un trozo de una idea original que plantee la película, entonces termina siendo un drama envuelto en ciencia ficción, sin que dicho drama sea particularmente llamativo. Y sin que la ficción tenga mucho de ciencia.

Hay un grave problema con cómo suele Hollywood representar a la Inteligencia Artificial; cómo la gente “normal” (lo que sea que es eso) entiende lo que es la Inteligencia Artificial; y todo el ruido que están causando los productos que, de manera incorrecta (me parece) son clasificados como Inteligencia Artificial hoy en día.

No nada más estamos a años luz de acercarnos a una Inteligencia Artificial como la que se muestra en la película; para motivos prácticos nadie está trabajando en algo que ni siquiera se acerque a eso. Todo mundo está invirtiendo en cosas que podrían dar la apariencia de Inteligencia Artificial, y que en muchas ocasiones puede engatuzar al usuario, pero que eventualmente siempre muestran su no-inteligencia de la manera más hilarante (o peligrosa) posible.

Pero esto no es culpa de la película, que sí la disfruté, pero de la cual la verdad me olvidé casi de inmediato.

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I’ve Been Killing Slimes for 300 Years and Maxed Out My Level

Otro animé que me aventé fue Slime Taoshite 300-nen Shiranai Uchi ni Level Max ni Nattemashita, pero tiene un título tan ridículamente largo, que todo mundo le dice Slime 300.

Slime Taoshite 300-nen Shiranai Uchi ni Level Max ni Nattemashita

Slime Taoshite 300-nen Shiranai Uchi ni Level Max ni Nattemashita

Hay dos géneros que por sí mismos no me llaman la atención, pero que paradójicamente incluyen varios de mis animés favoritos: CGDCT y SOL. Los acrónimos abrevian Cute Girls Doing Cute Things (chicas lindas haciendo cosas lindas); y Slice of Life (rebanada de vida), respectivamente. El primero es autodescriptivo: son, literalmente, chicas lindas haciendo cosas lindas, y todos nos alegramos con tanta lindura; suelen ser series bastante puras, pero no es raro que incluyan un poquito de arrechez, si bien suele ser igualmente puro.

El segundo se refiere a ver escenas de la vida cotidiana de gente en general “normal” (lo que sea que eso signifique); no hay (o no es necesario que haya) un arco narrativo global y los episodios consisten en ver a nuestros personajes disfrutar la vida de manera bastante mundana. También suelen ser bastante puras.

Slime 300 es, nominalmente, un Isekai; pero en los hechos es una combinación de CGDCT y SOL: Azusa Aizawa, una empleada japonesa semi esclavizada por su corporación, de buenas a primeras se muere un día por trabajar demasiado, y una diosa se apiada de ella y le concede su deseo de reencarnar en un mundo de fantasía con la posibilidad de vivir una vida tranquila como bruja, además de hacerla inmortal en un cuerpo de una adolescente de 17 años, porque así le gustan a la diosa.

Nunca cambies, Japón.

Azusa se vuelve literalmente la bruja de su aldea, y vive una rutina simple durante 300 años, que incluye el matar 25 slimes todos los días. Por si no lo sabían, los slimes (que son básicamente mocos gigantes) suelen ser los enemigos más débiles en los juegos JRPG, entonces que mate 25 al día no es muy impresionante que digamos. El que lo haga durante 300 años durante todos los días, sin embargo, sí lo es: eso le permite maximizar su nivel y todas sus estadísticas, lo que la convierte básicamente en una semidiosa en su mundo.

La historia comienza realmente pasados esos 300 años, cuando distintas criaturas se acercan y hacen amigas de Azusa, incluyendo dragonas, elfas, demonias, fantasmas, leviatanes, y los dos espíritus encarnados de los millones de slimes que ha matado en esos 300 años, que se asumen como sus hijas.

Y sí, todas esas criaturas son femeninas y hermosas y sí, la serie trisca todo el tiempo con potenciales parejas lésbicas para Azusa sin en ningún momento resolverlo explícitamente, los muy cobardes. Las pseudo hijas no son potenciales parejas lésbicas, afortunadamente.

No hay mucho más de la historia: hay algunas peleas, generalmente cuando introducen a una nueva criatura que tiene una forma humana innecesariamente sexy y que termina convirtiéndose en una nueva amiga para Azusa, pero la brujita es básicamente todopoderosa después de pasarse tres siglos genocidiando 25 slimes por día, entonces no hay pelea que pueda perder.

Por lo tanto la historia es literalmente chicas lindas haciendo cosas lindas (si ignoramos el hecho de que la mayoría tiene cientos de edad, y en un caso más de mil); y trozos de su vida cotidiana viviendo muchas de ellas juntas en la casa de Azusa.

Es a un nivel intelectual bastante pendejo; pero la verdad yo la disfruté mucho. Es muy divertido ver cómo distintas criaturas tratan de ganarle a Azusa en combate sólo para que la brujita las derrote básicamente apenas moviendo una mano; y hay algo de terapéutico de ver a chicas lindas haciendo cosas lindas mientras viven su vida pacífica en un mundo de fantasía.

Objetivamente la serie no se puede calificar de buena; la animación es apenas competente (aunque el diseño de personajes está padre, con todas las muchachas estando muy lindas); la música es agradable, pero intrascendente (aunque las letras son hilarantes); y la historia es básicamente inexistente, como suele ser con todas las series de CGDCT.

Sin embargo sí es genuinamente divertida y a mí sí me ganaron la brujita y todas sus pretendientes, aunque ninguna tenga los arrestos de intentar de hacer algo más candente con la densa brujita de más de 300 años.

Está en Crunchyroll, si les interesa.

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Grand Theft Auto III

Mi siguiente platino fue Grand Theft Auto III, en su versión para PlayStation 4, que parece ser la original para PlayStation 2 en una especie de emulador dentro del PlayStation 4; no la versión “definitiva” que salió en 2021.

Grand Theft Auto III

Grand Theft Auto III

Éste fue otro de los juegos que sobrevivió mi cambio de cuenta en la PSN; lo adquirí (gratis) junto con Grand Theft Auto: Vice City y Grand Theft Auto: San Andreas en mi primera cuenta, y como digo al cambiar a mi segunda cuenta resulta que todavía lo podía jugar. Lo cual es sorprendente, porque con el lanzamiento de la versión “definitiva” (que recibió rechazo casi universal por múltiples motivos), la versión que yo jugué ya ni siquiera está disponible en la PlayStation Store. La imagen que usé para la portada la tuve que cazar en internet con una lanza; como digo, ya no está disponible en la tienda digital y según yo nunca se lanzó físicamente en disco.

Como sea: Grand Theft Auto es de esas franquicias de juegos que están íntimamente ligadas a mi vida como gamer. Durante la universidad llegó un momento en que mis amigos y yo descubrimos cómo descargar juegos piratas y comenzamos a hacerlo que hagan de cuenta que fuera deporte; muchas veces ni siquiera los jugábamos, lo divertido era descargarlos.

Así en algún momento descargamos GTA 1 y 2, que nos dio risa cuando esos sí llegamos a jugarlos, pero no les prestamos mucha atención. Eran juegos entretenidos, pero muy primitivos: era una perspectiva en 2D con vista de pájaro de la ciudad, y aunque la violencia y humor negro de la franquicia ya estaba en esas primeras entradas, lo cierto es que son mucho menos impactantes cuando las ve uno en lo que es básicamente una caricatura.

Cuando salió el avance para GTA 3, mis amigos y yo nos quedamos bañados de asiento: dícese, anonadados. No podíamos creer que un juego así pudiera existir, no teníamos idea de que la tecnología de videojuegos 3D ya había llegado a ese punto. El avance sigue siendo espectacular, más de veinte años después.

Yo jugué GTA 3 y lo terminé, si bien nunca obtuve el 100%: me puse a coleccionar paquetes hasta que ya había matado a Don Salvatore después de que él intentara matar a Claude, lo que hacía casi imposible el estar recorriendo Portland para buscarlos. Se volvió uno de mis juegos favoritos, que a veces nada más lo lanzaba para poder matar civiles en las calles.

Después por supuesto obtendría el platino de GTA 4 y GTA 5, de hecho obteniendo el 100% de los trofeos incluyendo los DLC, pero todo comenzó con GTA 3; así que cuando salió gratis en mi suscripción a PS+, yo sin dudarlo lo bajé.

El año pasado por fin lo terminé obteniendo el platino, y no tienen idea de lo mucho que lo disfruté. Debo dejar bien claro que el juego es increíblemente primitivo para estándares modernos: el combate mano a mano parece funcionar de manera aleatoria; y las armas de fuego son básicamente inmanejables, con un sistema para apuntar que parece sostenerse con diúrex y salivita. El lenguaje que a lo largo de las décadas naturalmente se ha formado en videojuegos de disparos utilizando un controlador todavía no existía; apenas se estaban estableciendo sus reglas y justamente GTA 3 fue parte de ese proceso.

Y a pesar de todos esos problemas, el juego le atinó de forma perfecta a la mecánica principal del mismo: el andar manejando distintos tipos de carros por Liberty City. Debo enfatizar que con eso no quiero decir que el manejo de carros esté bien hecho en GTA 3; todo lo contrario: es como conducir un ladrillo con llantas de gelatina en una pista de hielo. Lo que quiero decir es que es divertidísimo el manejar los carros por las calles de la ciudad, aunque se sienta como conducir un ladrillo con llantas de gelatina en una pista de hielo.

Por supuesto también está la espectacular historia; que es el motivo por el cual mi video de obtener el platino dura más de media hora: no quería dejar de poner ese final que es básicamente el de una película de acción de narcotraficantes.

Jugar GTA 3 casi un cuarto de siglo después de haberlo hecho por primera vez es revelador: en su momento era la muestra tecnológica de videojuegos más avanzada en existencia, con gráficos que nos parecían imposiblemente realistas y toda una ciudad que se sentía enorme a nuestro alcance. Hoy en día, es dolorosamente obvio lo limitado que es el juego: los gráficos son apenas competentes, con más o menos tres texturas diferentes para edificios; muchos de los personajes con manos que son bloques sin dedos; los NPCs cuentan como con 3 líneas de diálogo que se repiten hasta el vómito y de hecho hay como diez NPCs distintos; y la ciudad es realmente diminuta, correspondiendo a tres colonias no particularmente grandes de la CDMX. Y aún así fue el primer videojuego que intentara algo de ese estilo y a ese nivel.

GTA 3 es probablemente el primer juego “adulto” que yo jugué siendo adulto; lo que hace paradójico que el volverlo a jugar el año pasado me hiciera sentir de nuevo como niño. Lo recomiendo ampliamente, aunque ya no se puede jugar esa versión para PS4; a lo mejor en algún momento juego la versión “definitiva”, que se supone justamente mejora cosas como el combate con armas de fuego y un poco los gráficos, pero esta versión para PS4 es a mis ojos perfecta. No porque no tenga errores; sino en gran medida justamente por dichos errores: es un juego deliciosamente nostálgico.

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Gran Turismo

A finales de agosto del año pasado, fui a ver Gran Turismo, dado que múltiples críticos dijeron, en pocas palabras, que estaba “divertida”.

Y la verdad sí está divertida. Se aplican las de siempre.

Gran Turismo

Gran Turismo

Gran Turismo es una serie de videojuegos para distintas versiones del PlayStation; se precia de ser de los simuladores (no nada más videojuegos) más fieles que existen. Lo que me da risa, porque los carros literalmente rebotan cuando chocan.

Los videojuegos no incluyen ningún tipo de historia: hay campañas, pero consisten en participar en distintas carreras con cierto orden; no hay personajes ni arcos ni nada que se pueda considerar como una narrativa.

Para adaptar el videojuego a una película, entonces, Sony lo que hizo fue dramatizar una historia verdadera: la Academia GT que Sony/Nissan organizó para tratar de poner un conductor gamer de Gran Turismo detrás de un volante de verdad y darle la oportunidad de convertirse en un piloto profesional de carros de carreras. El protagonista es Jann Mardenborough, un muchacho británico que sí comenzó jugando Gran Turismo en PlayStation, y que después de la academia se volvió piloto profesional de carros de carera.

Los puntos principales de la historia son verdaderos; pero están no sólo dramatizados, sino cambiando su orden o cuándo ocurrieron. Y en ese sentido es una película deportiva como suelen ser todas: un protagonista externo que gracias a su esfuerzo y dedicación, así como el apoyo de un entrenador que es veterano del mismo deporte, consigue superar todas las adversidades y terminar en el podio de una carrera con puros pilotos profesionales.

Y me parece que hasta ahí llegó, por cierto; creo que el tercer lugar que obtiene en la película es el mejor resultado que Mardenborough ha obtenido en toda su carrera profesional.

Como sea, está entretenida la película, pero realmente no hay mucho que tenga que ver con el juego, que yo he jugado y es de mis favoritos. Hay una escena donde los frenos de su carro se cristalizan y entonces no puede frenar y choca contra una barrera de llantas, pero la verdad yo ni sabía que el juego podía emular eso. Y otra escena, que con esa sí me identifiqué, donde Jann dice: “conozco esta pista; la he recorrido miles de veces”.

Lo cual es cierto; cuando está la carrera de su accidente en Nürburgring Nordschleife, yo fácilmente reconocí varias porciones de la pista, porque es de las más icónicas del mundo y está en múltiples videojuegos de carreras. Y justamente cuando Jann se acerca al punto donde ocurrió el accidente, yo casi me levanto en el cine y grito: “¡indio, frena!, ¡te vas a matar!”, porque justo en ese punto no es raro que yo salga volando, porque es una de las características de esa parte de Nürburgring Nordschleife. Y sí, el muchacho sale volando lo que causa que mate a un espectador.

La película no es particularmente original ni es una obra de arte. Y la tesis principal que la historia plantea (que un jugador de videojuegos podría convertirse en piloto profesional) la verdad no me queda claro que quede demostrada, excepto por grandes números: tanta gente juega simuladores de carreras, que probablemente uno de ellos la pueda hacer en la vida real.

De todas maneras es bastante disfrutable; está padre el drama familiar (además de que adoro a Djimon Hounsou y Geri Halliwell); David Harbour y Orlando Bloom siempre me han caído bien y aquí no decepcionan; ver carreras en el cine siempre es muy emocionante, además de que hay varias tomas con drones espectaculares; y pues son carritos yendo harto bien rápido, además de que hablan con cierto respeto (aunque también con un montón de escarnio) de los gamers.

Así que yo sí la recomiendo.

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Combatants will be dispatched!

El siguiente animé que vi fue Sentouin Hakenshimasu!, también conocida como Combatants will be dispatched!, en gran medida porque es del mismo autor que KonoSuba, que es de mis animés favoritos.

Combatants will be dispatched

Combatants will be dispatched

Luego me enteraría que sí, es el mismo autor; pero que de hecho escribió Combatants will be dispatched! antes de escribir KonoSuba.

Se nota que es un primer intento.

No me malinterpreten: sí es divertida y el diseño de personajes (especialmente Snow y Freezing Astaroth) está bastante padre. Sólo la historia sí se pasa de estúpida.

El Agente de Combate 6 y Alice Kisaragi (una “niña bonita androide”) son empleados de la malévola corporación Kisaragi, que después de haber conquistado casi todo el planeta Tierra, ha decidido expandir sus operaciones a otros mundos, por lo que los mandan a un mundo de fantasía como una fuerza de avanzada para una futura conquista.

Esto en sí ya es idiota; pero la verdad se pone peor: 6 debe coleccionar “puntos malévolos” para poder ayudar a Kisaragi a conquistar este nuevo mundo. ¿Cómo adquiere 6 “puntos malévolos”? Hay varias maneras, pero éstas incluyen acosar sexualmente a Snow, una guerrera del mundo que están tratando de conquistar, por ejemplo.

Snow

Snow

Nunca cambies, Japón.

No me parece esto estúpido porque yo sea mojigato; sencillamente no tiene sentido (¿por qué limitar a tus operativos en territorio enemigo?), y además no es particularmente divertido.

Terminé la serie, pero la verdad sí me dejó qué desear, más aún si la comparamos con la espectacular KonoSuba, que es igual y todavía más arrecha; pero cuyo humor es mucho más orgánico y natural, además de muchísimo más inteligente.

Además, le falta romance: sí hay coqueteos entre 6 y Snow; y entre 6 y una de sus jefas en la Tierra, Freezing Astaroth, pero todo se siente forzado y con una capa de imbecilidad flotando cerca de todos los personajes todo el tiempo, con el agraviante de que ni siquiera es particularmente divertido.

Freezing Astaroth

Freezing Astaroth

La verdad no sé si vería una segunda temporada; pero creo que ni siquiera le fue suficientemente bien como para que la hagan. Está en Crunchyroll, si les interesa.

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Disneylandia

Quiero terminar (al menos por el momento) esta serie de entradas de política enfocándome en un comentario que me dejó uno de mis lectores en una de las entradas que escribí antes de las elecciones.

Podría parecer, inicialmente, que lo hago para burlarme de dicho lector; nada más lejano de la verdad. Lo hago para analizar lo desconectados que pueden estar algunos ciudadanos de la realidad, pero en particular los que sienten un odio visceral contra la Transformación y en particular contra el Peje.

De hecho, yo sospecho que ese odio es la principal explicación de dicha desconexión con la realidad; los afecta tanto su furia contra el Peje y su gobierno, que están dispuestos a aceptar casi cualquier narrativa que justifique esa emoción que los consume, por más ridícula que sea.

Y así es como terminamos con ciudadanos que viven en Disneylandia, completamente desconectados de la realidad.

En parte me preocupa, porque es justo la estrategia que los republicanos han seguido en gringolandia desde Ronald Reagan: alimentando mentiras descaradas a sus bases para que voten por ellos, aunque en los hechos sea votar en contra de sus propios intereses.

En parte no me preocupa, porque como quedó plenamente demostrado este 2 de junio, nuestros connacionales viviendo en Disneylandia son una minoría: la enorme mayoría del país sigue con sus dos pies firmemente plantados en la realidad, y no solamente mucho mejor informados, sino interesados en mantenerse así y con deseos de participar en la discusión política nacional.

Estos ciudadanos son los que le permitieron a la Transformación llegar al poder en 2018; y son los que abrumadoramente eligieron apoyar su continuación el 2 de junio.

Primero voy a poner el comentario del lector íntegro, aunque me permití corregir errores de ortografía y darle formato. Después atenderé cada punto.

Mi pronóstico para la 4T es el siguiente;

  • Claudia va a ganar por 5 a 10 puntos, gracias a la aplanadora del gobierno y el presupuesto.
  • En las cámaras de diputados y senadores la 4T va a ganar una mayoría modesta, lejos de ser suficiente para cambiar la constitución. Esto va a beneficiar a Claudia, porque ya no va a poder ser controlada por AMLO. Va a a tener un pretexto para no cumplir las pendejadas de AMLO, como eso de dar 100% de pensión y elegir por voto a los jueces de la Suprema Corte.
  • Morena va a perder la CDMX, lo cual va a beneficiar a Claudia porque eso va a debilitar a los “puros” que son un dolor en el culo para ella. Ella se lleva mejor con Taboada que con la chaira de Clara.
  • Claudia va a romper con AMLO en algún momento después de las elecciones o durante el primer año del sexenio. Lo único que quedaría es si AMLO hace berrinche o se aguanta. No existe ninguna “Transformación” eso es una construcción de mercadotecnia de AMLO que sólo los ingenuos se creen.

Vamos a atender cada punto:

  • Claudia va a ganar por 5 a 10 puntos, gracias a la aplanadora del gobierno y el presupuesto.

    Mi lector se equivocó aquí por 22 puntos porcentuales en el mejor de los casos; y 27 en el peor: Claudia ganó por 32 puntos porcentuales sobre el segundo lugar. Por supuesto ese margen de victoria, atribuirlo a cualquier cosa que no sea una decisión aplastante del pueblo, es incluso insultante.

    En una elección cercana sería tal vez posible decir que una “aplanadora” del gobierno o diferencias en “presupuesto” fueron la causa de una derrota; con 32 puntos de ventaja, es ridículo. Más aún cuando Xóchitl gastó 363 millones de pesos contra 303 millones de Claudia, casi 20% más.

    Pero claro, si vives en Disneylandia, entonces probablemente el Peje hipnotizó a casi todo el país o algo por el estilo.

  • En las cámaras de diputados y senadores la 4T va a ganar una mayoría modesta, lejos de ser suficiente para cambiar la constitución.

    Éste es probablemente uno de los peores pronósticos políticos que he visto en mi vida. Se ganó la mayoría calificada en la cámara baja de calle; y en la cámara alta la Transformación se quedó a 3 escaños, que como ya he argumentado varias veces, múltiples senadores de oposición se van a pelear a mordidas entre ellos a ver quién traiciona primero y vota con la alianza de Morena.

    ¿Cómo puede alguien predecir algo que termina siendo casi lo opuesto de lo que ocurrió. Muy fácil: nada más hay que negar la realidad enfrente de uno y pensar que uno vive en Disneylandia.

  • Esto va a beneficiar a Claudia, porque ya no va a poder ser controlada por AMLO.

    Podríamos discutir que como no se cumplió el pronóstico anterior, es patear un caballo muerto el analizar el resto del punto; pero me parece interesante por la información extra que ofrece sobre lo que piensa mi lector.

    Dejen ustedes lo misógino del enunciado; ¿de dónde saca que Claudia estaba siendo controlada? De nuevo, si uno veía las actividades de ambos políticos, leía o escuchaba sus discursos, y seguía los análisis de la mayor parte de la prensa, no había ninguna señal de que jamás el Peje haya controlado a Claudia.

    Obviamente está el respeto a la figura presidencial y a un antiguo jefe; y por supuesto coinciden en múltiples puntos en su programa político, porque forman parte desde hace décadas del mismo movimiento político. Nada de eso significa que Andrés Manuel controle a Claudia.

    A menos que vivas en Disneylandia (y el ser misógino probablemente ayude); en ese caso obviamente Claudia estaba bajo el control (probablemente hipnótico también) del Peje.

  • Va a a tener un pretexto para no cumplir las pendejadas de AMLO, como eso de dar 100% de pensión y elegir por voto a los jueces de la Suprema Corte.

    Las pensiones ocurrirán después; pero primero obviamente vamos a pasar la reforma para elegir a los jueces de la Suprema Corte; si no se pasa esa reforma, como ya he dicho antes, quemamos (metafóricamente) las calles.

    Pero además es una reforma que Claudia apoya, bajo su propia versión, por supuesto; que es lo que están discutiendo en estos momentos. Todos los analistas políticos (hasta los más chayoteros) coinciden en esto.

    Pero si estás en Disneylandia, no, por supuesto; era una imposición del Peje sobre Claudia, a la cual controla hipnóticamente, como debe ser evidente.

  • Morena va a perder la CDMX, lo cual va a beneficiar a Claudia porque eso va a debilitar a los “puros” que son un dolor en el culo para ella.

    Morena ganó la Majestuosa, por supuesto, por más de 10 puntos porcentuales. Lo de los “puros” no lo entiendo, ¿Clarita es pura? ¿Claudia es impura?

    ¿Es un comentario antisemita? No sé, porque mi lector no sólo vive en Disneylandia, además habla en acertijos. No tengo idea de a qué se refiera con “pureza” en este contexto, ni porqué Clara sería más pura que Claudia.

  • Ella se lleva mejor con Taboada que con la chaira de Clara.

    Esta fue una de las narrativas más bizarras de la oposición, que comenzaron a decir (sin ningún fundamento de cualquier tipo) que Claudia y Clara se llevaban mal.

    De nuevo, probablemente sea un comentario misógino acerca de la interacción de mujeres en el trabajo.

    Pero incluso si te lo crees, ¿de dónde saca que Claudia se lleva mejor con Taboada? ¿Dónde existe un módico de evidencia que pueda justificar esa afirmación? Pero además en particular con Taboada, que es (de acuerdo a casi todos los que han tenido la mala fortuna de interactuar con él) un hígado.

    Por no decir un criminal de poca monta.

    Pero si vives en Disneylandia, Claudia y él se llevan a toda madre, mientras que no soporta a Clara, ¿por chaira? ¿Eso implica que Claudia no es chaira?

  • Claudia va a romper con AMLO en algún momento después de las elecciones o durante el primer año del sexenio.

    ¿Eran novios? Nadie me dijo.

    Claudia tiene sus promesas de campaña, que obviamente se montan sobre el trabajo del Peje (es el segundo piso de la Transformación); pero independientes de él como dirigente. No “rompería” con el Peje; en tal caso rompería sus promesas de campaña; pero, como ya hemos visto con mi lector, no hay que desperdiciar ninguna oportunidad de ser misógino.

    Y si eso ocurriera (no va a ocurrir, a lo más algunas promesas no las va a poder cumplir), eso sería entre Claudia y los que votamos con ella; no entre Claudia y el Peje.

    Pero si vives en Disneylandia probablemente el Peje va a seguir controlando todo desde Tabasco. Porque, de nuevo, no hay que desperdiciar ninguna oportunidad de ser misógino.

  • Lo único que quedaría es si AMLO hace berrinche o se aguanta.

    De nuevo, básicamente todo lo que predijo mi lector eran alucinaciones suyas por vivir en Disneylandia, entonces se puede discutir que es redundante analizar esto. Pero es interesante hacerlo por lo que refleja de cómo piensa mi lector.

    ¿Qué nos importa lo que piense, sienta o haga un ex presidente de la república? Si implicara algo relacionado a haberse robado dinero de la Nación, lo entendería. Pero ¿hacer berrinche o aguantarse?

    De nuevo, toda esta diatriba de mi lector lo que refleja es el odio visceral que él, como muchos otros me imagino, sienten contra el Peje y el movimiento que lo llevó a la presidencia. Literalmente es tanto que infantiliza sus argumentos y entonces proyectan lo que realmente sienten ellos.

    Nuestra perdedora oposición; ¿están haciendo berrinche o se están aguantando?

  • No existe ninguna “Transformación” eso es una construcción de mercadotecnia de AMLO que sólo los ingenuos se creen.

    Por supuesto: en Disneylandia no existe un movimiento que sirvió como vanguardia del mensaje político más contundente en el país en casi cien años, tiene que ser una creencia de gente ingenua.

    Casi treinta y seis millones de ingenuos, al parecer.

En Disneylandia, el único motivo de que Claudia ganara (por un pelo de rana calva) sería una mítica aplanadora presupuestal morenista. En Disneylandia, las cámaras las ganaría la Transformación apenitas, lejos de las mayorías calificadas, y sería bueno porque entonces Claudia podría divorciarse del Peje. En Disneylandia, Morena perdería la CDMX, y además sería bueno porque entonces trabajaría con su novio Taboada, no con la bruja de Clarita, a quien odia, probablemente porque tiene el pelo lacio. En Disneylandia, al parecer únicamente los ingenuos se creerían un proyecto de nación que lleva casi seis años arrojando resultados principalmente positivos.

En la realidad, casi lo opuesto de lo que predijo mi lector se cumplió. Parafraseando lo que dice Luke Skywalker en la peor película de la nonología: “Amazing. Every word of what you just said was wrong.”

Repito que la intención de esta entrada no es burlarme de nadie; es entender. ¿Cómo puede alguien equivocarse a un nivel tan profundo?

(Paréntesis: existe una probabilidad distinta de cero de que mi lector no exista; que sea un bot pagado por los mismos que pagaron las campañas de #narcopresidente y similares, probablemente con base en Argentina y Colombia, para tratar de aparentar de que de verdad existen mexicanos viviendo en Disneylandia. La verdad, preferiría que ese lector fuera un bot; me da lástima pensar que un ser humano de carne y hueso pueda vivir tan desconectado de la realidad. Cierro paréntesis.)

La única respuesta, para mí, es justamente hacer un esfuerzo consciente de negar la realidad y decidir ir a vivir a Disneylandia. La información estaba ahí, tanto como para mí como para todos los que quisieran ver dicha información: las encuestas, los análisis de periodistas no chayoteros, los resultados objetivos de programas de gobierno y acciones como la respuesta a Otis. Todo estaba a la vista de quien quisiera ver.

Sólo que gente como mi lector se negó a ver.

Esto puede ser tan fácil como literalmente el negarse a echar un ojo de vez en cuando a ver qué dicen los demás: nada más quedarse en las redes sociales de costumbre, permitiéndole al algoritmo seleccionar únicamente publicaciones de gente que pensaban como él o de medios que le alimentaban noticias que reafirmaban el seguir viviendo en Disneylandia.

Oceania was at war with Eastasia. Oceania had always been at war with Eastasia.

Pero también está la posibilidad más proactiva: a lo mejor sí vio los datos “alternativos” (i.e., la realidad), y decidió que eso tenía que ser falso; que no podía ser verdad. Propaganda del gobierno; mentiras manipuladoras: lo cual es fascinante y paradójico a la vez, porque evidentemente la propaganda y las mentiras manipuladoras eran las que él mismo creía y repetía, como en su comentario aquí en mi blog.

Cualquiera de las dos opciones (o cualquier versión intermedia) que aplique, el 2 de junio la realidad asomó su carota y le mordió la nariz a miles de mexicanos que se creyeron las mentiras de Germán Martínez, de Max Cortázar, de Massive Caller, de Chucho Zambrano, Alito Moreno, Markito Cortés y, no faltaba más, de Xóchitl Gálvez.

La pregunta ahora es: con la realidad habiéndoles mordido (bastante fuerte, además) la nariz, ¿cuál es el curso de acción que seguirán? ¿Van a seguir encerrándose en su burbuja, escuchando nada más a las personas (si acaso no son bots) y medios que reafirman lo que piensan? ¿Van a de antemano negar y descartar cualquier módico de información que pudiera hacer estallar esa burbuja?

¿Van a seguir viviendo en Disneylandia?

¿O se van a integrar con nosotros aquí en la realidad?

No todos debemos pensar igual (qué aburrido sería eso); no todos debemos compartir la misma ideología. Cada quien tiene derecho a llegar a sus propias conclusiones de cómo debe funcionar un gobierno; de cómo se debe distribuir la riqueza; de si debemos o no elegir a los ministros de la Suprema Corte.

Pero si no partimos todos de una base real común, de datos concretos reales, es imposible tener una discusión fructífera. Todo se termina degenerando en un intercambio no particularmente divertido de insultos y mentadas de madre.

Nadie los obliga a salir de Disneylandia, queridos lectores. Pueden quedarse en su burbuja, si eso los hace felices, si eso les da confort.

Pero si el 2 de junio, al saberse los resultados, sintieron un hueco en el estómago; si sintieron que el alma se les caía a los pies; si de verdad se sorprendieron… les va a volver a pasar en futuras elecciones.

Disneylandia es el lugar más feliz del mundo, entiendo que alguien quiera quedarse ahí todo el tiempo.

Pero la realidad es donde vivimos. Vengan; hay tacos de suadero y caldo de gallina. Y no se sorprenderán cuando nos enteremos de los próximos resultados electorales.

Este es el final del camino para mí, por ahora. No pienso volver a escribir de política durante un rato, excepto cuando pase algo interesante (como que pase la reforma constitucional de la Suprema Corte en septiembre).

Así que este blog regresará a su programación habitual de películas, videojuegos y animé.

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Nuestra patética y perdedora oposición

Cuando hablo de nuestra patética y perdedora oposición, no lo digo con ánimos de ofender: es literalmente la descripción objetiva más adecuada para referirnos al menos al PRI y al PAN. El PRD ya desapareció, si quieren nada más a nivel federal; aunque espero que después de las elecciones intermedias de 2027, el partido del sol azteca deje de existir en absolutamente todas las entidades del país.

MC, por cierto, me parece que se puede salvar del título de esta entrada. Tuvieron reveses importantes, particularmente en Nuevo León; pero creo que podemos en general diagnosticar que les fue relativamente bien este 2 de junio. Si se desarrollan las cosas para el PRI y el PAN como todo apunta que se desarrollarán, MC podría ser el principal ganador y convertirse en la segunda fuerza política nacional.

Para cuando todos los nuevos gobernadores tomen posesión, MC de hecho gobernará más personas que el PAN: gobernará Jalisco y Nuevo León, que tienen más habitantes (14,937,664) que Aguascalientes, Chihuahua, Guanajuato y Querétaro (14,439,173 habitantes), que son los cuatro estados que terminará gobernando el PAN. El PRI gobernará nada más Coahuila y Durango (5,216,195 habitantes); y por supuesto el PRD no gobernará ninguna entidad, ni ahora ni nunca más. El Verde gobernará 2,931,052 habitantes en San Luis Potosí, y obviamente Morena gobernará el resto, 93,611,253 habitantes, el 71.39% de los mexicanos.

Porcentaje de habitantes gobernados por partido

Porcentaje de habitantes gobernados por partido

A mí me parece que el PRI va a desaparecer, pase lo que pase. Es un dinosaurio con cola muy larga y lleno de momias, muchas de ellas tratando de escapar desesperadamente al Verde o a MC. Alito además ya amenazó que quiere ser el candidato en 2030, y yo no veo cómo podría sobrevivir el viejo partido.

Esto no quiere decir que se irá gentilmente hacia la buena noche; puede ser largo y doloroso para todos los involucrados. Algunos preveían la muerte del PRD desde el 2012; muchos más desde el 2017, y ya ven, técnicamente aún existe a nivel local. Nada más por el hecho de gobernar Coahuila, el PRI yo creo que seguirá existiendo al menos hasta el 2029, pero es posible que su desaparición se alargue hasta bien entrados en los treintas.

Pero no creo que pueda sobrevivir.

El PAN yo sigo sosteniendo que no va a desaparecer, pero seguirá la trayectoria decadente que tiene desde hace casi un cuarto de siglo.

Votos por el PAN en elecciones presidenciales

Votos por el PAN en elecciones presidenciales

Sin embargo, alguien me platicó un escenario que podría implicar su extinción: hay un sector del PAN que quiere abrazar por completo la ultra derecha, en un afán de emular lo que hizo Milei en Argentina o Trump en gringolandia: enarbolar la criminalización del aborto, la oposición al matrimonio homosexual y la consigna de imponer a la religión católica como la oficial en México, como los pilares ideológicos del Partido Acción Nacional.

Si hacen eso, es posible (y yo digo que probable) que el PAN desaparezca. No creo que sean tan estúpidos: el Yunque es una organización casi secreta justamente porque el PAN sabe que hacer públicas las ligas de la organización fascistoide con el partido es una sentencia de muerte política en México. Gracias a Cárdenas y Juárez.

Pero incluso aunque mantengan a raya al ala ultraderechista, no creo que mejoren. Si compiten limpiamente, los principios panistas (y aquí hablo de los públicos, no los principios secretos fascistoides) nunca han sido apoyados por muchos en el país, porque no son principios dirigidos a las masas. Como ya he dicho muchas veces, al PAN nunca le han importado las masas. Si compiten suciamente, pues ya vieron lo que pasó este año.

Debo hacer notar que, en planes, proyectos y políticas, el MC es casi idéntico al PAN: sin embargo, hasta donde yo tengo entendido, no tiene ligas con ningún ala fascistoide de la política mexicana. A mis ojos, eso hace al MC como catorce millones de veces mejor que el PAN.

Pero esta similitud hace que una alianza entre el PAN y MC tenga sentido desde el punto de vista de un potencial proyecto de nación (si el PAN mantiene, como lo ha hecho durante toda su historia, a los fascistas encerrados en un clóset); pero MC se dio cuenta este ciclo electoral que no tenía el menor sentido aliarse con el PAN. Le va mejor solo, más aún si quiere venderse como un partido de “política nueva”.

Yo creo que esa sería una buena estrategia por parte de MC; pero es una estrategia con un techo seguro: a lo más que podría aspirar es a ser la segunda fuerza política nacional. No podría ganar elecciones presidenciales ni mayorías legislativas a nivel federal: no mientras exista el PAN. Mientras existan dos partidos que son alternativas de derecha a la Transformación, es inevitable que dividan el voto en todas las elecciones donde vayan separados. Y de por sí no son muchos votos.

Para acabarla de amolar, si van juntos, es muy probable que les vaya peor. Esa unión es más pobre que la suma de sus partes.

¿Qué más hay? No mucho, en este momento: hay algunos partidos locales en el país (muchos son remanentes que quedaron de partidos que perdieron el registro a nivel federal), pero la verdad no les veo muchas oportunidades de crecimiento.

Salinas Pliego ha estado amenazando de crear una fuerza política, de nuevo tratando de emular a Trump o Milei: y de nuevo, eso dividiría el voto de la gente que se opone a la Transformación y probablemente perderían de manera humillante, si acaso consiguieran el registro. No olvidemos a Eduardo Verástegui.

Claudio X. González dice que la alianza del corazón partido debe mantenerse. Dado que el PRI va en vías de extinción y el PAN continúa su decadencia, yo no le veo mucho sentido; pero además, ¿por qué le harían caso a alguien así? Si alguien les ofrece una estrategia y la misma falla monumentalmente, ¿no es señal de que es necesario buscar otro estratega?

Y por supuesto están los desconocidos que no conocemos; en una de esas ahí por el país está la semilla de una oposición nueva y original que realmente podría hacerle frente a la aplanadora de Morena: yo de hecho le veo mejores oportunidades a esto que a los patéticos actores políticos en la oposición que ya conocemos. La desventaja es que esta ruta implica que tardaría mucho más que la ruta que pasa por la oposición ya existente. Pero a lo mejor vale la pena un comenzar de cero: borrón y cuenta nueva.

Como sea, independientemente de quién quede para mantener las luces prendidas en el club de los no-me-gusta-la-4T, yo les tengo algunos consejos. Por supuesto pueden ignorarlos; pero yo de verdad creo que son buenos consejos y que deberían al menos escucharlos: allá ustedes si les hacen caso o no.

Primero: no basta con estar en contra de la Transformación. Hay millones de mexicanos que no les gusta la dirección a la que ha llevado al país la Transformación, pero son minoría (fuente: el 2 de junio). Si nada más ofrecen ser distintos a los que apoyan a la Transformación, no hay forma de que ganen, al menos a corto plazo. No es sólo qué no les gusta; es qué ofrecen a cambio.

Segundo: por lo mismo, atacar a la Transformación no puede ser su única estrategia. Aprendan de los errores cometidos este sexenio que termina: nada más pasársela atacando al gobierno de la Transformación y sus políticas no basta para conseguir votos. Tienen que ser propósitivos; no basta que sean nada más reactivos a lo que haga o deje de hacer la Presidenta, mucho menos si es universalmente negativo.

Tercero: sean honestos. Sé que muchos no lo quieren admitir, pero tal vez el principal talón de Aquiles del PRIAN fue que no eran capaces de ser honestos. Casi todos los ataques contra la Transformación en general y el Presidente en particular fueron hechos de mala fé. Repitiendo mentiras y engaños; queriendo inventar cosas malas, tergiversar cosas buenas y explotar de mala fé tragedias como Otis.

Cuarto: siguendo de todas las anteriores, necesitan un proyecto de nación. Yo sé que Jorge Castañeda dice que son pendejadas, pero les prometo que no. A la ciudadanía (que probablemente esté mejor informada de lo que ustedes creen) sí le interesa saber cómo planean hacer las cosas.

Y ese proyecto debe ser reconociblemente distinto a los proyectos de los gobiernos panistas y priistas de los últimos 40 años. En general no puede ser un proyecto que deshaga lo que ha hecho la Transformación, porque evidentemente ha tenido éxito; pero además mucho menos puede ser que reemplace lo que ha hecho la Transformación para poner de regreso las políticas de Peña Nieto, Calderón o Fox, todas ellas mucho menos populares.

Por definición también tiene que ser distinto a lo propuesto por la Transformación, porque si no, no existe una razón para votar por él: y además debe ser distinto a lo que ofrecían antes el PRI y el PAN.

No va a ser una tarea fácil. Xóchitl y el PRIAN nunca ofrecieron un proyecto alternativo de nación; a lo más fragmentos que eran literalmente refritos de las administraciones prianistas de las últimas 3 décadas. No ofrecieron un proyecto alternativo factible en parte porque ideológicamente no tenían nada en común los partidos de esa alianza fallida; pero también porque no tenían cuadros con la capacidad de elaborar un proyecto de ese estilo. Gente como José Ángel Gurría es incapaz de coordinar la elaboración de un proyecto factible de gobierno, es por definición un apóstol del neoliberalismo.

Yo creo que es de hecho el principal problema que tiene cualquier potencial oposición que aspire ganarle a la Transformación: el construir un proyecto de nación que sea significativamente distinto al de la Transformación y que además no sea regresarnos a los desastres del PRI y el PAN de finales del siglo pasado e inicios de éste. Además, es indispensable que dicho proyecto debe hacerse sinceramente pensando en el bienestar el país.

Del país, que por si es necesario repetirlo una y mil veces lo hacemos: el país es su gente. Si un proyecto de nación aparentemente pone en primer lugar beneficiar a la inversión privada, a los dueños de empresas, a los inversionistas, entonces al menos intenten de explicar por qué eso va a beneficiar al país, que repito, es beneficiar a su gente.

Reagan convenció a los gringos justo de eso. Y llevan casi medio siglo pagándolo.

Si existe un proyecto de nación, entonces es posible que exista un campeón que lo promueva, de preferencia alguien involucrado en la elaboración de dicho proyecto. Con suerte, existirán varios campeones: y de ese conjunto se puede destilar un candidato presidencial tomando en cuenta distintos factores, como son carisma, oratoria, poder de convocatoria, experiencia ejecutiva, que haya ganado con anterioridad elecciones; todos los factores que se supone un buen candidato o candidata deben de tener.

Y ese candidato debe hacer labor de campo desde ayer. Todo el tiempo.

No pueden esperar ganar la presidencia con un candidato que únicamente se reúna con empresarios u otros políticos. Un candidato presidencial tiene que recorrer el país y conocer a su gente, personalmente, cara a cara. De preferencia los 2,460 municipios y 16 alcaldías de la Majestuosa; pero si no es posible, al menos las capitales de las 32 entidades y las principales ciudades en cada una. Y yo digo que es quedarse corto; se deben incluir pueblos medianos y pequeños también.

Esto en particular jamás se le ha dado a los panistas: les da hueva y probablemente les dé asco, porque en general los panistas dicen “fuchi” a la población en general, y en particular a la de pueblos pequeños que con casi toda certeza serán pobres.

Los gringos hacen eso; hasta tienen un nombre para eso, retail politics. Hay gente que lo critica como que requiere demasiado tiempo y esfuerzo; pero ningún candidato presidencial gringo lo ha dejado de hacer nunca. No lo hacen en todo el país, por la demencia que es el Colegio Electoral; pero sí lo hacen siempre en ciertos estados. Hay quien todavía hoy sostiene que Hillary perdió en 2016 porque no hizo suficientes actos en Pensilvania.

Pero incluso si la oposición hace todo eso, si somos objetivos, a menos que Claudia haga puras pendejadas durante su sexenio, me parece que lo realista es suponer que van a perder en 2030; o al menos habría que reconocer que va a ser muy difícil que ganen. Incluso si hacen todo bien durante el sexenio de Claudia (que dado su comportamiento en estas semanas se ve difícil), sus probabilidades de derrotar a la Transformación son más bien bajas.

Esa labor va a ser de años, posiblemente décadas; como lo fue para nosotros: la izquierda participó oficialmente por primera vez en 1982, con Arnoldo Martínez Verdugo, pero la lucha realmente comenzó con el movimiento estudiantil de 1968. Fue medio siglo para conseguir que ganara la izquierda una elección presidencial.

Pero tienen que dar esa lucha: obviamente yo espero (y lo creo con casi absoluta certeza) que Claudia hará un buen trabajo, pero es posible que eventualmente Morena comience a hacer más pendejadas que cosas buenas. Cuando llegue ese momento (si llega), vamos a necesitar una alternativa para poder mandar al cuerno a Morena; pero si la oposición no se pone las pilas, vamos a continuar con Morena incluso si comienza a hacer pendejadas. Necesitamos una alternativa factible de verdad para poder reemplazarlo, no basta nada más que no sean Morena.

Y también es necesario aceptar que existe la posibilidad de que Morena no empeore significativamente en mucho tiempo. Como ya he dicho múltiples veces, Morena es más que un partido político: es un movimiento. Eso quiere decir que hay miles, posiblemente millones de mexicanos que están en Morena por un sincero deseo de que el país (su gente) esté mejor, no por un cargo o por beneficios concretos.

Si eso se mantiene, si las bases de Morena mantienen en control a su dirigencia, existe un escenario donde se vuelve básicamente imposible ganarle a Morena, exceptuando por algunas gubernaturas y alcaldías, y un cierto porcentaje del Congreso de la Unión.

Tengo 47 años: voy a llegar al quinto piso (a mis cincuentas) durante un sexenio donde la presidenta será de Morena. Existe un escenario no descabellado, donde el resto de mi vida natural mi presidente o presidenta sea de Morena. Si la oposición no se pone las pilas, este escenario se vuelve más y más posible.

Estos consejos que doy, obviamente me puedo equivocar: pero sinceramente creo que necesitan seguirlos, o al menos variantes de los mismos. Si durante el sexenio de Claudia sólo proyectan estar en contra de la Tansformación; se la pasan nada más atacando a la Presidenta y a su gobierno; son deshonestos en sus críticas y ataques; y por encima de todo son incapaces de presentar un proyecto de nación alternativo y factible, entonces les garantizo que van a perder en 2030.

¿Quieren 72 años de Morena? Porque así es como consiguen 72 años de Morena.

Y no estoy bromeando; Morena habrá controlado la presidencia al menos 12 años al final del sexenio de Claudia. Para llegar a 72 años nada más sería necesario ganar otras diez veces. Diez elecciones presidenciales más.

¿No quieren 72 años de Morena? Bueno, ¿qué van a hacer al respecto? Porque si sólo se les ocurre decirle “kks” o “tísica” a los presidentes; inventar cosas como “#narcopresidente” y “#narcocandidata”; y además no ofrecen un proyecto alternativo de gobierno que aspire a beneficiar a todo el país y que sea factible, les puedo garantizar que eso no será suficiente para evitar 72 años de Morena.

Necesitan ponerse las pilas, si no quieren ser una oposición patética y perdedora.

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El único contrapeso

Como ya todos sabemos, se va a reformar el poder judicial en México. Este cambio, que afectará profundamente a la nación, se llevará a cabo con casi toda certeza antes de que Claudia Sheinbaum se convierta en la Presidenta de México el 1° de octubre de este año; de hecho, dadas las actividades relacionadas que están realizando múltiples actores políticos en este momento, no sería descabellado que se aprobara el mismo día que se instale la nueva legislatura, el 1° de septiembre.

La reforma aún no está escrita, entonces no sabemos exactamente en qué consistirán los cambios, de manera concreta; pero con casi absoluta certeza, los mismos resultarán en que en un futuro cercano la ciudadanía mexicana elija a sus jueces, a todos los niveles en el ámbito tanto local como federal. Incluyendo, específicamente, a los jueces de la Suprema Corte de Justicia.

Por alguna razón, que yo no entiendo, esto tiene preocupadas a algunas personas.

En este momento (y desde hace ya años) el poder judicial está cooptado por intereses muy poderosos en el país; obviamente esos güeyes deben estar preocupados, porque van a perder la inversión que hicieron comprando a múltiples jueces.

Preocupados

Preocupados

No, a los que no entiendo es a los mexicanos comunes y corrientes que les preocupa que los jueces ahora vayan a ser electos.

Todos los argumentos que he oído en contra de que elijamos a nuestros jueces, son medio absurdos porque se preocupan de cosas que pueden pasar, pero que en este momento ya están pasando.

  • “A veces se eligirán jueces corruptos”; ahorita tenemos jueces corruptos…
  • “A veces se eligirán jueces incompetentes”; ahorita tenemos jueces incompetentes…
  • “Los jueces electos tendrán sesgos políticos e ideológicos”; los jueces actuales tienen sesgos políticos e ideológicos…
  • …y así con todos los demás.

Pero además, ¿quiénes eligieron a los jueces actuales? Nuestros poderes ejecutivo y legislativo. ¿Quiénes eligieron a los poderes ejecutivo y legislativo? La ciudadanía mexicana.

¿Por qué carajo es mejor que tengamos intermediarios?

“Porque la ciudadanía no sabe…”

Ahí es cuando me pierden. Si la ciudadanía no sabe, ¿entonces por qué nosotros elegimos a los poderes ejecutivo y legislativo? ¿Qué tiene de especial el poder judicial? No tiene nada de especial; en Estados Unidos se eligen a los jueces (al menos una parte); en otras democracias se eligen a los jueces.

O confiamos en la ciudadanía o no lo hacemos, no hay medias tintas: en una democracia el poder emana del pueblo, de la ciudadanía. Eso implícitamente implica que confiamos en nosotros mismos para gobernarnos.

Si algunos de ustedes no confían en la ciudadanía, si no confían en el pueblo, felicidades: acaban de dar su primer paso hacia el fascismo. Así es justamente como se empieza.

Justo hay algo de clasismo en ese argumento; obviamente no en todo mundo que dice que “la ciudadanía no sabe” (siempre hay excepciones), pero sí en muchos: lo que quieren decir es que algunos no saben… donde “algunos” suele contener, casualmente, a la población más pobre y a los indígenas, por poner dos ejemplos. Y, por supuesto, ellos mismos están dentro de la población que “sí sabe”, obviamente.

Estamos en una democracia; para todos los ciudadanos, por definición, sus votos cuentan exctamente igual al momento de decidir cómo se conforma el gobierno. No importa que no hablen inglés; no importa que no tengan título universitario; no importa que no vayan de vacaciones a Europa. La toma de decisiones tiene que involucrar a quienes barren las banquetas y a quienes sólo hablan una lengua indígena; eso es por diseño y toda persona con dos dedos de frente sabe que es algo bueno.

Si no les gusta, de nuevo, felicidades: así es como surge el fascismo.

“Pero es que los contrapesos…”

Toda la teoría de ver a los tres poderes en contrapesos es medio retrasada mental; o (si quieren ser más generosos) correspondiente a su época a mediados del siglo XVIII. Originalmente de Montesquieu, era realmente una visión profundamente clasista de cómo se debe ejercer el poder: diputados para los plebeyos, senadores para los aristócratas, jueces para los ricos comerciantes, y el primer ministro para ejecutar las resoluciones. Tal cual como fue ideada, se volvió obsoleta desde el momento en que consideramos que no hay aristocracia y que todas las clases sociales tienen exactamente los mismos derechos y obligaciones.

Pero además en este particular caso, viene de la hipocresía de la oposición: después de perder los poderes ejecutivo y legislativo de manera absoluta en 2018, decir que el judicial funcionaba como un contrapeso era sencillamente tratar de evitar el funcionamiento del gobierno por parte de una minoría. O sea, justamente de una manera antidemocrática.

Los gringos están en broncas con eso desde hace varios años; una suprema corte artificialmente conservadora por los chicaneos republicanos es la responsable de que perdieran el derecho al aborto a nivel federal; y el mismo colegio electoral es una muestra horrible de lo antidemocrático que es en algunos casos el sistema político gringo, que permite a un candidato ganar la presidencia aunque pierda el voto popular. De nuevo, todo para que los intereses de una minoría se impongan a los deseos de la mayoría.

(Y no me den cuerda para comenzar a hablar del Gerrymandering, porque lo estudié a fondo mientras trabajaba en el IFE e INE la década pasada, y es lo que dio pie a que comenzara a impartir mi seminario de Heurísticas de Optimización Combinatoria en la Facultad de Ciencias.)

El pueblo, la ciudadanía, es la fuente de todo poder en una democracia. Todo poder, incluyendo el judicial. Si quieren contrapesos, hay que convencer a la ciudadanía de que divida su voto, como hicieron en Jalisco, donde votaron por MC para gobernador, pero por Morena para la mayoría en el congreso.

Los “contrapesos” no pueden surgir nada más como protección para una minoría que, de nuevo por puritita casualidad, incluye a sectores económica y mediáticamente muy poderosos en el país. Quejarse de que quitemos esos “contrapesos” artificiales (como SCOTUS en gringolandia), es realmente chillotear: “no pudimos convencer a suficientes ciudadanos de que votaran por nosotros, pero de todas formas no deben hacerse las cosas que yo no quiero”.

Existe un único contrapeso al gobierno, a los tres poderes de la unión; y es el único poder que no nada más funciona, sino que de hecho siempre hemos tenido y por definición siempre vamos a tener.

El único contrapeso es el pueblo.

La ciudadanía es la única que puede hacer frente a un gobierno que esté haciendo mal las cosas. Como lo hicimos con el PRI; como lo hicimos con el PAN; y como lo haremos con Morena, si comienza a cagarla más de lo que de por sí lo hace.

Y no lo duden, esto será lento e imperfecto; pero sería peor si los jueces del poder judicial fueran elegidos por los otros dos poderes… como queda obviamente claro en estos momentos.

En estos momentos el poder judicial puede hacer lo que se le dé la gana; justo por eso votamos a los niveles que vimos el 2 de junio, para poder cambiarlo, para poder detener los abusos que ha cometido sin que ni el ejecutivo ni el legislativo pudieran hacer nada. Usando su propia terminología fallida, no tienen contrapeso: nadie le puede hacer nada a un juez, a menos se le haga juicio político individualmente a cada juez, uno por uno.

Ahora tendrán que responder a la ciudadanía: si siguen abusando su poder, pues no los volvemos a elegir. Y probablemente podremos hacer algo más rápido que esperar a la próxima elección: con casi toda certeza la reforma constitucional incluirá la posibilidad de hacer revocación de mandato (o el equivalente para el poder judicial) para poder quitar a un juez que esté abusando de su toga. Y que sea el pueblo, la ciudadanía la que lo haga.

Este plan no es perfecto, ningún plan lo puede ser, porque somos humanos y los humanos nos equivocamos. Se cometerán errores con el nuevo esquema, especialmente al inicio; se eligirán para ser jueces a individuos que probablemente no debieran serlo; y no se eligirán candidatos que probablemente sean casi perfectos.

Pero si esto emana directamente del pueblo, de la ciudadanía, entonces se vale equivocarse; tendremos mecanismos para poder corregir dichos errores. Habrá rendición de cuentas, en este momento los jueces no le rinden cuentas a nadie.

Sólo para terminar, y como no quiero escribir una entrada aparte, hay otro caso que es similar: con casi toda certeza, vamos a desaparecer al INAI. De nuevo, hay gente que (incorrectamente) cree que esto es malo porque el gobierno perderá otro “contrapeso”.

Si siguen creyendo eso después de leer todo lo anterior, no están entendiendo.

El INAI puede fungir como un contrapeso del gobierno, sí… pero no reemplaza al único contrapeso real y efectivo que tenemos, que es la ciudadanía en su conjunto. Añádanle a que se puede corromper igual que toda institución (que de hecho es el caso ahorita); añádanle que es carísimo (mil 168 millones de pesos en 2024, según el mismo INA); y añádanle la falacia de decir: “no confío en el gobierno para acceder a información, entonces quiero un instituto independiente que vigile que el gobierno sí lo haga”… ¿por qué demonios vamos a confiar en un instituto cuyos miembros los ciudadanos no eligen? ¿Vamos a necesitar otro instituto que vigile que el INAI sí haga su trabajo? ¿Y qué vigila a ese otro instituto? ¿Un tercer instituto?

Who watches the Watchmen? El pueblo. El pueblo vigila a los vigilantes.

Y es ahí de donde viene el problema de fondo: los que se quejan de eliminar el INAI, en el fondo es que no confían en las decisiones que toma la ciudadanía, como darle mayorías absolutas a la Transformación.

“Porque la ciudadanía no sabe…”

No quieren un “contrapeso”; quieren un mecanismo para que, desde la minoría porque no pueden convencernos de votar por ellos, puedan ponerle trabas a un gobierno democráticamente electo. Eso, o no quieren asumir la responsabilidad que es mantenerse informado y educado de lo que pasa en el país para ayudar a tomar, colectivamente, las decisiones que como ciudadanía nos corresponden: prefieren delegarle eso a un instituto porque se engañan a sí mismos de que si es “independiente” entonces será un “contrapeso”.

Si el gobierno no cumple en ser transparente, lo único que lo puede obligar a cumplir, es la ciudadanía. Un estúpido instituto que cuesta literalmente cientos de millones de pesos al año no es la solución.

¿No lo terminan de entender, verdad? El gobierno de Fox, el gobierno de Calderón, el gobierno de Peña Nieto, el gobierno del Peje; todos eran legalmente (si bien a veces no legítimamente) los detentores del muy real poder que tiene el Presidente de la República y por ende Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas Mexicanas. En teoría podrían ordenar al ejército (en su momento a la Policía Federal Preventiva; ahora a la Guardia Nacional) a tomar la Suprema Corte de Justicia de la Nación y arrestar a los magistrados.

¿Por qué creen que no lo hicieron ninguno? ¿Porque la ley lo prohibe? ¿La ley cuyo árbitro final es la Suprema Corte de Justicia de la Nación? ¿Por un sistema de pesos y contrapesos entre los tres poderes de la Unión?

No lo hicieron porque sabían (incluyendo a criminales como Calderón) que no podrían con el único contrapeso que sí importa: el pueblo de México. Que incluye (luego se nos olvida) a las mismas fuerzas armadas; es pueblo uniformado.

Un inútil instituto como lo es el INAI no es la solución a que el gobierno no sea transparente con la información; es sólo una oportunidad para corrupción y obstrucción por parte de una minoría que no logra ganar elecciones. No es un contrapeso real.

El único contrapeso es el pueblo.

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Las cámaras

Una de las razones por las cuales estuve escribiendo acerca de varias entidades del país, además de que sí es interesante ver lo que pasó en ellas, fue para dejar pasar un poco el tiempo y que terminaran los cómputos distritales para las elecciones a ambas cámaras del Congreso de la Unión.

Con el 100% de las casillas computadas, y ateniéndonos a impugnaciones y demás maniobras que podrían cambiar los resultados (que se puede anticipar que no cambiarán significativamente, si acaso), la Cámara de Diputados (también llamada cámara baja) quedaría repartida de la siguiente manera para escaños de mayoría relativa (los que la gente de hecho elige): 37 escaños para Morena; 219 para Morena y aliados; 3 para el PAN; 39 para el PAN y aliados; 1 para MC y 1 independiente.

Repartición de diputados por mayoría relativa

Repartición de diputados por mayoría relativa

Los escaños por representación proporcional, aunque ya se pueden calcular teniendo los cómputos distritales, no serán oficiales hasta dentro de unas semanas. Sin embargo, con casi toda certeza serán idénticos o extremadamente similares a una proyección que publicó el Peje hace unos días: Morena tendría 248 escaños; el PT 50; PVEM 75; PAN 68; PRI 33; PRD 1; MC 24 e independientes 1.

Repartición de la cámara de diputados

Repartición de la cámara de diputados

Morena y compañía se quedarían entonces con 373 diputados (o un número muy cercano); con lo que basta y sobra para la mayoría calificada, que requiere 334 escaños.

La Cámara de Senadores (también llamada cámara alta) es más compleja, porque tenemos senadores de mayoría relativa, de primera minoría y de representación proporcional, que es medio estúpido, porque se supone los senadores deberían representar entidades, pero el sistema político mexicano es un desmadre y entonces tenemos 4 senadores por entidad: dos que se eligen por mayoría simple; uno que se elige como primera minoría (básicamente quien quede en segundo lugar); y un cuarto de representación proporcional que nos inventamos.

Como sea, la Cámara de Senadores quedaría como sigue, o algo muy similar.

Repartición de la cámara de senadores

Repartición de la cámara de senadores

De nuevo, esto todavía no es oficial y podría haber algunos cambios, pero podemos suponer que la cámara quedará así, al menos respecto a Morena y sus aliados (me parece que el PRD ya no tendrá senadores, porque perdió el registro).

Morena y compañía se quedarían entonces con 82 senadores, 3 menos de los 85 necesarios para tener mayoría calificada. Obviamente entre los 46 senadores de la oposición habrá muchos más de tres que se pelearán a mordidas entre ellos para ver quién traiciona primero a la coalición del corazón partido (si acaso la misma sobrevive la inauguración de la próxima legislatura). Probablemente esas traiciones no vengan del PAN, que tendrá 22 senadores (aunque uno nunca sabe); pero entre los 24 senadores restantes no duden que habrá voluntarios de sobra.

Nadie que le sepa pone en duda eso.

En otras palabras, queridos lectores, el famoso Plan C que idearon los dirigentes de Morena y sus aliados fue un rotundo éxito. Vamos a poder aprobar reformas constitucionales como se nos dé la regalada gana; tengan por seguro que se reformará el poder judicial y los salarios millonarios de los ministros de la Suprema Corte; tengan por seguro que se eliminarán institutos inútiles como el INAI cuyos empleados usan la tarjeta de débito del instituto para ir a strip clubs; y tengan seguro que el INE se reformará para eliminar los excesos que existen, como consejeros con decenas de asesores cobrando sueldos millonarios.

La reforma electoral será más difícil, porque dependiendo qué versión se proponga, los minipartidos como el Verde y PT podrían literalmente firmar su sentencia de muerte (política) si se eliminan los plurinominales. No será trivial negociar eso con ellos; pero estoy seguro que a algún acuerdo se podrá llegar.

En lo personal los detalles finos de las reformas no me interesan demasiado: gente profesional y con más experiencia que yo se está haciendo cargo de eso. Me interesa más el espíritu de las reformas y las repercusiones que tendrán para la vida política nacional, en particular a lo que se refiere a la participación ciudadana. Pero de eso escribiré después, probablemente en un par de días.

Lo que quiero discutir es cómo llegamos aquí. Los motivos fundamentales por los cuales nos encontramos ahora en una situación donde la izquierda mexicana puede modificar nuestra constitución sin necesidad de ni siquiera preguntarle a la oposición.

Hay un diminuto sector que continúa diciendo las mismas estupideces que llevaron a la oposición a ser humillantemente derrotada; que hubo fraude (nadie sensato les hace caso) o que fue por la intervención del Peje en la campaña (que es ridículo; incluso suponiendo que sus mañaneras se pudieran considerar como intervención, es delirante suponer que eso causó que más del doble de los votantes prefirieran a Morena y sus aliados sobre el segundo lugar). Podemos trivialmente ignorar estos puntos de vista y buscar una explicación que de hecho tenga sentido.

Los que hallan estado leyendo mis entradas de política este año tal vez puedan inferir mi conclusión (según yo no es muy difícil).

La culpa es de los adversarios de la Transformación.

Fíjense el término que estoy usando: los adversarios de la Transformación, no nada más la oposición. Me refiero a ciertos sectores del poder judicial y de institutos como el INE e INAI y por supuesto múltiples comentaristas chayoteros; junto con la oposición, especialmente los legisladores y su entorpecimiento legislativo.

El año pasado (y un poco también de éste), la Transformación trató de negociar con estos actores para hacer cambios que obviamente son necesarios en estas instituciones; para evitar que el poder judicial descarrilara investigaciones como la de los 43, que dejara de perdonarle impuestos a multimillonarios como Salinas Pliego, o que protegiera a García Luna y sus asociados. Para evitar que el INE desperdiciara tanto dinero, especialmente en cargos sospechosamente vagos para asesores. Para desaparecer a organismos completamente inútiles como el INAI.

Estos actores se empecinaron: el poder judicial se puso necio escudándose en su “autonomía”; la oposición organizó mamadas como marchas con el eslogan de “el INE no se toca”, que debe ser de las cosas más imbéciles que he oído: el primero en tocar al INE fue el INE mismo; se llamaba IFE, pero la corrupción era tan inmanejable en los institutos estatales, que se centralizó en el INE perdiendo la federalización; y por supuesto el INAI siguió peleando por acceso a la información únicamente en los casos donde no se afectaban a sus dueños. Y sí, dije dueños, porque literalmente son unos vendidos. Y no podemos olvidar a los legisladores de la oposición y su “moratoria legislativa”.

Este empecinamiento fue un acto de soberbia y prepotencia: “es imposible” (pensaron estos tarados) “que la Transformación consiga mayoría calificada en ambas cámaras: vamos a mostrarles entonces quiénes somos los jefes no electos de este país”.

Y los muy imbéciles firmaron su sentencia de muerte (política).

Nos dieron el objetivo; nos dieron la motivación; e incluso nos dieron el eslogan: “plan C“. Nos dieron casus belli (de forma pacífica, como siempre ha sido la Transformación).

En los días pasados han salido estos tarados a decir que están dispuestos a negociar, que están dispuestos a platicar. Ni madre; perdieron esa oportunidad cuando se empecinaron, cuando le apostaron a que la ciudadanía de este país no mostraría que nosotros (la ciudadanía) somos realmente los jefes.

Sí se harán foros y encuestas; se escuchará a todo mundo. Estos actores que se empecinaron antes de las elecciones para aferrarse a su poder mal habido y mal usado, ellos también podrán participar: pero serán una voz más entre muchas otras. No tendrán un peso especial; y de hecho es posible que cualquier cosa que digan, de inmediato desconfiemos de ella.

Y se lo ganaron ellos mismos: si no se hubieran empecinado, si hubieran negociado con la Transformación antes de las elecciones, es posible que la ciudadanía no hubiera estado tan motivada como para salir y masivamente darle su voto a la Transformación para que pueda realizar los cambios que estos actores estaban entorpeciendo.

Pudieron negociar cambios más moderados; pero como se pusieron de necios, ahora la ciudadanía para motivos prácticos le dio a la Transformación la oportunidad de establecer lo que en los hechos será un Congreso Constituyente, como lo fueron los de 1856 y 1917. Y no sólo es una oportunidad: es una orden y mandato; en realidad la Transformación está obligada a llevar a cabo estos cambios en la constitución. Si no nos cumplen, quemamos las calles.

(Metafóricamente; todos los cambios realizados los hemos llevado a cabo sin romper un solo vidrio).

La ciudadanía de este país le dio todo ese poder a la Transformación. Y sí, eso incluye a todos los que no votaron y los que votaron en contra, por que así funciona una democracia: los que votaron en contra demostraron el poco interés que hay en detener estos cambios que para este momento son inevitables. Y los que no votaron, si realmente hubieran estado interesados en evitar este resultado, habrían ido a votar. Recuerden: no tomar una decisión es implícitamente estar tomando una decisión.

(Ya sé que hay un porcentaje de ciudadanos que no pudieron votar aunque lo intentaron; pero al parecer fue ínfimo. La mayor parte de los que no votaron fue porque no salieron a votar.)

Por soberbios y por necios, muchos adversarios de la Transformación se condenaron a sí mismos a sufrir la voluntad férrea de los ciudadanos: pacíficamente y dentro de la ley, salimos a votar y le dimos a la Transformación la orden de mandarlos al basurero de la historia, junto con el poder requerido para poder llevarlo a cabo.

Y se tienen nada más a ellos mismos como principales responsables.

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Guerrero

En situaciones normales no mencionaría a Guerrero, porque la izquierda normalmente arrasa ahí. Sin embargo, este año no fue normal por lo que ocurrió el 24 de octubre del año pasado.

El huracán Otis.

Ni siquiera se había disipado el fenómeno metereológico y ya estaban varios medios de comunicación chayoteros y miembros de la oposición arrancándose las vestiduras vociferando que el gobierno local y federal en Guerrero lo estaba haciendo todo, absolutamente todo, mal.

En las semanas y meses que siguieron al paso de Otis hubo una guerra informativa, particularmente en redes sociales, sobre la respuesta del gobierno local y federal a la desgracia. Hubo múltiples casos, documentados plenamente, donde se demostró que medios exageraron y mintieron para poder explotar el dolor de aquellos afectados por el huracán y así ganar puntos políticos contra la Transformación.

Mi mamá fue a vacacionar a Acapulco en abril, y regresó de ahí relatando que todo mundo con el que interactuó, le aseguraron que estaban muy agradecidos de la respuesta del gobierno (en particular el federal) y que no había forma de que votaran por algo distinto de Morena en las elecciones. Si uno lee algunas redes sociales, Acapulco es una distopía post apocalíptica donde el gobierno (en particular el federal) abandonó a su población a los pocos días de que pasara la desgracia.

¿Qué narrativa es la más cercana a la realidad?

Me parece a mí que los resultados electorales son una manera muy objetiva de analizar cómo se siente la población de Guerrero en general y de Acapulco en particular respecto a los gobiernos local y federal. La gente enojada con un partido en el gobierno generalmente no vuelve a votar por ellos, especialmente si la razón de dicho enojo ocurrió pocos meses antes de las elecciones.

En Guerrero, Claudia ganó la elección presidencial (como en todas las entidades del país exceptuando por Aguascalientes); pero mientras que a nivel nacional Claudia ganó con el 59.75% de los votos, en Guerrero ganó con el 71.66%; una diferencia de más de diez puntos porcentuales. En Acapulco (técnicamente el distrito que contiene al puerto), Claudia ganó con el 80.92% de los votos; una diferencia de más de veinte puntos porcentuales comparado con el resultado nacional. En diputaciones locales, Morena y amiguitos ganaron 23 de 28 distritos. Todos los distritos en Acapulco se ganaron con una ventaja de 3 a 1 al menos.

¿De verdad creen que fue mala la respuesta gubernamental al desastre que fue el paso de Otis por Acapulco? ¿Con qué cara pueden hacer un argumento de ese estilo?

Los ciudadanos de Guerrero tuvieron una oportunidad perfecta de mostrar su descontento con el gobierno local y federal en estas elecciones; si realmente estuvieran insatisfechos con la respuesta gubernamental a la tragedia, los resultados electorales lo reflejarían.

Esto no quiere decir que dicha respuesta haya sido perfecta, por supuesto; nadie está sugiriendo eso. Sin duda hubo errores y omisiones, y probablemente existan ciudadanos en Guerrero individualmente descontentos… pero es dolorosamente evidente que no son muchos, y definitivamente no la mayoría.

La respuesta a Otis fue una de las múltiples narrativas falsas que la oposición (y ahí incluyo múltiples medios chayoteros) trataron de impulsar durante la campaña. Evidentemente no existe una métrica perfecta que mida el nivel de satisfacción de los ciudadanos con la respuesta a una tragedia como la del 24 de octubre; pero a mí no me cabe duda que lo más cercano a eso son justamente las elecciones. Esa es la voz más fuerte que tienen los ciudadanos.

Bajo ese marco no queda duda que la respuesta del gobierno federal y local en Guerrero la ciudadanía la consideró, al menos, suficiente; y probablemente buena, si no es que excelente. Y si ustedes prefieren creer a publicaciones aleatorias en redes sociales o a notas de medios que se han dedicado todo el sexenio a atacar a la Pejeadministración como si fuera deporte, bueno, están en libertad de hacerlo.

Pero pues están decidiendo negar la realidad y tapar el sol con un dedo.

La ciudadanía de Guerrero en general y Acapulco en particular habló fuerte y claro el domingo 2 de junio: el gobierno respondió bien al paso del huracán Otis. Si ustedes deciden no escucharlos, es por eso que los candidatos y partidos que tampoco lo hacen pierden elecciones de manera humillante.

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Jalisco

Cuando a lo largo del 3 de junio comenzaron a publicarse los primeros resultados en Jalisco, la verdad no me sorprendieron: MC gobierna la entidad, es su bastión (porque Nuevo León como que se les está resbalando), y en principio no sería extraordinario que Pablo Lemus hubiera ganado. Contrastaba con la marea guinda que inundó a la nación y está el hecho de que Claudia ganó la entidad; pero pues en Guanajuato también se ganó la presidencia pero se perdió la gubernatura.

No son descabellados los resultados.

Sin embargo, con el paso de las horas y después de los días, comenzó a fluir información preocupante y para este momento ya contamos con hechos y cifras que, en el mejor de los casos, ciertamente reflejan que algo raro pasó en Jalisco el día de la elección y en los días subsecuentes cuando se realizaron los conteos.

Casi toda la información que sigue me la volé del video de Pedro Mellado en YouTube, que les recomiendo encarecidamente; sin embargo, dicha información la pueden consultar ustedes mismos porque, siendo México una democracia que aspira a ser transparente, la misma está disponible para que todo mundo la revise.

Resumiendo el análisis de Pedro, Morena y compañía ganaron los distritos en Guadalajara para diputaciones locales y federales, así como para senadores, pero perdieron la elección para alcalde de la ciudad, así como la de gobernador. Más grave que eso, la cadena de custodia de múltiples paquetes electorales se rompió, que es de las consideraciones que permiten a los tribunales electorales el anular una elección y forzar a que se repita. Hay casos documentados en Zapopan donde estaban moviendo boletas en bolsas de basura, sin seguir los protocolos establecidos, y con dichas boletas en general favoreciendo a Morena.

Que los ciudadanos tapatíos votaran por la coalición de Morena para legisladores y por MC para los ejecutivos en la ciudad el estado es además raro, por decir lo menos; sí existe el voto cruzado, sin duda, pero cuando existe generalmente ocurre que se vota para el ejecutivo del lado que se percibe como “fuerte” o “inevitable” y para el legislativo por otro partido o coalición, dizque para “compensar”, dar un contrapeso. En Guadalajara y Jalisco ocurrió justo al revés.

Aunado con el rompimiento de la cadena de custodia de los paquetes electorales, esto levanta sospechas. Me parece que Morena y sus aliados están en su derecho de impugnar la elección.

Debe quedar claro que si perdemos, lo aceptamos. Perdimos en Guanajuato; perdimos en la Benito Juárez aquí en la Majestuosa. Se aceptan esos resultados: por las razones que sean, en esas demarcaciones la ciudadanía no prefirió a la abanderada de Morena (en ambos casos eran mujeres) y pues hay que seguirle dando, a ver cómo y cuándo sí los convencemos.

En Jalisco, me parece, se debe impugnar nada más por principio: si hay algo sospechoso, que se presenten pruebas y los tribunales decidan. Sin embargo, aquí yo voy a decir algo que probablemente a muchos (morenistas) no les va a gustar: creo que lo conveniente, políticamente, es que cuando los tribunales fallen en contra de anular y repetir la elección (que me parece es lo que ocurrirá), que Morena y aliados concedan tanto la alcaldía como la gubernatura.

Y no nada más por el hecho de que la óptica del asunto no es la más agradable, de que parece que queremos absolutamente todo (aunque eso al parecer es lo que decidió la ciudadanía en el país, o casi).

Es también pragmatismo: aunque la elección para alcalde ciertamente está en principio en contención (la diferencia de 2.89% está muy por debajo del 5% que normalmente se considera el límite), en este caso esos son 20,911 votos. ¿Es posible que haya habido fraude? Sí; pero no creo que valga la pena litigarlo, sinceramente.

En el caso de la elección para gobernador es todavía más precario: la diferencia es 4.96%, literalmente en la rayita de lo que se considera necesario para impugnar con decencia. Pero en votos es 186,780: es muy difícil que esa diferencia se pueda atribuir con evidencias irrefutables a fraude electoral.

Esto no quiere decir que yo no crea que hubo fraude; pero me parece importante señalar algo: los fraudes electorales no necesariamente causan que cambien los resultados, a veces pueden afectar sólo la magnitud de los mismos. El PRI durante años hizo fraudes incluso cuando no los necesitaba; sólo para aplastar a la oposición y restregarle en la cara quiénes mandaban en el país en ese momento. En 1994 el PRI hizo fraude; pero incluso sin el mismo hubiera ganado Zedillo. En 2018 la campaña de Andrés Manuel sabía que habría fraude, pero hicieron las cuentas y vieron que no podría evitar el triunfo del Peje.

Aún así deben impugnarse esas elecciones; por principio, como ya dije. Morena junto a sus aliados impugnó la elección de Jalisco; pero yo supongo que el tribunal no anulará la elección. Mi opinión es que Morena deberá aceptar la sentencia (si quieren frunciendo la nariz, como si tuvieran un pedacito de caca en la punta de la misma), lo cual permite llamar la atención a cualquier irregularidad que pudiera haber ocurrido, sin necesidad de empantanar más el ambiente. Estamos de fiesta, al fin y al cabo.

Me parece más productivo centrar nuestra atención en dos hechos: la gubernatura de Jalisco nos acercamos a menos de 5%; y la alcaldía a menos de 3%. Además de que, por supuesto, Claudia ganó la elección presidencial en el estado.

Jalisco está en juego. Guadalajara está en juego. Y estamos todos además sobre aviso: los próximos años Morena revisará con lupa todas las elecciones en el estado, con el objetivo concreto de pelear ferozmente toda la entidad durante los próximos seis años.

¿Hubo fraude? No es imposible; hay evidencias circunstanciales que así lo muestran. Mi punto es que, incluso si pudiéramos demostrarlo de forma irrefutable (que, sinceramente, dudo que podamos), no vale la pena hacerlo, porque en mi cálculo (que, por supuesto, puedo equivocarme) si hubo fraude no fue lo suficiente para cambiar los resultados finales, al menos a nivel de la gubernatura.

Yo creo (pero es sólo suposición) que MC, al parecer a nivel local nada más, estaban muy preocupados de que Claudia Delgadillo pudiera ganar la gubernatura y más aún que José María Martínez le ganara a Verónica García en Guadalajara, y en pánico trataron de modificar los resultados de algunos distritos. Hay que señalarlo e impugnarlo; pero no creo que haya que pelearlo a muerte.

Dejémosle Jalisco y Guadalajara a MC, por ahora. Estaremos preparados para la próxima y seguiremos haciendo la labor de calle que ha permitido a Morena ser la indudable segunda fuerza en el estado. Concentremos el esfuerzo ahí, para que eventualmente podamos ganar como hemos hecho en el resto del país: de manera limpia, contundente e irrefutable.

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Guanajuato

Este domingo 2 de junio, Morena perdió en Guanajuato. En otras noticias, el cielo es azul y el mar es salado.

¿Por qué escribir de Guanajuato, si el PAN viene gobernando ahí más de treinta años y resulta por ende medio obvio que el domingo 2 de junio Morena perdería en la entidad?

Porque no la perdió al 100%. En la elección presidencial, los ciudadanos guanajuatenses prefirieron a Claudia Sheinbaum; por relativamente poco, 47.21% contra 39.98% de Xóchitl Gálvez, pero prefirieron a la candidata de Morena.

Esta es la primera vez en este siglo que esto ocurre: en 2018 el Peje perdió 30.41% contra 40.43% de Ricardo Anaya; en 2012 Josefina Vázquez Mota le ganó a Peña Nieto 41% contra 40.34% (e hizo pomada a Andrés Manuel que obtuvo nada más el 12.95%); en 2006 el usurpador Calderón ganó 58.92% contra 18.81% de Roberto Madrazo y 15.37% de Andrés Manuel; y en el año 2000 el retrasado mental de Fox ganó su estado con 50.46% de los votos, destruyendo a Labastida que se quedó con 37.46% y todavía más a Cuauhtémoc que se quedó con 6.56%.

Pero entonces es interesante ver los porcentajes correspondientes a la elección de gobernador de manera gráfica.

Elecciones por gobernador en Guanajuato

Elecciones por gobernador en Guanajuato

En el 2018 el PRD traicionó todos los principios bajo los cuales fue fundado y se alió con el PAN; pero como pueden ver en Guanajuato esto no resultó en un mejor resultado para el candidato panista a gobernador: Diego Sinhue Rodríguez Vallejo ganó, pero no aumentó sustancialmente su porcentaje. Podemos suponer que casi todos los que votaron por el PRD en 2012 votaron en el 2018 por Morena; y de hecho probablemente también casi todos los que habían votado por el PRI para gobernador seis años antes, dado el desplome que tuvo el partido “revolucionario” ese año.

En el 2024 la carcasa podrida del PRI se alió con el PAN, y una vez más podemos ver que esto no resultó en un aumento significativo para el candidato del PAN: de hecho, al parecer la alianza PRIAN (el PRD no importa) lo único que consiguió fue desplazar a los pocos votantes priistas que quedaban a que votaran por Morena.

Viéndolo de manera aislada es posible argumentar que éste sea el techo de Morena en elecciones para gobernador en Guanajuato. En principio podríamos suponer que ya no hay más electores que podamos convencer de pasarse a la carpa morenista, y que de ahora en adelante así serán las elecciones en el estado: con el PAN ganando y Morena cerca, pero no lo suficiente.

Sin embargo, las elecciones presidenciales nos abren otra posibilidad.

Elecciones para presidente en Guanajuato

Elecciones para presidente en Guanajuato

La izquierda puede ganar el Guanajuato. Con el candidato y las circunstancias correctas, podemos conquistar Guanajuato. No va a ser fácil y probablemente no sea rápido; pero sí veo un futuro donde un gobernador o gobernadora de Guanajuato sea de Morena.

Lo cual espero ocurra, porque si fuese país, Guanajuato sería de los más violentos del mundo. Y eso es principalmente responsabilidad del gobierno local; también importa el gobierno federal, pero con un fiscal que lleva atrincherado ahí desde 2009 y a quien se ha ligado con la organización fascista El Yunque, desde mi punto de vista no queda duda de que el principal problema de inseguridad en Guanajuato es resultado de que el PAN ha abusado del bastión que gobierna desde hace más de tres décadas.

Porque al PAN nunca le ha interesado el bienestar de la gente; mucho menos de la población más necesitada. Creen que gobernar es como dirigir una empresa, como cuando Fox (famoso ex gobernador de Guanajuato) llenó a su gabinete con gente que se supone encontraron head hunters.

Y ese es el punto de vista generoso; la alternativa es que el panismo atrincherado en su bastión de hace tres décadas está infiltrado si no es que completamente comprado por el crimen organizado.

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Yucatán

Todo este siglo estuvieron alternando la gubernatura de Yucatán el PAN y el PRI en distintas alianzas; este sexenio que termina le tocó al PAN. La verdad no sé mucho de la entidad en el aspecto político; pero sí he oído que no estaban haciendo un mal trabajo, en general.

Mientras que uno escucha historias literalmente de terror de lugares como Guanajuato, en Yucatán al parecer Acción Nacional no lo estaba haciendo tan mal. No me consta, sólo es de lo poco que he oído.

Si Yucatán tiene décadas alternando entre PRI y PAN, y al parecer no lo estaba haciendo tan mal, ¿por qué la ciudadanía dio el cambio de timón a Morena este 2 de junio?

Una parte es por supuesto el candidato: Joaquín Díaz Mena es un chapulín que brincó del PAN a Morena. En 2012 fue el candidato a gobernador por parte del PAN, y perdió frente al PRI. En 2018 trató de ir de nuevo por la candidatura, pero el PAN prefirió a Mauricio Vila Dosal, entonces Joaquín Huacho Díaz dio un pequeño brinco a la izquierda y se lanzó como candidato de Morena, pero perdió (de nuevo) ante Vila.

Con la aplastante victoria del Peje, Huacho fue designado como Delegado Estatal de Programas para el Desarrollo en Yucatán, una polémica nueva figura que se inventó el Peje (y aprobó el congreso dominado por Morena) para tratar de minimizar la resistencia por parte de gobiernos locales a la multitud de grandes obras que Andrés Manuel tenía pensadas para toda la República, pero en particular para Yucatán. Una pequeña obra que no sé si hayan oído hablar de ella, le dicen el tren de los mayas o algo por el estilo.

Parte de la política de Estado de AMLO fue destinar un chingo de presupuesto en obras públicas que iniciaron o repararon infraestructura, crearon empleos, fomentaron la derrama económica, mejoraron los servicios públicos y un montón de cosas que varios de los que apoyamos la Transformación consideramos uno de los motivos principales de por qué la apoyamos. Bueno, Huacho fue el Delegado Estatal para un montón de esas obras, lo cual le dio un poder y una promoción similar (si no es que mayor) que el gobernador Vila.

Ahora, en Yucatán el gobernador Vila no metió fricción a los planes del Peje: al contrario, por lo que tengo entendido colaboró de forma casi entusiasta, entendiendo que toda esa inversión levantaría muchísimo la economía del estado. Es en parte por eso (hasta donde entiendo) por qué mucha gente dice que en Yucatán el PAN no hizo tan mal las cosas: cooperó con el Peje y cosecharon un montón de frutos positivos por ello.

El 2 de junio, en su tercer intento, Huacho Díaz por fin se le hizo ganar la gubernatura del estado. Con toda la experiencia que acumuló este sexenio, es casi cien por ciento seguro que cooperará de manera entusiasta con Claudia para terminar el mayatrén o como se llame, y con cualquier otro proyecto que se le pueda ocurrir a la doctora para la entidad.

Y me parece que exactamente eso es lo que causó que los yucatecos votaran masivamente por Huacho y por Morena: durante toda su existencia en la república después de la Revolución, Yucatán había sido gobernado por el PRI y a partir del siglo XXI por el PRI y el PAN. Y durante las últimas décadas, por bien o mal que hicieran las cosas los gobiernos estatales, el gobierno federal tuvo literalmente abandonada a la entidad excepto por un puñado de desarrollos turísticos.

En este sexenio los yucatecos por fin vieron un gobierno federal mostrar un interés sincero en la entidad, y ver cómo invertían en la misma como no lo habían hecho en décadas. ¿Por qué no elegirían para gobernador a alguien con el mismo programa?

Yucatán fue la única entidad que cambió de manos el 2 de junio (aunque no es imposible que también ocurra con Jalisco); y la explicación más sencilla que se puede tener de por qué ocurrió me parece que es la estrategia del Peje en el sureste mexicano en general y Yucatán en particular. Ciertamente es difícil de explicarlo de otra manera: el mismo candidato ya lo había intentado dos veces antes (una de ellas incluso con Morena), y la izquierda nunca había figurado en las elecciones locales antes del 2024 (incluyendo Morena).

Elecciones para gobernador de Yucatán

Elecciones para gobernador de Yucatán

(La gráfica no hace distinción de alianzas y coaliciones, sólo pone al partido principal de cada una).

Una más de las múltiples campañas en contra del Peje que había antes de las elecciones, es que la gente de Yucatán “no quería” el tren de los mayas (o como se llame), que era una obra que se estaba haciendo en contra de sus deseos.

Creo que las elecciones de gobernador (por no decir la presidencial) demuestran justamente lo contrario.

También debo de mencionar, con un poquito de náuseas, que Huacho es de los casos de éxito que tiene Morena con el chapulineo: es de las ocasiones donde, al parecer, valió la pena aceptar en Morena a alguien que aparentemente sólo está interesado en un hueso político. Al menos electoralmente: vamos a ver si es exitoso como gobernador, pero los antecedentes le dan muy buenas probabilidades.

Pragmáticamente me queda claro que hay ocasiones en que se justifica aceptar este tipo de (potenciales) caballos de Troya. Sólo espero que podamos evitarlos cada vez más conforme pase el tiempo y se consolide el control de Morena en todo el país.

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La Majestuosa

Después de La Grande, la elección presidencial, la que le sigue en importancia sin duda alguna es la elección local en la Majestuosa, la CDMX. Es la entidad más importante en el país, desde un punto de vista político, económico y cultural, y aquí vive, con toda certeza, la ciudadanía más cívica de todo el país. Y ahí cuento (como debe de ser) a todos, incluyendo los que votan en contra de la izquierda.

Desde un punto de vista personal, pero que según yo es ser objetivo para toda la gente no demente, el resultado de la CDMX nunca estuvo en duda. La Ciudad es de izquierda; siempre ha sido de izquierda; y a menos que haya un cambio de magnitud tectónica en mi adorada ciudad, continuará siendo de izquierda en el futuro cercano y probablemente también a mediano plazo.

Pero además, si algún día gana aquí la derecha, les puedo asegurar que será con un candidato que no se parecerá en nada al indiscutible criminal que es Santiago Taboada. Paréntesis, lo que sigue son habladurías, no datos duros, pero me parecen entretenidos: una novia que tuve fue a la prepa con Santiago Taboada, y de junior pendejo no lo bajaba.

Todas las encuestas serias (lamentablemente hay que hacer la distinción) le daban una ventaja de doble dígitos a Clarita Brugada sobre Taboada; según yo ninguna casa encuestadora seria lo puso encima durante toda la campaña. Y pues del dicho al hecho: con el 99.40% de las casillas computadas en el PREP, Clara Brugada le ganó con 51.75% de los votos totales al líder del cártel inmobiliario, que obtuvo 38.97%, 12.78 puntos porcentuales de diferencia. Esos son 2,703,100 votos contra 2,016,910.

Fue una victoria menos avasalladora que la de Claudia, por supuesto; como lo fue la de Claudia en comparación con la del Peje hace seis años. Pero en ese mismo sentido, Clara tuvo una victoria más fuerte que la de Claudia hace seis años (Claudia obtuvo el 47.08% de los votos en 2018).

Dado todo lo anterior, a mí me pareció más allá de bizarra la estrategia que decidió tomar la oposición: comenzar a gritar por los cuatro vientos (sin ningún tipo de evidencia que los respaldara) que ya habían ganado. Ahí estaba Germán Martínez con Ciro Gómez-Leyva, gritando que la Ciudad ya la había perdido Morena; ahí estaba la propaganda del PAN, proclamando que la Ciudad ya era suya; incluso aquí en mi blog llegaron a dejar comentarios donde afirmaban, de nuevo, sin ningún tipo de evidencia, que la Ciudad ya la había perdido Brugada.

Borré de inmediato esos comentarios, por supuesto; ya hay muchas pendejadas falsas flotando en la red. Pero me quedé con la duda de si no serían bots los que los dejaban; me cuesta creer que haya gente tan pendejamente manipulable.

Carlos Alazraki fue de los que se descaró, cuando le aconsejó a Madrazo en una campaña que “[m]ientras más mentiras contra Morena, mejor”; y por supuesto era la estrategia de la Gran Mentira de Goebbels (aunque la cita sea probablemente apócrifa, lo cual la hace todavía más adecuada en este caso):

If you tell a lie big enough and keep repeating it, people will eventually come to believe it.

O sea, es medio suponer que la gente es pendeja; pero además definitivamente no funciona con cosas que con un límite de tiempo cercano se van a revelar a los ojos de todo mundo, como son los resultados de las elecciones en la entidad más importante del país. Pero además, no me cabe en la cabeza cómo podría ayudarles eso a de hecho ganar las elecciones, o sea a obtener más votos. ¿Pensaron que nos íbamos a poner tristes y ya no íbamos a votar, o qué?

Pero además todo el imbécil candidato y su estrategia de campaña fueron absurdos. La alcaldía que más visitó fue Iztapalapa, Iztapalapa, probablemente el más grande bastión de la izquierda en la Ciudad y además una demarcación que ha sido gobernada en tres distintas ocasiones por Brugada. Trataron de impedir que se hablara del cártel inmobiliario en los medios y en los debates, con lo cual por supuesto nada más atrajeron más atención al mismo. Unos días antes de las elecciones salieron con la mamada de cobrar el Metro de acuerdo al uso; si no tenían una propuesta popular para uno de los sistemas de transporte colectivos más masivos (y baratos) en todo el mundo, no debieron decir nada nunca: mucho menos a unos días de las elecciones. Y luego trataron de desdecirse, por supuesto, confirmando ante la ciudadanía lo que ya sabíamos, que no tenían ni puta idea de lo que estaban haciendo.

Pero tal vez lo que más arrastró hacia abajo a Taboada fue el sinsentido de la coalición del corazón partido, el PRIANDR. El PRI colaboró con 401,743 votos, mientras que la carcasa podrida del PRD contribuyó con 156,836; 7.65% y 2.98% respectivamente. Es difícil asegurarlo, pero existe un escenario donde el PAN solo, incluso con un candidato con tanta cola que le pisen, como Taboada, le hubiera ido mejor. El costo político de asociarse con probablemente los dos partidos más desacreditados del país, ¿valió esa magra cantidad de votos?

De todas maneras hubiera perdido, por supuesto; pero tal vez con una diferencia de menos de 10 puntos porcentuales.

Antes de las elecciones del domingo, Morena controlaba 7 de las 16 alcaldías de la Majestuosa, consecuencia de las ahora evidentemente atípicas elecciones de 2021. Este domingo, la Transformación a través de Morena conservó esas 7 alcaldías y además recuperó 4 de las 9 controladas por la oposición: Álvaro Obregón, Azcapotzalco, La Magdalena Contreras y Tlalpan, siendo esta última muy importante, entre otras cosas porque Gabriela Osorio ganó con más del 50% de los votos, aplastando a su contrincante panista, y porque además está muy linda.

Gabriela Osorio

Gabriela Osorio

La oposición se aferró a cinco alcaldías, que me parece es importante discutirlas:

  • Cuauhtémoc.

    Una parte de mí se alegra que Eldaa Catalina Monreal Pérez perdiera frente a Alessandra Rojo De La Vega Piccolo; estas muestras de nepotismo no tienen lugar en la Transformación y deben ser abandonadas. La ciudadanía de la Cuauhtémoc, desde mi punto de vista, castigó a Ricardo Monreal negándose a apoyar a su hija, de la misma manera que las bases morenistas se negaron a apoyarlo en su fútil intento de tratar de ser el candidato presidencial de Morena, mandándolo al último lugar en las encuestas.

    Vamos a recuperar la Cuauhtémoc; no sé si en 2027, pero no tengo duda de que eventualmente el corazón de Ciudad votará como lo hace la mayor parte de la misma.

  • Cuajimalpa.

    Algo similar ocurrió en Cuajimalpa; Gustavo Mendoza Figueroa perdió frente a Carlos Orvañanos Rea, en mi opinión, en parte por ser miembro del equipo de Adrián Rubalcava Suárez, que brincó del PRI a Morena cuando Santiago Taboada se quedó con la candidatura a Jefe de Gobierno. Morena, estúpidamente desde mi punto de vista, “premió” el brinco chapulinesco poniendo a Gustavo Mendoza Figueroa como candidato en Cuajimalpa.

    ¿Por qué la gente que apoya a Morena votaría por alguien que no es de Morena, aunque sea el abanderado del partido?

    Yo entiendo que en el pragmatismo político a veces este tipo de quid pro quo es necesario; pero la verdad en general no veo la necesidad de rescatar náufragos moribundos de la carcasa medio podrida del PRI.

    Vamos a recuperar Cuajimalpa en el futuro; aunque aledaña al “corredor azul” de la Ciudad de México, me parece que la mayor parte de los ciudadanos que viven en la alcaldía son miembros naturales de la carpa que tiende Morena. Especialmente si postulamos a una candidata o candidato que valga la pena.

  • Coyoacán.

    Esta sí dolió, no nada más porque Ciudad Universitaria está en Coyoacán, sino porque me parece que Hannah de Lamadrid hizo una campaña bastante buena. Pero pues se quedó corta; por poco, pero corta: 25,070 votos, menos del 7%.

    Va a ser más difícil recuperar Coyoacán que las primeras dos, pero me parece que es posible; la ciudadanía de la alcaldía es mi opinión que es naturalmente de izquierda y consecuentemente en contra de la derecha. La gente de Coyoacán en general (y entusiásticamente) apoya el matrimonio homosexual, la despenalización del aborto, el prohibir las terapias de conversión… todo lo que el PAN detesta en las fibras más centrales de su ser. Es una aberración contra natura que hayan elegido como alcalde a un panista como Giovani Gutiérrez.

    Esa misma ciudadanía, me parece, refleja un sector de la clase media (minoritaria en general, pero no en Coyoacán) que se ha tragado muchas de las mentiras de la guerra sucia contra el Peje y consecuentemente contra Morena y Claudia. También hay un sector que se identifica con los “intelectuales” como Aguilar Camín, que extrañan ser “apapachados”; que recibían ciertos privilegios (no muchos y definitivamente no muy grandes) que desaparecieron con la Transformación.

    O que “les contaron” que quitaron ciertos privilegios; les digo que muchos están mal informados. Y por cierto, en Coyoacán también viven muchos de los que comentaba en marzo en mi entrada de los quejumbrosos; algunos de ellos no votaron (¡espero!) por el candidato panista, pero tampoco salieron a votar por Hannah.

    De todas formas creo que eventualmente recuperaremos Coyoacán; no tan rápido como Cuauhtémoc y Cuajimalpa, pero más pronto que tarde. En este sexenio se hará mucha de la labor para que eso pueda ocurrir.

  • Miguel Hidalgo.

    La Miguel Hidalgo siempre se ha inclinado a la derecha; no es algo raro en la alcaldía que contiene tanto a Polanco como a las Lomas de Chapultepec.

    Paradójicamente, la izquierda sí ha llegado a ganar la Miguel Hidalgo; múltiples veces de hecho. La ha ganado menos veces que el PAN; pero sí la ha llegado a ganar.

    Como sea, no es sorprendente que la hayamos perdido otra vez. Y de la misma manera, me parece que en el futuro la volveremos a ganar otra vez. Y luego la perderemos; y la ganaremos y la perderemos, potencialmente ad infinitum. Es de esas demarcaciones que están literalmente en el filo de la balanza (pero un poco más a la derecha), y así lleva casi treinta años: no veo por qué cambiaría a corto o mediano plazo.

    En resumen: no me sorprende que hayamos perdido la Miguel Hidalgo. Tampoco me preocupa demasiado; la volveremos a ganar. Y luego la volveremos a perder.

  • Benito Juárez.

    Después de vivir más de quince años en la Benito Juárez, yo ya llegué al estado del meme:

    Fuck this shit!

    Fuck this shit!

    Es aparentemente imposible que ganemos aquí. Es el corazón del “corredor azul” del PAN en la Ciudad y sin duda alguna donde más han concentrado su poder (y donde más chingaderas hacen).

    La primera vez que se pudo elegir (entonces) jefe delegacional, fue la única vez que la izquierda “ganó” en Benito Juárez, con Ricardo Pascoe Pierce, que tan de izquierda era que renunció al PeRDeré en 2003 para después colaborar con el usurpador Felipe Calderón.

    Y esa fue la última, si acaso queremos considerarla; después todos los jefes delegacionales y alcaldes de la Benito Juárez han sido del Partido Acción Nacional, no importa qué tan bien le vaya a la izquierda en la Ciudad o en país, el PAN gana mi alcaldía. Me preocupa que si en 2030 Gerardo Fernández Noroña gana las elecciones presidenciales con 70% de los votos, vamos a seguir aquí en Benito Juárez con nuestra batea de babas, perdiéndola una vez más.

    Aparentemente además, mis vecinos (no todos; pero sí un chingo) son true believers; son familias panistas que han sido panistas desde mediados del siglo pasado.

    ¿Es imposible que la izquierda gane la Benito Juárez? Nada es realmente imposible en política, si se invierte suficiente esfuerzo y suficiente tiempo. Pero va a costar un brazo y media pierna, además de años de trabajo a nivel de suelo, literalmente tocando en puertas casa por casa, cuadra por cuadra, todo el tiempo, no nada más en épocas de campaña.

    Otra cosa importante es que sí deben resolverse todos los crímenes que ha hecho el cártel inmobiliario; meter a la cárcel a los que faltan (ya hay varios dentro) y airear toda esa red criminal. Y si salpica a gente de Morena, que los salpique; todos los rateros que han contribuido a eso deben caer.

    Por último, dicen (yo no he visto ninguna evidencia concreta) que hubo compra de votos por parte del PAN en la Benito Juárez. En lo personal no me extrañaría, aunque obviamente estoy sesgado en mi opinión. Pero sinceramente, incluso suponiendo que sí hubo compra de votos, yo creo que el PAN de todas formas hubiera ganado sin recurrir a ellos. Es el cónclave del PAN en la Ciudad y de los pocos lugares en el país donde son indiscutiblemente dominantes.

    ¿Que quiere decir esto para los que apoyamos a la izquierda? Pues que tenemos que echarle todavía más ganas; porque incluso si la seguimos perdiendo, en México todos los votos cuentan: en este ciclo de la Benito Juárez salieron miles de votos para Clara y para Claudia, aunque hayamos perdido la alcaldía. Así que no tenemos de otra; hay que seguirle dando.

Quiero terminar nada más mencionando otra característica de la campaña de la oposición en la CDMX, pero en el contexto de su interacción con la campaña de Xóchitl a nivel nacional. La idea genial que tuvieron estos imbéciles, ante la inevitable derrota, fue abandonar a Xóchitl y “enfocarse” en la campaña de Taboada.

Y es que justo estos tarados no entienden ni siquiera que no entienden: ven a la política electoral mexicana como si fuera un problema de marketing, como si se tratara de vender un producto chatarra. Literalmente esa decisión fue como la de una corporación decidiendo detener el gasto publicitario de un producto y concentrar todo el presupuesto en el de otro, esperando al menos llegar a salvar uno de los dos.

Así no funciona y sinceramente creo que casi nunca ha funcionado así; en las campañas de Fox y Peña Nieto se puede discutir que fue una de las razones de sus triunfos (porque no fue por la apabullante inteligencia de los candidatos, ¿verdad?), pero generalmente el electorado mexicano no elige por quién votar como si fuera elegir marcas de desodorantes en el supermercado. La evidencia más fuerte de ello son las últimas dos elecciones presidenciales.

El abandonar a Xóchitl, me parece, era casi imposible que resultara en voto dividido en favor de Claudia y Taboada; funcionó en Guanajuato, que es bastión panista desde hace treinta años; y tal vez funcionó en Jalisco donde gobierna MC (aunque está en veremos: esa elección está rara y debe ser y será impugnada). ¿Pero en el bastión de la izquierda en el país?

Nuncamente.

Según los cómputos distritales con el 100% de las actas computadas, Claudia tuvo 3,095,413 votos en la Majestuosa. Según el PREP de la CDMX, Clara tuvo 2,717,045 votos. Esto se traduce, si mi calculadora no me engaña, en una diferencia de 378,368, que es el 7.20% de los votos en la Ciudad; todos esos ciudadanos en la capital del país votaron por Claudia y por alguien más para la jefatura de gobierno. Sin duda alguna muchos fueron para Taboada; aunque casi por definición no todos.

¿Bajo qué razonamiento divide su voto un ciudadano? No tengo la menor idea; pero dudo mucho la respuesta radique en que los partidos opositores abandonaron a Xóchitl y se concentraron en Taboada, al menos en la CDMX. Me parece que la explicación es mucho más compleja y que en muchos casos será consecuencia de las circunstancias personales de cada votante: repito, la ciudadanía de la Majestuosa es la más cívica de todo el país.

La Ciudad de México no pudo elegir a sus gobernantes durante décadas: nos costó años de lucha y literalmente sangre y muertos el conseguir ganar el derecho a elegir al jefe de gobierno. Desde el momento en que se pudo, elegimos a un candidato de izquierda, y así ha sido ininterrumpidamente desde 1997 (y sí, estoy incluyendo al tarado de Mancera, porque hizo campaña como candidato de izquierda; que después nos traicionara es otra bronca).

Esto no va a cambiar fácilmente; a lo largo de las décadas se ha convertido en parte fundamental de la identidad de la CDMX. En circunstancias especiales a veces perderemos más alcaldías de las normales; y de la misma manera a veces ganaremos más. Pero la Majestuosa en su conjunto es nuestra, de la izquierda.

Y tendrán que esforzarse muchísimo para arrebatárnosla; ciertamente los torpes balbuceos de un criminal de poca monta como lo es Taboada no fueron, ni de lejos, suficientes.

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La Grande

Me parece adecuado comenzar el análisis de las elecciones por La Grande, la elección presidencial. A tres días de las elecciones, con 95.23% de las casillas registradas en el PREP, la victoria de Claudia es con el 59.35% de los votos.

Morena ganó todas las entidades del país, excepto por Aguascalientes. Es medio desesperante; en 2018 fueron todas excepto Guanajuato, siempre hay una entidad que se sale del huacal. Claro que Aguascalientes’n es chiquitito; tiene 863,893 habitantes, mientras que Guanajuato (que ahora sí ganó Claudia) tiene 6,166,934.

En Aguascalientes Xóchitl ganó con 46.14% contra 42.36% de Claudia; es, por supuesto, una diferencia que puede ser superada: como ya dije, en 2018 Morena y el Peje ganaron la entidad. Habrá que hacer un análisis cuidadoso para ver qué pasó ahí, porque además de los tres distritos federales con los que cuenta la entidad, Claudia ganó dos; eso sí, con márgenes pequeños, mientras que Xóchitl ganó el tercero con un margen de casi 20%.

Fuera de Aguascalientes, la doctora Sheinbaum ganó en todas las entidades del país; desde 44.04% contra 35.99% en Jalisco, hasta 80.14% contra 11.31% en Tabasco. En ninguna entidad tuvo Claudia un porcentaje menor al 42% y de hecho únicamente en 5 entidades tuvo un porcentaje menor al 50%. En 9 entidades tuvo un porcentaje entre 50% y 60%; en 13 tuvo un porcentaje entre 60% y 70%; en cuatro entidades tuvo uno mayor a 70%; y Tabasco tuvo el mal gusto de darle un asqueroso 80%. Creo que desde las épocas de la supremacía priista no se veía algo así.

Y no sólo es la mayoría aplastante; es la diversidad de dicha mayoría: Claudia ganó en todos los grupos por edad; en todos los niveles socioeconómicos (la clase media votó mayoritariamente por Morena); en todas las profesiones; en todos los géneros; vamos, no he visto el dato cruzado, pero estoy seguro que con casi toda certeza Claudia ganó con todas las aficiones de la Liga Mexicana de Futbol.

Estos números son raros, pero no desconocidos, en los regímenes democráticos; en 1964, Lyndon B. Johnson ganó su primera elección (después de reemplazar a Kennedy en 1963, cuando lo mataron), con 61.1% de los votos contra 38.5% de Barry Goldwater, quien sugería que debían usar armas atómicas en Vietnam. Nixon se reeligió con 60.7% de los votos contra 37.5% de McGovern en 1972 (renunciaría un par de años después, por el escándalo de Watergate). En 1984, Reagan se reeligió con 58.8% de los votos, contra 40.6% de Mondale (con Geraldine Ferraro como candidata a vicepresidenta, la primera vez que los gringos hicieron eso). Todas las demás elecciones presidenciales en el resto del siglo XX y lo que llevamos del XXI, los gringos han estado mucho más polarizados, con ningún candidato ni siquiera acercándose al 55%, y de hecho en dos ocasiones ganó el candidato que perdió el voto popular: George W. Bush y Donald Trump, republicanos los dos, obviamente.

El margen de victoria de Claudia es tan avasallador que hace incluso complicado ponerlo en perspectiva: por supuesto, los llamados al “voto útil” fueron (irónicamente) inútiles, incluso sumando todos los votos de Xóchitl y Máynez, éstos se quedan cortos por más de 11 millones comparados a los de Claudia. O visto en porcentajes, el 10.41% de Máynez sumado al 27.90% de Xóchitl siguen estando más de veinte puntos porcentuales debajo del 59.35% de Claudia.

Comparando los resultados del domingo con los de hace seis años, en el 2018 el PAN tuvo el 22.27% de los votos y el PRI el 16.40%. Usando una calculadora para no regarla, veo que entre los dos tuvieron 38.67% de los votos, quedando a 14.52 puntos porcentuales del 53.19% que obtuvo el Peje. En otras palabras, en seis años, vistos en conjunto, el PAN y el PRI perdieron más de diez puntos porcentuales de los votos presidenciales.

En números brutos es, por supuesto, peor: el PAN en 2018 obtuvo 12,610,120 votos y el PRI 9,289,853, para un total de 21,899,973 votos. Con datos preliminares, Xóchitl obtuvo 15,620,726, una pérdida de más de seis millones de votantes. Obviamente hay gente que murió entre 2018 y el domingo; pero evidentemente no fueron seis millones: fueron muchos menos. Esto quiere decir que en seis años el PRIAN perdió millones de votantes: probablemente muchos no salieron a votar (fácilmente puedo imaginar a muchos panistas de abolengo negándose a votar por alguien como Xóchitl y a muchos priistas de la vieja guardia negándose a votar por una panista), pero no es difícil ver que sí debió haber muchos que se brincaron la barda y votaron por Claudia, y me imagino que un par de despistados por Máynez.

(Todas estas cuentas ignoran al PRD; si los consideramos, es peor el resultado para el PRIAN).

Si desmuéganeamos al PRIAN, a la coalición del corazón partido, los resultados son todavía más desgarradores: el PAN pasó de 12,610,120 votos (22.27% en 2018), a 9,130,979 (16.31% en 2024), una pérdida bruta de 3,479,141 votos y de casi seis puntos porcentuales. El PRI, el partido “revolucionario”, pasó de 9,289,853 votos (16.40% en 2018) a 5,399,566 de votos (9.66% en 2024), una pérdida bruta de 3,890,287 votos y de casi siete puntos porcentuales. Es un partido que camina como muerto viviente: en este momento está debajo de lo que recibió Movimiento Ciudadano (5,827,671 de votos), convirtiéndose en la cuarta fuerza política nacional.

(Repito de nuevo que son datos preliminares, faltan unos días para que salgan los definitivos, pero los cambios serán minúsculos. Además, la suma de las diferencias por partido no cuadran porque explícitamente estoy ignorando al PRD, ya que no importa.)

Son resultados apabullantes para nuestra patética y perdedora oposición, y se cumple lo que yo dije en marzo:

El PAN nunca ha representado a mucha gente en el país, de nuevo, porque nunca ha sido un partido de masas. Electoralmente, en su mejor momento con Fox, el PAN obtuvo el 42% de los votos, 16 millones […] Con Calderón el 2006, y haciendo fraude, llegaron apenas a 35.89%, 15 millones. En el 2012, con Josefina Vázquez Mota, tuvieron 26%, 12.7 millones; y en 2018, el 22.28%, 12.6 millones. ¿Ven para dónde va la tendencia?

Esto último me parece importante: después de las elecciones del año 2000 (sin duda alguna el “cénit” del PAN en la vida política nacional), el Partido Acción Nacional siempre ha perdido votos en elecciones presidenciales; nunca ha ganado votos en bruto, ni tampoco en porcentaje. Es un partido, que aunque sigo sosteniendo que no va a desaparecer, lleva décadas en decadencia. Y no es algo que sienta mi corazoncito: ahí están los números.

Votos por el PAN en elecciones presidenciales

Votos por el PAN en elecciones presidenciales

Repito lo que dije el lunes: viendo a las elecciones del domingo como una gran consulta, ganó el Peje, ganó la Transformación, ganaron los programas sociales y ganó un modelo económico que pone en primer lugar a la gente, no a las empresas o al gran capital. Visto desde una perspectiva más visceral, ganó el voto de premiación, que es el contrario al voto de castigo: lo cual es particularmente interesante dada la intensa guerra sucia y el mensaje de odio y miedo que eligieron como estrategia los partidos de la oposición.

Pero por supuesto no fueron nada más los aciertos de la campaña de Claudia y del proyecto al que representa: fue la increíble inutilidad de nuestra patética y perdedora oposición y su candidata. Hace seis años, en 2018, la ciudadanía de este país mandó al PRI y al PAN (el PRD ya era intrascendente) a que por favor fueran a comer camote; cualquier dirigencia política responsable e inteligente hubiera hecho una profunda reflexión y un análisis introspectivo para tratar de entender por qué se había dado ese rechazo y qué estrategias o acciones se podían adoptar o llevar a cabo para contrarrestar esa opinión de los votantes.

El PRI y el PAN (el PRD no importa) no hicieron nada de ese estilo; se dedicaron durante seis años a básicamente atacar al compañero Presidente y a quejarse de sus programas y propuestas, a veces con algo de razón, pero en general de manera visceral y caricaturesca, en muchas ocasiones mintiendo descaradamente y recurriendo a exageraciones ridículas.

La gente, el pueblo mexicano, no se tragó sus mentiras: vieron claramente el intento de engaño y manipulación y, de manera muy decidida y contundente, los mandaron, de nuevo y con más ganas, a comer camote.

¿Ustedes se creyeron esas mentiras, queridos lectores? ¿El “narcopresidente”? ¿Los libros de texto “comunistas”? ¿La “casa gris”? ¿El “desabasto” de medicinas? ¿La “mala” respuesta a Otis? ¿La “militarización”? ¿Y como esas, muchas más? Porque fueron eso: mentiras, en el peor de los casos; y vulgares exageraciones, en el mejor. Por no decir directo sabotaje, en múltiples casos.

Un porcentaje avasallador de votantes no se creyó esas mentiras y de hecho premiaron cómo se ha portado el gobierno federal los últimos seis años, que de manera tangencial resultó en castigar a esta oposición que da pena ajena por su incapacidad de ofrecer un proyecto de nación coherente y postular a un candidato decente que pudiera defenderlo.

Los resultados son tan contundentes, que para motivos prácticos cualquier cuestionamiento que se haga a la elección (incluyendo las campañas) queda automáticamente invalidado. Un puñado de ilusos ha sugerido que hubo fraude: que hagan sus impugnaciones de casillas y que presenten pruebas, si las tienen. Algunos cuantos más han tratado de equiparar al Peje en esta elección con Fox en el 2006: además de que es ridículo (Fox admitió que fue por él que le robaron las elecciones al Peje), no hay punto de comparación.

En 2006, la diferencia entre el usurpador Calderón y el Peje fue de 243,934 votos, 0.57% del total; y eso con un fraude cibernético plenamente demostrado por múltiples investigaciones periodísticas. Con datos preliminares, la diferencia entre Claudia y Xóchitl es de 17,600,912 votos, 31.45% del total. Eso es del orden de más de 70 veces más amplia.

Aún así, están amenazando con impugnar la elección: y están en todo su derecho. Siendo honestos, en cualquier elección donde la diferencia entre el ganador y el segundo lugar sea de más de 5% es medio ridículo impugnar; pero si quieren perder su tiempo y el del INE y el TEPJF, dense. ¿Quieren volver a contar los votos, voto por voto, casilla por casilla? Yo lo apoyo; en una de esas aumenta el margen de victoria de Claudia. De por sí se va a hacer un recuento de más del 60% de las casillas (es un trámite; en el 2018 fue un recuento del 77%): por mí que de una vez lo hagan en el 100%. Voto por voto, casilla por casilla; nosotros sí lo apoyamos, contrario a los ojetes de hace casi 20 años en el 2006 (porque eso hubiera desenmascarado el fraude).

Pero las patadas de ahogado de nuestra patética y perdedora oposición no son sólo señal de lo mezquinos y malos perdedores que son; es justo una muestra más de por qué perdieron. No están dispuestos a admitir que el principal problema es que no tienen un proyecto de nación para ofrecerle a los votantes, dejen ustedes que sea bueno. No están dispuestos a admitir la corrupción, amiguismo, nepotismo y tráfico de influencias que carcome como un cáncer a ambas dirigencias partidistas (el PRD, repito, es intrascendente). No están dispuestos a admitir que eligieron como candidata a alguien que les sugirió su principal adversario político, entre otras razones, porque se han quedado sin cuadros competentes.

Este desastre que fue para ellos las elecciones presidenciales de 2024, según su discurso es únicamente por cuestiones externas y fuera de su control: que el Presidente les dijo cosas feas en la mañanera; que fue una elección de estado; que los programas sociales se usaron como soborno y/o amenaza (de quitarlos); que el “piso no estaba parejo”. Nada desde su punto de vista es culpa de ellos.

Pero además, entre el PRI y el PAN (el PRD, repito, está al borde de la desaparición) gobernaron al país durante casi cien años; ¿se quejaron del “piso disparejo” en las demás elecciones de este siglo? ¿Se quejaron de la intervención presidencial de Fox (que fue mucho más allá de conferencias de prensa) en el 2006? Y bueno, obviamente no se quejaron de programas sociales porque no sólo no los ofrecieron, en muchos casos los quitaron o destruyeron.

Por último, ¿quiénes contaron los votos, quiénes cuidaron las urnas, quiénes checaron que los votantes estuvieran en las listas de electores y que se les entintara el dedo después de ejercer su voto? No fue “el estado”; fue, como lo ha sido desde finales del siglo pasado, la ciudadanía mexicana: llamar el impresionante ejercicio del domingo una “elección de estado” es un insulto a los miles de mexicanos que sudaron la gota gorda en algunos casos hasta por 16 horas seguidas para garantizar que las elecciones se realizaran de manera justa y en paz, como fue el caso en más del 99% de las casillas. Hasta Lorenzo Córdova está de acuerdo con eso.

Pero de nuestra patética y perdedora oposición escribiré en extenso más adelante; porque cuando por fin se les pase el berrinchito, tienen que hacer algo más inteligente que lo que hicieron los últimos seis años. Eso, o continuar perdiendo elecciones; no nada más el PAN ha perdido votos consistentemente desde hace casi un cuarto de siglo: en los últimos seis años la alianza opositora ha perdido 25 gubernaturas 25.

La elección presidencial es por supuesto La Grande y la más importante; pero en este año no fue particularmente interesante (excepto tal vez por la abrumadora magnitud): sabíamos que Claudia iba a ganar básicamente desde que nuestra patética y perdedora oposición decidió hacerle caso al Peje y pusieron a la candidata que él les sugirió.

Son más interesantes varias de las elecciones locales, incluyendo algunas donde perdió Morena; no necesariamente más importantes, pero sí más interesantes. De esas hablaré en mis siguientes entradas.

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Histórico

No es que queramos regodearnos al hacerles notar que se los dijimos.

Histórico

Histórico

Pero se los dijimos.

Obviamente son cifras preliminares, pero todo apunta a una madriza de proporciones bíblicas: no sólo ganamos la presidencia de la república (que sólo los más fanáticos ponían en duda); no sólo ganamos la CDMX (que fue de las estrategias más bizarras que he visto, que la oposición se pusiera a vociferar que ya habían ganado la Ciudad cuando iban debajo en todas las encuestas); no sólo conservamos todas las gubernaturas que Morena gobernaba antes de hoy; además ganamos Yucatán (que bajo un análisis cuidadoso ni siquiera es tan inesperado) y encima redujimos el porcentaje de victoria de MC en Jalisco y el del PAN en Guanajuato a su nivel más bajo en 30 años.

En particular en Guanajuato se perdió la gubernatura (que era muy difícil ganarla, ya sabíamos): pero Claudia ganó en la entidad. Esto es importante: en 2018, AMLO ganó todos los estados de la república, excepto Guanajuato. Existe la posibilidad de que en el futuro ganemos en Guanajuato y el resto de las (cada vez menos) entidades que gobierna la oposición, especialmente con la incompetencia sistémica que han mostrado.

Más significativo, incluso, que las elecciones presidenciales y por entidad, se ganó la cámara de diputados con mayoría calificada, y en la cámara de senadores estaremos a un puñado de escaños (menos de cinco) para tener también mayoría calificada. Evidentemente se podrá negociar con MC, pero más sencillo será tirar al piso un billete de tres pesos partido por la mitad y que los senadores de la completamente destruida coalición del corazón partido se peleen como perros por el mismo: los ganadores tendrán la oportunidad de votar por las reformas constitucionales junto con Morena y sus aliados y así tener una (pequeña) oportunidad de continuar su vida política cuando termine su cargo.

Como hace seis años, la victoria de la Transformación no estaba en duda; sólo no sabíamos exactamente la magnitud de dicha victoria. Yo en particular me conformaba con 53%, dado que consideraba fundamental el al menos igualar el resultado de 2018; esperaba un 55%, por los promedios de las encuestas; y soñaba con un 57%.

Claudia ganó las elecciones con más del 58% de los votos; probablemente se quede en 59% pero no es imposible que llegue al 60%. Este resultado hace a estas elecciones la evidencia más contundente de la preferencia que tienen los mexicanos por las políticas de la Transformación, además de que dan una respuesta aplastante a la consulta implícita que suelen ser las elecciones presidenciales: la mayor parte del país (por mucho) aprueba el desempeño del primer sexenio de la Transformación y desean que el país continúe en ese mismo rumbo.

Lo cual confirma lo que venía diciendo desde enero: Andrés Manuel López Obrador es el mejor presidente que hemos tenido en el siglo XXI. El consenso nacional (independientemente de lo que ustedes puedan creer de manera individual) es que esa afirmación es verdadera.

Hay mucho qué escribir; hay mucho qué analizar; hay mucho qué discutir. Tengo varias entradas pensadas, porque lo que pasó hoy, queridos lectores, no puede calificarse con un adjetivo menor a histórico. Y sí, es histórico que México haya elegido a su primera mujer presidenta; es histórico que el proyecto de la izquierda mexicana haya superado su primer sexenio con este nivel de éxito; es histórica esta victoria tan contundente.

Pero no me refiero nada más a eso: también es (y no hay que permitirles que traten de barrerlo debajo de la alfombra) una derrota histórica. Una derrota histórica del modelo neoliberal; una derrota histórica de la derecha mexicana; una derrota histórica de los patéticos partidos de oposición. Del PRD que desaparecerá en los próximos meses; del PRI, que probablemente desaparecerá en el próximo sexenio; y del PAN, que no desaparecerá, pero que no podrá volver a aspirar a la presidencia en varios años, probablemente en décadas.

MC merecerá su propio análisis, pero me parece que es justo decir que, aunque quedara en tercer lugar y tuviera reveses en los estados que gobierna (Claudia Delgadillo le pisó muy de cerca los talones a Pablo Lemus en Jalisco; y la hermosísima Mariana Rodríguez perdió en Monterrey), en los hechos salió ganando en esta elección.

Y es importante, me parece, enfatizar que la derrota es de los partidos. Sí, Xóchitl fue pésima, terrible candidata, pero esta derrota histórica no es nada más su culpa: las terriblemente incompetentes dirigencias del PRI, PAN y PRD (por no mencionar al retrasado mental de Claudio X. González) son igual de o más responsables de la derrota.

Hablando de culpas y méritos, yo sinceramente agradezco que Xóchitl concediera de inmediato; su discurso (con casi toda certeza escrito por Germán Martínez) fue medio mezquino y con destellos de malos perdedores: pero concedieron. Claro, era medio patético no hacerlo cuando perdieron con menos de la mitad de los votos de Claudia, pero no me extrañaría que varios de los animales en la coalición del corazón partido, de ser por ellos, hubieran querido alargar el chilloteo y no admitir la derrota.

Bueno, y después de esta victoria (por no decir madriza) histórica, ¿ahora qué?

Contrario a hace seis años, no estoy cautelosamente optimista; ahora estoy entusiásticamente optimista: el modelo funciona; el proyecto es el correcto. Hace seis años, aunque obviamente lo creíamos, no lo sabíamos con certeza; ahora sí lo sabemos: tenemos evidencia empírica. Mientras se preserve el principio fundamental del obradorismo:

Por el bien de todos, primero los pobres.

Las cosas saldrán bien. Sí, habrá errores y equivocaciones; sí habrá incompetencia y corrupción (cada vez menos, si nos ponemos las pilas); sí, algunas cosas no se les dará la prioridad que necesitan y otras que deberíamos abandonar se seguirán apuntalando. Pero en general seguiremos avanzando en la dirección correcta.

Hoy, como hace seis años, yo voy a celebrar; me hubiera gustado hacerlo ayer, pero los dramáticos del INE retrasaron el anuncio oficial hasta casi la media noche. Mis padres, luchadores de izquierda de toda la vida, alcanzaron a ver cómo terminaba con éxito el primer gobierno federal de izquierda en México, y cómo por primera vez en 200 años una mujer, una mujer orgullosamente de izquierda, académica y lamentablemente egresada de la Facultad de Ciencias de la UNAM (es broma), se sentará en la Silla del Águila.

El análisis detallado de los resultados de las elecciones, tanto federales como locales, lo dejaré para futuras entradas; hoy yo los invito, queridos lectores, a que celebremos la continuación para los próximos seis años (por lo menos) de la Transformación de México, incluyendo la ahora innegable transformación de las conciencias en el país.

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Hellblade: Senua’s Sacrifice

Mi siguiente trofeo de platino fue Hellblade: Senua’s Sacrifice, que recomiendo ampliamente.

Hellblade: Senua's Sacrifice

Hellblade: Senua’s Sacrifice

Este juego es famoso, entre otras razones, porque muestra de manera muy realista (dicen) lo que es tener esquizofrenia.

Nuestra protagonista, la titular Senua, es una guerrera picta (ancestros de los escoceses), que llega a la frontera de Helheim para salvar el alma de su ociso novio, Dillion. Senua, como digo arriba, es esquizofrénica, que en el siglo octavo interpretaban no muy sorprendentemente como que estaba maldita. Su mamá sufría la misma enfermedad, pero la aceptaba como una bendición que le permitía “oír espíritus”, ante lo cual el papá de Senua decidió quemarla viva enfrente de su hija de cinco años, lo que hizo empeorar el esquizofrenia de Senua y que ella se sienta acosada por las voces que hablan en su cabeza.

Su vida cambia cuando conoce a Dillion y se enamoran, hasta que lo desmueren, que es lo que desata la historia del juego.

El viaje de Senua consiste entonces en entrar a Helheim y enfrentar a Hela, lo que se traduce en pelear con monstruos y guerreros vikingos (al parecer los responsables de la muerte de Dillion), atravesar escenarios infernales y pasar pruebas de valor y coraje, mientras Senua escucha las voces en su cabeza que en igual medida la alientan y se burlan de ella, todo sin que nosotros, como espectadores, tengamos una puta idea de qué es real y qué se lo está inventando Senua. Porque está loca.

(Ya sé que el término no es políticamente correcto hoy en día, pero ciertamente es el más conciso).

Es un juego espectacular; en gran medida por la actuación de Melina Juergens como Senua. Hay combate, pero realmente no es muy elaborado: Senua tiene una espada y puede bloquear, dar espadazos débiles y fuertes, que se pueden combinar en uno o dos combos. Sin embargo, es más de resolver acertijos para ir avanzando; y más aún de acompañar a Senua en su sicósis, porque su viaje no es para salvar el alma de Dillion (eso es sólo su pretexto): es para que ella misma acepte su muerte (y la de su madre y múltiples otros traumas de su vida), así como a su condición y cómo vivir con ella.

Pero encima de todo eso, Hellblade: Senua’s Sacrifice es una historia trágica de amor, entonces, queridos lectores, me encuentro contractualmente obligado a que me guste.

Yo me eché el juego en dos años, porque lo comencé durante el primer año de la pandemia, saqué un trofeo, y lo abandoné casi tres años hasta el año pasado, cuando saqué el resto de los trofeos en cinco días. Es un juego fascinante una vez que agarra ritmo.

Hace cuatro años salió el avance de la segunda parte, que es por sí mismo espectacular; pero yo estaba preocupado porque al parecer será una exclusiva de XBox, dado que Microsoft compró el estudio que hizo ambas partes. Sin embargo, eso al parecer ya no será un problema.

Les recomiendo encarecidamente que traten Hellblade: Senua’s Sacrifice; es un juego divertido, pero la experiencia narrativa es espectacular, con una historia realmente simple, pero profunda, con en los hechos un único personaje (a menos que quieran contar a las voces en su cabeza).

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Blue Beetle

Después de Oppie fui a ver al cine Blue Beetle, porque por supuesto que eso hice.

Se aplican las de siempre, que igual e importa, porque es posible que esta encarnación de Jaime Reyes se reintegre al DCEU dirigido por James Gunn.

Blue Beetle

Blue Beetle

Me encantó esta película: y no nada más porque Jaime Reyes (interpretado por un ridículamente guapo y simpático Xolo Maridueña) es de ascendencia mexicana. Además de Xolo, todo el elenco es espectacular: nuestro ex asambleísta de la Ciudad (por Morena, por supuesto), Damián Alcázar, es excelente como el padre de Jaime; Elpidia Carrillo como su mamá es discutiblemente mejor; Adriana Barraza se roba la película en el rescate de Jaime como la abuela ex miembro de la Liga 23 de Septiembre; George Lopez es sorprendentemente no sólo soportable, sino entrañable como el tío de Jaime; y Belissa Escobedo como la hermana es inicialmente medio insoportable, pero hacia el final de la película ya me había caído bien.

Susan Sarandon es fabulosa masticando el escenario y relamiéndose los dedos como villana de telenovela de Telerisa; y Raoul Max Trujillo es espectacular como Carapax/OMAC, especialmente en el tercer acto cuando se muestra su origen.

Bruna Marquezine está muy chula, pero la verdad es más modelo que actriz, y se nota.

Por último, pero no por eso menos importante, Becky G como la voz de Khaji-Da es bastante buena; y no nada más porque yo como hombre estoy contractualmente obligado a pensar en el álbum visual de Mala Santa cada vez que la escucho.

Dicho sea eso, la verdad es una película más bien limitada; en adaptaciones de cómics ni siquiera creo que esté en el tercio mejor. Pero es buena para lo que es: un churrito de superhéroes de acción, entretenido y sin muchas pretenciones.

Lo que toda la crítica tuvo como consenso es que los Reyes son adorables; para mí, me parecieron exactamente como suelen ser un montón de miembros de mi familia (mexicana, si era necesario que lo explicara): divertidos, muy ruidosos y que a veces fácilmente nos avergüenzan, pero que sin pensarlo darían la vida por nosotros y viceversa.

Y no puedo negar lo obvio, como mexicano (que no es lo mismo que chicano): la representación importa. Yo no sabía que necesitaba oír en una película de Hollywood a una mamá mexicana decirle a su hijo, en español, “párteles su pinche madre”, pero resulta que sí lo necesitaba. Es de mis escenas favoritas del año pasado, junto con la mamá de Carapax hablando maya en una película de Hollywood, en la que es probablemente la escena más desgarradora de la película.

La película sufre y se beneficia a la vez de estar desconectada del DCEU en general; es divertido que Rudy diga que Batman es un fascista, pero es como de paso y sin hacer mucho énfasis en que forman parte de un mismo universo. Sin embargo, esta ambigüedad hace que exista la probabilidad de que Jaime y Khaji-Da se puedan incorporar después al universo de James Gunn. Vamos a ver.

Todavía leía cómics cuando Jaime Reyes reemplazó a Ted Kord, después de que Max Lord lo matara en la continuidad de esos días. Aunque el traje y la relación del mismo con Jaime es muy fiel, la verdad yo no renconocí mucho más del cómic en la película; pero dado el estado y el potencial futuro del DeCeEU, sinceramente creo que no podemos verle el dienta al caballo regalado.

A mí me encantó la película, de hecho es de mis favoritas del DCEU; pero tampoco es particularmente buena o importante. Eso sí, es sin duda entretenida.

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