Godzilla Minus One

A mediados de enero fui a ver Godzilla Minus One. Se aplican las de siempre.

Godzilla Minus One

Godzilla Minus One

Putísima madre. Qué buena película. Diría que es la mejor película que he visto en el año, si no fuera porque no es cierto.

Fui a verla porque absolutamente todo mundo que oí hablar de ella dijeron que era buenísima, y por una vez en la vida sí me cumplieron: es extraordinaria.

También es sorpresivamente simple; además de íntima y romántica. Nominalmente una película de Godzilla, realmente es un drama romántico acerca de un fallido piloto kamikaze y una joven sin techo en las ruinas de Tokio después de la Segunda Guerra Mundial, que entre ambos crían a una niña huérfana que no tiene ni madre que ver con el uno o la otra.

Siguiendo el ritmo y las pistas culturales de todos los animés del universo, el guapérrimo Koichi (el piloto) y la bellísima Noriko (la sin techo) tratan de vivir una vida familiar con la que en los hechos es su hija chiquita, pero en esas cosas absurdas de las narrativas japonesas de este estilo, los terribles traumas con los que carga Koichi (que incluye ser uno de los dos sobrevivientes del primer ataque de Godzilla al final de la guerra), le impiden hacer lo que cualquier hombre joven de sangre caliente haría, que es ponerse a coger con Noriko como si fueran conejos; más aún porque evidentemente la bellísima muchacha es lo que también quiere.

Pero no, en su lugar nada más se pone a gritar en la noche cuando los fantasmas en sus pesadillas lo despiertan; y a decirle a todo mundo que Noriko no es su esposa ni Akiko (la absurdamente adorable huerfanita) su hija. Hasta que un segundo ataque de Godzilla en Ginza mata a miles de japoneses, incluida Noriko que perece al salvar a Koichi del aliento atómico del kaiju.

Es absurdo; está uno completamente ensimismado con una excelente telenovela, y de repente aparece un monstruo jurásico atómico a sembrar destrucción y muerte, lo que causa que uno recuerde: “ah, claro, ésta era una película de Godzilla”.

Y sin embargo funciona. El fascinante drama romántico hace que realmente nos involucremos emocionalmente con los personajes, entonces uno sinceramente teme por su seguridad y su vida en las raras ocasiones en que el monstruo decide hacer acto de presencia.

“Debiste casarte con ella; sabías lo que sentía” le reclama uno de sus amigos a Koichi, y ahí me tienen a mí casi casi al borde de las lágrimas.

Disfruté enormemente esta película; está magistralmente dirigida, extraordinariamente sobreactuada e impecablemente realizada: es el mejor uso de efectos especiales que he visto en mucho tiempo, con la ventaja adicional de que no salieron ridículamente caros. Me parece extremadamente justo que se ganaran el Oscar; y el video del equipo de efectos especiales celebrando cuando lo hicieron es adorable.

Creo que ya todo mundo fue a verla; pero si no lo han hecho, les recomiendo encarecidamente que lo hagan. Es la mejor telenovela que he visto en décadas, con la no despreciable ventaja de que de repente aparece un monstruo que destruye todo.

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