Deliver Us The Moon

Después del juego de Miles Morales, el siguiente platino que obtuve fue Deliver Us The Moon.

Deliver Us The Moon

Deliver Us The Moon

Otro de los juegos gratuitos que bajé para mi PlayStation 5 con mi suscripción a PS+, Deliver Us The Moon es más o menos diferente del tipo de juegos que suelo jugar en mis consolas PlayStation.

Para empezar, es de primera persona; y si no lo han notado, queridos lectores, casi no juego videojuegos de primera persona en mis consolas. Esto es por el hecho de que crecí jugando distintas versiones de Wolfenstein, Doom y Quake en la computadora, con ratón y teclado (como Marx quería que fuera), y entonces nunca me acomodé a jugar juegos de primera persona con un control. Lo cual es medio incomprehensible, porque no tengo ningún problema jugando juegos de tercera persona en mis consolas; de hecho es casi el único tipo de juegos que juego.

(Paradójicamente, o tal vez no tanto, casi no juego videojuegos de tercera persona con teclado y ratón).

Para continuar, Deliver Us The Moon es nominalmente un videojuego de sobrevivencia, donde un astronauta tiene que sobrevivir (les digo), primero en una estación espacial y luego en múltiples bases lunares. En los hechos sin embargo es un juego de acertijos (puzzles) que, sí, el resolverlos es lo que le permite al astronauta sobrevivir, pero en general no hay mucha angustia ni gran presión de tiempo: sí hay múltiples acertijos que se tienen que resolver con un límite de tiempo, pero el mismo casi siempre es más que generoso. No hay enemigos ni combate de ningún tipo.

La historia está bien desde un punto de vista de personajes y las relaciones entre ellos, además de que se puede intuir cierto romance, lo cual para mí siempre es un bono. Desde un punto de vista de ciencia ficción, es una completa mamada: toda la narrativa parte de que la Tierra se ha quedado sin fuentes de energía (porque el sol, el viento, las mareas y la energía geotérmica al parecer son inutilizables), y entonces la humanidad decide minar helio-3 en la Luna, generar energía así y transmitirla por microondas al planeta.

Por supuesto ocurre una tragedia (el apagón, le dicen) y el transmisor de microondas deja de funcionar; Rolf Robertsson, uno de los trabajadores en la estación espacial orbitando la Luna consigue escapar, pero deja atrás a una de sus colegas, Sarah Baker. Unos años después, cuando el mundo (inexplicablemente) decidió abandonar el intentar reparar las bases lunares y el transmisor de microondas, Robertsson, con la ayuda de un grupo de “rebeldes”, secuestra un cohete y regresa a la Luna, pasando por la estación espacial en órbita de la misma donde originalmente trabajaba.

La premisa es idiota, como suele ser cualquiera que alegremente da por perdido al planeta para forzar a los protagonistas a ir al espacio (te estoy mirando, Interstellar). Pero si uno acepta esa premisa, el resto de la historia es bastante entretenida: el fallo de las bases lunares fue por parte de una facción de los que trabajaban ahí que decide unilateralmente que el helio-3 disponible en la Luna no es suficiente para sostener a la humanidad, y entonces deciden escapar en naves generacionales, con casi todo el combustible minado que tenían, con la idea de que es mejor salvar a sólo una pequeña parte de la humanidad, en lugar de arriesgarnos a la extinción tratando de salvarla a toda.

Baker, después de que se separa de Robertsson, trata heróicamente de restablecer las bases y el transmisor de microondas; y Rolf, nuestro intrépido protagonista sigue sus pasos años después para completar la chamba y con la esperanza de encontrarla y rescatarla.

La historia termina de manera agridulce: Robertsson, gravemente herido después de haber reparado el transmisor de microondas y resuelto todo el misterio de qué había pasado, localiza a Sarah en una cámara de hibernación y consigue enviar una señal de auxilio para que vayan a rescatarla, pero muere al no haber otra cámara de hibernación para él. Además, Rolf descubre que la facción traidora tenía razón: el helio-3 en la Luna no alcanza para sostener a la Tierra a largo plazo; y encima las naves generacionales aparentemente fallaron todas en su travesía buscando un nuevo mundo que sirviera de hogar a los remanentes de la humanidad.

La historia sería terriblemente deprimente si no fuera porque está disponible Deliver Us Mars, la continuación; además del planeado Deliver Us Home, que cerrará la trilogía. Además, en una nota alegre, el tercer juego fue financiado por los fans de la serie vía Kickstarter, lo cual siempre es chido oír. Ahí tengo ya Deliver Us Mars, aunque todavía no lo juego.

Me gustó bastante el juego, pero es muy simple realmente. También tiene un par de bugs que me forzaron a tener que cargar un juego salvado anterior, porque dejaban atrapado al pobre de Robertsson en un vagón del metro lunar. En trofeos es casi trivial; me llevó poco más de una semana obener todos los trofeos, incluyendo el platino.

Yo lo recomiendo, si bien no ampliamente; pero la historia y algunas escenas que bien podrían haber salido de Alien o de 2001: Space Odyssey, donde intrépidos astronautas tienen que hacer circo maroma y teatro para tratar de sobrevivir, me parece sí le pueden gustar a casi todo mundo.

Además, como es tan simple el juego, el mismo está disponible hasta en lavavajillas, entonces es muy fácil de adquirir y experimentar.

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