Ayer fui a donar sangre una vez más. Hacía rato que no lo hacía.
La experiencia fue una repetición de lo de siempre; llegué como a las 10:00 al Siglo XXI, me tomaron la presión, me pesaron y midieron, me hicieron preguntas perturbadoras, y me sacaron sangre.
Me dejó sintiéndome como viejito el resto del día; hace que me pregunte durante cuántos años más podré donar sangre.
Según mis cuentas, he donado sangre más de diez veces en mi vida; es posible que más. Dado que no he tenido ninguna enfermedad que lo impida, que soy relativamente sano y fuerte, y que mi estilo de vida (dícese, aburrido) hace que mi sangre sea segura, me lo piden bastante, y generalmente lo hago.
Pero supongo que eventualmente ya no podré hacerlo. Bueno, seguro no podré hacerlo cuando me muera; me refiero a si llegará un punto en el que médicamente no sea buena idea donar sangre, aunque siga vivo.
Algo para pensar hacia adelante.
