Los arbolitos me gustan, sin embargo

Una de las (de por sí bastantes) ventajas de ser ateo, es que no me tengo que preocupar por celebrar el cumpleaños de un supuesto judío demente que dicen que vivió hace dos mil años, y que encima de todo lo más seguro es que ni siquiera haya existido.

Pero los arbolitos me gustan, debo admitir.

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