Homeless

A finales de septiembre Isabel y yo nos separamos. Dado que mi beca del doctorado había terminado en julio, y que me había ido a vivir con ella en enero, esto significó que además de quedarme sin novia, me quedé sin casa, sin empleo y sin dinero.

Si le hubiera ocurrido a alguien más, probablemente me hubiera reído de esa persona inmisericordemente. Como me ocurrió a mí, no lo encontré tan gracioso, la verdad.

Después de más de dos meses tratando de reorganizar mi vida, me encuentro una vez más en mi departamento, con unas trece millones de cajas que no he desempacado (y que, además, como no las empaqué yo, cada vez que abro una es toda una sorpresa; hagan de cuenta que navidá adelantada), y con un trabajo (temporal) que comenzaré en enero. Los trámites para doctorarme tuvieron que ser pospuestos algo de tiempo, obviamente.

Espero que eso explique también porqué no he escrito casi nada en mi blog en todo este tiempo. Estar de homeless no le da a uno muchas oportunidades para estarse expresando en prosa.

Por supuesto, tengo un plan; yo siempre tengo un plan. Es por eso que cuando las cosas no me salen como yo quiero (que es, como era de esperarse, bastante común), no entro en pánico. La verdad, ni siquiera me preocupo mucho; soy demasiado irreverente como para preocuparme por eventualidades como que de repente no tengo casa, ni trabajo, ni dinero, ni novia. No digo que no me importe; digo que no me preocupo. Mejor me ocupo de resolverlo (lo que tenga solución); preocuparse nunca le ha servido a nadie de nada, me parece.

Como sea, hice lo que tenía que hacer (o lo único que podía hacer, desde mi punto de vista) en este tiempo, y me parece que ya todo está cayendo en su lugar. Ya tengo casa, ya tengo trabajo (que comenzaré en menos de un mes), y no tengo dinero, pero pues familia y amigos nunca faltan, y cuando vivo solo soy sorprendentemente frugal. Modo ahorro de energía, como suelo decir.

Tener novia sí va a llevarme más tiempo, me parece; y la verdad creo que no estoy de humor por el momento, y presiento que así estaré al menos durante el futuro inmediato. Lo cual tiene sus ventajas, porque como dije arriba no tengo dinero, y tener novia suele ser caro.

Y del futuro, pues ya veremos. Como dije, no estoy preocupado; y además (como siempre) tengo un plan. Que probablemente no vaya a salir como yo quiero, pero tampoco me preocupo de eso, porque en tal caso tengo otro plan. Y así sucesivamente; it’s turtles, all the way down!

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3 comentarios sobre “Homeless

  1. hola! Crei que te habia borrado del GoogleReader.

    Muy interesante lo que te pasa. Si me permites meterme en lo que no me importa. Para tener novia a los 30 y tantos ya no es suficiente con pagar las salidas al cine. La irreverencia, guapura y bohemia ya no tienen el mismo efecto que a los 20 y tantos.

    Las mujeres nos empezamos a fijar si el tipo tiene trabajo, carrera, casa, etc. Un plan de largo plazo. Como dicen las abuelas “sentar cabeza”. Otra etapa en la vida.

  2. Bueno, pues que todo vaya mejor, pronto. El comentario, si me permites, es para lilyglez: A los treinta y tantos, como tú dices, siempre se puede tener una novia veinteañera, incluso de la primera mitad, no veo por qué preocuparse por sentar cabeza.

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