A finales de octubre del año pasado, escuché que decían que The Substance estaba buena, así que me dije a mí mismo: “mí mismo, vamos a ver The Substance”.
Me parece que no estaba preparado para verla. Se aplican las de siempre.
Puta madre.
La película es clasificada, correctamente, como horror corporal; pero es mucho más que eso. Es de hecho un manifiesto feminista y una crítica implacable a la sexualización de las mujeres por una sociedad que decide descartarlas en el momento en que, como decía Julia Louis-Dreyfus, arbritariamente decide que dejan de ser cogibles.
Que la película además tenga el descaro de hacer esta crítica sexualizando de manera básicamente pornográfica a la estupidizantemente sexy Margaret Qualley (con senos falsos, para hacerlo todavía más descarado), me parece increíblemente irónico, valiente, inteligente y cagadísimo de la risa.
Me encantó la película; la escena donde Demi Moore, convertida básicamente en la bruja de Blanca Nieves, arrastra el hermosos cuerpo inconsciente de Margaret Qualley por todo el departamento y lo avienta en la sala me tenía meando de la risa.
Por no hablar de la escena de Demi Moore preparándose para ir a una cita con un hombre que probablemente se hubiera desvivido intentando hacerla feliz, pero que no logra ni siquiera salir del departamento porque, como le confiesa después a su doble cerca del clímax de la película, se odia a sí misma. Es de las mejores cosas que he visto en mucho tiempo y me alegra mucho que haya ganado el Globo de Oro a mejor actriz; me hubiera gustado todavía más que ganara el Oscar, pero pues qué le vamos a hacer.
Mi única crítica es que la pinche película dura 141 minutos; a mí me hubiera parecido perfecta si hubiera durado media hora menos. Y ciertamente toda la secuencia con Monstro Elisasue, por original que sea, yo y mi estómago hubiéramos podido vivir sin ella.
La recomiendo encarecidamente, pero si no la han visto, tienen que saber que es una película que es difícil de ver en varias partes; definitivamente recomiendo verla con el estómago vacío.
