El tirol planchado

Odio el tirol planchado.

Mi viejo departamento tenía paredes con tirol planchado; y el techo tenía tirol sin planchar.

Odio el tirol planchado.

¿Por qué odio al tirol planchado? Porque yo ando haciendo gújeros en las paredes básicamente cada cinco minutos; cuelgo televisiones, bocinas, cuadros, barras de sonido y sepa la chingada cuántas pendejadas más, todo el tiempo.

Inevitablemente, tarde o temprano muevo varias de esas cosas, y entonces hay que tapar el gújero. Y si uno no tiene una tirolera, es básicamente imposible tapar el gújero de manera perfecta. Si uno no sabe dónde se hizo la reparación, probablemente no lo note; pero por definición yo siempre voy a saberlo, y la única manera de no notarlo sería tener una tirolera.

No tengo tirolera; y no quiero comprar una tirolera. No sé si sabría cómo usar una tirolera.

Pero además se acumula polvo y demás en el tirol; de verdad lo detesto, casi tanto como detesto alfombras y carpetas.

Mi nuevo departamento tiene paredes lisas y blancas, y es de las cosas que más me han gustado del mismo. Cometí errores al instalar el soporte del monitor de mi computadora y el de mi televisión, y fue trivial llenar los gújeros y dejar las paredes básicamente inmaculadas de nuevo.

Pero va más allá; comentaba hace unos años, queridos lectores, que cuando Telmex por fin se dignó a ponerme fibra óptica, el técnico fue y taladró una de las tuberías de agua de mi viejo departamento, lo cual forzó al plomero a tener que hacer un gújero bárbaro para repararla; y que yo reparé con las pocas habilidades que cuento para ese tipo de cosas. En ese momento no me molestó cómo había quedado, porque de por sí la pinche pared tenía tirol planchado, pero la verdad mi reparación fue bastante mediocre. Pasable, pero mediocre.

Bueno, la misma estupidez me pasó en mi nuevo departamento: pero para añadir heridas al insulto, la pendejada la cometí yo al tratar de montar unas repisas, y a lo puro güey, porque era obvio que por ahí bajaba una tubería… de hecho era obvio que bajaban tres tuberías. Pude haber taladrado las tres, pero por suerte sólo fue una.

Así que realicé de nuevo la peregrinación a Portales para recoger un plomero que me hiciera el favor de reparar una tubería taladrada. Ese es el tipo de cosas para las cuales me declaro 100% inútil: ¿cambiar el empaque de un grifo?, no hay problema; ¿reemplazar la ducha de una regadera?, lo hago en cinco minutos; ¿poner un bidet?, lo he hecho como siete veces. Pero para reparar una tubería de cobre que requiere soldar estaño me declaro absolutamente inútil: necesito un profesional que lo haga por mí.

Los dos plomeros que repararon mi tubería inevitablemente me cayeron muy bien, porque ya estaban viejitos y eran indudablemente de la vieja escuela; les llevó menos de media hora hacer la reparación, y más de la mitad de ese tiempo consistió en estarle dando en la madre a mi pared para poder descubrir la tubería taladrada.

El gújero

El gújero

Una vez reparada la tubería, procedí a reparar yo la pared: pero contrario a la reparación similar que hice hace unos años, en esta ocasión ya sabía más al respecto y además las paredes son (como ya mencioné) lisas y blancas. De hecho justo en esa pared no son perfectamente lisas, pero lo suficiente como para que no importe.

En lugar de mezclar cemento blanco y tratar de contenerlo en el gújero vertical, utilicé espuma expandible, que es una maravilla por todo lo que he leído al respecto; es bastante dura pero increíblemente ligera, e incluso al parecer proteje las tuberías. Una vez endurecida la espuma, corté el exceso con una sierra y la limé al nivel de la pared.

La espuma

La espuma

Luego cubrí eso con un resanador especial, que también es la neta: no hay necesidad de mezclar nada, se aplica directamente y después se puede lijar fácilmente.

La resanada

La resanada

Por último lijé la pared y pinté encima con exactamente el mismo color (y marca) con el que se había pintado originalmente. Y la verdad el resultado es básicamente perfecto; yo dónde se hizo la reparación, pero a menos que ponga mi cara a unos cuantos centímetros de la pared, no puedo notarla.

La reparación

La reparación

El proceso me gustó tanto, que me puse a destruir paredes por mi cuenta. Pero eso es cuento para otra entrada.

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Un comentario sobre “El tirol planchado

  1. “Canek hacer cosas con sus manos o su computadora, Canek ser feliz” es mi clase de posteo favorito. Albricias por su pared, maestro.

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