A inicios de junio del año pasado fui a ver Immaculate, en gran medida porque me gustó mucho Sydney Sweeney en Anyone but You.
Se aplican las de siempre.
Putísima madre, que buena película.
No me malinterpreten, queridos lectores; no es una joya de la cinematografía, pero sí es muy buena en su carril: películas de terror que utilizan la iconografía cristiana, en particular católica. Piensen Rosemary’s Baby, The Omen, The Exorcist, y como doce millones de ejemplos más, incluyendo la moderna Apartment 7a, que está en Paramount+.
Sydney Sweeney, que es productora en la película, es excelente en su papel; y además, de manera premeditada no aparece tan bella como de hecho es, mucho menos sexy. Supongo que quiere que la tomen en serio.
La película me encantó, entre otras cosas porque contrario a los ejemplos que puse arriba, resulta que no hay ningún aspecto sobrenatural en la película; y de hecho los dementes que la encierran, abusan y torturan están convencidos de que están realizando la labor del señor, al intentar clonar (según ellos) al buen Chuy al usar a la mensa novicia que interpreta la Sweeney como Tanque Ajolote.
Me encantó que dicha mensa novicia interpretada por Sweeney, cuando se le quita lo mensa y ejecuta su escape, mata a una monja con un crucifijo, a un cardenal con un rosario y al demente del padre Tedeschi con el que se supone es uno de los clavos de la crucificción con la sangre de Cristo, utilizada para intentar clonarlo en el antes mencionado Tanque Ajolote, interpretado por la Sweeney.
Y me encantó por encima de todo la escena final; por supuesto el tour de fuerza de Sweeney de actuar de manera brutalmente creíble el parto del monstruo que la obligaron a cargar durante nueve meses; pero todavía más su determinación inamovible de matarlo bien muerto aplastándolo con una piedra. Es de los mejores finales que he visto en este tipo de películas; que se caracterizan todas y cada una de ellas por tener finales fabulosos.
La recomiendo encarecidamente; está en Prime Video, si les interesa.
