A inicios de abril del año pasado fui a ver Rascal Does Not Dream of a Sister Venturing Out y Rascal Does Not Dream of a Knapsack Kid, convenientemente empaquetadas en una sola función de Cinépolis imaginativamente titulada Rascal Does Not Dream Of… Las Películas.
Se aplican no importa realmente; menos si no han visto el animé.
Me quejaba hace unos años de cuando fui a ver Demon Slayer: To the Swordsmith Village, porque nada más pegaron 3 capítulos juntos. Bueno, estas dos “películas” es lo mismo… dos veces.
Ahora, Rascal Does Not Dream Of normalmente me gusta mucho… excepto cuando no me gusta; que en esas ocasiones causa que me quiera sacar los ojos con un lapicero. Cuando es una dramedia romántica es una serie bastante chida en todos los aspectos: comenzando por los técnicos pero también en el desarrollo de personajes e historia.
Cuando trata de agregar los elementos sobrenaturales que la caracterizan (que en mi humilde opinión falla miserablemente por las explicaciones idiotas que se inventan), es cuando quiero cortarme las venas con pan Bimbo.
Fue entonces interesante ver esta “película”, porque la primera parte (la primera “película”) es casi completamente lo que me gusta de la serie: Sakuta ayuda a su hermanita Kaede a tratar de regresar a la escuela después de que dejó de asistir porque la buleaban, pero en el camino tiene que lidiar con el hecho de que la otra Kaede (la que suplantó a su hermanita durante la serie), a pesar de que no era su hermanita “original”, pues al fin y al cabo terminó también queriéndola; y aunque está sinceramente agradecido y aliviado de haber recuperado a su “verdadera” hermanita, eso significó perder a la otra Kaede.
Casi lloro en esta parte.
Además, tiene la mejor escena de la película cuando Kaede agarra a Mai y Sakuta en la recámara de él, con él en calzones.
Pero entonces la segunda parte sale con las mamadas de universos alternativos y ahora nadie puede ver a Sakuta (como originalmente nadie podía ver a Mai en la serie) y de nuevo quería que me atropellara un perro o me mordiera un tren. Y eso que en esta parte Mai y Sakuta llenan una forma de registro matrimonial, cosa que normalmente es como crack para mí.
Casi lloro en esta parte también, de lo estúpido que encuentro las explicaciones idiotas que dan para el “síndrome adolescente” de los protagonistas en esta serie.
Como sea, salí bastante contento del cine, porque sin duda alguna esta serie me entretiene; cuando me gusta me entretiene como normalmente me entretiene la cultura popular. Pero cuando la detesto, resulta que me encanta detestarla, entonces ganar-ganar, supongo.
La recomiendo con esos bemoles; y además reconociendo que si no han visto la serie, las “películas” no van a tener el más mínimo sentido. Además además, no tengo idea dónde puedan verla.
