Suzume

Después de detectar el error que cometí con The Boy and the Heron, me puse a revisar mis “registros” (o sea, mis correos de confirmación de cuando compro boletos para ir al cine) y descubrí que también me había brincado Suzume, que la vi en mayo de 2023.

Creo, creo que ahora sí ya no hay más huecos; pero esto sin duda ocurrió gracias a que estoy retrasadísimo con mis reseñas cinematográficas. No estoy seguro cómo es que dejé que las cosas se deterioraran hasta este grado, pero sí es algo que pienso reparar: este año de nuestro señor Cuauhtémoc 2025 (500 años de su asesinato), voy a ponerme al día con mis reseñas así sea necesario escribir múltiples consecutivamente.

Como sea, Suzume; se aplican las de siempre.

Suzume

Suzume

Me ecantó esta película; lamentablemente no vi Your Name. en el cine, pero después de verla y saber de la existencia de Suzume, tomé nota mentalmente de que si tenía la oportunidad, la iría a ver al cine. Y eso hice.

La historia es medianamente interesante, donde resulta que los temblores en Japón son causados por gusanos gigantescos que escapan de una dimensión llamada el Para-Siempre-Después, a menos que guerreros espirituales los detengan al cerrar puertas místicas.

El guerrero espiritual en turno, Souta Munakata, llega al pueblo de Suzume Iwato, una preparatoriana de 17 años, a cerrar una de estas puertas místicas, y la muchacha es tan caliente que lo sigue y termina involucrándose con Souta, que acaba con su alma transferida a una sillita amarilla con sólo 3 patas; y con un gato mágico que es la piedra clave del oeste para evitar que escapen los gusanos gigantes.

El estúpido gato escapa, lo que causa que Souta (en modo sillita amarilla con sólo 3 patas) lo persiga; y la caliente de Suzume lo sigue a él a su vez, porque evidentemente la estúpida sillita no va a poder cerrar las puertas mágicas sola.

Muchas aventuras se siguen; pero a mí me gustó la historia principalmente por ser un romance sutil, con Suzume evidentemente queriéndole tronar sus huesitos a Souta; pero todavía más por cómo se presentan los temblores en la historia.

Japón, como ya deben saberlo, queridos lectores, es agobiado por temblores todavía más de lo que nos agobian a los mexicanos, en particular a los de Guerrero, Oaxaca y obviamente la CDMX. Los temblores terminan siendo un protagonista más de esta historia, y es obvio que la película está en gran medida pensada para conectar con personas acostumbradas a sufrir todo lo relacionado con vivir en una tierra agobiada por terremotos.

Fue espectacular verla en el cine, porque casi toda la audiencia (yo incluido) justamente somos parte de ese conjunto de personas; es literalmente parte de la cultura mexicana, en particular en la CDMX (donde vi la película). En algún momento un mega gusano está a punto de caer sobre Tokio, y dados los antecedentes provistos por la historia, los espectadores sabíamos el mega terremoto que iba a causar esto. Yo literalmente sentí como toda la audiencia conteníamos la respiración en anticipación a un desastre mucho peor que un ataque extraterrestre; o un kaiju enfurecido; o una bomba que explotara: porque sabemos que es real; sabemos el alcance de la devastación que puede causar; y además lo hemos llegado a experimentar en carne propia a lo largo de nuestras vidas. Algunos de nosotros múltiples veces, de hecho.

Es muy buena película, y la disfruté mucho en el cine; de hecho más que la última de Miyazaki. La recomiendo ampliamente; está en Netflix si les interesa.

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