El tirol planchado

Odio el tirol planchado.

Mi viejo departamento tenía paredes con tirol planchado; y el techo tenía tirol sin planchar.

Odio el tirol planchado.

¿Por qué odio al tirol planchado? Porque yo ando haciendo gújeros en las paredes básicamente cada cinco minutos; cuelgo televisiones, bocinas, cuadros, barras de sonido y sepa la chingada cuántas pendejadas más, todo el tiempo.

Inevitablemente, tarde o temprano muevo varias de esas cosas, y entonces hay que tapar el gújero. Y si uno no tiene una tirolera, es básicamente imposible tapar el gújero de manera perfecta. Si uno no sabe dónde se hizo la reparación, probablemente no lo note; pero por definición yo siempre voy a saberlo, y la única manera de no notarlo sería tener una tirolera.

No tengo tirolera; y no quiero comprar una tirolera. No sé si sabría cómo usar una tirolera.

Pero además se acumula polvo y demás en el tirol; de verdad lo detesto, casi tanto como detesto alfombras y carpetas.

Mi nuevo departamento tiene paredes lisas y blancas, y es de las cosas que más me han gustado del mismo. Cometí errores al instalar el soporte del monitor de mi computadora y el de mi televisión, y fue trivial llenar los gújeros y dejar las paredes básicamente inmaculadas de nuevo.

Pero va más allá; comentaba hace unos años, queridos lectores, que cuando Telmex por fin se dignó a ponerme fibra óptica, el técnico fue y taladró una de las tuberías de agua de mi viejo departamento, lo cual forzó al plomero a tener que hacer un gújero bárbaro para repararla; y que yo reparé con las pocas habilidades que cuento para ese tipo de cosas. En ese momento no me molestó cómo había quedado, porque de por sí la pinche pared tenía tirol planchado, pero la verdad mi reparación fue bastante mediocre. Pasable, pero mediocre.

Bueno, la misma estupidez me pasó en mi nuevo departamento: pero para añadir heridas al insulto, la pendejada la cometí yo al tratar de montar unas repisas, y a lo puro güey, porque era obvio que por ahí bajaba una tubería… de hecho era obvio que bajaban tres tuberías. Pude haber taladrado las tres, pero por suerte sólo fue una.

Así que realicé de nuevo la peregrinación a Portales para recoger un plomero que me hiciera el favor de reparar una tubería taladrada. Ese es el tipo de cosas para las cuales me declaro 100% inútil: ¿cambiar el empaque de un grifo?, no hay problema; ¿reemplazar la ducha de una regadera?, lo hago en cinco minutos; ¿poner un bidet?, lo he hecho como siete veces. Pero para reparar una tubería de cobre que requiere soldar estaño me declaro absolutamente inútil: necesito un profesional que lo haga por mí.

Los dos plomeros que repararon mi tubería inevitablemente me cayeron muy bien, porque ya estaban viejitos y eran indudablemente de la vieja escuela; les llevó menos de media hora hacer la reparación, y más de la mitad de ese tiempo consistió en estarle dando en la madre a mi pared para poder descubrir la tubería taladrada.

El gújero

El gújero

Una vez reparada la tubería, procedí a reparar yo la pared: pero contrario a la reparación similar que hice hace unos años, en esta ocasión ya sabía más al respecto y además las paredes son (como ya mencioné) lisas y blancas. De hecho justo en esa pared no son perfectamente lisas, pero lo suficiente como para que no importe.

En lugar de mezclar cemento blanco y tratar de contenerlo en el gújero vertical, utilicé espuma expandible, que es una maravilla por todo lo que he leído al respecto; es bastante dura pero increíblemente ligera, e incluso al parecer proteje las tuberías. Una vez endurecida la espuma, corté el exceso con una sierra y la limé al nivel de la pared.

La espuma

La espuma

Luego cubrí eso con un resanador especial, que también es la neta: no hay necesidad de mezclar nada, se aplica directamente y después se puede lijar fácilmente.

La resanada

La resanada

Por último lijé la pared y pinté encima con exactamente el mismo color (y marca) con el que se había pintado originalmente. Y la verdad el resultado es básicamente perfecto; yo dónde se hizo la reparación, pero a menos que ponga mi cara a unos cuantos centímetros de la pared, no puedo notarla.

La reparación

La reparación

El proceso me gustó tanto, que me puse a destruir paredes por mi cuenta. Pero eso es cuento para otra entrada.

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Inmaculada

A inicios de junio del año pasado fui a ver Immaculate, en gran medida porque me gustó mucho Sydney Sweeney en Anyone but You.

Se aplican las de siempre.

Immaculate

Immaculate

Putísima madre, que buena película.

No me malinterpreten, queridos lectores; no es una joya de la cinematografía, pero sí es muy buena en su carril: películas de terror que utilizan la iconografía cristiana, en particular católica. Piensen Rosemary’s Baby, The Omen, The Exorcist, y como doce millones de ejemplos más, incluyendo la moderna Apartment 7a, que está en Paramount+.

Sydney Sweeney, que es productora en la película, es excelente en su papel; y además, de manera premeditada no aparece tan bella como de hecho es, mucho menos sexy. Supongo que quiere que la tomen en serio.

La película me encantó, entre otras cosas porque contrario a los ejemplos que puse arriba, resulta que no hay ningún aspecto sobrenatural en la película; y de hecho los dementes que la encierran, abusan y torturan están convencidos de que están realizando la labor del señor, al intentar clonar (según ellos) al buen Chuy al usar a la mensa novicia que interpreta la Sweeney como Tanque Ajolote.

Me encantó que dicha mensa novicia interpretada por Sweeney, cuando se le quita lo mensa y ejecuta su escape, mata a una monja con un crucifijo, a un cardenal con un rosario y al demente del padre Tedeschi con el que se supone es uno de los clavos de la crucificción con la sangre de Cristo, utilizada para intentar clonarlo en el antes mencionado Tanque Ajolote, interpretado por la Sweeney.

Y me encantó por encima de todo la escena final; por supuesto el tour de fuerza de Sweeney de actuar de manera brutalmente creíble el parto del monstruo que la obligaron a cargar durante nueve meses; pero todavía más su determinación inamovible de matarlo bien muerto aplastándolo con una piedra. Es de los mejores finales que he visto en este tipo de películas; que se caracterizan todas y cada una de ellas por tener finales fabulosos.

La recomiendo encarecidamente; está en Prime Video, si les interesa.

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Furiosa

A finales de mayo del año pasado, fui a ver Furiosa.

Tengo sentimientos al respecto.

Se aplican las de siempre.

Furiosa

Furiosa

Furiosa es un churrito de acción entretenido. Esto no es ser despectivo de la película; me parece que objetivamente es el calificativo correcto para la misma.

La cosa es, es la precuela a una de las mejores películas de acción de todos los tiempos (si no es que la mejor película de acción de todos los tiempos), y medio inevitablemente es un pobre reflejo de Mad Max: Fury Road.

Soy fan casi incondicional de Anya Taylor-Joy desde que salió en The VVitch, pero la verdad me parece pésima para hacerla de Furiosa joven: en mi reseña de Fury Road, hace casi una década, yo dije:

[en comparación a Furiosa] [l]as pobres niñas que rescata del asqueroso líder de los war boys, por muy súper modelos que sean (o hija de Lenny Kravitz), parecen pajaritos escuálidos a su lado. Encantadoras y subvirtiendo el cliché de la damisela en peligro, pero pajaritos escuálidos al fin y al cabo.

Bueno; por más que me encante Anya Taylor-Joy (y de verdad, soy fan rabioso de ella), la verdad es que también parece pajarito escuálido comparada a Charlize Theron. Hace muy bien su papel, pero físicamente no le llega a los talones a nuestra Furiosa original. Charlize Theron como Furiosa creo que me podría partir en dos utilizando su dedo meñique; y me da la impresión de que si soplo suficientemente fuerte podría tumbar a Anya Taylor-Joy de un precipicio… y que la muchacha sobreviviría la caída porque descendería suavemente, como una pluma de ganso.

Y luego el galán…

Mad Max at home

Mad Max at home

Los actores que regresan de Fury Road están bien, aunque me dio algo de pena ver a Rictus Erectus, se supone más joven, pero sin ser la masa muscular que era en la primera película. La mamá de Furiosa es bellísima (es la ex novia de Gen Powell en Anyone but You) y está bien, pero termina siendo refrigerada para motivar el arco narrativo de su hija. Además de que es muy ojete que lo que la condena (y a su hija) sea su misericordia.

Únicamente el Dementus de Chris Hemsworth me parece que es verdaderamente original en la película, además de que es obvio que se estaba divirtiendo como enano. Y es interesante en un mundo donde al parecer absolutamente todos se han vuelto locos, ver a alguien todavía más loco que los demás. También, para lo que importe, el hecho de usar una prótesis en la nariz para apaciguar su casi abrumadora belleza me parece que se le debe reconocer como también se le reconoce a las actrices cuando hacen lo mismo.

No me malinterpreten, queridos lectores; disfruté la película y me alegra haber ido a verla al cine. Cuando el primer war boy kamikaze se lanza a la horda de Dementus para comenzar la matanza; cuando Furiosa y Praetorian Jack sobreviven el ataque de The Octoboss y su horda; y cuando ambos sobreviven la emboscada en la Granja de Ballas, todas esas son secuencias de acción que casi le llegan en calidad e impacto a Fury Road.

Casi.

Lo que ocurre es que justamente es imposible no compararla con la original, y sencillamente no hay discusión: Furiosa, por divertida que pueda llegar a ser, es innegablemente inferior a Fury Road.

Aún así la recomiendo; especialmente si no tienen problema con Mad Max deslactosado y bajo en grasa.

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Peach Boy Riverside

El siguiente animé que vi fue Peach Boy Riverside.

Peach Boy Riverside

Peach Boy Riverside

El animé está basado en un manga que se publicó de 2015 a 2024; que a su vez es una nueva versión (mismo autor; diferente artista) de un manga que se publicó a partir de 2008.

La historia sin embargo está basada en una leyenda japonesa que probablemente se originó en el siglo XV, donde un niño mágico nacido de un durazno (momo, durazno; tarō, primogénito; normalmente traducido al inglés como peach boy) combate oni (demonios). En un inicio al parecer los combate nada más por ser demonios; en subsecuentes iteraciones de la leyenda Momotaro defiende a su aldea de demonios que la acosan; y en algunas versiones incluso resulta que las diferencias entre oni y humanos era un malentendido que Momotaro ayuda a solucionar.

La leyenda además es famosa (o infame) porque en varias versiones de la misma Momotaro se convierte en un héroe nacional que defiende a su nación (duh) de invasores que son tan deshumanizados que se les considera demonios. Dado que si algo no le falta a Japón son las tendencias imperialistas y nacionalistas, dichos demonios sirvieron como representación (dependiendo de la época) de los mongoles, los chinos, los británicos y, al parecer por última vez, los gringos durante la Segunda Guerra Mundial.

Con la ocupación gringa de Japón después de Guerra Mundial 2: La Venganza, la leyenda de Momotaro fue extirpada de libros de texto y material propagandístico; pero una figura de leyenda que ha sobrevivido cinco siglos no desaparece tan fácilmente, y sigue siendo inmensamente popular en Japón.

Todo esto a mí me parece fascinante; lamentablemente el animé que hoy reseño no lo es tanto.

Quiero decir; está bien: Momotaro ahora es un muchacho increíblemente bonito (al grado de que casi todo mundo de primera cuenta supone que es realmente una muchacha); la serie le agrega una princesa imposiblemnte chichona como contraparte que tiene básicamente los mismos “poderes de durazno” que él tiene para destruir demonios; y ambos protagonistas a veces trabajan juntos y siempre discuten las dos visiones que tienen para lidiar con los oni: Momotaro quiere matarlos a todos y cada uno de ellos bien muertos; y la princesa quiere intentar construir una convivencia pacífica con ellos.

Eso está interesante; las escenas de acción mientras humanos con poderes de durazno y demonios pelean están padres; y la princesa es, como me parece ya lo mencioné, imposiblemnte chichona.

Saltherine Aldarake

Saltherine Aldarake

Sin embargo creo que el animé se queda corto en comparación a la leyenda (a veces) nacionalista y xenófoba que ha sobrevivido cinco siglos en una nación (a veces) nacionalista y xenófoba. Aprecio el intento de hacer más fácil de digerir la historia a audiencias modernas, presentando al menos la alternativa de la convivencia pacífica como una opción; pero creo que hubiera sido más interesante y honesto presentar a los demonios como entes inherentemente malévolos que la única manera de lidiar con ellos es matándolos bien muertos.

Así le hicieron con Frieren y su espectacular éxito me parece me da la razón. O en menor medida como hizo Goblin Slayer con los orcos.

No ayuda además que yo vi la serie en el orden de transmisión en Japón, que cambia el orden original (y cronológico) de los capítulos; y la verdad no me interesó tanto como para volver a verla en el orden “correcto”.

Como sea, el animé está bien; sólo creo que pudo ser mucho mejor, y el hecho de que después de casi 4 años ni siquiera se haya mencionado la posibilidad de una segunda temporada a mis ojos confirma esto. Que la verdad sí me gustaría ver de nuevo a Saltherine “Sally” Aldarake.

Está en Crunchyroll, si les interesa.

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El Planeta de los Simios: Nuevo Reino

A finales de mayo del año pasado fui a ver Kingdom of the Planet of the Apes.

Se aplican ya saben.

Kingdom of the Planet of the Apes

Kingdom of the Planet of the Apes

Había visto en el cine las primeras dos partes de esta nueva encarnación del Planeta de los Simios; pero por alguna razón (creo que estaba en Europa) no fui a ver la tercera. Que es una lástima, porque es bastante buena.

Como sea; esta cuarta entrega la verdad no me llamaba mucho la atención, pero en primer lugar escuché de varias reseñas que estaba divertida; y (más importante, si soy sincero), sale Freya Allan, que me parecía bellísima desde que la vi en The Witcher en Netflix, pero aquí además sale con el cabello oscuro y oh dos meo es más allá de bellísima.

La película está bien, nada para ponerse a dar de brincos, pero está bien. Lo que pasa es que yo durante toda la película estaba seguro que Nova⧸Mae iba a ser el equivalente de Charlton Heston en su papel en la versión original de 1968. Que al final haya un grupo de humanos que no han sido infectados por el virus (y que ella en los hechos se sacrifica al haberse expuesto), la verdad me sacó de onda: todavía más porque al parecer hay más grupos por ahí perdidos, dado que Trevathan tuvo que haber salido de algún lado.

Como sea, está divertida y exclusivamente por ver a Freya Allan valdría la pena; nada más no estoy seguro a dónde quieren llevar la historia en el futuro. Al parecer la llave de cifrado que Mae lleva al asentamiento humano justo les va a permitir comunicarse con los demás asentamientos humanos que existan. ¿Entonces habrá otra guerra entre especies? No se ve como que haya mucho interés en convivencia pacífica.

Llámenme chapado a la antigua, pero me gustaría ver al Icarus llegar al planeta Tierra y ahora ver esa historia desde el punto de vista de los simios; y ciertamente todavía es posible, con la subtrama de los asentamientos humanos dejándose para otras películas o desarrollándose en paralelo.

No lo sé; me he chutado todas las películas de esta franquicia, pero la verdad no se acerca a mis franquicias favoritas pero ni de lejos. Vamos a ver cómo va evolucionando con el tiempo, porque sin duda alguna van a continuar esta encarnación al menos durante otra película, dado que a ésta le fue relativamente bien.

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Abigail

A finales de abril del año pasado fui a ver Abigail. Se aplican las de siempre.

Abigail

Abigail

Abigail es una película muy divertida.

Originalmente una nueva versión de la hija de Drácula, la película mantuvo a la protagonista pero es una historia completamente original. Un grupo de criminales es contratado para raptar a una niña bailarina de ballet, con el objetivo de pedir un enorme rescate a su padre.

Resulta al final que todo es una trampa: los criminales todos han interferido con los negocios de un gángster muy temido, y descubren que se encuentran encerrados en una mansión con la titular Abigail, que por supuesto es en realidad una guampira y la hija del gángster, que nunca se dice explícitamente, pero que podemos adivinar es Drácula.

No tienen idea, queridos lectores, cómo disfruté esta película.

El elenco es espectacular: el twink de Dan Stevens aquí actúa fuera de su molde normal, haciéndola muy bien de ex policía corrupto y sin duda alguna el más peligroso del grupo; la imposiblemente chula Kathryn Newton por primera vez la veo actuar bien aquí, como la niña rica convertida en hacker en busca de emociones fuertes; el mismísimo Blob (Kevin Duran) aparece aquí como el ligeramente idiota pero algo honorable músculo del grupo; y la paisana (además de bellísima) Melissa Barrera como la “heroína” de la historia, como una médico militar ex drogadicta. Hay otros dos en el grupo de criminales, pero los matan demasiado rápido como para que puedan hacer mucho realmente.

La titular Abigail es interpretada de manera excelente por la jovencísima Alisha Weir; y el guapísimo Matthew Goode aparece en un quasi cameo como su padre vampiro. Por último, pero no por ello en último lugar, el siempre bienvenido Giancarlo Esposito la hace del contacto entre los criminales y el gángster.

La película es de terror como lo eran cuando yo era adolescente: con una increíblemente generosa cantidad de tripas en la pantalla (los guampiros al morir suelen explotar como decían los Hombres G: entre vísceras y sangre) y con violencia gloriosa y gratuita cada quince minutos.

También es, me alegra repetirlo, muy divertida, con un humor negro que se mantiene de manera consistente a lo largo de los bastante razonables 109 minutos que dura la película.

Aunque bien recibida por la crítica, la película no fue un súper éxito, aunque sí recuperó lo que se gastaron en hacerla. Yo la disfruté como no tienen idea y me alegro muchísimo de haberla ido a ver al cine.

La recomiendo encarecidamente.

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My Name is Mayo 2

Al mal paso darle prisa, supongo.

Después de terminar My Name is Mayo, decidí jugar My Name is Mayo 2, porque por qué no.

My Name is Mayo 2

My Name is Mayo 2

Repito, compré estos juegos porque me salieron en menos de un dólar cada uno y porque tenía curiosidad. El primero lo encontré idiota; el segundo, paradójicamente, lo encontré menos idiota.

Ahora, sí sostengo que es menos idiota, pero tengo que admitir que es marginalmente menos idiota: ahora no nada más hay que picarle a nuestra estúpida jarra de mayonesa, además hay historias y minijuegos y así.

De todas formas, me llevó nada más 42 minutos terminarlo: dos minutos más que la primera parte.

Voy a reafirmar que no me da vergüenza haber jugado estos juegos, aunque tal vez debería; me entretuvieron un rato, salieron estúpidamente baratos y además me dieron un par de platinos. Está bien.

Lo que sin duda debería darme vergüenza, pero que no me da porque no tengo, es que escribiendo está entrada vi en la PlayStation Store si había comprado la tercera parte, porque la verdad no me acuerdo (compro muchos juegos, no es raro que se me olvide a veces qué juegos tengo y cuáles no).

Resulta que no lo había comprado… pero estaba en descuento en 1.39 dólares. Esos son menos de 30 pesos; podría comprarme una sopa Maruchan de camarón con limón y chile habanero con ese dinero, o comprar My Name is Mayo 3… o podría comprar ambos: soy adulto que trabaja y que no mantiene a nadie, en algo me debo gastar mi dinero.

Así que ahora tengo My Name is Mayo 3, que quién sabe cuándo voy a jugar; y quién sabe cuándo reseñe (al ritmo que voy será en el 2030 o algo por el estilo).

Además, creo que hoy comeré una sopa Maruchan de camarón con limón y chile habanero.

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Rascal Does Not Dream Of… Las Películas

A inicios de abril del año pasado fui a ver Rascal Does Not Dream of a Sister Venturing Out y Rascal Does Not Dream of a Knapsack Kid, convenientemente empaquetadas en una sola función de Cinépolis imaginativamente titulada Rascal Does Not Dream Of… Las Películas.

Se aplican no importa realmente; menos si no han visto el animé.

Rascal Does Not Dream Of... Las Películas

Rascal Does Not Dream Of… Las Películas

Me quejaba hace unos años de cuando fui a ver Demon Slayer: To the Swordsmith Village, porque nada más pegaron 3 capítulos juntos. Bueno, estas dos “películas” es lo mismo… dos veces.

Ahora, Rascal Does Not Dream Of normalmente me gusta mucho… excepto cuando no me gusta; que en esas ocasiones causa que me quiera sacar los ojos con un lapicero. Cuando es una dramedia romántica es una serie bastante chida en todos los aspectos: comenzando por los técnicos pero también en el desarrollo de personajes e historia.

Cuando trata de agregar los elementos sobrenaturales que la caracterizan (que en mi humilde opinión falla miserablemente por las explicaciones idiotas que se inventan), es cuando quiero cortarme las venas con pan Bimbo.

Fue entonces interesante ver esta “película”, porque la primera parte (la primera “película”) es casi completamente lo que me gusta de la serie: Sakuta ayuda a su hermanita Kaede a tratar de regresar a la escuela después de que dejó de asistir porque la buleaban, pero en el camino tiene que lidiar con el hecho de que la otra Kaede (la que suplantó a su hermanita durante la serie), a pesar de que no era su hermanita “original”, pues al fin y al cabo terminó también queriéndola; y aunque está sinceramente agradecido y aliviado de haber recuperado a su “verdadera” hermanita, eso significó perder a la otra Kaede.

Casi lloro en esta parte.

Además, tiene la mejor escena de la película cuando Kaede agarra a Mai y Sakuta en la recámara de él, con él en calzones.

Pero entonces la segunda parte sale con las mamadas de universos alternativos y ahora nadie puede ver a Sakuta (como originalmente nadie podía ver a Mai en la serie) y de nuevo quería que me atropellara un perro o me mordiera un tren. Y eso que en esta parte Mai y Sakuta llenan una forma de registro matrimonial, cosa que normalmente es como crack para mí.

Casi lloro en esta parte también, de lo estúpido que encuentro las explicaciones idiotas que dan para el “síndrome adolescente” de los protagonistas en esta serie.

Como sea, salí bastante contento del cine, porque sin duda alguna esta serie me entretiene; cuando me gusta me entretiene como normalmente me entretiene la cultura popular. Pero cuando la detesto, resulta que me encanta detestarla, entonces ganar-ganar, supongo.

La recomiendo con esos bemoles; y además reconociendo que si no han visto la serie, las “películas” no van a tener el más mínimo sentido. Además además, no tengo idea dónde puedan verla.

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Godzilla y Kong: El Nuevo Imperio

A inicios de abril del año pasado fui a ver Godzilla x Kong: The New Empire.

Se aplican literalmente no importa, es más allá de estúpida la película.

Godzilla x Kong: The New Empire

Godzilla x Kong: The New Empire

Tuve la mala puntada de ir a ver esta película unas semanas después de haber visto Godzilla Minus One, lo cual demolió cualquier posibilidad que hubiera podido existir de que me pareciera buena en lo más mínimo.

Es, indudablemente, una película mala; pero eso es más o menos lo que uno por omisión espera de las películas gringas de Godzilla o de King Kong. No, lo grave es que sea aburrida. También es increíblemente estúpida, pero la verdad puede haber cosas increíblemente estúpidas que sean altamente entretenidas.

Godzilla x Kong no es uno de estos casos.

Desde un punto de vista técnico es, meh, he visto peores. Como fatídicamente decían en la serie de Chernobyl, “3.6 roentgen, not great, not terrible”. Pero en comparación con los espectaculares efectos especiales de G-1, esta película tiene efectos lamentables. De nuevo, lo que uno esperaría de una película gringa de Godzilla o King Kong; pero en comparación con la fabulosa película japonesa del enorme lagarto, sí son lamentables.

Lo que destrozó cualquier posibilidad de que fuera más amable con el churro en general, es lo idiota, condescendiente y ligeramente racista de la historia; el inclemente y fallido intento de humor en básicamente todas las escenas; y los execrables personajes que yo le andaba ya rezando al supremo que por favor algún monstruo se los comiera.

En particular Dan Stevens aparece de repente, sin ningún tipo de antecedentes para su personaje, como interés romántico de Rebecca Hall, y haciéndola del veterinario de King Kong para reemplazar un diente rompido del mega chango. Me gustaría decir que todo lo anterior es un chiste mío, pero no, lamentablemente es la verdad que no miente.

Dicho todo lo anterior, eventualmente la película se deja de mamadas y los changos y lagartos gigantes comienzan a darse de madrazos, y pues al fin y al cabo (como casi todos los hombres) sigo teniendo dentro de mí un niño chiquito que se emociona con esas pendejadas, especialmente cuando equipan a Kong con un guante mecha para poder dar madrazos más fertes. Así que no salí de mal humor del cine.

Pero es indiscutible lo pobre que es esta entrega en el universo de kaijus que Warner Bros. ha intentado formar desde hace años; todavía más si la comparamos con la espectacular Godzilla Minus One, que cada vez que la vuelvo a ver de alguna manera se pone mejor y mejor.

Este adefesio está en Max, si por alguna razón quieren verla.

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Mother of the Goddess’ Dormitory

En general creo que me abstendría de escribir acerca de Megami-ryō no Ryōbo-kun; no por lo “controversial” que se le puede considerar, sino porque es muy mala. Para ser un animé “sexi” (ecchi), ademas, la verdad hasta en eso deja mucho qué desear; y más grave que todo eso, es aburrida. También es estúpida: pero la verdad me gustan muchísimos animés estúpidos, nada maś no cuando son aburridos.

Sin embargo sí tengo sentimientos acerca de la serie, entonces quiero expresarlos aquí.

Mother of the Goddess' Dormitory

Mother of the Goddess’ Dormitory

Koshi Nagumo es un adolescente de 12 años que su padre lo abandona cuando su casa se incendia, y entonces el muchacho termina en condición de calle, lo que causa que se desplome en la vía pública muriéndose de hambre.

(La serie deja muy claro, vía subtítulos, éste es un trabajo de ficción y entonces nombres, instituciones, leyes y sentido común quedan en las manos del autor.)

Una estudiante universitaria se apiada de él y lo recoge, llevándolo al dormitorio donde vive que casualmente necesita una “madre” (la persona que se encarga de limpiar y cocinar para las estudiantes universitarias que vivan en el dormitorio), papel que le ofrece a Koshi y que él acepta.

Supongo que se podrán imaginar a dónde va la historia: todas las innecesariamente sexis estudiantes que viven en el dormitorio terminan de una u otra manera restregando sus chichis en la cara de Koshi. Que por supuesto debemos como espectadores encontrar hilarante además de envidiar la “buena suerte” de Koshi.

Sólo como ejercicio mental, supongan que la historia relatara a una muchacha de 12 años que de repente se encuentra viviendo en la calle, y un grupo de frat-boys-dude-bros la recogiera en su fraternidad y terminaran de una u otra manera restregando sus camarones en la cara de la muchacha.

Nunca cambies, Japón.

Ahora: aún con la impropiedad de la historia y el inigualable doble estándar de género con el que los japoneses tratan este tipo de narrativas, yo podría incluso defender un animé de este estilo. La cosa es, tendría que ser bueno; o al menos genuinamente divertido.

No es divertido; no puede serlo cuando toda la historia es el mismo chiste contado de múltiples maneras: oh, miren, a Koshi le están restregando chichis en la cara. De nuevo.

En la historia de repente aparece Sutea Koroya, amiga de la infancia de Koshi (y por lo tanto inevitablemente la heroína perdedora de la historia; creo que es ley en Japón), que es una tsundere pelirroja con coletas dobles, y que por lo tanto yo estoy contractualmente obligado a que me guste… y ni siquiera ella pudo rescatar este animé para mí: no en menor medida porque es obvio que con quien va a terminar Koshi si descartamos la ruta del harén (la unidad básica familiar del animé), es con una de las estudiantes universitarias.

De nuevo, yo no me persigno ni escandalizo con este tipo de historias. No me ofende el estupro en ficción; me ofende que la serie sea mala y particularmente que sea aburrida.

No sé dónde puedan ver la serie; pero si supiera, creo que no se los diría: de verdad no vale la pena.

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Suzume

Después de detectar el error que cometí con The Boy and the Heron, me puse a revisar mis “registros” (o sea, mis correos de confirmación de cuando compro boletos para ir al cine) y descubrí que también me había brincado Suzume, que la vi en mayo de 2023.

Creo, creo que ahora sí ya no hay más huecos; pero esto sin duda ocurrió gracias a que estoy retrasadísimo con mis reseñas cinematográficas. No estoy seguro cómo es que dejé que las cosas se deterioraran hasta este grado, pero sí es algo que pienso reparar: este año de nuestro señor Cuauhtémoc 2025 (500 años de su asesinato), voy a ponerme al día con mis reseñas así sea necesario escribir múltiples consecutivamente.

Como sea, Suzume; se aplican las de siempre.

Suzume

Suzume

Me ecantó esta película; lamentablemente no vi Your Name. en el cine, pero después de verla y saber de la existencia de Suzume, tomé nota mentalmente de que si tenía la oportunidad, la iría a ver al cine. Y eso hice.

La historia es medianamente interesante, donde resulta que los temblores en Japón son causados por gusanos gigantescos que escapan de una dimensión llamada el Para-Siempre-Después, a menos que guerreros espirituales los detengan al cerrar puertas místicas.

El guerrero espiritual en turno, Souta Munakata, llega al pueblo de Suzume Iwato, una preparatoriana de 17 años, a cerrar una de estas puertas místicas, y la muchacha es tan caliente que lo sigue y termina involucrándose con Souta, que acaba con su alma transferida a una sillita amarilla con sólo 3 patas; y con un gato mágico que es la piedra clave del oeste para evitar que escapen los gusanos gigantes.

El estúpido gato escapa, lo que causa que Souta (en modo sillita amarilla con sólo 3 patas) lo persiga; y la caliente de Suzume lo sigue a él a su vez, porque evidentemente la estúpida sillita no va a poder cerrar las puertas mágicas sola.

Muchas aventuras se siguen; pero a mí me gustó la historia principalmente por ser un romance sutil, con Suzume evidentemente queriéndole tronar sus huesitos a Souta; pero todavía más por cómo se presentan los temblores en la historia.

Japón, como ya deben saberlo, queridos lectores, es agobiado por temblores todavía más de lo que nos agobian a los mexicanos, en particular a los de Guerrero, Oaxaca y obviamente la CDMX. Los temblores terminan siendo un protagonista más de esta historia, y es obvio que la película está en gran medida pensada para conectar con personas acostumbradas a sufrir todo lo relacionado con vivir en una tierra agobiada por terremotos.

Fue espectacular verla en el cine, porque casi toda la audiencia (yo incluido) justamente somos parte de ese conjunto de personas; es literalmente parte de la cultura mexicana, en particular en la CDMX (donde vi la película). En algún momento un mega gusano está a punto de caer sobre Tokio, y dados los antecedentes provistos por la historia, los espectadores sabíamos el mega terremoto que iba a causar esto. Yo literalmente sentí como toda la audiencia conteníamos la respiración en anticipación a un desastre mucho peor que un ataque extraterrestre; o un kaiju enfurecido; o una bomba que explotara: porque sabemos que es real; sabemos el alcance de la devastación que puede causar; y además lo hemos llegado a experimentar en carne propia a lo largo de nuestras vidas. Algunos de nosotros múltiples veces, de hecho.

Es muy buena película, y la disfruté mucho en el cine; de hecho más que la última de Miyazaki. La recomiendo ampliamente; está en Netflix si les interesa.

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El Niño y la Garza

Y total que volví a cometer un error en el orden en que reseño películas; fui a ver The Boy and the Heron a mediados de enero del año pasado, entre Godzilla Minus One y Con Todos Menos Contigo; pero como compré el boleto el mismo día que compré el de Godzilla Minus One, en mi correo se agruparon ambas compras.

Como uso mi correo como registro de qué películas he ido a ver, dado que ya nunca compro boletos en taquilla, se me fue la última película de Hayao Miyazaki.

Supongo que no es tan grave, pero sí quería explicarlo.

Se aplican las de siempre.

The Boy and the Heron

The Boy and the Heron

Hace dos décadas, fui con mis cuates a ver un maratón de animé, si mal no recuerdo en la prepa 7, donde entre otras películas presentaron Castle in the Sky, que este año cumplirá 39 años de existencia.

Es mi película preferida de Miyazaki, y cada vez que voy de al cine a ver una nueva película del director japonés, siempre salgo un poco decepcionado de que todavía no haya logrado superar las expectativas que desde hace dos décadas mantengo antes de ver cada una de sus nuevas entregas, esperando con ansias que supere lo que consiguió (y consigue) hacerme sentir con Tenkû no shiro Rapyuta.

Kimitachi wa dô ikiru ka es nada más la última película de Miyazaki que me decepciona de esta manera. Quiero decir, no es mala de ninguna manera; pero sigue quedándose corta (a mi parecer) en comparación con Castillo en el Cielo.

Desde un punto de vista técnico es… lo que suelen ser las películas de Miyazaki. No se le escatiman sus logros, pero la verdad como que ya hemos visto todo esto (aunque la secuencia del incendio de Tokio por un bombardeo donde muere la mamá de Mahito es más o menos original).

El protagonista, Mahito Maki me cayó bien porque aparece cuatro quintas partes de la película en un estado de permanente encabronamiento, primero por la muerte de su madre y después porque su padre tan campantemente decida reemplazarla con su hermana menor; pero la verdad la historia no conectó conmigo, al menos no en su mayoría. Es una historia “caprichosa” y fantasiosa, como suele ser con Miyazaki; pero en general carece del sentido del humor que en otras de sus obras es más prominente, además de que para motivos prácticos no tiene nada de romance. No ayuda en esto que la única protagonista mujer de una edad más o menos cercana a Mahito sea su madre.

Tampoco ayuda que el subtexto de la historia deja claro que el papá de Mahito, además de sustituir a su difunta esposa con la hermana menor de la misma, estaba cooperando con el esfuerzo bélico del imperio fascista japonés en la Segunda Guerra Mundial.

Como sea, sí me gustó la película; pero una vez más salí ligeramente decepcionado de que Miyazaki no haya conseguido (para mí) alcanzar los niveles que alcanzó (para mí) con Kimitachi wa dô ikiru ka cuando la vi hace veinte años en un maratón de animé con mis cuates de la universidad.

De cualquier manera la recomiendo; está en Netflix si les interesa.

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El subwoofer remotamente encendible

Hace unos días platicaba de cómo reviví mi viejo subwoofer Harman⧸Kardon SUB TS15, al comprarle una barata (y admisiblemente chafa) placa de amplificación digital de menos de 250 pesos.

Me ha sorprendido mucho el desempeño de la barata (y admisiblemente chafa) placa de amplificación digital de menos de 250 pesos; a pesar de que mi subwoofer murió cuando la resistencia R146 reventó en la placa original, me imagino que el o los componentes que se habían ido degradando en la misma, y que fueron los responsables de que reverantara la resistencia R146, habían estado disminuyendo poco a poco el desempeño de mi subwoofer durante los últimos años. No debió ayudar que, como ya he mencionado muchas veces, no me considero un snob del sonido (al parecer, audiophile no tiene traducción al español aceptada por la RAE).

Como sea, suena genial el subwoofer; dudo mucho que suene mejor que cuando era nuevo, (sinceramente no recuerdo: fue hace más de una década que lo estrené), pero sin duda suena mejor de lo que sonaba antes de que se muriera: todo tiene unos bajos profundos y en general suaves que no se distorsionan, pero que hacen que las ventanas vibren como si mi nuevo departamento fuera a derrumbarse.

Agarré un rectángulo de triplay de 3 milímetros (envuelto en vinilo negro autoadherible, para que no se viera tan fuera de lugar), y ahí monté todos los componentes que estaba usando: la barata (y admisiblemente chafa) placa de amplificación digital de menos de 250 pesos; un conector de barril para el eliminador de doce voltios que utilizo para alimentar dicha placa; un conector jack de 3.5 milímetros para recibir la salida del AVR; el potenciómetro de la placa chafa que sirve para encender y controlar el volumen del subwoofer; y un convertidor de corriente para poder bajar los doce voltios del eliminador a 3 voltios, que es lo que necesita el LED original de mi subwoofer para anunciar al mundo que está prendido.

El rectángulo de triplay lo corté y redondeé sus esquinas para que fuera de las mismas dimensiones que la placa original del subwoofer; además le hice hoyos en los lugares correspondientes a los tornillos que se utilizan para montarlo al subwoofer. Esto está padre; la placa original venía con una caja que la aislaba al 100% del interior del subwoofer, usando nada más un par de cables para comunicarse con el altavoz y el LED. Pude reutilizar dicha caja con mi rectángulo de triplay envuelto en vinilo, entonces todo queda acomodado de forma bastante limpia dentro del subwoofer. No se ve hermoso; pero se ve decente y además está detrás del subwoofer, entonces nadie lo ve normalmente.

Bueno, todo está bien excepto por un pequeño detalle… tenía que levantarme de mi sofá para prender y apagar el subwoofer, además de que hacerlo por definición modificaba el volumen que ya le había elegido. Supongo que podrán imaginar, queridos lectores, a dónde va esta historia.

Hace un par de años relaté cómo hice un control remoto para el subwoofer usando un Raspberry Pi y la capacidad de la placa original de entrar y salir de stand-by dependiendo de si recibía o no una señal de 12 voltios. La misma solución funciona ahora; la barata (y admisiblemente chafa) placa de amplificación digital de menos de 250 pesos necesita 12 voltios, entonces nada más puenteé el eliminador de doce voltios al Raspberry Pi y conecté la salida a la entrada de la barata (y admisiblemente chafa) placa de amplificación digital de menos de 250 pesos; nada más necesité un nuevo cable para ello.

Con esto ya no necesitaba levantarme de mi sofá para prender y apagar el subwoofer, como un plebeyo, entonces podría haberlo dejado así. Sin embargo, decidí mejorar el diseño; la verdad es que es matar moscas a cañonazos utilizar un Raspberry Pi para esto (aunque ciertamente fue muy fácil de armar), así que esta vez utilicé un Raspberry Pi Pico.

El Pico no es una computadorcita chiquita; es un microcontrolador, está pensado para alambrarle una aplicación sencilla, no como una computadora de uso general que necesita un sistema operativo completo. Así que usé el Pico, básicamente reemplazando lo que hace el Raspberry Pi; resultó ser muy sencillo, porque hay una aplicación de ejemplo para el microcontrolador que se encarga de recibir la señal de un control remoto; y para poder controlar un relé nada más es necesario usar uno de los pines GPIO del Pico.

Además, el Pico es muy chiquito, entonces fácilmente lo pude montar dentro del subwoofer y ya no tengo necesidad de usar una caja completa como era el caso para el Raspberry Pi. También utilicé dos convertidores de corriente: uno para bajar los 12 voltios de entrada a los 5 voltios que necesita el Pico; y otro para bajarlos a 3 voltios para el LED del subswoofer.

El sensor infrarojo VS1838b lo conecté al final de un cable USB; en el otro extremo puse un conector USB-C macho; y en mi rectángulo de triplay envuelto en vinilo hice un gújero para poner un conector USB-C hembra. El sensor además lo monté en la pared.

Cualquier persona que más o menos sepa de electrónica que viera cómo me quedó todo probablemente se reiría de mí, entendiblemente; pero yo me doy de santos de que funciona, que no se ve tan mal, y que no destruí nada, o al menos nada que me haya dado cuenta hasta ahora.

También me alegra liberar mi Raspberry Pi y el hecho de que ya no lo voy a tener prendido 24/7; el Pico gasta mucha menos energía y me gustó programarlo: la aplicacioncita que detecta el botón del control remoto y que corta o conecta el poder a la barata (y admisiblemente chafa) placa de amplificación digital de menos de 250 pesos salió en 50 líneas de C (que así se programan este tipo de microcontroladores), entonces es por definición terriblemente simple.

Lo que sí es que espero no tener que volver a tocar esto al menos durante un par de años.

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