Hellblade: Senua’s Sacrifice

Mi siguiente trofeo de platino fue Hellblade: Senua’s Sacrifice, que recomiendo ampliamente.

Hellblade: Senua's Sacrifice

Hellblade: Senua’s Sacrifice

Este juego es famoso, entre otras razones, porque muestra de manera muy realista (dicen) lo que es tener esquizofrenia.

Nuestra protagonista, la titular Senua, es una guerrera picta (ancestros de los escoceses), que llega a la frontera de Helheim para salvar el alma de su ociso novio, Dillion. Senua, como digo arriba, es esquizofrénica, que en el siglo octavo interpretaban no muy sorprendentemente como que estaba maldita. Su mamá sufría la misma enfermedad, pero la aceptaba como una bendición que le permitía “oír espíritus”, ante lo cual el papá de Senua decidió quemarla viva enfrente de su hija de cinco años, lo que hizo empeorar el esquizofrenia de Senua y que ella se sienta acosada por las voces que hablan en su cabeza.

Su vida cambia cuando conoce a Dillion y se enamoran, hasta que lo desmueren, que es lo que desata la historia del juego.

El viaje de Senua consiste entonces en entrar a Helheim y enfrentar a Hela, lo que se traduce en pelear con monstruos y guerreros vikingos (al parecer los responsables de la muerte de Dillion), atravesar escenarios infernales y pasar pruebas de valor y coraje, mientras Senua escucha las voces en su cabeza que en igual medida la alientan y se burlan de ella, todo sin que nosotros, como espectadores, tengamos una puta idea de qué es real y qué se lo está inventando Senua. Porque está loca.

(Ya sé que el término no es políticamente correcto hoy en día, pero ciertamente es el más conciso).

Es un juego espectacular; en gran medida por la actuación de Melina Juergens como Senua. Hay combate, pero realmente no es muy elaborado: Senua tiene una espada y puede bloquear, dar espadazos débiles y fuertes, que se pueden combinar en uno o dos combos. Sin embargo, es más de resolver acertijos para ir avanzando; y más aún de acompañar a Senua en su sicósis, porque su viaje no es para salvar el alma de Dillion (eso es sólo su pretexto): es para que ella misma acepte su muerte (y la de su madre y múltiples otros traumas de su vida), así como a su condición y cómo vivir con ella.

Pero encima de todo eso, Hellblade: Senua’s Sacrifice es una historia trágica de amor, entonces, queridos lectores, me encuentro contractualmente obligado a que me guste.

Yo me eché el juego en dos años, porque lo comencé durante el primer año de la pandemia, saqué un trofeo, y lo abandoné casi tres años hasta el año pasado, cuando saqué el resto de los trofeos en cinco días. Es un juego fascinante una vez que agarra ritmo.

Hace cuatro años salió el avance de la segunda parte, que es por sí mismo espectacular; pero yo estaba preocupado porque al parecer será una exclusiva de XBox, dado que Microsoft compró el estudio que hizo ambas partes. Sin embargo, eso al parecer ya no será un problema.

Les recomiendo encarecidamente que traten Hellblade: Senua’s Sacrifice; es un juego divertido, pero la experiencia narrativa es espectacular, con una historia realmente simple, pero profunda, con en los hechos un único personaje (a menos que quieran contar a las voces en su cabeza).

Imprimir entrada Imprimir entrada

Blue Beetle

Después de Oppie fui a ver al cine Blue Beetle, porque por supuesto que eso hice.

Se aplican las de siempre, que igual e importa, porque es posible que esta encarnación de Jaime Reyes se reintegre al DCEU dirigido por James Gunn.

Blue Beetle

Blue Beetle

Me encantó esta película: y no nada más porque Jaime Reyes (interpretado por un ridículamente guapo y simpático Xolo Maridueña) es de ascendencia mexicana. Además de Xolo, todo el elenco es espectacular: nuestro ex asambleísta de la Ciudad (por Morena, por supuesto), Damián Alcázar, es excelente como el padre de Jaime; Elpidia Carrillo como su mamá es discutiblemente mejor; Adriana Barraza se roba la película en el rescate de Jaime como la abuela ex miembro de la Liga 23 de Septiembre; George Lopez es sorprendentemente no sólo soportable, sino entrañable como el tío de Jaime; y Belissa Escobedo como la hermana es inicialmente medio insoportable, pero hacia el final de la película ya me había caído bien.

Susan Sarandon es fabulosa masticando el escenario y relamiéndose los dedos como villana de telenovela de Telerisa; y Raoul Max Trujillo es espectacular como Carapax/OMAC, especialmente en el tercer acto cuando se muestra su origen.

Bruna Marquezine está muy chula, pero la verdad es más modelo que actriz, y se nota.

Por último, pero no por eso menos importante, Becky G como la voz de Khaji-Da es bastante buena; y no nada más porque yo como hombre estoy contractualmente obligado a pensar en el álbum visual de Mala Santa cada vez que la escucho.

Dicho sea eso, la verdad es una película más bien limitada; en adaptaciones de cómics ni siquiera creo que esté en el tercio mejor. Pero es buena para lo que es: un churrito de superhéroes de acción, entretenido y sin muchas pretenciones.

Lo que toda la crítica tuvo como consenso es que los Reyes son adorables; para mí, me parecieron exactamente como suelen ser un montón de miembros de mi familia (mexicana, si era necesario que lo explicara): divertidos, muy ruidosos y que a veces fácilmente nos avergüenzan, pero que sin pensarlo darían la vida por nosotros y viceversa.

Y no puedo negar lo obvio, como mexicano (que no es lo mismo que chicano): la representación importa. Yo no sabía que necesitaba oír en una película de Hollywood a una mamá mexicana decirle a su hijo, en español, “párteles su pinche madre”, pero resulta que sí lo necesitaba. Es de mis escenas favoritas del año pasado, junto con la mamá de Carapax hablando maya en una película de Hollywood, en la que es probablemente la escena más desgarradora de la película.

La película sufre y se beneficia a la vez de estar desconectada del DCEU en general; es divertido que Rudy diga que Batman es un fascista, pero es como de paso y sin hacer mucho énfasis en que forman parte de un mismo universo. Sin embargo, esta ambigüedad hace que exista la probabilidad de que Jaime y Khaji-Da se puedan incorporar después al universo de James Gunn. Vamos a ver.

Todavía leía cómics cuando Jaime Reyes reemplazó a Ted Kord, después de que Max Lord lo matara en la continuidad de esos días. Aunque el traje y la relación del mismo con Jaime es muy fiel, la verdad yo no renconocí mucho más del cómic en la película; pero dado el estado y el potencial futuro del DeCeEU, sinceramente creo que no podemos verle el dienta al caballo regalado.

A mí me encantó la película, de hecho es de mis favoritas del DCEU; pero tampoco es particularmente buena o importante. Eso sí, es sin duda entretenida.

Imprimir entrada Imprimir entrada

So I’m a Spider, So What?

El siguiente (creo, se me confunden en la mente) animé que vi, fue Kumo desu ga Nani ka, conocida en inglés como So I’m a Spider, So What?, pero que la comunidad normalmente le dice Spider Isekai.

Kumo desu ga Nani ka

Kumo desu ga Nani ka

Esta serie tiene varias cosas interesantes; es un Isekai, entonces es una fantasía de poder como suelen ser casi todos, pero contrario al resto, tiene:

  • Una protagonista mujer, inicialmente anónima.
  • Dicha protagonista es isekaiada al nuevo mundo como una araña, recién nacida como tal.
  • La protagonista es isekaiada con toda su clase de la prepa (aunque originalmente no sabe esto).
  • El método de desmorir a los estudiantes para que reencarnen en el nuevo mundo es a la vez original e hilarante: los hacen volar con una bomba.
  • La araña es representada a los espectadores (y se sospecha a ella misma) de forma adorable, cuando en realidad es un monstruo espeluznante.
    Las formas de la araña

    Las formas de la araña
  • Después de evolucionar, la araña se vuelve sexy.
    Araña sexy

    Araña sexy
  • Y por último adquiere una forma humana.
    White

    White

Eso último es de lo mejor de la serie: el personaje White aparece relativamente temprano en la historia, pero siempre permanece con los ojos cerrados. El nombre y que nunca abra los ojos es para destantear el espectador; la idea es que no tengamos idea de que White es nuestra adorable arañita evolucionada (que tiene unos ojos muy distintivos), pero la verdad yo me di cuenta como a los cinco minutos, y eso es grave porque a mí no es raro que se me vayan esas cosas.

Todos los muchachos reencarnados comienzan su nueva vida desde que nacen, pero la protagonista, siendo una araña, tiene autonomía y capacidad de defenderse a sí misma casi de inmediato, mientras que el resto de sus compañeros necesitan primero literalmente destetarse. Aunque muy débil inicialmente, la araña (que era gamer en nuestro mundo) deduce que el nuevo mundo funciona como un RPG y rápidamente comienza a subir de nivel, adquirir habilidades y hacerse cada vez más fuerte.

El resto de la historia es, en gran medida, las mismas mamadas de Isekais de siempre, pero sí está muy entretenida y preferiría que lo vieran por su cuenta. Yo la disfruté enormemente.

Sin embargo, lo más interesante de la serie lamentablemente no tiene nada que ver con su historia: tiene que ver con la producción de la misma. Al parecer fue tan desastrosa que historias de terror comenzaron a filtrarse fuera del estudio (lo cual es relativamente raro en Japón, tengo entendido), hasta que llegó un punto donde de plano un capítulo fue retrasado una semana.

A mí nunca me había tocado que eso ocurriera durante la transmisión de una serie; después, con la pandemia despedazando los flujos de trabajo de básicamente todas las industrias del mundo, se volvió de hecho común, pero esta serie fue la primera que me tocó verlo.

Lo segundo es que hacia el final de la serie estaba ya tan mal la producción de la misma, que la animación se volvió risiblemente mala, regalándonos escenas como la siguiente, del antepenúltimo episodio:

Fondos de PlayStation 2

Fondos de PlayStation 2

Sí, esos son un puñado de personajes dibujados torpemente encima de un fondo que al parecer lo renderearon utilizando un PlayStation 2: pero eso no es lo peor. Lo peor es que se supone los personajes están en un bosque.

La serie tiene muy buena animación en múltiples puntos, incluyendo varios usos de CGI bastante buenos. Sin embargo los malos ejemplos son de las peores cosas que yo haya visto. Y es una lástima, porque la historia está interesante, la música es espectacular y los personajes son muy entrañables, comenzando con nuestra inicialmente anónima arañita.

La producción fue tan desastrosa al final que no he oído a nadie hablar de una segunda temporada; lo cual es una desgracia, sí me gustaría ver qué pasaba con la araña y sus compañeritos de la escuela.

Aún así la recomiendo: está en Crunchyroll, si les interesa.

Imprimir entrada Imprimir entrada

Por quien sea, pero voten

En dos semanas exactamente, tendremos las elecciones más importantes en la historia de nuestro país.

Decir que son las elecciones más importantes en la historia es una tradición que se repite durante todas las elecciones, porque paradójicamente siempre es verdad, por definición. Todas las elecciones son las más importantes, pero la que sea en turno es la más importante, que es a su vez igual de importante que todas las demás. Si eso no les hace sentido, yo no seré el que se los explique.

Siendo entonces, como son, las elecciones más importantes en la historia de nuestro país, es de suma importancia que dentro de 14 días salgan y emitan su voto. Por quien sea, pero que voten.

Si apoyan (aunque sea mínimamente) a la Transformación que se ha llevado a cabo bajo Morena, entonces es fundamental que salgan a votar este 2 de junio: sí, Claudia va a ganar, de calle; pero están las elecciones locales y legislativas, y cada una de ellas son, a la vez, igual y más importantes que la presidencial. Existen muchas alternativas para que reformemos a nuestro increíblemente corrupto poder judicial (es inevitable que ocurra), pero la más sencilla es contar con los votos suficientes para poder pasar las reformas constitucionales correspondientes. Además, entre mayor sea la ventaja de Claudia sobre nuestra desesperada y triste oposición, más legítimo y claro su mandato: es indispensable que todos los que apoyemos a la Transformación (por más sutilmente que lo hagamos) salgamos a votar.

Si no apoyan a la Transformación, entonces es fundamental que salgan a votar este 2 de junio: aunque sea inevitable que Xóchitl pierda, entre menor sea la diferencia de votos con Claudia, menos poder y capital político tendrá la nueva presidenta Morenista, y mejor posicionada estará nuestra desesperada y triste oposición para poder tratar de negociar lo que pueda llegar a negociar. Por no decir del poder legislativo: entre mayor sea la cantidad de legisladores opositores, aunque sean minoría, mayores las probabilidades de que detengan, maticen o retrasen las reformas que proponga la Presidenta Sheinbaum. O el mismo Peje, en las semanas que habrá entre que inicie labores la nueva legislatura y la inauguración de nuestra nueva Presidenta. Es indispensable que todos los que no apoyen a la Transformación salgan a votar.

Si no soportan a Morena y sus aliados ni al prianderré, es fundamental que salgan a votar para así manifestarlo. La verdad me ha sorprendido Jorge Álvarez Máynez; no tiene una propuesta factible, pero ha hecho una campaña bastante decente, si no por otra cosa al menos por no cagarla tanto como la Xóchitl. Si de verdad creen que la “vieja” política no tiene salvación y que la “nueva” política que asegún encabeza el abanderado de eMeCe es una alternativa viable, es indispensable que salgan a votar por él este 2 de junio.

Si de plano ustedes dicen que ningún candidato presidencial registrado merece su voto, en primer lugar no les creo: ¿han hecho algo, lo que sea, para que tengamos candidatos diferentes? Porque si la respuesta es no, entonces tienen exactamente a los candidatos que se merecen: pero si aún así no quieren votar por ninguno, al menos pueden ir a votar este 2 de junio y escribir el nombre de un candidato no registrado que según ustedes sí merezca su voto. Es una manera válida de protestar con su voto y definitivamente hace mayor impacto que no votar. Si de verdad consideran inaceptables todas las opciones disponibles, es fundamental que el día de las elecciones lo expresen votando el escribir el nombre de un cadidato no registrado.

Si de manera inverosímil consideran que absolutamente nadie en el universo se merece su voto, lo menos que pueden hacer es salir a votar este 2 de junio y anular sus boletas. Es una opción muy cobarde, si me permiten expresar mi opinión, porque justamente es tratar de lavarse las manos de un proceso donde no pueden lavarse las manos; pero al menos estarían participando en dicho proceso. Al menos están mostrando que su desagrado por los candidatos es real y sincero: si no votaran, bien podría confundirse conque ese domingo les dio flojera levantarse de la cama. Si de verdad ningún ser viviente en el universo los convence, es fundamental que así lo demuestren anulando sus votos este 2 de junio.

Votar por supuesto es lo que al final del día causa que las elecciones tengan el resultado que vayan a tener; pero yo considero que es igual de (si no es que más) importante el efecto que tiene sobre el mismo votante. Votar, incluso por alguien que va a perder, causa que nos involucremos y que nos comprometamos, aunque sea un poco: créanme, yo voté por candidatos perdedores durante décadas de mi vida. Es la misma razón que existe para movilizarse; incluso aunque no cambie “nada” (que no es cierto, siempre tiene un efecto, aunque sea pequeño o no el que se manifieste quiera), sí causa un cambio dentro del movilizado. Nada más por eso valdría la pena.

Y por todo lo anterior, si en dos semanas, este próximo 2 de junio, no salen a emitir su voto, contrario a su derecho y obligación cívica, yo sólo tengo una cosa que decirles:

Vayan a chingar a su reputísima madre.

Por supuesto, en México no es ilegal el no votar: en ese sentido tienen todo el derecho de no hacerlo. Y de la misma manera, yo tengo todo el derecho de decirles que vayan a chingar a su reputísima madre.

Son unos irresponsables en el mejor de los casos, y unos cobardes en el peor; son unos culeros que no consideran a los miles de mexicanos que literalmente sacrificaron su libertad y su vida para que nuestro voto pudiera valer de algo o (como en el caso de la CDMX) para que pudiéramos elegir a nuestros gobernantes en primer lugar.

Así que, en conclusión, mis queridos lectores: salgan a votar este próximo dos de junio. Por quienes ustedes decidan, estén o no en las boletas, pero voten.

Y si deciden no hacerlo, repito: vayan a chingar a su reputísima madre.

Imprimir entrada Imprimir entrada

Street Fighter IV

Mi siguiente platino, y uno de los que más orgulloso estoy, fue el de Street Fighter IV.

Street Fighter IV

Street Fighter IV

En secundaria comencé a ir a “maquinitas” (como les llamábamos) junto con mis amigos de la escuela. En esas maquinitas Street Fighter II era mucho de lo que jugábamos, si no me falla la memoria la versión original para gabinetes, The World Warrior; SF:II es famoso por tener unas catorce millones de versiones distintas, siendo una de las más famosas (probablemente) The New Challengers, donde además de poder jugar con Balrog, Vega, Sagat y M. Bison, se agregaban el paisano T. Hawk, Fei Long, Dee Jay y (fundamental, para mi fácilmente excitable mente de adolescente) Cammy.

Han pasado más de treinta años de esas épocas, y puedo decir sin duda alguna que desde ese entonces adoro los juegos de peleas, incluyendo ver a otras personas jugarlos (como muchas veces hice en secundaria).

Esto es medio triste, porque aunque soy un gamer más o menos competente, la excepción sin duda alguna está en los videojuegos de peleas: apesto con la intensidad de mil soles en los mismos.

No sé exactamente cuál sea el problema, pero no se necesita ser un genio para determinar que la gente que es buena en juegos de peleas lo más común es que juegue ese tipo de juegos casi exclusivamente. No ayuda que es de las categorías de juego que domina la formación de videojugadores competitivos.

Detesto jugar videojuegos en línea, porque justamente juego videojuegos para no tener que lidiar con otros seres humanos; y los videojuegos de pelea (en este siglo) están diseñados para ser jugados en línea.

También debo admitir que mi obsesión con trofeos no ha ayudado: los videojuegos de peleas es muy común que obtener el platino de los mismos sea bastante difícil, y por lo tanto yo solía evitarlos.

Cuando regresé a jugar hace un par de años, uno de mis objetivos fue entrarle a videojuegos de peleas, y entonces comencé Street Fighter IV, que lo tenía para el PlayStation 3 desde hacía más de una década, si mal no recuerdo.

No tienen idea de cómo disfruté este juego; resulta que Street Fighter III fue un experimento donde cambiaron a casi todos los peleadores, excepto por Ryu y Ken, y el resultado fue que pasó sin mucha pena ni gloria (no recuerdo haber visto un gabinete con el mismo en mi vida, por ejemplo). Para Street Fighter IV, Capcom regresó a la lista de peleadores original, expandiéndola.

Entonces fue como regresar al videojuego de mi adolescencia, en muchos casos con casi exactamente los mismos movimientos, porque a partir de SF:IV así se ha comportado la franquicia: agregando peleadores y movimientos, pero respetando el legado ya existente.

Siendo mamón como soy, jugué el juego en japonés con subtítulos en inglés, y me entretuve como enano con la delirante historia que además de todo es contada en un animé que tiene estilo de los noventas, a pesar de que el juego es de 2008 originalmente.

Me llevó seis meses obtener el platino de SF:IV, concentrándome mucho al inicio en sacar todos los trofeos en línea, porque uno nunca sabe cuándo van a detener en definitiva los servidores. Como tengo dos PlayStations 3 y además ya muy poca gente juega el modo en línea, saqué esos trofeos con relativa facilidad, si bien lentamente. Incluyendo los trofeos jugando ranking matchs, peleas donde los servidores eligen a los jugadores de manera aleatoria pero tratando de que a cada jugador le corresponda un contrincante con más o menos el mismo nivel (ranking) de habilidad: como ya casi nadie juega, sencillamente ponía a mis dos PlayStations 3 con cuentas distintas a buscar una pelea al mismo tiempo, y normalmente se encontraban mutuamente.

Las veces que sí me tocó otro jugador, creo que no gané ni una sola vez. Por suerte ocurrió en pocos casos.

Luego me centré en el modo arcade, donde uno debe jugar la “historia” del juego con cada uno de los personajes en la dificultad media, lo cual fue medianamente difícil, sorprendentemente. Hay que jugar el modo arcade en la dificultad más perra con un personaje, pero eso de hecho fue relativamente sencillo, porque resulta que el Double Lariat de Zangief está terriblemente mal balanceado y es para motivos prácticos invencible con casi todos los otros peleadores controlados por la computadora, excepto por Cammy, que uno tiene que aprender a ganarle nada más a ella.

Nunca había prestado mucha atención a la historia de Street Fighter; recuerdo que de adolescente sí noté el final de Ken (que regresa con su mujer después de derrotar a M. Bison); el de Blanka (que se reúne con su madre); y el de Zangief (porque se pone a bailar como cosaco con Gorbachev). También, por supuesto, vi la película con JCVD, Kylie Minogue y un espectacular Raúl Julia masticando el escenario como M. Bison; pero me parece que no tiene mucho qué ver con el canon del videojuego, realmente.

Después de ver la historia al terminar el modo arcade con todos los personajes en SF:IV, repito mi estimación de que es demencial, lo cual por supuesto no le quita lo fabulosa. Ver la versión con mis personajes favoritos estuvo padre; pero también la de algunos personajes nuevos (para mí), como El Fuerte, que a pesar de su indudablemente racista representación de un luchador de lucha libre mexicano, a mí me encantó. Sin embargo, el nuevo personaje que más me gustó fue Sakura; yo la verdad apenas estaba consciente de su existencia (Street Fighter Alpha 2, que es donde apareció, ocurrió mucho después de esas sesiones con mis cuates de secundaria), pero sí era medio obvio que una versión femenina de Ryu (o algo que se le asemeja) a mí me gustaría.

Por último están los retos (challenges), que son muchos, pero no terriblemente difíciles porque hay guías donde explican casi con pelos y señales exactamente qué hacer, además de que se puede usar a Zangief para pasar fácilmente muchos de ellos.

En particular, las pruebas (trials) consisten en armar combos relativamente complicados; pero al igual que en Dead or Alive 5: Last Round, pude programarlas para efectuarlas de manera perfecta usando la misma idea que usé para Rock Band y Guitar Hero, entonces sólo me llevó tiempo el poder hacerlas. El video que ligo arriba muestra justamente eso, cómo ejecuto el combo más cabrón de Seth (el villano de la historia), y de hecho lo hago dos veces, porque sin querer le piqué a que volviera a hacer el reto cuando saqué el trofeo.

Me encantó SF:IV, es de mis platinos favoritos del PS3; me hizo sentir nostalgia de mi adolescencia y disfruté como enano la ligeramente demencial historia del juego. Pude volver a hacer (mal) los movimientos que hacían los peleadores hace treinta años en SF:II y volví a conectarme con mi crush de la adolescencia, Cammy, que uno de los títulos que se ganan para ella en los retos es “Buns Out!”

Buns Out!

Buns Out!

Buns out indeed, Cammy. Buns out indeed.

Imprimir entrada Imprimir entrada

Oppenheimer

Una semana después de ver Barbie, me chuté Oppenheimer. Se aplican ¿alguien de verdad no vio esta película?

Oppenheimer

Oppenheimer

Disfruté mucho esta película en el cine, pero la verdad disfruté más Barbie. Es increíblemente pretenciosa, pero Christopher Nolan es de esos realizadores que me parece se han ganado el ser increíblemente pretenciosos. También es, como suele ser este tipo de obras, medio nauseabunda en omitir las chingaderas que hicieron los gringos por ejemplo con los dueños legítimos de las tierras donde se instaló el Proyecto Manhattan en Los Alamos. Y no entiendo el sinsentido de no usar CGI para representar la explosión nuclear en el clímax de la película; si existía una escena donde se justificara el utilizar efectos por computadora, era justamente esa.

Pero básicamente esas son mis únicas críticas; yo no sentí que fuera muy larga, en todos los aspectos técnicos (excepto esa estúpida explosión que parece de boiler de leña) es perfecta, el elenco es espectacular y esa escena cerca del final donde Emily Blunt como la esposa de Oppie se niega a darle la mano a Edward Teller, me parece de lo más espectacular que ha hecho la británica.

Sólo no me emociona mucho el tema; es una tragedia que la única vez que los gringos (junto con sus aliados más cercanos) volcaron todos los recursos a su alcance, fue para crear un arma que fue utilizada de manera criminal para matar indiscriminadamente a civiles; se puede discutir que también lo hicieron en un inicio para el programa espacial, pero realmente perdieron el interés una vez que le ganaron a los rusos.

Si ese esfuerzo de coordinar y facilitar el avance de la ciencia se hubiera aplicado a buscar la cura del cáncer o del VIH, a desarrollar mejores maneras de producir alimentos, a investigar formas de repartir la enorme riqueza con la que cuentan (sin un interés en ganancias económicas para inversionistas privados), este mundo probablemente sería muy distinto.

Como sea, la película está padre; pero supongo es inútil que se los diga, cuando probablemente ya la vieron múltiples veces.

Imprimir entrada Imprimir entrada

Hige wo Soru Soshite Joshikousei wo Hirou

Poco después de Nagatoro (o concurrentemente; ya no sé a estas alturas), el siguiente animé que vi fue Hige wo Soru Soshite Joshikousei wo Hirou, que en inglés tiene el título ridículamente largo After Being Rejected, I Shaved and Took in a High School Runaway; pero que todo mundo mejor le dice Higehiro.

Higehiro

Higehiro

(Voy a contar tooooooda la historia, así que si les interesa les recomiendo que la vean antes de leer mi reseña; y definitivamente les recomiendo que la vean).

Yoshida es un joven y relativamente atractivo oficinista que un día se arma de coraje e invita a salir a su jefa, la muy hermosa y ridículamente chichona Gotou. Después de confesarle cómo se siente, su chichona jefa lo manda al carajo, ante lo cual Yoshida decide emborracharse, lo que es entendible.

Encaminándose a su casa propiamente borracho, Yoshida se topa en una calle cercana a su casa con una muy linda adolescente en uniforme escolar, que le pide que le deje pasar la noche con él. Demasiado borracho para ponderar el asunto, Yoshida acepta: cuando llegan a la casa de él, Yoshida se queda inmediatamente dormido.

Al otro día la muchacha, que se llama Ogiwara, le ofrece sexo, que Yoshida rechaza tajantemente por dos razones: una, es un ser humano fundamentalmente decente (si bien a veces medio güey); y dos, a él le gustan las mujeres mayores y ridículamente chichonas, que es la razón por la cual quería andar con su jefa. En círculos aculturados, se le suele denominar como que le gustan las oneesans, y que entonces es más parcial a los ara aras que a los doki dokis.

Ogiwara le explica a Yoshida que se escapó de su casa y que eventualmente comenzó a prostituirse básicamente por habitación y comida, hasta que invariablemente el sugar daddy en turno se hartaba de ella y la corría. Yoshida se apiada de la muchacha y le ofrece que se quede, sin que tenga que acostarse con él, lo cual extraña muchísimo a Ogiwara.

La muchacha comienza a hacerse cargo de las labores del diminuto departamento de Yoshida, y constantemente le ofrece que tengan sexo, que él siempre rechaza.

Arriba digo que Yoshida es un ser humano fundamentalmente decente (lo que sostengo) si bien a veces medio güey (lo cual también sostengo): nadie, jamás, bajo ninguna circunstancia debería hacer lo que Yoshida hace. Por buenas intenciones que se puedan tener (que a ver quién se las cree), que un hombre adulto le dé “asilo” a una adolescente menor de edad es pie para que lo metan a la cárcel por años. Justificadamente.

Pero esto es ficción y es discutible que raya en un cuento de hadas, entonces vamos a continuar bajo ese contexto: es una historia ficticia con personajes que no existen y que es una versión modernizada de lo que denominamos cuentos de hadas.

Eventualmente Ogiwara le cuenta toda su historia a Yoshida: no voy a repetirla, porque me parece de las mejores partes de la serie, pero la niña es en los hechos una niña rica, y la razón por la que escapa está bien justificada; no es nada más un capricho.

Después de un tiempo el hermano de Ogiwara contacta a Yoshida y entre los dos básicamente negocian una reunión entre la muchacha y su madre, donde después de una muy tensa e incómoda conversación consiguen que la mamá y la hija lleguen a un compromiso que le permita a Ogiwara volver a casa.

Yoshida pasa la noche en la mansión de la mamá de Ogiwara, y bajo la cubierta de la oscuridad la muchacha se mete en la cama con él y le pide, una última vez, que tengan sexo (como hizo múltiples veces cuando vivían juntos).

Para este punto en la historia, es discutible que Yoshida no sólo hizo lo correcto, sino que fue mucho más allá de lo que le correspondía para ayudar, de forma altruista, a Ogiwara. La muchacha está sana y salva en casa de su mamá; su deber (si acaso tenía alguno) está cumplido; y Ogiwara está a unos pocos meses de cumplir 18 años. Existe un escenario donde se podría argumentar que el que tuvieran sexo (a petición de ella) no sólo estaba justificado, sino que incluso era lo “correcto”.

Y yo me dije a mí mismo: “mí mismo, si esté cabrón se acuesta con la muchacha, voy a quemar las calles”.

Yo, por la naturaleza de mi trabajo, todos los años convivo con muchachas casi siempre adultas, pero extremadamente jóvenes y dónde además existe una dinámica de poder completamente desequilibrada: soy su profesor. Bajo ninguna circunstancia, de ninguna manera se podría justificar que yo aceptara el avance de ninguna de ellas: es una línea que sencillamente no sólo no quiero cruzar yo, sino que no quiero ver que la crucen personajes ficticios en historias ídem que pasen por situaciones similares.

(Por ¿suerte?, la verdad creo que hoy en día ya no le gusto nunca a mis alumnas, porque me agrade o no la idea ya estoy lejos de mis años de “joven profesor”).

Entonces yo estaba literalmente conteniendo el aliento esperando a ver qué respondía Yoshida; y no podría haber estado más contento cuando el oficinista la manda mucho al carajo. Todavía al otro día en el aeropuerto, al despedirse, la muchacha le pide que por favor la espere a que cumpla 18 años, y Yoshida de nuevo la manda al carajo, recordándole que a él lo que le gustan son las mujeres mayores y ridículamente chichonas.

Pero ya que está solo, Yoshida no puede evitar a echarse a llorar. Porque por supuesto que se enamoró de Ogiwara; la muchacha no sólo es lindísima (incluyendo estar chichona, aunque no ridículamente, como Gotou), sino que es adorable y en muchos aspectos admirable. Uno no puede controlar lo que siente; el corazón quiere lo que el corazón quiere: pero sí podemos controlar qué acciones llevamos a cabo a partir o a pesar de nuestros sentimientos.

Y la única acción humanamente decente era rechazar a Ogiwara, por más enamorado que pudiera estar Yoshida de ella.

La serie termina brincando a unos meses más adelante, con Yoshida regresando a su departamento de noche, y descubriendo a Ogiwara esperándolo en el mismo lugar donde la encontró por primera vez, con la única diferencia de que no lleva un uniforme escolar sino un lindo vestido.

Y que ya tiene 18 años.

Me encantó Higehiro; es asquerosamente romántica, apropiadamente dramática, deliciosamente arrecha y en muchas ocasiones honestamente muy divertida. Pero me gustó principalmente porque Yoshida, por güey que pueda llegar a ser, sinceramente intenta hacer lo correcto en las situaciones idiotas en las que se mete sin deberla ni temerla.

La seria está en Crunchyroll, si les interesa; y yo sin duda alguna la recomiendo.

Imprimir entrada Imprimir entrada

Cuarenta y siete

Ayer cumplí cuarenta y siete años.

El año pasado creo que es el primero donde de verdad sentí que ya no estábamos en pandemia, aunque sin duda alguna se siguieron percibiendo consecuencias de la misma. No todas negativas, por cierto.

No tengo mucho qué reportar: siempre sí volví a escribir de política, pero en un volumen definitivamente menor a otros años electorales. Una explicación de esto, además del hecho de que nuestra desesperada y triste oposición es tan lamentable que realmente hasta da pena ajena hablar de ellos, es que no siento tanta necesidad de explicar cómo veo yo las cosas.

Hace 18 años en 2006, que fue el año que más escribí de política, sí sentía que era necesario explicar (al menos para mí mismo, en el peor de los casos) mi análisis de la situación además de aventurarme a hacer algunas predicciones. No siento eso ahora, porque me parece que (por más que le moleste a algunos) sí ha habido una transformación de las conciencias en el país.

No es muy difícil determinar que un enorme sector de la población está mucho más y mejor informado que hace casi dos décadas; y no nada más enterándose de qué rayos ocurre en el país y en el mundo, sino participando e involucrándose también. Y es mi impresión que un porcentaje significativo (si no es que abrumador) de este sector bien informado apoya, en algunos casos de forma casi fanática, a la Transformación encabezada por el compañero Presidente y el Movimiento de Regeneración Nacional.

Esto no son nada más sentimientos cálidos que siento en mi corazoncito; hay evidencia básicamente irrefutable al respecto, como el hecho de que la inclemente guerra sucia en contra de Andrés Manuel y de Claudia no está funcionando. En algunos casos (como la aprobación del Presidente aparentemente muestra), al parecer dicha guerra sucia está terminando por favorecer a la Transformación.

Me acerco precipitosamente a los cincuenta años, y sinceramente no veo cambios muy grandes en mi pensamiento e ideología política a como era cuando tenía dieciocho. Tal vez algo de idealismo romántico ha sido reemplazado por pragmatismo cínico, pero ni siquiera creo que sea mucho: en 1995, cuando tenía dieciocho años, aún con la novedad del zapatismo yo creía (como creo ahora) en el cambio pacífico a través de la vía electoral; y las convicciones que tenía entonces permanecen para motivos prácticos idénticas.

Sigo creyendo que la salud y la educación deben ser públicas y gratuitas, provistas por el Estado (pero permitiendo opciones privadas, si alguien así lo desea); sigo creyendo que teníamos razón en estallar la huelga en 1999, y por más errores que cometimos sigo creyendo que somos la razón de que la UNAM sea lo que es hoy en día; y sigo creyendo que una intervención firme y decidida por parte del Estado puede y debe contener los peores excesos del capitalismo y del libre mercado. Sigo creyendo, como siempre creí, que el enfocarnos en ayudar en los que menos tienen resultará, medio inevitablemente, en que nos vaya mejor a todos.

Y dado el espectacular éxito del Peje en su sexenio, me parece que ha quedado comprobado que tenía(mos) razón.

Por el bien de todos, primero los pobres.

Como sea, por eso no siento que deba andar yo escribiendo de política; no hay necesidad (si es que alguna vez la hubo) de que yo explique nada, la banda (incluyendo a un buen de la chaviza) está informada e involucrada en la vida política nacional, que es la más sencilla explicación de por qué las encuestas (serias, no como Massive Caller) arrojan los resultados que están arrojando.

Así que este blog seguirá siendo lo que realmente ha sido durante los últimos casi veinte años; un espacio para que yo practique mi amor por la escritura bajo el pretexto de reseñar películas, animé y videojuegos, con las ocasionales desviaciones para escribir de mi vida o de política.

Sin embargo sí tengo preparadas unas cuantas entradas más de política este año, una más antes de las elecciones; y algunas más después, si se cumple lo que al parecer será el resultado inevitable de las mismas.

Imprimir entrada Imprimir entrada

Claudia Sheinbaum Pardo

Hace casi seis años, a unos días de las elecciones, escribí:

El Peje no es el candidato que quiero; el candidato que quiero además de haber hecho labor de calle en movilizaciones sociales y favorecer el fortalecer la red de seguridad social del Estado de bienestar, tiene posgrado, ha trabajado como académico, es demoledoramente inteligente y culto, es defensor de la equidad de género, el derecho al aborto y los derechos de los homosexuales, y se expresa de forma ágil e impecable todo el tiempo. Además probablemente sea mujer, por cierto.

De manera consciente o inconsciente, estaba describiendo a Claudia Sheinbaum Pardo; algunos sin duda dirán que me estoy haciendo güey y que yo ya sabía que sería la candidata presidencial este año, pero eso obviamente no es posible. Sí, que Claudia estuviera encaminada a ganar (de calle también) la jefatura de gobierno de la Majestuosa inmediatamente la ponía en la ruta de los presidenciables; pero era imposible predecir que sí sería ella (como lo es hoy predecir quién será la candidata para el 2030).

Como sea, les aseguro que no estaba pensando en Claudia cuando escribí eso; sólo era justamente una contrapuesta puntual a las críticas que tenía (y algunas de las cuales todavía tengo) para Andrés Manuel. Pero si no quieren creerme están en su derecho.

¿Es Claudia entonces mi candidata ideal a la Silla del Águila? No, lamentablemente; aunque se acerca mucho, especialmente comparada contra el Peje.

Las desventajas que le veo a Claudia son, consecuentemente, mucho menos (y menores) que las que le veía al compañero Presidente: no es muy carismática que digamos, que principalmente se refleja en su oratoria, que dista mucho de ser inspiradora o brillante. Al contrario: la doctora suele sonar justamente como una profesora universitaria ligeramente harta de que sus tarados alumnos no la entienden, porque no han ni siquiera leído la tarea (que es un escenario con el que puedo identificarme dolorosamente).

De hecho es muy común que Claudia suene y actúe como si estuviera rodeada de tarados que no la entienden, lo cual no dudo sea verdad en muchos casos: probablemente en muchísimas ocasiones en su vida haya sido ella la persona más inteligente en la habitación, teniendo la lamentable tarea de explicarle a los demás lo que posiblemente para ella fuera obvio. En el primer debate (que fue el único que tuve estómago para empezar), me parece que esto fue bastante obvio, así como cuando la “retuvieron” en el montaje de Latinus.

Además del carisma y la oratoria, la principal desventaja que le veo a Claudia es que es egresada de la Facultad de Ciencias de la UNAM: que no sé si ustedes conozcan a esos cabrones, pero todos y cada uno de ellos son insoportables.

(Por si era necesario aclararlo: eso fue un chiste, yo mismo soy egresado de la Facultad de Ciencias).

Hay otras cosas que podrían interpretarse como desventajas, si la comparamos con el Peje, pero que bajo un análisis más cuidadoso no necesariamente sea el caso. Por ejemplo, Claudia será sin duda alguna menos confrontacional y más cuidadosa que Andrés Manuel; esto podría verse como una desventaja en el sentido de contar con una respuesta inmediata y decidida, como fueron las ridículas acusaciones de #narcopresidente; o el extraordinario papel que jugó el Presidente en la crisis de la embajada mexicana en Ecuador. Pero también es posible que una estrategia más cuidadosa y mesurada resulte a la larga en decisiones más beneficiosas para México. No lo sé; supongo que sabremos dentro de poco.

Independientemente, la doctora se enfrentará a un escenario muy distinto al que se enfrentó el Peje; es indiscutible que en algunas cosas la tendrá más fácil y que en otras la tendrá más difícil, pero no sabemos exactamente cuáles serán cuáles. Yo particularmente creo que, globalmente, nadie espera que haga un mejor papel que Andrés Manuel, dado el espectacular éxito del tabasqueño.

(Si no están de acuerdo con eso último, no entienden qué está pasando en el país y por lo tanto no van a entender por qué Claudia ganará de forma tan abrumadora).

Siempre y cuando la dirección del movimiento de Transformación siga fundamentalmente igual (por el bien de todos, primero los pobres), yo creo que la ciudadanía le perdonará casi cualquier error que llegue a cometer: y nos debe quedar claro que es inevitable que cometa errores. Su condición de primera Presidenta mujer y continuadora de la Transformación le darán al menos algo de margen de error y capital político.

Y sin embargo sí espero que en algunos temas muy específicos Claudia consiga mejores resultados; si no por otra cosa nada más por el hecho de al menos intentar entablar una conversación con ciertos sectores. Los más obvios, dada la condición de académica investigadora y mujer de la doctora, sería el tratar de formar una mejor relación con grupos de académicos investigadores y mujeres; pero como esos puede haber varios otros más.

El comparar a Claudia con el Peje no es únicamente inevitable; es lo único que tiene sentido: las dos alternativas que ofrece la oposición son tan lamentables que es incluso algo cruel hacer la comparación. Como ya he mencionado en múltiples ocasiones, casi nadie va a votar por esas alternativas dadas esas alternativas; votarán por ellas sólo como opción contraria a la Transformación, como están en su derecho de hacerlo, por más que sea votar por los perdedores.

En lo personal, me resulta incluso cansado el argumentar por qué voy a votar por Claudia, dado que a estas alturas desde mi punto de vista es equivalente a argumentar que el cielo es azul o que el agua está mojada; ¿de verdad no es obvio? ¿De verdad creen, después de lo que ha pasado en los últimos 42 años en el país, que hay que discutirlo?

Así que mejor terminaré con una observación de todo lo que he llegado a escribir de política en este blog en casi veinte años: no es difícil encontrar entradas donde digo que Andrés Manuel es un tarado… porque sinceramente creo que ha sido un tarado en muchísimas cosas. Eso no disminuye sus éxitos y logros, y mantengo de cualquier manera que ha sido el mejor presidente de México en el siglo XXI (al menos; probablamente incluso desde 1982, si no es que más atrás); nada de eso le quita lo tarado.

A Claudia jamás le he dicho tarada. Obviamente el perfil de la doctora ha sido menor que el del Peje y eso tiene que ver; pero objetivamente me parece que, en general, Claudia Sheinbaum Pardo se porta menos tarada que el Peje. Estoy 100% seguro de que en su sexenio se ganará que en algún momento le diga tarada; pero eso no ha ocurrido todavía.

Y la posibilidad de que en exactamente un mes no sólo vuelva a votar por una candidata a la presidencia que va a ganar, sino que esta vez no considero a dicha candidata una tarada, la verdad sí me emociona. Y sí, al mismo tiempo sostengo que dudo que pueda hacer un mejor trabajo (globalmente) que el Peje.

¿A poco no es fascinante la política?

Imprimir entrada Imprimir entrada