Bridge Constructor

Mi siguiente platino, Bridge Constructor, es algo vergonzoso.

Bridge Constructor

Bridge Constructor

A finales de diciembre de 2022, estaba avanzando a muy buena velocidad en mis trofeos de Street Fighter IV. Yo estaba seguro de que obtendría el platino antes del 1º de enero; me faltaba terminar los desafíos con medallas de oro, lo cual a su vez desencadenaría que salieran otros cinco trofeos, incluido el platino.

Si no me hubiera dado Covid, a lo mejor hubiera podido; pero para el 31 de diciembre era dolorosamente obvio que no podría terminar SFIV. He aquí que viene la parte vergonzosa.

Yo nunca he comprado juegos para mis PlayStations con el único objetivo de obtener trofeos; hoy en día de hecho es trivial hacerlo, porque durante un par de años Sony casi no hizo ningún tipo de trabajo de curación de los juegos disponibles en la PlayStation Store, así que no era raro que aparecieran juegos terriblemente malos y baratos (alrededor de un dólar), cuyo único chiste es que se podía obtener el platino en horas, minutos, o (en casos extremos) segundos.

Aunque ahora Sony pone un poco más de atención en qué juegos acepta, además de que ese tipo de juegos generalmente no los publicita mucho, pues esos juegos basura siguen muchos de ellos en la PlayStation Store. Lo que es más, algunos están en el catálogo de juegos para los que tenemos PlayStation+.

El chiste de acabar con SFIV era que con esos trofeos obtendría, durante el año 2022, más trofeos que ningún año anterior en mi vida de jugador en PlayStation. Cuando vi que Street Fighter IV no lo iba a acabar, revisé en el catálogo de juegos disponibles cuál podía sacarle el platino lo más rápidamente posible, y lo jugué hasta obtener los trofeos para romper mi récord anual.

Aún así me llevó casi dos semanas obtener el platino.

En defensa de Bridge Constructor, la verdad es que no es un juego basura únicamente creado para sacar un platino rápido; pero tampoco es muy buen juego que digamos. Es un juego de puzzles, donde uno (sorprendentemente) construye puentes; y es dolorosamente obvio que es un juevo móvil (para celulares) que alguien agarró y portó para el PS4.

Aún así está entretenido… excepto que para sacar tres estrellas en todos los niveles hay a veces que construir puentes que son esperpentos espantosos, siendo el peor ejemplo un nivel donde básicamente uno construye un columpio que obviamente sólo sirve para que pasen los dos camiones que cada nivel requiere. Más aún, que un juego de este estilo no tenga un editor de niveles para que la banda pueda diseñarlos y compartirlos debería considerarse un crimen de lesa humanidad.

De todas formas es al menos entretenido un tiempo y no me arrepiento de haberlo jugado; entre otras cosas porque sólo lo hice dos semanas. Y además sí rompí mi récord de trofeos anuales… hasta que tuve que ocultar unos juegos el año pasado por pendejadas que hice.

No recomiendo Bridge Constructor, pero mayormente porque es más que nada intrascendente. Si la dificultad de los niveles requiriera ingenuidad e imaginación, más que muchas veces fuerza bruta; y sí además incluyera un editor de niveles, creo que sí lo recomendaría. Como está, unas cuantas horas de entretenimiento es lo más que se le puede exprimir.

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Barbie

Aunque no hice el Barbenheimer tal cual (ver Barbie y Oppenheimer el mismo día), sí vi ambas películas; y vi primero Barbie, porque por supuesto me interesaba mucho más que Oppenheimer.

Se aplican las de siempre.

Barbie

Barbie

Me encantó esta película, no en menor medida por Margot Robbie, que hace un papel espectacular en la misma. Ryan Gosling también, pero yo (contrario, al parecer, a todo el resto del mundo) preferí por mucho a la Robbie, que además hizo su papel viéndose increíble toda la película, al grado de que la misma se burla del hecho de que es ligeramente imposible creer que alguien como ella se pueda sentir fea.

La película es obviamente un comercial de dos horas para vender juguetes de plástico a niñas y me imagino a algunos niños; pero no por ello deja de tener un mensaje bastante chido, y además no se toma terriblemente en serio a sí misma. Lo cual debería ser por omisión, dado que es un comercial de dos horas para vender juguetes de plástico a niñas y me imagino a algunos niños.

Yo me estaba medio orinando de la risa con casi todos los chistes de la película, porque además de ser objetivamente hilarantes, muchos fueron particularmente inteligentes, lo cual yo agradezco. Y también me gustó que la película ni siquiera trata de explicar la existencia de Barbieland y cómo se translada uno de ahí al mundo real y de regreso; es, toda proporción guardada, la versión gringa de lo que en Latinoamérica llamamos realismo mágico: más plástico y más menso, pero relativamente honesto, me parece.

Llevo años criticando a Warner Bros.; con justa razón, me parece. Sin embargo, ese desmadre que caracteriza a la compañía, es también parte de lo que le permite (de vez en cuando) producir obras extraordinarias, como me parece lo es Barbie. Una compañía tan mercenaria como es Disney jamás podría producir algo del estilo de Barbie: es demasiado inteligente y subversiva para el ratón diabólico. Yo creo que WB podría de todas formas producir este tipo de obras sin necesidad de tanto drama y de esperpentos como los que luego se saca, pero eso es otra discusión.

Sinceramente no me cabe en la cabeza cómo alguien podría odiar esta película; no es para todo mundo, evidentemente, pero según yo incluso nada más ver a Robbie y Gosling todos hermosos todo el tiempo valdría por sí mismo el precio del boleto de entrada. Pero ese soy yo, supongo.

Yo la recomiendo encarecidamente; de forma probablemente medio inútil, porque al parecer casi todo el mundo fue a verla. Múltiples veces.

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Don’t toy with me, Miss Nagatoro

Me parece que en 2021, cuando se transmitió originalmente, me aventé Ijiranaide, Nagatoro-san, traducida oficialmente como Don’t toy with me, Miss Nagatoro, pero que (si mal no recuerdo) en las traducciones no oficiales hechas por fans era Don’t bully me, Miss Nagatoro, originalmente. Creo que es más fiel esa traducción original.

Don't toy with me, Miss Nagatoro

Don’t toy with me, Miss Nagatoro

Esta serie, junto con Komi-san wa, Komyushō Desu y Sono Bisuku Dōru wa Koi o Suru, cambiaron mi forma de ver animé de los últimos años: me gustaron tanto las tres, que comencé a comprar las impresiones en papel traducidas al inglés del manga (en español está en el dialecto de España, que todo mundo sabe uno necesita un traductor para entenderlo en México). Y cuando adquirí todos los volúmenes en papel del manga, me puse a leer las traducciones digitales hechas por fans en línea, porque esas van al día (las traducciones en papel tardan meses en publicarse en muchos casos).

Las tres series son espectaculares, y a estas alturas no estoy 100% seguro de cuál sea mi favorita; pero Nagatoro en particular es de las cosas más puras que he visto en mucho tiempo, lo cual es sorprendente, porque es incluso incómoda al inicio por todo el bullying de Nagatoro, además de que es indiscutiblemente arrecha.

(Les recomiendo ampliamente que la chequen, entonces no sigan leyendo si planean hacerlo, porque voy a soltar toda la sopa).

La historia relata la relación entre el protagonista inicialmente anónimo de la historia, que es estudiante de segundo año de prepa; y Hayase Nagatoro, una linda estudiante de primer año en la misma escuela. Nuestro protagonista (que el manga tarda siglos en revelar su nombre, Naoto Hachiouji) es miembro del club de arte y es un muchacho con lentes, inseguro y reservado. En el fondo le tiene miedo a todo mundo, pero más aún a mujeres; y todavía más a mujeres bonitas.

Un día Naoto va a la biblioteca y termina sentado cerca de Nagatoro y su grupo de amiguitas; todas las cuales son ruidosas, llamativas y bonitas, si bien indudablemente agresivas en todos los aspectos. Eventualmente el grupo de Nagatoro se va, pero ella se queda después de notar a su senpai, y comienza a hablar con él.

Ese primer encuentro entre Nagatoro y su senpai es, literalmente, doloroso; después de ver algunas páginas de un manga que Naoto había dibujado, Nagatoro comienza a burlarse de él, lo que causa que él entre en pánico, lo que le resulta enormemente divertido a la muchacha y causa que se burle todavía más de él, que a vez hace que Naoto entre todavía más en pánico, etcétera; formando un círculo vicioso que termina con el muchacho literalmente llorando de rabia y frustración y Nagatoro desternillándose de la risa de haberlo hecho llorar.

A lo largo de mi vida he tenido altibajos con múltiples mujeres en múltiples relaciones en múltiples circunstancias; pero nunca he sentido que literalmente alguien haya estado “jugando” conmigo, mucho menos con el objetivo de hacerme llorar. Aún así, es difícil ver esa escena en el animé o leerla en el manga; es cruda, cruel, dolorosa y de pena ajena: y me imagino que para las personas que sí han experimentado un abuso de ese estilo, la escena es básicamente insoportable. Hay un contingente en línea que destazó al animé acusándolo de normalizar o aceptar el bullying (o peor aún, al parecer, fetichizarlo) y que sencillamente se negaron a seguirlo viendo; y en algunos casos a pedir la cabeza del autor en una estaca.

(Hay que mencionar además que Nanashi, el autor, comenzó su carrera artística dibujando mangas pornográficos, hentai, lo cual se alcanza a percibir en múltiples episodios del manga y del animé).

A mí me pareció genial; porque los seres humanos somos estúpidos y falibles y me gusta ver eso representado en mi ficción. Nagatoro comienza a juntarse con su senpai en el casi desierto club de arte, y continúa molestándolo pero nunca con la intensidad de ese primer encuentro.

Entendiblemente, Naoto inicialmente no está muy contento de tener que lidiar con Nagotoro básicamente todos los días; pero rápidamente se da cuenta de que, hey, una chica linda le está prestando atención. Molestándolo (de forma juguetona, mayormente, después de la primera vez), sin duda alguna; pero prestándole atención de cualquier manera.

Por qué se acerca Nagatoro con su senpai es inicialmente difícil de entender, pero la explicación más sencilla es que le dio curiosidad, probablemente sin caer en cuenta de que, como dijo García Márquez, la curiosidad es otra de las tantas celadas del amor.

El romance entre Naoto y Nagatoro es de las cosas más puras, divertidas y reales que he tenido el placer de disfrutar; ambos tienen defectos y cualidades creíbles; ambos crecen y evolucionan como personas de carne y hueso; ambos descubren, con algo de sorpresa, cuánto les gusta el otro; y ambos terminan admitiéndolo, sin extenderlo a muerte de manera artificial como suelen hacer muchos mangas y animés románticos.

Y todo esto está enmarcado en una serie que es indiscutiblemente comedia; nunca deja de ser divertida, hilarante incluso en múltiples episodios, porque la historia está firmemente plantada en estos dos personajes (y su círculo de amiguitos, que también son espectaculares) que están muy bien definidos y que tienen deseos y necesidades reales y creíbles.

Senpai (que así le dice Nagatoro toda la serie) pasa de ser un muchacho con lentes, inseguro y reservado, a madurar en un muchacho sin lentes (comienza a usar de contacto; y me encanta la broma de que aún así trata todo el tiempo de acomodarse sus no existentes lentes con dos dedos en el puente de la nariz), mucho más seguro y proactivo, al grado de que muchos le decimos Chadpai, porque termina siendo un Giga Chad que en muchas ocasiones le voltea el plato a Nagatoro (que así le dice su senpai toda la serie), culminando en siendo él el que se confiesa, como debe de ser (en mi visión boomer de la vida).

Es de los chistes más adorables de toda la serie; Nagatoro se revela como un tanque de cristal, capaz de hacer mucho daño pero completamente incapaz de recibir ninguno, entonces cuando Chadpai toma la ofensiva la pobre muchacha termina literalmente toda chiveada y sin saber que hacer.

Bueno; a veces azota contra el piso a Naoto, dado que es una judoka a nivel cercano a olímpico.

Ijiranaide, Nagatoro-san es, indudablemente, arrecha; pero yo me atrevo a decir que es apropiadamente arrecha y, si acaso es posible, manteniendo el buen gusto. La arrechez de la historia además se presta para múltiples y muy cagados chistes, como que Nagatoro le gusta incomodar a su senpai amenzándolo con que se va a quitar la ropa, para que de repente le falle y sí le enseñe más de lo que había planeado y sea ella la que entre en pánico. O también para momentos dulces y emocionalmente muy satisfactorios, que han resultado en que por ejemplo Naoto haya pintado un cuadro de Nagatoro desnuda (de espaldas) o que entre sus múltiples aventuras hayan terminado bañándose juntos (en un onsen o baño público de aguas termales), aunque en ese momento ni siquiera se habían besado.

El animé sigue casi al pie de la letra al manga; pero sólo cubre el inicio de la historia, aunque hacia el final de la primera temporada ya es obvio que Nagatoro está perdidamente enamorada de su senpai. El manga va mucho más adelantado; Naoto y Nagatoro son novios oficiales y justo hace unos días por fin se dieron su primer beso, aunque los muy degenerados andaban de la mano desde hacía mucho tiempo, los muy sucios.

Do you want to kiss me?

Do you want to kiss me?

Me encanta Ijiranaide, Nagatoro-san; el manga va que vuela a convertirse en uno de mis favoritos de toda la vida, y el animé falta que alcance al manga, pero es igualmente de recomendable. No es una serie para niños: es arrecha y a veces innecesariamente agresiva; pero justamente eso podría usarse para describir a Hayase Nagatoro, y a mí al parecer eso me gusta (como también a Chadpai). Y debajo de todas las calenturas de un par de adolescentes en la edad exacta en la que se pasan dichas calenturas, además de la agresividad que a veces muestran Nagatoro y sus amiguitas, está una historia en el fondo muy tierna, muy dulce e hilarantemente romántica: de verdad, si pueden aguantar la incomodidad del primer encuentro entre Nagatoro y su senpai, yo creo que sí van a disfrutar la serie.

La recomiendo encarecidamente. Está en Crunchyroll, si les interesa; y los volúmenes en inglés del manga están en Amazon.

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Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz

Cuando Xóchitl salió a la luz pública nacional, como la comisionada ídem para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas con el tarado de Fox, fue la miembro de su gabinete que mejor me cayó.

No me cayó bien, obviamente; pero dado el desastre que fue ese gabinete, sexenio y presidente, Xóchitl era la que menos mal me cayó, si así lo prefieren. Como la tía ruidosa que uno no estima realmente, pero que al menos hace las reuniones familiares más divertidas.

No necesariamente porque sea simpática o ni siquiera chistosa; pero sí definitivamente cagada. Tal vez uno no sea ría con ella; pero al menos se ríe de ella.

Gálvez ha sido una figura política gris, en el sentido de propuestas o resultados; generalmente “cayendo para arriba” cada vez que vuelve a brincar a un nuevo cargo.

Acabó de jefa delegacional de la Miguel Hidalgo en 2015 (evidencia del desfondo que venía ocurriendo en los cuadros prianistas hacia la segunda mitad del sexenio de Peña Nieto), donde tuvo un desempeño intrascendente, si somos generosos; o con varios de los signos de corrupción en la capital que caracterizan a los prianistas (contratos de desarrollos inmobiliarios a empresas propias o cercanas), si creemos los dichos de Víctor Romo.

Después terminó como senadora plurinominal, nominalmente por el PRD (para que les salieran las cuentas después de la madriza que puso Morena a los demás partidos políticos en 2018), pero siempre miembro de la bancada panista, aunque en el primer debate los negó, como Pedro a Chuy.

En toda su carrera, Xóchitl se caracterizó por hacer maniobras “coloridas”, como encadenarse a la silla del Presidente del Senado o tratar de irrumpir en las mañaneras del Presidente; o sea, haciendo (como siempre) cosas “cagadas”. Eso de hacer propuestas o implementar políticas que mejoren la vida de los ciudadanos, como es el caso con casi todos los prianistas, nunca ha sido lo suyo.

Esa última ocurrencia de la entonces senadora (ahora con licencia) fue lo que en parte determinó que acabara como la candidata presidencial de la oposición prianista; originalmente ella le tiraba a ser candidata para jefa de gobierno de la Ciudad. No hay que engañarnos; también perdería la jefatura de gobierno, pero me parece que no sería de forma tan apabullante, como se ve venir para la contienda por la Silla del Águila.

Si somos bien pensados, la candidatura presidencial de Xóchitl fue resultado del grupo amorfo e incompetente lidereado por Carlos X. González, en un proceso ridículo donde cada vez que dizque sí iba a enfrentarse con alguien más, sus contrincantes intempestivamente se bajaban solitos, siendo el caso más patético el de Santiago Creel, que de plano se echó a llorar porque sabía que estaba perdiendo la última oportunidad en su vida de ser el candidato presidencial de su partido, el PAN. Las encuestas que asegún utiliza Morena para determinar candidaturas son una mamada, no nos engañemos; pero son infinitamente superiores a la burla de proceso que se inventaron en el prianderré.

Si somos mal pensados, la candidatura presidencial de Xóchitl fue resultado de una de las maniobras políticas magistrales del Peje, que les eligió la peor candidata posible a sus contrincantes, con el agravante de que incluso consiguió hacer que los mismos creyeran que ellos la habían elegido solitos.

Si no fuera por las múltiples evidencias de corrupción, Xóchitl me daría lástima. La pobre mujer nunca se imaginó (ni mucho menos se preparó) para competir por la Silla del Águila; ella esperaba competir por la jefatura de la Ciudad de México, perder (ya fuera la interna o la general), y continuar cayendo para arriba en las jerarquías partidistas del PAN o las coaliciones putrefactas que liderea, viviendo de los negocios con sus empresas, sean legales o ilegales.

Nunca tuvo un proyecto de nación; nunca tuvo propuestas que no sean ocurrencias ridículas como súper prisiones y tarjetas inteligentes; nunca tuvo una estrategia de campaña distinta al sinsentido de atacar con las mentiras más absurdas posibles a la candidata de Morena y a uno de los presidentes más populares y queridos de toda la historia

Y aunque sin duda la senadora con licencia no se preparó para esta candidatura, no es nada más culpa de ella: el desastre que ha sido dicha candidatura, es en gran medida resultado de la coalición de partidos que la aventaron a los lobos para después abandonarla figurativa y literalmente, al grado de que la candidata les tiene que rogar que por favor hagan anuncios para impulsarla; y de asesores como el inútil de Castañeda, que primero dijo la barbaridad de que un proyecto de nación era una “idiotez” y que debían concentrarse en “las gelatinas”; para después rematar con exigirle a Xóchitl que lanzara una “guerra sucia, pero sucia” contra Claudia Sheinbaum.

Sin embargo sería injusto, incluso con la misma Xóchitl, el no fincar la responsabilidad mayor del desastre que ha sido su candidatura en ella misma: al fin y al cabo aceptó cuando se la ofrecieron. Y Xóchitl es una candidata peśima: mala oradora; peor debatiente; lenta ante preguntas incómodas e incluso ante preguntas a modo; con harta cola que le pisen; con actos de nepotismo que se le han revertido en su contra; y cometiendo errores no forzados una y otra y otra y otra vez, como poner el escudo nacional de cabeza en el primer debate o decir que la gente mayor de 60 años que no se ha hecho de un patrimonio como ella (probablemente de forma ilegal) es porque “está bien güey”.

Quiero terminar, sin embargo, analizando con el que en mi opinión probablemente es el acto más emblemático (y ridículo) que Xóchitl ha cometido en su campaña.

El primero de marzo de este año, para iniciar su campaña, Xóchitl firmó con sangre la promesa de que no se eliminarían los programas sociales que para motivos prácticos han definido al sexenio del Peje.

Primero: prometer (firmando con sangre) que no se tocarían los programas sociales, es implícitamente reconocer que el hilo conductor de la Transformación encabezada por Andrés Manuel y que planea continuar Claudia (por el bien de todos, primero los pobres), es correcto.

Segundo: prometer (firmando con sangre) que no se tocarían los programas sociales, como abanderada del PAN a la Presidencia de la República, es de las cosas más hipócritas que hayamos visto en la historia política de México, cuando ningún diputado del PAN (que es su partido, aunque lo niegue) en este sexenio votó a favor de las reformas constitucionales para instaurarlas. Ninguno; en el mejor de los casos se abstuvieron.

Tercero: prometer (firmando con sangre) que no se tocarían los programas sociales, es implicitamente admitir que no podemos sencillamente creer en su palabra, y por lo tanto debe hacer espectáculos vergonzosos como firmar con sangre, a ver si así sí le creemos.

La oposición unida en la coalición del corazón partido tuvo todo el sexenio del Peje para preparar un proyecto de nación y destilar un candidato o candidata que pudiera enarbolar y defender dicho proyecto. En lugar de eso, se dedicaron a atacar al Presidente, en ocasiones con razón, pero en general sin ella, de manera inclemente y sin dar alternativas viables; y a tratar de defender mezquinamente el poder y los privilegios que poco a poco fueron perdiendo de manera inclemente estos seis años. A inicios de 2018, Morena gobernaba cero entidades federales; seis años después, a inicios de 2024, Morena gobierna veintidós.

Para rematar, dicha oposición terminó postulando (instigados por el Peje, si somos cínicos) a una candidata sin ninguna posibilidad de competir con la candidata de la Transformación, y además abandonándola cuando notaron (como todo mundo lo hizo) que esa candidatura estaba destinada al fracaso, en una estrategia una vez más perdedora de tratar de defender los pocos reductos de poder que con esfuerzos mantienen, y que es probable resulte en que también los pierdan, al menos en parte.

A estas alturas del partido, todavía encuentro a Xóchitl como una mujer cagada, y dentro de la pudredumbre que es ya la unión hereje entre el PRI, PAN y PRD, sigue siendo de las que mejor me caen. Sinceramente me da pena ajena ver cómo la pobre se hunde a sí misma cada vez más, sin que nadie en general ni en los partidos que la postularon en particular haga nada para ayudarla, en gran medida porque no hay mucho que puedan hacer, mucho menos a estas alturas, a siete semanas para que ocurran las elecciones presidenciales.

Hace seis años me parecía (a mí y a más de la mitad de los votantes) que era obvia la opción que debíamos tomar al elegir presidente; este año, la pregunta es casi ofensiva. Estoy convencido que el número de personas que van a votar por Xóchitl con emoción y teniendo la certeza de que ella es la mejor candidata que se les podría ocurrir, es estadísticamente insignificante: casi todos los que voten por la candidata prianista lo harán realmente por votar en contra de la Transformación.

Pero son una minoría disminuyente que al parecer será incluso menor que hace seis años; entonces ni siquiera importa demasiado.

No sé qué será de Xóchitl; hace seis años yo me atreví a pronosticar que Anaya desaparecería de México (que técnicamente eso hizo, al menos durante el sexenio), pero se me olvidaba que él sabe dónde están enterrados muchos de los cadáveres del prian (en términos políticos; no lo estoy acusando de asesino… todavía) y entonces consiguió arrancarle al prian una candidatura plurinominal segura, lo que le dará fuero legislativo para que no lo metan a la cárcel, que es probablemente la razón por la que se la pasó autoexiliado este sexenio.

No creo que Xóchitl le alcance ni siquiera para eso, porque como digo en general siempre ha caído para arriba en sus cargos, no por su habilidad política, conexiones o información. Al contrario: Anaya y Meade fueron “perdonados” en el sentido de que sus partidos no se los comieron vivos (políticamente hablando), un poco concediendo que no era realmente culpa de ellos, sino del gigante que terminó siendo Andrés Manuel en el 2018; pero con Xóchitl me da la impresión de que la usarán como chivo expiatorio.

La culpa no será del PAN o del PRI (el PRD desaparecerá), ni de Alito o Marko Cortés; la culpa no será la falta de programa o propuestas; la culpa no será de que abandonaron a su candidata tratando de salvar sus pobres pescuezos: no, la culpa será de Xóchitl, que no usó bien a las gelatinas; o que le quedó grande el saco; o que no atacó con suficiente salvajismo; o de que cometió un error imperdonable al integrar oficialmente a su hijo a su campaña; o vayan a saber qué, pero yo sospecho que tratarán de culparla a ella de todo.

Vamos a ver; como digo arriba, si no fuera por las muy alarmantes evidencias de corrupción, lo principal que sentiría yo por Xóchitl Gálvez es lástima. Porque este 2 de junio, a menos que algo realmente catastrófico ocurra en el próximo mes y medio que queda de campaña, Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz perderá las elecciones presidenciales, postulada por una unión casi total de la oposición partidista en México, y de manera contundente y apabullante, que rayará (si no es que lo será completamente) en una humillación vergonzosa.

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Control

Después de Shantae, mi siguiente platino fue el de Control.

Control

Control

Tengo una relación tóxica con la Fundación SCP; cada dos o tres años comienzo a leer los SCPs (o skips), haciéndolo absurdamente en orden, lo cual garantiza que nunca avanzo.

Que es inútil pensar en “avanzar” con los procedimientos de contención especial (Special Containment Procedures, SCPs) de la Fundación SCP, dado que es un proyecto colaborativo de escritura y los SCPs son modificados, movidos y en algunos casos incluso eliminados frecuentemente.

Por si no lo saben, la Fundación SCP (Secure, Contain, Protect) se encarga de asegurar, contener y proteger a objetos, personas, entes y lugares con propiedades paranormales. El proyecto es un wiki (como la Wikipedia): todo mundo puede escribir casos SCP para estos objetos, personas, entes o lugares, aunque se hacen concursos para elegir a los SCPs con números múltiplos de 1000, por ejemplo.

Siendo un proyecto colaborativo internacional, la calidad y originalidad de los SCPs varía enormemente, pero en general son al menos entretenidos, en algunos casos hilarantes, en otros realmente aterradores y no faltan los que son desgarradores emocionalmente. Uno puede perder años leyendo SCPs antes de irse a dormir todas las noches, hasta que probablemente el aumento en el número de pesadillas que tengan resultará en que dejen de hacerlo, periódicamente, como me ha pasado a mí. Hasta que pasan un par de un años y regreso de nuevo a buscarme pesadillas.

Como sea; la Fundación SCP tiene un videojuego indie, tierno pero más bien limitado. Control en cambio es un videojuego triple A que oficialmente no tiene nada que ver con la Fundación SCP; pero todo mundo sabe y admite (incluyendo los desarrolladores) que el juego está superficialmente basado y hace homenaje a muchos SCPs de la Fundación.

Me encantó este juego; es espectacular en casi todos los aspectos: la historia, los gráficos, la música y por encima de todo el modo de juego. Jesse, la protagonista, comienza a adquirir poderes paranormales que hacia el final del juego hacen que sea básicamente una superheroína, que puede flotar, moverse super rápido en ráfagas cortas, manipular objetos (¡y enemigos!) telequinéticamente y limpiar las zonas tomadas por el Hiss en la Casa Más Vieja.

La historia sigue a Jesse, una sobreviviente de un evento paranormal que destruyó a su pueblo. Una entidad incorpórea que se hace llamar Polaris salva a Jesse y su hermano gemelo, Dylan; pero la Oficinal Federal de Control (FBC, Federal Bureau of Control) llega a las ruinas del pueblo y se lleva a Dylan mientras Jesse huye auxilada por Polaris.

Durante años Jesse vive huyendo de la FBC, hasta que con ayuda de Polaris una vez más, consigue encontrar la Casa Más Vieja, los cuarteles de la FBC, y de buenas a primeras se convierte en su nueva directora. Cómo hacen esto es fenomenal y ocurre como en los primeros veinte minutos del juego. De ahí Jesse, en su papel de nueva directora de la FBC, asume la responsabilidad de rescatar a la agencia de un ataque/posesión por parte de un ente extradimensional que denominan Hiss.

El juego es, en mi humilde opinión, casi perfecto: me encantó como no tienen idea. Toda la Casa Más Vieja está repleta de documentos, grabaciones y videos que relatan todos los casos con los que la FBC ha lidiado durante su existencia, y se va descubriendo el secreto de qué pasó con el director anterior, el estado de los distintos jefes de departamento de la FBC, quién está detras del Hiss, y muchas otras cosas más.

Es espectacular.

Sólo tiene un pequeño problema: es ligeramente imposible de jugar en PlayStation 4 normal. Los ataques de Jesse contra el Hiss normalmente causan un montón de explosiones y humaredas, que los efectos de partículas que el juego usa para representarlos a su vez ocasionan que la pobre consola comience a sudar tratando de dibujarlos en la pantalla, lo que resulta en que los FPS (frames per second, cuadros por segundo) se desplomen a como 2. En escenas de mucha acción no era raro que el juego pareciera una presentación de PowerPoint. Nunca me había pasado eso con un videojuego de PlayStation.

Ahora, por alguna razón que no comprendo, comencé a jugar este juego en PS4, aunque tenía disponible la versión en PS5 (las dos me salieron gratis con mi suscripción a PlayStation+, son parte del catálogo de juegos). Y en ese momento no sabía (lo descubrí, güey como soy, meses después) que uno puede sin problemas jugar básicamente todos los juegos del PlayStation 4 en el PlayStation 5 (hay un puñado que no se pueden).

Si hubiera terminado el juego en mi PS5 (aunque fuera la versión PS4) no hubiera tenido problemas; pero ni siquiera se me ocurrió intentarlo. Mejor agarré y compré en MercadoLibre un PlayStation 4 Pro usado, sorprendentemente barato desde mi punto de vista. Mi racionalización fue que además de poder jugar Control sin que pareciera presentación de PowerPoint, iba a poder usar dos PlayStations 4 para poder sacar fácilmente trofeos en línea (así le hice con Dead or Alive 5 Last Round, por ejemplo).

Y técnicamente sí, me ha servido para eso; pero tener dos PS4s y un PS5 es medio retrasado mental: uno puede usar el PlayStation 5 como segunda consola para juegos de PlayStation 4 en línea.

Como sea, eso lo descubrí después; terminé Control en mi PS4Pro, y aunque seguía alentándose en escenas con muchos efectos de partículas, era al menos jugable.

En trofeos Control es increíblemente noble, casi a grados ridículos: yo jugué con una dificultad moderada casi todo el juego, pero uno puede configurar eso de forma ridículamente granular (que es lo que hice al mero final para sacar los últimos trofeos que me faltaban). Mi último trofeo era cumplir un cierto número de misiones de un tipo particular, pero no chequé con cuidado cuántas misiones llevaba y me salió ese trofeo y el platino sin que estuviera grabando, así que lo único que tengo es la captura de pantalla que hace automáticamente el PlayStation 4 cuando uno saca un trofeo:

Platino de Control

Platino de Control

Ni siquiera es una foto particularmente interesante.

También capturé el video; pero en PlayStation 4 la chingadera únicamente graba el juego, no la capa donde aparecen las notificaciones del sistema, que es justamente donde se anuncian los trofeos ni tampoco el ding que suena al mismo tiempo. En PlayStation 5 se graba automáticamente el ding del trofeo y la notificación en pantalla; pero únicamente unos cuantos segundos antes y después del trofeo: si uno guarda el video manualmente, tampoco se graba la capa de notificaciones ni el ding, que es como que lo importante. Digo yo.

Como sea: me encantó Control, es de mis videojuegos favoritos del PlayStation 4 (Pro) y esto ha causado que quiera jugar Alan Wake y su secuela, que acaba de salir con aclamo crítico también, porque son hechos por la misma compañía y ocurren en el mismo universo. Por último, espero con ansias la secuela de Control, que ya fue anunciada aunque todavía no hay fecha de lanzamiento.

Y mientras tanto, supongo que jugaré de nuevo Control, pero ahora para PlayStation 5; son conjuntos de trofeos diferentes, entonces hasta eso tiene de ventaja.

Les recomiendo encarecidamente que jueguen Control, aunque sea nada más en una única consola (o en PC; está en Steam). Es de verdad extraordinario.

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Misión Imposible: Sentencia Mortal Parte 1

En julio del año pasado fui a ver Mission: Impossible – Dead Reckoning Part One, porque por supuesto que eso hice.

Mission: Impossible - Dead Reckoning Part One

Mission: Impossible – Dead Reckoning Part One

Estas películas cada vez son más idiotas. Como ya no saben qué país ahora hay que usar como enemigos, se inventaron una “inteligencia artificial”, entonces pues es Tomás Crucero contra ChatGPT.

La película me gustó bastante; es muy entretenida si uno apaga las neuronas de la estupidez de inventarse un enemigo casi omnisciente porque así lo dice el guión, tiene acción casi ininterrumpida (incluyendo una secuencia en un tren que es casi idéntica al inicio de Uncharted 2: Among Thieves), y Hayley Atwell es estupidizantemente sexy.

Lo único que no me gustó fue que desmurieran a Ilsa Faust, interpretada por la imposiblemente hermosa Rebecca Ferguson; con el agravante de que al parecer es para que Ethan Hunt se consiga nuevo modelo (interpretado por la antes mencionada Hayley Atwell).

La película está bien, si uno la ve como lo que es; lamentablemente se enfrentó al monstruo de Barbenheimer, entonces no le fue muy bien que digamos en la taquilla, y pues sepan entonces qué pasará con la segunda parte, porque además de todo termina en un cliffhanger.

De cualquier manera, yo sí la recomiendo.

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Los candidatos en 2024

Este año electoral no escribí mucho de política, en gran medida porque los resultados (principales) de la elección fueron del dominio público al menos desde que las candidatas (y el otro güey) quedaron definidas. No sólo hizo esto medio redundante estar escribiendo la crónica de una muerte (política) anunciada; también hizo, al menos respecto al resultado, un poco aburrido todo el proceso.

(Por más divertido que haya sido, al menos para los que apoyamos a la Transformación).

Como sea, exactamente en dos meses serán las elecciones, así que supongo que va siendo hora de que comience a dar mi opinión acerca de cada una de las candidatas (y el otro güey). No que tenga la más mínima importancia, sólo me parece importante dejar registro de cuál, en mi opinión, es la mejor candidata y por qué es Claudia Sheinbaum.

A partir mañana escribiré cada dos semanas acerca de cada una de las candidatas (y el otro güey), en orden inverso de sus preferencias electorales dadas todas las encuestas en existencia. Dejaré una última entradada un par de semanas antes de las elecciones con un último llamado al voto para todos los ciudadanos, sin importar sus preferencias políticas.

Por lo tanto empezaré mañana con el otro güey.

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