Demon Slayer: To the Swordsmith Village

Cuando fui a ver a las quintillizas por excelencia en el cine, me enteré de que iban a estrenar también Demon Slayer: To the Swordsmith Village. De ésta sí sabía la existencia de la película, nada más no que se iba a estrenar en México. Y también sabía que era básicamente una concatenación de los últimos capítulos de la temporada pasada del animé con los primeros de la nueva; pero creí que sería como la película de Goblin Slayer: reutilización de escenas de la temporada del animé, junto con algo de material adicional.

Así que, después de haber disfrutado mucho a las quintillizas, me dije a mí mismo: “mí mismo, vamos a ver Demon Slayer en la pantalla grande”.

Demon Slayer: To the Swordsmith Village

Demon Slayer: To the Swordsmith Village

Esta “película” es el más grande fraude que he ido a ver al cine. Son exactamente los dos últimos episodios de la tercera temporada y el primero de la cuarta (yo, como The TV DB, considero el arco del tren Mugen como una temporada aparte); pero cuando digo exactamente, quiero decir EXACTAMENTE. Incluyendo el inicio y los créditos en los tres episodios, las pequeñas viñetas antes de comerciales y (probablemente lo más agraviante), el repetir la última escena del capítulo anterior antes de comenzar el siguiente.

Yo, por supuesto, ya había visto los dos últimos episodios de la temporada tres, así que realmente fui al cine a ver menos de veinte minutos de material original (descontando inicio y créditos), que además volvería a ver cuando por fin se estrenara la cuarta temporada.

Dicho sea eso, la verdad sí me divertí: esos dos últimos episodios de la temporada tres, donde Tanjiro Quiñá Quiñá y Tengen combaten a Gyutaro mientras Zenitsu e Inosuke combaten a Daki son de las cosas más espectaculares que se han hecho en animé, y la verdad sí valía la pena verlos en la pantalla grande.

Paradójicamente, el primer episodio del arco de la villa de herreros (que era lo único que no había visto), pues ese no valía la pena verlo en el cine: es el episodio que establece la temporada, entonces son distintos personajes vomitando exposición, cero acción y evidentemente termina en un cliffhanger.

De cualquier manera la experiencia fue más positiva que negativa para mí; y mi cine estaba repleto de aficionados de la serie, algunos incluso disfrazados, entonces me imagino que para ellos también fue una experiencia positiva.

(Por cierto; había muchas más muchachas en esta película que en la de las quintillizas; concluyan de eso lo que se les dé la regalada gana.)

Todavía volvería al cine a ver otra película de animé este año; pero de eso hablaré más adelante. De esta película sólo diré: vean la serie. Está en Netflix.

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Dr. Stone

El siguiente animé que vi fue Dr. Stone. Como una muestra de la jodida que causó la pandemia a mi memoria: tenía en mi mente que había visto esta serie después de la pandemia, pero acabo de ver y de hecho se estrenó antes de la pandemia, en 2019.

Podría haberla visto antes de la pandemia… pero también después de la pandemia. Incluso durante la pandemia. ¿Honestamente? No tengo ni puta idea.

Como sea, Dr. Stone.

Dr. Stone

Dr. Stone

OK, ésta sí es mediamente original: nada de romances adolescentes, nada de tipos entrenando para ser más fuertes para agarrarse a madrazos, y nada de robots gigantes peleando con kaijus u otros robots gigantes.

Dr. Stone relata la historia de cómo toda la humanidad (menos un puñado de astronautas) de repente son petrificados en 2019. Un rayo verde brillante (al parecer originando cerca de Brasil) cubre todo el planeta, petrificando a todos los seres humanos. Al parecer también algunos animales son petrificados, pero no queda del todo claro.

La humanidad permanece petrificada durante 3,700 años, hasta que Senku, un estudiante de ciencia japonés, es despetrificado. Senku además, contrario a casi todo el resto de la humanidad, se mantuvo consciente todo ese tiempo con el sencillo método de contar el número de segundos que transcurrían, lo que además le permite también saber cuánto tiempo ha pasado.

Senku mal que bien se mantiene vivo durante seis meses; casi todo rastro de la humanidad ha sido consumido por los elementos, y Senku es un genio intelectual y una biblioteca viva de casi todo el conocimiento científico, pero es más bien débil (aunque la despetrificación al parecer dejó su cuerpo como nuevo) y no tiene muchas habilidades manuales. Después de seis meses, el mejor amigo de Senku, Taiju, también es despetrificado; ambos estaban relativamente cerca y entre los dos descubren que al parecer fueron despetrificados porque donde se encontraban sus estatuas ocurrió naturalemente que se formara ácido nítrico.

Acumulando este ácido nítrico natural (se produce a través de guano más o menos a una tasa de unas cuantas gotas cada minuto), planean despetrificar a más personas, pero un ataque por parte de leones salvajes los obliga a despetrificar primero a un genio artista marcial, Tsukasa, que los salva y procede a mostrar que tiene una inteligencia casi al nivel de la de Senku.

El plan de Senku es despetrificar a toda la humanidad estableciendo una nueva sociedad regida por la ciencia; pero Tsukasa se le opone, bajo la idea de que el conocimiento científico había manchado la sociedad antes de la petrificación; él prefiere una nueva sociedad regida por la fuerza, no en menor medida porque probablemente él sea el más fuerte de todos. El conflicto escala hasta que Tsukasa le rompe el cuello a Senku, cuando se da cuenta de que eventualmente su conocimiento científico le permitirá construir armas contra las que su fuerza natural no podrán hacer nada. Sin embargo Taiju consige revivirlo gracias a que un pequeño pedazo de su nuca seguía petrificado: al despetrificarlo, eso repara la herida y revive a Senku.

Senku manda a Taiju junto con su novia despetrificada a que como espías se unan con Tsukasa, que ha comenzado a despetrificar gente que considera “digna” de su sociedad regida por la fuerza, mientras Senku busca cómo establecer un “reino de la ciencia”, cuya base termina siendo una pequeña aldea de humanos primitivos, descendientes del puñado de astronautas que escaparon el rayo petrificador miles de años antes.

(Convenientemente, en la Estación Espacial Internacional estaba una hermosísima cantante cuando ocurrió la petrificación, así que muchas de las muchachas en la aldea son ridículamente hermosas… nunca cambies, Japón).

Kohaku

Kohaku

No tienen idea de cómo me ha gustado esta serie; Senku se gana la confianza de la aldea primitiva (y eventualmente su liderazgo) utilizando únicamente su conocimiento científico. La serie es más bien inocente y abusa de los personajes reaccionando de forma ridículamente exagerada como alivio cómico; pero todo el conocimiento científico es verdadero, y muestra cómo la ciencia, y su principal aplicación, la tecnología, sirven en gran medida para mejorar la condición humana.

Alivio cómico

Alivio cómico

En uno de los ejemplos más chidos, una niña en la aldea se la pasa todo el día con una calabazota en la cabeza viendo a través de agujeritos en la misma; Senku deduce correctamente que la niña tiene miopía, y que los agujeritos le ayudan a enfocar un poco su vista. Con la ayuda del artesano del pueblo le hacen unos anteojos a la niña, que al poder ver claro por primera vez en su vida se echa a llorar; y yo, que he usado lentes desde que tengo doce años, no pude menos que echarme a llorar junto con ella, porque es de esas cosas que el conocimiento científico de la humanidad nos ha permitido poder reparar, mejorando la calidad de vida de millones de personas que de otra forma se la pasarían estrellándose contra postes cada vez que salieran a caminar en la calle.

Que es otra cosa chida de la serie: Senku reconoce de inmediato que no tiene la habilidad manual para poder construir las cosas que su conocimiento científico le permiten saber se pueden construir, y entonces recluta a las personas con el talento necesario para que hagan esa parte.

La serie no es perfecta, y le falta mucho romance, digo yo. Sin embargo es padre ver a un protagonista abierta y descaradamente ateo el utilizar conocimiento científico para solucionar problemas reales de personas de carne y hueso; si no es principalmente para eso, ¿para qué querríamos a la ciencia en primer lugar?

La recomiendo ampliamente; el diseño de personajes es muy chido (aunque, repito, abusan de hacerlos reaccionar de forma ridículamente exagerada); la música está increíble y la historia es muy divertida, mostrando que se pueden construir cosas como un radio para comunicarse o un carro movido por un motor de vapor usando nada más conocimientos científicos y harto trabajo manual. La primera temporada y la segunda (que actualmente se está transmitiendo) están en Crunchyroll.

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Dead or Alive 5: Last Round

Después That’s You!, obtuve el platino de Dead or Alive 5: Last Round.

Dead or Alive 5: Last Round

Dead or Alive 5: Last Round

Cuando tenía menos de 10 años, en los ochentas, salió un comercial en televisión donde un montón de muchachitas en minifalda vestidas de color de rosa, al ritmo de la canción en el comercial, se daban la media vuelta y se agachaban levantando las falditas para enseñar sus también rosas calzones, durante menos de un segundo. Me parece (pero puedo equivocarme) que la canción era Agujetas de Color de Rosa, pero fue hace casi 40 años, no recuerdo. No tengo idea de qué anunciaba el comercial; lo he buscado en YouTube sin ningún éxito.

Eran los ochentas; los calzones que traían las muchachas eran rosas, pero seguían siendo calzones: no calzoncitos, ni mucho menos tangas. Era sexy y divertido, pero realmente inocente para estándares modernos y probablemente también para los de ese entonces.

A mis inocentes menos de 10 años, al ver esos calzones rosas en la televisión, recuerdo claramente que sentí un hueco en el estómago y perdí la respiración un par de segundos. Era muy joven para entender qué había pasado, pero básicamente había descubierto por qué es tan popular el fan service de este estilo.

Más de treinta años después, me sigo emocionando como niño chiquito si en una película, animé o videojuego, veo el destello de los calzones de una muchacha atractiva, más aún si hay una razón sensata para que se muestren en la pantalla. Pero incluso si no tiene sentido que enseñen la ropa interior, la verdad lo sigo apreciando.

Aquí algún retrasado mental va a decir que si eso me gusta, eso quiere decir que en la vida real debo estar todo el tiempo tratando de ver calzones de muchachas, lo cual es, por supuesto, más allá de idiota: veo películas y juego videojuegos donde el protagonista mata un montón de personas (bajo mi control, en el caso de videojuegos), y lo disfruto mucho. Eso no quiere decir que en el mundo real estoy tratando todo el tiempo tratando de matar gente. Es exactamente lo mismo; se llama escapar la realidad con fantasías pendejas, que nunca es problemático si siempre distinguimos la realidad de la ficción; pero al parecer esto es algo que mucha gente no puede aceptar hoy en día.

Debo dejar claro que una parte fundamental de este estilo del fan service, es que la ropa interior debe sólo mostrarse a destellos: si la están enseñando todo el tiempo, no tiene chiste. Mucho menos si escala a desnudez parcial o total.

Dead or Alive 5: Last Round es, en ese sentido, el mejor videojuego de peleas que yo jamás haya jugado; y es discutiblemente la característica principal del mismo. El juego es de los que están disponibles en mi suscripción de PlayStation Plus; lo bajé, comencé a jugarlo, y no tienen idea de cómo lo disfruté.

Me encantan los videojuegos de peleas, desde que era adolescente en secundaria y yo y mis cuates después de la escuela íbamos a “las maquinitas” (como les decíamos entonces), a gastarnos nuestro poco dinero echando monedas a gabinetes donde se podían jugar cosas como Street Fighter o Mortal Kombat.

Una cosa interesante; no jugábamos (al menos mis cuates y yo; pero me parece que era lo común al menos en las zonas donde crecí en la Ciudad de México) uno contra otro: hubiera sido un desperdicio de dinero, porque una vez que alguien perdiera tenía que volver a meter una moneda. Pero además, creo que los mismos gabinetes estaban configurados de tal forma que la modalidad PvP (player vs. player) estaba inhabilitada.

Jugábamos todos apiñados alrededor del monitor del gabinete, mientras uno de nosotros avanzaba en el juego; y a veces si uno perdía otro tomaba el control. Y por supuesto estaba el gesto de poner una moneda sobre el cristal del monitor, haciendo saber al jugador que otro jugador hacía público que si perdía, él continuaría jugando en su lugar.

Era cosa seria.

Como sea; me encantaban desde entonces los videojuegos de peleas, y yo creo que hubiera sido el principal tipo de videojuego que yo hubiera jugado siempre, si no fuera por un pequeño y casi intrascendente detalle.

Apesto en los videojuegos de peleas. Con la intensidad de diez mil soles.

Es muy desconsolador, porque sí he intentado jugar más y más videojuegos de peleas, pero el hecho es que apesto. Que además los videojuegos de peleas suelan ser de los más difíciles de obtener todos los trofeos no cooperó en que siguiera jugándolos.

Cuando regresé a jugar videojuegos, como decidí que ya no me iba a importar si acababa o no todos mis juegos, comencé varios videojuegos de peleas, algunos de los cuales tenía desde hacía muchos años. DoA5LR no fue uno de ellos; sencillamente estaba incluido con mi suscripción de PlayStation Plus y decidí probarlo.

Y para mi infantil alegría, el juego en general consiste de bellísimas muchachas dándose de patadas voladoras (o haciéndose volar a patadas; semántica), enseñando fugazmente los calzones mientras lo hacen. ¿Qué más puede pedir alguien en la vida?

Volando a patadas

Volando a patadas

El combate en DoA5LR no es tan meticulosamente exacto como en Street Fighter, pero tampoco se parece al de Mortal Kombat (o allegados, como Injustice: Gods Among Men), pero sí tiene sus sutilezas, utilizando un balance del tipo de piedra-papel-y-tijeras: uno puede golpear, lanzar y bloquear, donde los golpes le ganan a los lanzamientos; los lanzamientos le ganan a los bloqueos; y los bloqueos le ganan a los golpes. Ejecutado cada movimiento en el momento exacto, además, el mismo se convierte en un contraataque que lidia más daño que el normal.

O pueden hacerle como yo y dar de botonazos y zarandear el joystick de forma desesperada para tratar de evitar una madriza, generalmente de manera bastante inútil de mi parte. Cuando decidí intentar juegos de pelea, me compré un joystick, compatible con todos mis PlayStations. El mismo es fabuloso; se siente como cuando era adolescente y jugaba en las maquinitas.

El joystick

El joystick

Lamentablemente, eso incluye mi inutilidad para este tipo de juegos; el joystick es fabuloso, pero creo que de hecho resalta mi nula habilidad para juegos de peleas: particularmente en los que premian la precisión, como Street Fighter.

Dead or Alive 5: Last Round es muy noble en ese sentido; realmente uno no tiene que ser bueno para obtener el platino. La historia del juego (que es delirante, particularmente siendo la quinta parte de una saga de la cual yo no tengo ni puta idea de qué ha ocurrido) comienza con peleas casi triviales de ganar, y conforme progresa se va volviendo más difícil, lo que supongo tiene sentido. Pero uno no tiene que terminar la historia para sacar el platino, así que ahí la tengo sin terminar: planeo seguir intentándolo (ver las peleas entre las hermosas muchachas es recompensa en sí mismo), pero pues el platino ya lo tengo.

Los trofeos en general es intentar cosas que el juego ofrece, como modos de juego, tomar fotos (un juego de este estilo es obligatorio que tenga un modo de fotografía, para capturar a las hermosas peleadoras dándose de patadas en sus mejores poses), o interactuar con ciertos aspectos de los distintos escenarios. Hay trofeos de ganar en varias modalidades; pero ninguno requiere que uno lo haga contra la dificultad más cabrona que ofrece el juego.

Hay dos grupos de trofeos que más o menos se pueden considerar difíciles: el modo en línea y las lecciones de movimientos de los personajes.

El modo en línea para mí fue trivial, porque tengo 2 PlayStations 4, y aunque PlayStation 4 (y 5) requiere PlayStation Plus para jugar en línea, sólo lo requiere para una cuenta. Entonces en mi PS4 secundario me conectaba con mi cuenta regular; y en mi PS4 principal me conectaba con mi cuenta alterna (que no tiene PlayStation Plus); siempre y cuando la cuenta alterna se conectara a la PlayStation Network mientras la regular (con PS+) estuviera conectada, ambas pueden jugar en línea un mismo juego. Es de las cosas nobles que tiene PlayStation: es la versión moderna de prestarle un juego a un amigo; lo que se aprecia, pero dado lo cara que es la inscripción a PS+, es lo menos que podía hacer Sony.

De cualquier manera, incluso sin dos PS4s hubiera sido sencillo sacar todos los trofeos en línea: todos son de participar, no de ganar. Por ejemplo, el trofeo en línea más tardado consiste en pelear 100 veces en línea: uno puede perder todas esas 100 veces, y de todas formas obtener el trofeo.

Las lecciones de movimientos de los personajes son exactamente eso: lecciones para realizar todos los movimientos de todos los personajes. Esto requiere habilidad, porque los movimientos complicados son combos; encadenar múltiples movimientos para dar una madriza más eficiente. Sin embargo, se me prendió el foco de que hacer los movimientos de manera perfecta es exactamente el mismo problema de pasar las canciones de Rock Band de manera perfecta.

Entonces hice la misma trampa que ahí; nada más no necesité mi circuito que simula un controlador, porque el PS4 tiene juego remoto: me puedo conectar con un programa desde mi computadora al PS4 y controlarlo desde ahí. Esto funciona incluso con Linux, entonces nada más escribí otro intérprete para programar los combos de los personajes y poder hacerlos programáticamente de forma perfecta.

Y con eso obtuve el platino de DoA5LR, un juego increíblemente juvenil en su fan service (tiene una opción de configuración para definir qué tanto se zangolotean los senos de las peleadoras), y que a mí me divirtió horrores (además de que sí disfruté mucho ver a las hermosas muchachas dándose de patadas entre ellas), y que es muy noble para los cazadores de trofeos. Me gustó tanto, que ya tengo ahí Dead or Alive 6 (que al parecer es muy similar, en todos los aspectos); e incluso un par de entradas de Tekken, que es parecido en el combate pero con menos fan service.

Pero pues nadie es perfecto.

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The Quintessential Quintuplets La Película

A pesar de que me mantengo informado acerca de las últimas noticias de Jólivud, dado que mis intereses cinematográficos suelen girar en torno a superhéroes, ciencia ficción y fantasía, acción y cosas por el estilo, la verdad soy dolorosamente ignorante acerca de casi cualquier cosa que se vaya a estrenar en México que no venga del gabacho.

Eso por supuesto abarca la industria nacional cinematográfica; pero también casi cualquier otro mercado internacional: sencillamente no me entero de cuándo van a estrenar cosas de ese estilo aquí.

No he escrito acerca de las quintillizas por excelencia, porque voy retrasadísimo con mis reseñas de animé; pero baste decir que sí la vi y (siendo como soy) me gustó bastante. Cuando salió la película yo la “conseguí” sin tener idea de que la estrenarían aquí en México, y cuando comienza la película (al igual que la serie) con la boda, pero ahora nos muestran a las quintillizas todas idénticamente vestidas de novia, yo le detuve y me negué a seguirla viendo. Pensé que iban a extender el drama antes de decirnos a quién elegía Futaro (que de hecho, hacen exactamente eso en la película), y sencillamente no estaba de humor para eso. También el subtítulaje (hecho por aficionados) dejaba algo que desear.

Poco después un amigo me hizo saber que la iban a estrenar en México y yo me dije a mí mismo: “mí mismo, supongo que vale la pena que vaya a verla al cine”.

Así que eso hice.

The Quintessential Quintuplets The Movie

The Quintessential Quintuplets The Movie

Es medio imposible reseñar esta película sin entrar en detalles de la trama de la serie, así que mejor dejaré eso para cuando reseñe la serie misma.

De la película en sí misma entonces sólo diré que me gustó bastante; que es un final bastante satisfactorio a la historia; que es divertida casi todo el tiempo y melodramática cuando lo merece, desde mi punto de vista; y que si vieron la serie (y les gustó) deberían ver la película. Inversamente, si no vieron la serie, o la vieron y no les gustó, no tiene el más mínimo sentido que vean la película.

Quitando eso de enmedio, quiero ahora hablar de lo que fue para mí ir a ver un animé (no animación; animé) al cine, algo que no hacía desde que vi Caballeros del Zodiaco hace casi una década. Y esa fue animación por computadora (y doblada al español), entonces supongo que podría no contarla.

La banda que me acompañó a ver a las quintillizas en mi función (que no estaba llena al máximo, pero casi) evidentemente había visto la serie; se rieron en las partes donde debían reírse, incluyendo chistes que sólo aficionados de la serie entenderían; y lloraron donde debían llorar. Eso no me sorpendió.

Lo que me sorprendió fue que casi todos éramos hombres.

Las quintillizas por excelencia son una serie descaradamente romántica; es una comedia, sí, pero me parece que es primero un romance y la comedia es un cercano segundo lugar. Así que yo hubiera supuesto que el público al cual estaría dirigido sería principalmente femenino.

Y sin embargo, en mi función había casi nada más hombres.

Estuve ponderando el asunto en esos momentos contemplativos que tengo ya en mi mediana edad, cuando me pongo a pensar en mi propia mortalidad y la de mis seres queridos, así como las preguntas que como humanidad siempre nos hemos hecho a lo largo de nuestra historia. Cosas como si habrá la posibilidad de construir en este universo algo más poderoso que una Máquina de Turing; por qué nuestra desesperada y triste oposición está tan triste y desesperada; o cuál es la respuesta a la vida, el universo y todo lo demás.

No pude encontrar una respuesta a ninguna de esas preguntas (excepto a la de la oposición; pero esa es muy fácil de responder); pero sí elaboré una teoría de por qué éramos casi puros hombres los que fuimos a ver The Quintessential Quintuplets The Movie ese día, que lamentablemente no tengo forma de comprobar de forma inequívoca.

  • Hecho: la película (al menos ese día, en esa función) no atrajo a muchas mujeres a verla; es un hecho porque no estaban ahí.
  • Hecho: la película (al menos ese día, en esa función) no atrajo a muchos hombres que tuvieran novia⧸esposa⧸pareja que estuvieran dispuestas a acompañarlos; es un hecho porque las hipotéticas novias⧸esposas⧸parejas no estaban ahí.

Entonces tal vez, tal vez las quintillizas por excelencia lo que atraen son justamente a hombres que no son capaces de conseguir una mujer que los acompañe a ver la película que cierra la serie.

Y eso, queridos lectores, me aterra un poco porque al parecer me encuentro en ese conjunto.

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Re:Zero

En la pandemia comencé a ver Re:Zero Starting Life in Another World, y meses después salió la segunda temporada, que también vi.

Re:Zero

Re:Zero

Re:Zero es un isekai casi estereotípico: Subaru Natsuki es un nini japonés que es isekaiado a un mundo de fantasía donde termina con algo parecido a un harén (la unidad básica familiar del animé).

Sin embargo, tiene varias cosas bastante originales: la razón por las cual Subaru es un nini es estudiada más o menos a detalle y (contrario a muchísimos otros isekais) en algún momento el muchacho tiene la oportunidad de platicar con su familia, después de haber sido isekaiado, acerca de su estado nini y hacerles saber que los quiere y los extraña. Al final aparentemente no son realmente sus papás, sino un viaje mental; pero se aprecia que la serie lidie con eso.

La otra cosa original es el poder que, inevitablemente, Subaru adquiere al ser isekaiado; cada vez que muere, como en un videojuego, Subaru revive un cierto tiempo antes, con la oportunidad de intentarlo de nuevo. Y, de nuevo, al igual que en los videojuegos, una vez que Subaru llega a un checkpoint, la siguiente vez que muera regresará al último checkpoint, no a uno anterior.

Eso suena extremadamente útil y así lo utiliza Subaru múltiples veces; pero no quita el hecho de que, uno: morir suele ser extremadamente doloroso para Subaru; y dos: esas muertes comienzan a causar un fuerte daño emocional en la psique del muchacho.

Re:Zero es, aunque muchos la clasifiquen junto con las ligeras comedias que suelen ser los demás isekais, una serie en el fondo de terror, sicológico sin duda alguna; pero tradicional con harta sangre y destripamientos en múltiples ocasiones.

Me gusta mucho la serie y espero con ansias la tercera temporada, que acaban de anunciar este año. Dicha afirmación por mi parte debe darles la pista, queridos lectores, de que Re:Zero tiene harto romance, lo cual es indudable; sin embargo no es de mis preferidas en ese aspecto. Subaru se enamora de Emilia casi de inmediato que llega a su nuevo mundo, ignorando al resto de su pseudo harén (la unidad básica familiar del animé); en particular a Rem (Subaru, Subaru!), que es sin duda alguna el mejor personaje de la serie, y que es un crimen de lesa humanidad que se la haya pasado en coma toda la última temporada.

Como sea, los valores de producción de la serie son impecables; la historia es emocionante, entretenida y con harto romance (tiene una de las mejores declaraciones de amor que jamás se hayan hecho… y que Subaru procede de inmediato a echar a perder); y yo la recomiendo encarecidamente.

Está en Crunchyroll, si les interesa.

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That’s You!

Después del platino de Day of the Tentacle, obtuve el de That’s You!

That's You!

That’s You!

Este juego salió gratis en PS+ y lo reclamé en mi cuenta excomulgada. Igual que DotT, el hijo de un amigo (el mismo hijo del mismo amigo) comenzó a jugarlo y pues se registraron los trofeos.

Igual que con DotT, decidí que lo terminaría; e igual que con DotT, por alguna razón este juego sí me dejó jugarlo aunque nunca lo hubiera reclamado con mi nueva cuenta. Les digo que es medio arbitrario cuándo funciona y cuándo no.

En hechos normales, nunca hubiera jugado este juego.

Es un party game; dícese, la idea es que cuando uno tiene una fiesta o reunión con amigos en su casa, uno pone este tipo de juegos para que un grupo relativamente grande (6 jugadores, en el caso de That’s You!) puedan jugar.

Primero: juego videojuegos justamente para no interactuar con otros seres humanos. Segundo: si con mis amigos en alguna reunión sugiriera que jugáramos un videojuego de este estilo, yo creo que me agarran a madrazos. Principalmente porque la peor desventaja de este juego, es que requiere que todos los participantes descarguen una aplicación en su teléfono celular para poder jugarlo.

Los trofeos son fáciles: son jugar los jueguitos. La única bronca es que algunos requieren múltiples jugadores, en el peor de los casos 6, por lo que ahí me tienen ahí, patéticamente buscando celulares viejos y configurando emuladores de Android, para poder hacer como si tuviera amigos que quisieran jugar este tipo de juegos conmigo.

Los jueguitos podrían parecer divertidos; algunos involucran utilizar la cámara del teléfono celular, tomar fotos de los participantes y dibujar encima; otros involucran hacer preguntas indiscretas; etc. Si la chingadera tuviera la capacidad de que los usuarios crearan sus propios juegos, creo que hubiera podido tener futuro: así como está, creo que llamó un poco la atención por la originalidad de la idea, pero para este momento ha sido completamente olvidado.

Yo saqué el platino y procedí a desinstalarlo de inmediato y olvidarme de él; de hecho estaba tan hasta la madre del juego, que ni siquiera grabé cómo saqué el platino, o al menos no encuentro el video, así que supongo que eso pasó.

Realmente no lo recomiendo; pero yo no soy parte del público para el cual este juego fue creado.

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