Ant-Man and the Wasp: Quantumania

A mediados de febrero de este año fui a ver Ant-Man and the Wasp: Quantumania. Se aplican las de siempre.

Ant-Man and the Wasp: Quantumania

Ant-Man and the Wasp: Quantumania

Suelo decir, todo el tiempo, que las películas de Marvel son basura. La razón es muy sencilla; generalmente son basura.

Sin embargo, cuando comencé a leer las reacciones a esta tercera entrega del superhéroe cuyo único chiste es el hacerse chiquito, me encontré en una situación más bien inesperada: estoy dispuesto a defender a Ant-Man and the Wasp: Quantumania.

¿Quiere esto decir que no es basura? Por supuesto que no: es 100% completamente basura. La cosa es, sinceramente no creo que sea significativamente peor que las demás películas del eMeCeU.

El problema principal (además del obvio cambio que le hicieron al final), es que pusieron a Kathryn Newton como la hija de Paul Rudd; la niña es chula como ella misma y bastante simpática, pero ni de chiste puede pasar como la nerdcita con curiosidad científica y el talento correspondiente que la historia quiere presentar. Es la peor selección de elenco que he visto en años, que normalmente las películas de Marvel han hecho bien.

Todo lo demás, los hoyos en la trama, las contradicciones con cosas establecidas antes, el humor inclemente y barato; todo eso es parte de la maquila de Marvel de siempre. No creo que la película sea significativamente más peor que el resto del MCU; sencillamente creo que es una propiedad menos querida; que mucha gente ya está hasta la madre de las películas de superhéroes; y que todo lo que ha hecho Marvel después de Endgame parece gris y sin chiste en comparación.

No ayuda ese cambio al final; evidentemente la historia estaba puesta para que al menos Scott Lang se quedara atrapado en el reino cuántico, en el mejor de los casos; o que Wasp se nos desmuriera en el peor.

A mí me gustó mucho la película; Newton es mala actriz para ese papel (si no es que mala actriz, punto), pero está muy chula y sí es muy simpática; la escena donde Scott le enseña cómo pelear con el traje me pareció extremadamente divertida; el coqueteo entre Michael Douglas y Michelle Pfeiffer es adorable; y Jonathan Majors es una presencia indiscutible (dejando de lado por ahora las acusaciones de abuso sexual y que no tiene sentido que Michelle Pfeiffer se hubiera acostado con Bill Murray teniendo a Jonathan Majors disponible).

Y nada más por no dejar de mencionarlo; sí, cómo tratan a M.O.D.O.K. raya en lo ofensivo de lo ridículo que es… pero el personaje siempre ha sido insufriblemente ridículo. Quiero creer que el efecto especial que usaron para hacerlo cabezón fue una decisión artística voluntaria, nada más para hacer al personaje todavía más ridículo.

Así que yo sí la recomiendo, si en general les han gustado las películas del MCU. No es ni de lejos lo mejor que haya hecho el eMeCeU; pero me parece que sí exageraron tanto la crítica como la audiencia con esta entrega del Universo Marvel. No es tan mala.

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Mysterious Girlfriend X

El siguiente animé que vi (creo, ya tiene rato) fue Mysterious Girlfriend X.

Mysterious Girlfriend X

Mysterious Girlfriend X

Ésta es rara, incluso para mí. Akira es un estudiante preparatoriano (por supuesto) bastante normal hasta que se transfiere a su escuela Mikoto, una hermosa si bien algo oscura y seria muchachita. Un día, Mikoto se queda dormida en su paleta y Akira la despierta. La muchacha le agradece y se va, dejando un pequeño charquito de saliva en la paleta.

Que Akira procede a probar. Les dije que era rara.

Akira se vuelve adicto a la saliva de Mikoto, que ella lo diagnostica como “enfermedad de amor”; y la muchacha le sigue proveyendo saliva a través del método de meterse un dedo en su boca y después poniéndolo en la boca del muchacho; creo que a mí y a Akira se nos hubiera ocurrido una manera más sencilla de hacerlo, pero bueno.

Esto continúa mientras los muchachos se enamoran mutuamente el uno de la otra, teniendo un noviazgo rarísimo, incluso en el contexto de animé, que ya es decir mucho.

La serie es tierna y (apropiadamente) sexy, pero yo no la calificaría de arrecha (a menos que tengan un fetiche con la saliva); es rara de forma divertida y los personajes son entrañables. También es misericordiosamente corta, con 13 episodios, porque la verdad no pasa mucho más de lo que relato arriba.

A mí me gustó, y a estas alturas es de culto, pero la verdad me hubiera gustado ver un desarrollo más claro en la relación entre Akira y Mikoto. Así como está es bonita, pero yo la siento como si se hubiera quedado incompleta. No tengo idea de si planean una segunda temporada para algún futuro lejano, pero la serie original se transmitió hace más de diez años en 2012 y el manga en el que se basa terminó en 2017, así que no tengo muchas esperanzas.

De cualquier manera la recomiendo, sólo medio tibiamente.

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La pasta térmica

En noviembre se cumplen quince años de que mi hermano me regaló mi PlayStation 3; en esa consola he sacado más de 50 platinos y completado casi 100 juegos. Ha habido periodos de mi vida en esos quince años donde ese PS3 estuvo prendido básicamente todo el día todos los días; y también periodos durante los cuales no lo encendía en meses.

Antes de la llegada de Netflix y HBO Max, o de que YouTube se convirtiera en su forma actual, yo usaba mi PS3 como reproductor de DVDs y Blu-rays; era mi manera más común de ver películas.

Unos años después yo compré un PlayStation 3 Super Slim, que es discutiblemente la versión más fea y más chafa del PS3, para poder sacar más fácilmente trofeos en línea. Y todavía unos años después mi hermano me regaló el PS3 que él tenía, porque no lo usaba y le estaba quitando espacio en el mueble de la televisión. Esa es la razón por la que tengo 3 PS3, como en el video, aunque realmente el que uso más es el mío original, que como puede entenderse ya tiene el colmillo largo.

Ahorita por ejemplo estoy avanzando en LEGO Rock Band; y desde hace varios meses notaba que se estaba calentando demasiado, pero en las últimas semanas sí llegó a grados medio ridículos. Leyendo en línea, el diagnóstico más común es sencillamente que la pasta térmica de el procesador Cell y el GPU del PS3 probablemente ya se había secado por completo, y en todos lados recomendaban cambiarla.

He abierto múltiples veces mi PS3; hace unos años el lector de Blu-rays había comenzado a fallar a la hora de expulsar los discos, llegando al punto de que de plano ya no podía sacarlos excepto justamente abriendo la consola y desarmando el lector para liberar el disco.

Compré un disco de repuesto en eBay, de China, que tardó varias semanas en llegar a mi casa, pero que funcionó perfecto, una vez que le puse el PCB del lector original: una cosa diabólica de todos los PlayStations, incluyendo el 4 y el 5 también, es que la placa madre está “casada” con el PCB del lector de Blu-rays, entonces no se puede cambiar toda la unidad, uno tiene que transferir el PCB al lector nuevo, para que todo funcione. Esto causa que errores mecánicos entonces se pueden reparar cambiando la unidad lectora transfiriendo el PCB al nuevo lector; pero si ocurre un error electrónico en el PCB, uno ya se jodió.

Como sea; abrir el PS3 para acceder al lector de Blu-rays es relativamente sencillo. Abrirlo para cambiar la pasta térmica es bastante más complicado: para motivos prácticos hay que desarmar toda la consola.

Siguiendo un video de YouTube no tuve problemas, hasta el momento en que tenía que quitar la placa madre; nada más no quería salir. Rezándole a todos los dioses oscuros en los que nunca tuve fé, hice suficiente fuerza hasta que la placa madre se liberó con un nauseabundo y sonoro crack, que por suerte era justamente la razón por la que desarmé mi consola: la pasta térmica no sólo se había secado; para motivos prácticos se había fosilizado. Estaba dura como una piedra, y era lo que no estaba dejando salir a la placa madre de mi PS3.

Limpié profundamente no sólo la vieja pasta térmica; casi bañé en alcohol isopropílico toda la placa madre, cambié la batería CR2032 de la misma, limpié a fondo todos los rincones de la consola, puse pasta térmica nueva Artic MX-4 en el procesador Cell y el GPU, y volviendo a rezarle a esos dioses oscuros encendí de nuevo mi PlayStation 3 que ya casi tiene edad para votar, una vez que terminé de armarlo.

Todo funcionó perfectamente, y la temperatura es ciertamente mucho mejor.

Como ya he mencionado en otras ocasiones, bajo ninguna definición del término se me puede categorizar como “joven”; a estas alturas del partido, he aceptado y estoy en paz con la idea de que nada es para siempre. Todo por servir se acaba (y por lo tanto acaba por no servir); y mi PlayStation 3, mi primer PlayStation, no es excepción. No importa lo bien que lo siga tratando (evidentemente lo he tratado muy bien, dada su edad), y no importa cuántos servicios de mantenimiento le haga, como cambiarle el lector de Blu-rays o aplicarle de nuevo la pasta térmica, eventualmente algún componente en la placa madre se descompondrá de tal forma que la consola ya no sea reparable.

Con suerte no será mañana o este año; tal vez no ocurrirá en varios años más. Pero eventualmente ocurrirá, con la exacta misma certeza de que en algún momento este flujo de consciencia que por falta de un término mejor denomino “vida” también terminará.

Pero hasta este momento he jugado cientos de horas en mi PlayStation 3 original, dándome en múltiples ocasiones de los momentos de entretenimiento más divertidos que he tenido en mi vida. Y mientras no llegue esa fatídica hora en que yo o mi PS3 expiremos, planeo seguir divirtiéndome con él mientras sea humanamente posible.

Claro que probablemente lo que ocurra primero es que Sony deje de permitir al PlayStation 3 conectarse a la PlayStation Network para sincronizar trofeos, en cuyo caso en ese momento dejaré de usarlo aunque funcione perfectamente, porque si no puedo sacar trofeos que se sincronicen con la PSN, ¿qué chiste tendría todo esto?

Pero ustedes, queridos lectores, entienden la idea.

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El quinto grito de la 4T

El viernes fui, por segunda vez en mi vida, al grito presidencial del Día de la Independencia. Fui con mi mamá, que de hecho fue su idea el ir; y como era predecible sólo nos pudimos acercar hasta un punto donde justamente dos arbustos nos tapaban el escenario y además el balcón presidencial del Palacio Nacional… no que hubiera importado que no estuvieran los arbustos, porque estábamos bien pinche lejos.

El peor lugar posible

El peor lugar posible

En todas las otras administraciones federales que ha habido en el país desde que yo tengo memoria, los presidentes en turno eran merecedores de mi más absoluto desprecio, si no es que de plano odio bien ganado en muchos casos.

Justamente por eso fui el 2019 al grito: el primer grito de la 4T. En ese punto en la presidencia del Peje todavía no había casi nada que la administración pudiera cacarear; no fui tanto por apoyarlo a él o a su entonces naciente sexenio: fui porque era celebrar que por fin estuviera un presidente en la Silla del Águila por el cual yo hubiera votado; y también de que habíamos sacado a patadas al PRIAN de la misma.

Luego, como todos sabemos, vino la pandemia y no hubo grito masivo en el Zócalo en el 20 y 21. Siendo honesto, la verdad no sé si hubiera ido; durante los primeros años de la 4T, a pesar de que yo en general estaba de acuerdo con las políticas siendo implementadas por el equipo del tabasqueño, no es como que hubiera todavía mucho por qué celebrar. El año pasado la pandemia seguía muy presente en la vida diaria, entonces volví a usarla de pretexto para no ir; pero ya comenzaban a verse las señales que me hicieron regresar al grito este año.

Este año fui otra vez al pejegrito, a celebrar los resultados parciales entregados por el que es indiscutiblemente el mejor presidente que ha tenido México en el siglo XXI; y realmente en el último medio siglo, si no es que más. Eso y convivir con la banda que indudablemente adora al tarado del Peje, que siempre me han caído muy bien (son un sector fundamental de lo que denominamos como la “chilanguiza”, de la que soy parte, al fin y al cabo).

Si no están de acuerdo con la primera parte del párrafo anterior: 1: están equivocados; y 2: es muy probable que estén siendo manipulados, que sean tan dogmáticos que literalmente se nieguen a ver la realidad objetiva, o algo por el estilo. Independientemente, si ese el caso literalmente no me interesa en lo más mínimo oír su opinión al respecto; no planeo escribir o discutir de política este año, porque me voy a esperar al siguiente, donde me parece tendrá sentido. Así que si quieren dejar veneno en los comentarios, son bienvenidos a hacerlo: procederé a borrarlos de inmediato.

Ese lugar pésimo que nos tocó para el grito, resultó al final que estuvo muy bien para ver los fuegos artificiales, que estuvieron particularmente padres este año. Eso y cantar los lugares comunes que siempre cantamos los mexicanos cuando nos apelotamos todos, nada más con el plus de hacerlo con mi banda chilanga (fundamentalmente; supongo había bastante gente de provincia).

Los fuegos artificiales

Los fuegos artificiales

Falta un año y dos semanas para que acabe el sexenio del Peje; y todo se está acomodando para que termine siendo mucho más exitoso de lo que yo había imaginado; eso entre otras cosas probablemente implicará que se dé la continuidad de la 4T el próximo sexenio, aunque por supuesto un año es una vida entera en política. Pero son tantas las señales que apuntan a ese pronóstico, que yo me animo a hacerlo; vamos a ver, espero no equivocarme.

Como sea, si todo sale bien, probablemente vuelva a ir al grito en 2024, que esperemos sea para celebrar un muy buen cierre de sexenio y la continuidad de las políticas de protección para los más necesitados que objetivamente están dando buenos resultados.

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Day of the Tentacle

Después de Game of Thrones, obtuve el platino de Day of the Tentacle. El juego es una aventura clásica, como Full Throttle, que había jugado en mi adolescencia y que volverlo a jugar me entretuvo bastante.

No fue realmente el caso con DotT.

Day of the Tentacle

Day of the Tentacle

Full Throttle fue una anomalía para mí respecto a aventuras gráficas, porque normalmente no jugué aventuras gráficas de Lucas Arts; las que más jugué yo fueron las de la desaparecida Sierra Online, después Sierra Entertainment.

Siendo fan de Leisure Suit Larry, Space Quest, King Quest y similares, de repente leía de las aventuras gráficas de Lucas Arts, y ciertamente Maniac Mansion era de las más famosas; Day of the Tentacle es una secuela de Maniac Mansion.

Sin embargó nunca “conseguí” esos juegos (en esa época de mi vida alguien como yo no compraba videojuegos legalmente, en general); Full Throttle lo jugué únicamente porque venía incluido con una tarjeta de sonido.

Day of the Tentacle estuvo disponible en PlayStation Plus y con mi vieja cuenta lo reclamé e instalé (fue de esos juegos que todavía no aprendía que uno podía reclamar un juego sin descargarlo), pero sin intención de jugarlo realmente. Sin embargo, el hijo de un amigo mío lo comenzó, así que se registraron los trofeos.

No era muy grave; en general las aventuras gráficas son fáciles de sacarles el platino. Pero entonces vino mi excomulgación y dejé de jugar videojuegos durante más de un año.

Al regresar a jugar videojuegos, como comenté en la última entrada de mis platinos, decidí completar los juegos incompletos de mi vieja cuenta cuando fuera posible, sólo por no dejar. Day of the Tentacle fue de esos que sí pude jugar, aunque no estuviera reclamado por mi nueva cuenta; les digo que es medio arbitrario cuándo se puede y cuándo no.

Como sea; no estaba de humor de ponerme a explorar todas las combinaciones posibles de qué objeto en mi inventario podía hacerlo interactuar con qué mueble en el cuarto donde estuviera, más aún porque parte del humor que tienen los juegos de Lucas Arts es justamente las interacciones chuscas que pueden hacerse de esa manera; y además los degenerados suelen requerir varias de esas interacciones para trofeos. Encima de eso, en este tipo de juegos es muy común que si alguna interacción u opción de diálogo se le va a uno intentarla, no queda de otra sino volver a jugar todo el juego (al menos hasta esa parte) para poder intentarlo una vez más (y obtener el trofeo correspondiente).

Así que seguí una guía. En otra etapa de mi vida me hubiera avergonzado admitir eso; pero a estas alturas sencillamente no me importa: no tengo el tiempo que tenía en mi juventud para estar experimentando con un juego a ver qué cosas me otorgan trofeos.

Fue algo bueno, porque además DotT involucra viajes en el tiempo, y para algunos trofeos uno debe poner cosas en el pasado para poder interactuar con ellas en el futuro, por mecionar sólo un ejemplo.

El juego es adorado por mucha gente y en general alabado por la crítica; a mí la verdad terminó desesperándome un poco. La historia itenta ser “divertida” en todos los puntos de la historia, y a mí la verdad me pareció más bien mensa. No niego mi sesgo; parte importante de la historia en el juego involucra partes de la historia real de la independencia gringa, incluyendo varios personajes históricos y eventos relacionados con la firma de la declaración de independencia en gringolandia.

Todo esto en general es presentado de forma ligera e irreverente; pero hay un subtexto de rendir innegable pleitesía a la historia gringa, convenientemente lavada, como suelen hacer los gringos; por ejemplo obviando la hipocresía de declarar que es verdad innegable que todos los hombres nacen iguales, mientras casi mataban trabajando a sus esclavos negros.

Pero esto es problema mío, no del juego. El juego es una aventura gráfica clásica, con un humor que no conectó conmigo pero al parecer sí con mucha otra gente, y pues si eso les gusta probablemente DotT también les guste. Yo realmente no lo recomiendo, pero admito mi sesgo al respecto.

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Asuka

Después de varias semanas trabajando en mi figurilla de medio metro de Asuka, consideré la misma terminada cuando la última capa de epoxi que le puse se curó y le pegué unas gomitas debajo de la base para que no se deslizara.

Asuka

Asuka
Asuka

Asuka
Asuka

Asuka
Asuka

Asuka

¿Salió perfecta? Ni de lejos; no es terriblemente difícil encontrarle lo que se podrían considerar como “defectos”. Pero como desde el principio había aceptado el hecho de que, dada mi falta de talento y que era la primera vez que hacía algo de este estilo, era casi imposible que saliera perfecta, estoy bastante en paz con cómo salió. Para es perfecta, dadas las circunstancias de su creación.

Asuka ahora vive en una cómoda en mi recámara, entre un PS4 y un PS3 que casi no uso, explicando pacientemente a quien sea que la mire, ahora y por siempre, porqué son una basura.

Asuka, explicando por qué eres una basura

Asuka, explicando por qué eres una basura

Exceptuando el hecho de que está muy grande y que es más voluptuosa de lo que debería ser, a mí me gusta mucho cómo se ve. Los colores en particular me gustarón mucho cómo salieron; hubiera preferido un acabado menos brillante que el que le da el epoxi, pero la verdad eso hace que los colores resalten más.

¿Voy a hacer más figurillas? Sin duda alguna; tengo varias candidatas en distintos grados de avance, aunque no he impreso nada todavía, sólo me estoy peleando con los modelos 3D. Sin embargo, el siguiente proyecto que tengo pensado realizar con mi impresora 3D no es una figurilla; y no estará terminado pronto; Asuka básicamente usé las vacaciones de semana santa y las de verano para hacer casi todo el trabajo necesario, ahorita no tengo tiempo.

Más que el resultado final (que, repito, me encanta), lo que más disfruté del proyecto fueron todos los pasos que llevaron a que lo terminara; o en otras palabras, disfruté más el trayecto que el destino mismo. Me da gusto saber que ya en mi mediana edad (bajo ninguna definición del término me puedo asumir como “joven”) puedo todavía de repente decidir hacer algo no trivial que nunca había hecho; disfrutarlo; y además quedar satisfecho con el resultado.

En una de esas y a lo mejor en algún momento de mi vida me da por ponerme a hornear pasteles.

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Pantera Negra: Wakanda por Siempre

Mi contagio de Covid a finales del año pasado afectó mi toma de registros; resulta que después de Black Adam, pero antes de Avatar 2: Many Much Wetter, vi Black Panther: Wakanda Forever, a finales de noviembre. Ofrezco una disculpa; creo que es la primera vez que confundo el orden en mis reseñas de películas que he visto en el cine.

Black Panther: Wakanda Forever

Black Panther: Wakanda Forever

Aprecié la primera película de la Pantera Negra, pero la verdad no me gustó tanto. Mi razón original para ver esta secuela fue la misma de siempre: mientras no apesten de forma absoluta, iré al cine a ver todas las películas del eMeCeU.

Pero esa era la motivación original, nada más; la verdad, cuando oí que iban a modificar el origen de Namor, para hacerlo maya, me dio un poquito de asco. Como suele ser con estas cosas, supuse que sería una manera barata de tratar dar la apariencia de una representación más diversa, cuando realmente sólo es publicidad superficial.

Sin embargo, cuando salió el avance donde M’Baku dice: “his people do not call him general or king. They call him K’uk’ulkan”, yo, inocente como soy, no pude evitar que se pararan los pelitos de mis brazos y se me pusiera la carne de gallina. La representación importa, por barata que sea; mi nombre es maya, al fin y al cabo.

En defensa de la película, la adaptación de Namor a un origen maya está bien hecha y con suficiente respeto, desde mi punto de vista; pero lo mejor de la misma es sin duda alguna su elenco. Tenoch Huerta es un indio espectacular y hace un excelente papel como Namor (dejando de lado por ahora las acusaciones de abuso sexual contra él); Letitia Wright es increíble como la nueva portadora del manto de la Pantera Negra (ignorando por el momento que al parecer es antivacunas); Angela Bassett da de las mejores actuaciones en el universo de Marvel, en particular cuando se dirige a las Naciones Unidas y cuando despide a Okoye; y la paisana Lupita Nyong’o es un ser humano tan absolutamente perfecto (y al parecer mejorando con cada año que pasa) que yo siempre veré con gusto cualquier cosa donde ella salga.

Pero la película tiene múltiples problemas, comenzando por el hecho de que se les murió el protagonista antes de que pudieran comenzar a filmar.

Como sea, yo la disfruté y me da gusto haberla visto en el cine. Hay múltiples escenas espectaculares y es sin duda alguna divertida y pues se agradece que se muestre algo de la cultura maya en la pantalla grande.

Pero definitivamente no tiene el impacto que tuvo la primera; y pues la historia es un parche sobre lo que originalmente querían contar, porque Chadwick Boseman tuvo la ocurrencia de desmorirse.

Aún así la recomiendo.

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La pintura

Teniendo pegadas y (más o menos) suavizadas las piezas de Asuka, lo que seguía era pintarlas.

Como ya he dicho múltiples veces, mi talento artístico es más bien nulo, así que pintar, en el sentido artístico, está fuera de mis posiblidades. Sin embargo, sí soy un pintor de brocha gorda competente; porque no es algo que necesite talento artístico, sino que está básicamente en la misma categoría que cambiar focos y fusibles o destapar cañerías.

Mi idea entonces era pintar en su totalidad las piezas, cada una con su correspondiente color, sin preocuparme de los detalles finos que debían ser dibujados, como son los ojos de Asuka, los números en el plugsuit y otras cosas por el estilo. Para eso, tenía un plan, que discutiré más adelante. El pintar en su totalidad cada pieza supuse que sería equivalente a pintar con brocha gorda.

Pude haber usado pinceles, pero sabía que si quería que se viera medianamente bien, debía utilizar pintura atomizada. Esto dejaba dos posibilidades: usar latas de spray; o utilizar un aerógrafo, lo que implicaba comprar uno junto con el correspondiente compresor de aire.

Las latas de spray son, individualmente, más baratas; pero iba a terminar usando muy poquito de varias; es básicamente imposible mezclar colores; y además vivo en un departamento: si me pongo a usar latas de spray aquí, iba a terminar intoxicándome yo solito.

Así que compré un compresor de aire chiquito y un aerógrafo más bien barato; la gente con talento puede usar buenos aerógrafos para pintar innegables obras de arte. Yo no tengo talento, entonces nada más necesitaba un aerógrafo medianamente competente para pintar de manera consistente. Básicamente, sólo necesitaba que si la presión del aire era constante, el aerógrafo no salpicara.

También compré todo un juego de colores para el aerógrafo; salió mucho más caro que latas de spray, pero son casi 20 colores que me van a durar años, que es otra ventaja: siempre y cuando uno cierre bien las botellitas de pintura líquida, no tienen fecha de caducidad. Además, puedo mezclar fácilmente colores para producir los que no vengan en mi juego de colores. También compré una botella grande de primer, que yo no tenía idea se le llamaba imprimación en español.

Lo primero que hice fue imprimar las piezas; sólo fotografié mi escudo de los Pumas y la cabeza y base de Asuka, pero vi que esto tenía futuro. La imprimación se puede lijar estando seca (que si se atomiza correctamente tarda minutos en secarse), con papel de lija muy fino, y volver a imprimar si se considera necesario. Esto ayudó a corregir varios de los problemas que llegué a tener al suavizar las piezas.

Cabeza imprimada

Cabeza imprimada
Base imprimada

Base imprimada

Teniendo todo imprimado, procedí a pintar. Resulta que la experiencia me gustó mucho; no sólo es altamente satisfactorio ver cómo poco a poco las piezas imprimadas iban adquiriendo color: además tiene una cualidad casi terapeútica el estar pintando con aerógrafo, al entrar en un estado meditativo en el cual yo normalmente no me encuentro excepto al programar, y en ese caso suele estar acompañado de un extremadamente alto nivel de concentración que no necesito al estar pintando con mi aerógrafo chafa.

Y la pintura vinílica atomizada por dicho aeorógrafo desprende un sutil aroma medio dulce que yo encuentro muy agradable. No se preocupen, sí usé máscara para pintar.

Teniendo las piezas pintadas yo me emocioné como niño chiquito, porque se veían increíbles. Las fotos, a pesar de que me parece que se ven bien, no le hacen justicia a los colores: se ven mucho más brillantes en persona.

Piezas pintadas

Piezas pintadas

En la cabeza, por cierto, aproveché que puedo mezclar mis pinturas antes de usar el aerógrafo; mi juego de pinturas no tiene un color carne, realmente, así que mezclé durazno (que es como naranja claro), rosa y blanco, y la verdad me gustó mucho cómo quedó la cara de Asuka.

El cabello pintado de naranja

El cabello pintado de naranja
El cuerpo pintado de rojo

El cuerpo pintado de rojo

Después seguían los detalles medianos; muchos de ellos me las ingenié nada más usando cinta de pintor para tapar lo que no quería que se pintara, y dejando al descubierto lo que se debía pintar. La cinta de pintor es muy noble; no daña las partes ya pintadas, no importa cuántas veces uno la pegue y despegue, entonces sólo debía poner trozos de cinta hasta que la parte que iba a pintar se viera de la manera correcta.

Pintando con cinta

Pintando con cinta

Pero eventualmente llegué al problema ineludible: tenía que pintar los detalles finos, como los ojos de Asuka y los números en su plugsuit. La idea de cómo resolver este problema me vino a la mente cuando vi en YouTube cómo le hacen los constructores de modelos de carros; muchos detalles de este estilo, sencillamente utilizan decals, que son como calcomanías que se ponen en agua caliente y se pegan al modelo.

Resulta que eso se puede imprimir en una impresora láser de color; venden el “papel” para esto. Entonces sencillamente dibujé los ojos en Inkscape (usando una imagen de Asuka como guía), y primero lo probé con papel común y corriente. Incluso sin color y la textura más bien fea del papel de impresión, se veía pasable.

Ojos de papel de Asuka

Ojos de papel de Asuka

El mismo diseño de ojos, junto con un montón de cosas que quería ahorrarme el dibujarlas, las imprimí en este “papel” especial, que compré en Amazon.

Detalles de Asuka

Detalles de Asuka

Como pueden ver, tenía la idea loca de usar este método para hacer también múltiples de las líneas negras que tiene el plugsuit de Asuka. Esto al final no funcionó, ahorita explico también.

Teniendo los ojos (y las cejas) los recorté; además pinté de blanco el espacio en la cabeza de Asuka donde irían los ojos (usando el método de la cinta de pintor), porque las calcomanías son transparentes.

Calcomanías de ojos de Asuka

Calcomanías de ojos de Asuka

El resultado me sorprendió lo bien (en mi opinión) que se ve.

Asuka con ojos

Asuka con ojos

También hice lo mismo con los números en el plugsuit.

El número de piloto de Asuka

El número de piloto de Asuka

También usé mi plastilina epóxica-tóxica para unir el pelo de Asuka.

Asuka con el pelo pegado

Asuka con el pelo pegado
Asuka con el pelo pegado

Asuka con el pelo pegado

Y usé la técnica de cinta de pintor para volver a pintar el pelo.

Asuka con el pelo preparado para pintar

Asuka con el pelo preparado para pintar

De nuevo, el resultado me gustó bastante.

Asuka con el pelo pintado

Asuka con el pelo pintado

Lamentablemente, las calcomanías no funcionaron para las líneas negras del plugsuit de Asuka; las calcomanías sólo funcionan o bien si se pegan en una superficie básicamente plana; o si son relativamente pequeñas. Las líneas se despegaban antes de que se secara la calcomanía.

Entonces, ya medio hasta la madre, agarré un marcador negro (sharpie) y a mano hice casi todas las líneas. Mi pulso es de maraquero, entonces no salieron perfectamente rectas; pero me gustó cómo quedaron.

Ese mismo pulso de maraquero usé para corregir ciertos detalles usando un pincel muy muy fino: errores al aplicar el marcador; la pintura blanca que en algunos casos usé como base antes de las calcomanías; y unos muy ligeros chorreos de pintura blanca del paso anterior.

Por último, primero intenté barnizar la figura con una laca transparente en spray; pero no me gustó cómo quedó. La laca debe aplicarse a una distancia casi exacta; muy cerca y se chorrea; muy lejos y se seca antes de pegarse al modelo, lo que hace que adquiera la apariencia de caspa.

Temiendo que se chorreara la laca, terminé aplicándola muy lejos y mi pobre Asuka terminó pareciendo que estaba cubierta de polvo. Así que volvía a sacar la resina epóxica-tóxica y con un pincel ancho con cuidado volví a cubrir toda la figura, nada más que sin preocuparme por las líneas de impresión esta vez (para este, punto ya habían desaparecido casi todas). Entonces fue en general una capa muy fina de resina epoxi.

Esto además ayudó a fijar algunas calcomanías que querían despegarse; en particular el “02” del pecho de Asuka fue un desmadre que se quedara en su sitio, por ser cóncava la superficie donde debe pegarse. También pinté y puse epoxi en la base de Asuka y por fin, después de varias semanas trabajando en mi figurilla, la misma quedó completada.

¿Salió perfecta la pintada? No; pero no tenía que serlo.

La próxima entrada será la última en esta serie; y por fin mostraré cómo quedó mi medio metro de Asuka.

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