El estante

Lo primero que imprimí con mi impresora 3D no fue la cajita para mi subwoofer; fue una cunita para mi celular que mi intención era ponerla en mi carro, en particular cuando viajo en autopista.

Cunita

Cunita

Desde hace años tengo un soporte en el tablero de mi carro para cámaras GoPro; diseñar una cunita para mi celular fue muy sencillo, porque el soporte para cámaras GoPro es ídem.

Imprimí mi cunita, la puse en mi carro y fui muy feliz… poco más de medio día. Al salir de la Facultad ese primer día que puse la cunita en mi carro, regresé al mismo para descubrirla toda derretida.

Realmente no se derritió; pero el filamento PLA se vuelve blando más o menos a los 60°C, que dentro de un carro cerrado bajo el sol se alcanzan fácilmente, más aún porque el color del filamento es negro, lo cual hace que absorba todavía más ferte la luz del sol, que le pega directamente por dónde está el soporte para cámaras GoPro.

Cunita derretida

Cunita derretida

No dispuesto a dejarme desanimar, decidí imprimir de nuevo la cunita y sencillamente quitarla cuando no fuera a viajar a carretera, poniéndola debajo del asiento del copiloto. Esto funciona; si el sol no le da directamente, no alcanza los 60°C y no se pone como si se hubiera deprimido por la insoportable levedad del ser.

Pero esto significa estar poniéndola y quitándola, lo que medio inevitablemente resultó en que se rompiera parte de lo que se atornilla al soporte GoPro. Estoy 78% seguro de que usando adhesivo de silicón puedo repararlo de tal forma que no se vuelva a romper (por la flexibilidad del tipo de adhesivo que planeo usar), pero la verdad no he tenido la paciencia para hacerlo.

Hay filamentos especiales para temperaturas altas, pero implica modificar mi impresora cambiándole la boquilla que se usar para extrudir el filamento. Nada del otro mundo; sólo no he comprado las piezas y no lo he hecho.

La famosa cunita entonces fue un experimento medio ambiguo: definitivamente no lo considero un fracaso, pero tampoco es un éxito de ninguna manera. La primera impresión que sí resultó básicamente perfecta fue el estante que imprimí para mi buró.

En mi recámara tengo una televisión, una barra de sonido y dos PlayStations; uno 3 y otro 4. La televisión tiene un control remoto; la barra de sonido tiene un control remoto; y tengo un switch HDMI para poder cambiar la entrada de la televisión del PS3 al PS4 o viceversa. La televisión tiene múltiples entradas HDMI, pero está colgada de la pared y entonces tengo un sólo cable HDMI que va a una cajonera sobre la que están las consolas, de ahí la necesidad del switch, que también tiene un control remoto. Es medio menso, porque ese PS3 casi nunca lo uso; los que uso son los otros dos en mi sala, pero no estamos hablando de eso aquí y ahora.

El buró desordenado

El buró desordenado

El punto es que tengo 3 controles remotos, mi teléfono celular, mi tableta (que suelo usar para leer o ver cosas justo antes de dormir) y mi control PS4 (repito, no suelo usar el PS3 de mi recámara). Generalmente todas esas madres estaban dando de tumbos sobre mi buró, cayéndose todo el tiempo bajo el menor pretexto y en general estorbando. Así que diseñé un estante con compartimentos especiales para cada uno de los controles remotos, mi celular y mi tableta, y un soporte especial para controles DualShock 4 que bajé de internet.

El diseño del estante

El diseño del estante

Y esta impresión superó todas mis espectativas; como los compartimentos son casi verticales (tienen una ligera inclinación) y hechos a la medida, se ahorra un montón de espacio, puedo dejar cargando las cosas sin broncas y ya nada se cae ni estorba ni está dando de tumbos.

El buró ordenado

El buró ordenado

Vamos, hasta me gusta cómo se ve el famoso estante; además de la impresión misma, lo único extra que tiene es que le compré patitas de goma que le puse debajo, para que no raye mi buró.

El estante

El estante

Este es el tipo de cosas medianamente útiles que se pueden hacer con una impresora 3D. Lo único que cambiaría (y es posible que tenga que hacerlo al cambiar de celular, si el nuevo modelo no cabe en el compartimento actual), es poder imprimir los distintos compartimentos de forma modular; esta primera versión es monolítica y por lo tanto se tiene que imprimir en una sola pasada, lo que lleva a que tarde muncho tiempo en imprimirse: me llevó 80 horas, o sea más de 3 días.

El estante ordenando

El estante ordenando

Estoy bastante contento de cómo quedó.

Imprimir entrada Imprimir entrada

Black Adam

En octubre del año pasado fui a ver Black Adam, porque por supuesto que eso hice.

Se aplican las de siempre.

Black Adam

Black Adam

Alrededor de inicios de este siglo el director Kevin Smith, famoso por la extraordinariamente divertida e imaginativa Clerks, después de que sus películas subsecuentes fueron generalmente mal recibidas, pivoteó su carrera a hacer justamente lo que sus personajes hacen en Clerks: platicar acerca de cultura popular geek y así hacer dinero. No es descabellado afirmar que Kevin es mucho más exitoso como comentarista del geekdom que como director, aunque este pivoteo paradójicamente le permitió construir una base de fans suficientemente grande como para volver a hacer películas, dirigidas casi exclusivamente a ellos (entre los que me cuento, por cierto).

El ejemplo emblemático de este pivoteo de Kevin Smith es su ahora legendaria plática a estudiantes de cine en una universidad gringa, donde a una pregunta expresa de un asistente, relata la historia de cómo escribió una primera versión de la película de Superman que Tim Burton estuvo por un segundo a punto de hacer a finales de los noventas del siglo pasado, con Nicholas Cage interpretando al kriptoniano. Pueden ver la plática en el tubo, y les recomiendo encarecidamente que lo hagan antes de continuar esta reseña mía.

¿Qué tiene que ver la historia de la fallida película de Superman con Nicholas Cage, relatada cagadísimamente por Kevin Smith, con Black Adam? Nada, en los hechos específicos; pero todo en explicar cómo una idea extraordinariamente buena (“vamos a hacer que Dwayne Johnson interprete a Black Adam”), resultó en un absoluto desastre de película, después de años de retrasos, una producción súper accidentada y los resultados de las peleas políticas internas dentro de Warner Bros.

Me parece que es importante conocer la historia de WB, resumida en un ejemplo pequeño pero representativo, contada de forma tan amena por Kevin Smith, para entender cómo un desastre como lo es Black Adam puede ocurrir. La compañía tiene décadas siendo un desastre desde el punto de vista de liderazgo, visión, planeación y ejecución de muchos (si no es que la mayoría) de sus proyectos. Es, en ese sentido, la antítesis de Marvel en particular y Disney en general, que en promedio han logrado producir proyectos mucho más exitosos.

No todo es malo, por supuesto; ese desmadre que es WB como compañía es lo que ha permitido que creadores individuales e ideas originales hayan logrado florecer cuando nunca lo hubieran conseguido en una compañía tan mercenaria como lo es Disney: WB es lo que produjo The Matrix; toda la saga original de Harry Potter; Mad Max: Fury Road y al menos Dune: Part One, que esperemos no apesten la segunda parte (el avance se ve muy padre).

En cómics además produjeron las películas originales de Superman con Christopher Reeve (que al menos las primeras dos son excelentes); la versión de Batman de Tim Burton; la trilogía del caballero de la noche con Chritopher Nolan; la primera película de Wonder Woman con Gal Gadot; etcétera. Todas esas son extraordinarias películas basadas en cómics, y aunque las demás incluyen sin duda alguna bazofias que rayan en lo ofensivo, muchas también no serán extraordinarias, pero son divertidas y pasables.

Que nos lleva de regreso a Black Adam. La película, por sí misma, no es terrible. Está entretenida; Dwayne Jonhson actúa como Dwayne Jonhson siempre actúa, pero esto de hecho funciona en gran medida con Black Adam; es espectacular ver a Hawkman en la pantalla grande; Pierce Brosnan es perfecto como la versión original de Dr. Fate; el chavito que la hace de Atom Smasher está muy cagado; y Quintessa Swindell como Cyclone es tan estupidizamente hermosa que yo podría ver lo que fuera nada más si ella apareciera. Mencionaría a la siempre bienvenida Viola Davis; pero su aparición es tan corta que ni siquiera le dan crédito.

No es una buena película, Black Adam, dejen ustedes extraordinaria; pero no es basura tampoco… por sí misma. Como parte de un universo cinematográfico, sin embargo, apesta con la intensidad de 10,000 soles; y ser la piedra angular de un nuevo universo cinematográfico era el plan que tenía Dwayne Jonhson, que realizó una jugada política muy arriesgada tratando de ganar control creativo del antes mal llamado DCEU, la cual culminó con conseguir que Henry Cavill tuviera un cameo como Superman en la escena post créditos de la película, brincándose a casi toda la jerarquía ejecutiva de Warner Bros. para conseguirlo.

Como la película fracasó por completo en la taquilla, dicha jugada resultó en básicamente la destrucción del ya de por sí magullado universo de Zack Snyder, establecido por Man of Steel y que ahora James Gunn haya tomado las riendas creativas del universo cinematográfico de DC.

Pero viendo las cosas todavía a más alto nivel, es posible que nada de eso importe: Warner Bros. ahora pertenece (o se ha mezclado) con Discovery, lo cual llevó a la cancelación de la película de Batichica de una manera brutal como casi nunca se había visto en Hollywood: la película estaba básicamente terminada y la enlataron. Lo mismo ocurrió con la versión de 1994 de los Cuatro Fantásticos; pero esa versión la hicieron nada más para no perder los derechos de los personajes, nunca esperaron realmente estrenarla en cines. Esta última película de Batichica básicamente les restingieron el acceso a los archivos digitales a todos los que estaban trabajando en ella, para evitar que la pudieran contrabandear y que acabara en YouTube.

Como sea, el futuro de Warner Bros. es incierto, más aún con la huelga de escritores y actores en Hollywood, que le pusieron un alto casi completo al desarrollo de la nueva entrega de Superman (Superman Legacy) que Gunn estaba preparando. Tienen años los rumores de que David Zaslav (CEO de Warner Bros. Discovery) quiere vender WB al mejor postor, con Universal y Paramount rumoreados como posibles compradores: y está el escenario más aterrador, donde el ratón diabólico termina la adquisición de nuestras almas inmortales y compra DC, de tal forma que Disney termine siendo dueña de Superman además del Capitán América.

(Sony nunca va a soltar a Spider-Man, lo cual está padre porque le salen mejor los videojuegos).

Ya llegué a las 1,000 palabras en esta entrada, de las cuales más o menos la décima parte de ellas las dediqué a hablar de la película que supuestamente estoy reseñando. Pero sí me frustra mucho el estado del universo cinematográfico de DC y sencillamente no se ve que vaya a mejorar; y la única manera de explicar esto (me parece) es entender justamente que WB es un pinche desmadre, y así ha sido desde hace décadas, cuando comisionaron a Kevin Smith para escribir un fallido guión de una fallida película de Superman que ejemplifica todos los fallidos fallos de esta fallida compañía que ha sido vendida y comprada como cuatro veces en el último cuarto de siglo.

Viene Blue Beetle en agosto, y los avances se ven espectaculares, Jaime Reyes es un personaje encantador (todavía leía cómics cuando lo introdujeron) y además sería el primer superhéroe mexicano (gringo, pero qué le vamos a hacer) en el ámbito de superhéroes cinematográficos. Y toda la prensa jolivudense le está augurando un prematuro fracaso todavía más espectacular que el de Flash, de la cual escribiré en su momento.

En conclusión; me gustó bastante Black Adam, estaba yo muy divertido en el cine. Tiene un montón de problemas de cualquier manera, pero ninguno como para tirar la película al basurero de la historia, donde lamentablemente me parece va a terminar. Me imagino que no la han visto; está gratis en HBO Max, que ahora se va a llamar Max nada más porque WB se empeña en arrancar el fracaso de las garras del éxito. Véanla si tienen el servicio; vale la pena nada más por Quintessa Swindell y el cameo de Henry Cavill, que causó en mi sala que todos aguantáramos la respiración justo antes de que apareciera el kriptoniano en la pantalla.

Imprimir entrada Imprimir entrada

La impresora

Hace unos meses construí una cajita con múltiples electrónicos dentro para prender vía mi control remoto universal mi viejo subwoofer Harman⧸Kardon que ahora está conectado a mi AVR Denon S760H. Estó incluyó soldar cables y usar un multímetro, que para mucha gente probablemente no signifique mucho; pero que para mí (como egresado de la Facultad de Ciencias) es hagan de cuenta que escuchar las palabras de poder de un dios oscuro y decadente.

Como sea; en general quedó bien, pero la caja donde iba todo junto era una que encontré en Amazon y que, aunque funcional, definitivamente no estaba pensada específicamente para este proyecto. Por definición, cualquier caja que comprara en cualquier lado tendría el mismo problema: serían cajas “genéricas”, no pensadas desde el inicio en mi proyecto.

Para tener una cajita específicamente construida para mi proyecto tenía dos opciones: mandar a hacer una con mis especificaciones (que la verdad no tengo idea de dónde pueda hacer eso uno en México; no dudo que se pueda, nada más yo no sé dónde); o bien hacerla yo mismo.

Mis habilidades manuales son más bien mediocres: soy capaz de hacer cosas generalmente funcionales y resistentes; pero en general quedan feas como escupirle a dios. Además, dadas las herramientas con las que cuento, una caja como la que necesitaba tendría que ser de madera con casi toda certeza.

Así que hice lo único sensato que procedía: me compré una impresora 3D.

Estoy siendo, por supuesto, sarcástico: me compré una impresora 3D porque quería jugar con ella; la cajita fue sólo un pretexto. Y no me engaño al respecto: una impresora 3D para alguien como yo, que no se dedica a diseñar cosas que existan en el espacio de carne, una impresora 3D es básicamente un juguete para adultos.

Aunque también se pueden hacer cosas útiles, como mi cajita.

La cajita

La cajita

Una cosa padre de todo esto es que el diseño lo hice exclusivamente en Linux (no uso Windows desde hace muchos años) y además con puras herramientas de software libre; el modelo lo hice en Blender, con ciertas cosas milimétricas primero haciéndolas en Inkscape y luego extrudiéndolas a 3D; el rebanado (slice) lo hice en UltiMaker Cura; y la impresión la hice en mi nueva impresora 3D, una Creality Ender 3 V2, que al parecer es la que todo mundo compra como primera impresora 3D (o alguno de los modelos similares de Creality).

Como esta cajita estuvo diseñada desde el inicio para este proyecto, los electrónicos dentro quedaron de forma mucho más limpia que mi primera versión, aunque de hecho el espacio disponible disminuyó.

Los electrónicos

Los electrónicos

He estado jugando con mi impresora 3D estos últimos meses, así que planeo ir relatando aquí en qué la he estado usando. Se puede discutir la utilidad (o carencia de la misma) de las cosas que imprimo; pero si lo vemos como un juguete para niños grandes, me he divertido como enano

Imprimir entrada Imprimir entrada

Monster Girl Doctor

Todavía en la pandemia vi Monster Musume no Oishasan, o en inglés Monster Girl Doctor.

Monster Girl Doctor

Monster Girl Doctor

La serie relata las vicisitudes de Glenn Litbeit, un doctor humano que junto a su enfermera Saphentite Neikes (que es una chica serpiente o lamia, además de amiga de la infancia), atienden a un montón de chicas monstruo, en un mundo donde después de años de conflicto los humanos y los monstruos están tratando de aprender a convivir en paz.

La premisa es de hecho interesante, porque la principal motivación de Glenn es justamente estrechar los lazos de confianza entre humanos y monstruos, tomando parte de la enorme responsabilidad que conlleva en atender las necesidades de salud de una población que hasta poco tiempo lo hubiera visto en automático como enemigo.

En justicia de la serie, algo de esa premisa es atendida en los misericordiosamente pocos episodios que tiene (12); pero en realidad la serie trata de cómo todas las chicas monstruo que Glenn atiende se enamoran de él y van formando poco a poco un harén (la unidad familiar básica del animé), para angustia de la sufrida Saphentite, que por supuesto también está enamorada del joven doctor.

En la animación japonesa el cliché del harén (la unidad familiar básica del animé) está tan choteado, que tienen que recurrir a este tipo de mamadas para tratar de hacerlo medianamente interesante. Esta serie lo intenta, pero realmente no lo consigue.

Sin embargo sí está divertida y Glenn tiene la decencia de batear a todas sus chicas monstruo escudándose en los problemas éticos de un doctor enrollándose con sus pacientes; y a Saphentite porque es su colega (que por cierto con ella podría enrollarse literalmente).

La serie es apenas pasable, entonces no la recomiendo realmente; pero además, estoy 94% seguro de que la historia es en gran medida un pretexto del escritor japonés para satisfacer su fetiche bestialista, cosa que a mí jamás me ha llamado la atención de ninguna manera… excepto por catgirls, por supuesto, de lo cual culpo (como deben hacer la mitad de los hombres de mi generación) a Cheetara:

Cheetara

Cheetara

Por todo lo anterior, no se pierden de mucho si no la ven; pero si les interesa está en Crunchyroll.

Imprimir entrada Imprimir entrada