Para el punto en que estaba viendo KonoSuba, la cronología se pone un poquito más complicada; en general para ese momento ya veía varios animés a la vez. Así que (más o menos) a partir de ahora, reseñaré los animés en el orden en que los terminé; de cualquier forma es muy probable que confunda el orden de varios.
Como sea; el que sigue es Love and Lies.
La premisa de este animé es bastante chida; en una realidad alterna en Japón, ante la baja tasa de crecimiento poblacional (que sí es un problema real en nuestro Japón desde hace décadas), el gobierno establece un sistema donde cada japonés, al llegar a los 16 años, se le asigna una pareja con la que se tiene que casar; la selección es utilizando un algoritmo que maximiza la probabilidad de que el matrimonio sea duradero y que los hijos salgan sin cola de cochino. Si una pareja decide no casarse, las consecuencias son “severas”, pero nunca quedan claramente definidas.
(Qué pasa con los homosexuales, con la población transgénero, con los asexuales, o sencillamente la gente que le gusta dormir sin que alguien le arrime pies congelados en la noche, la serie hace como si tal gente no existiera; o al menos nunca se menciona nada al respecto.)
Yukari Nejima es un muchacho a punto de cumplir 16, que está aterrado de que le asignen una pareja distinta de Misaki Takasaki, de quien está enamorado desde que eran niños, así que un día antes de su cumpleaños, le pide a la muchacha que se reúnan en un parque para confesarle su amor (o bueno, que le gusta, porque es animé). La muchacha tarda horas en llegar, que él aprovecha en jugar en la arena del parque (lo cual es intrascendente), y cuando está a punto de irse, Misaki llega. Después de darle vueltas al asunto, Yukari por fin se arma de valor y le dice a Misaki que le gusta. Para su sorpresa, la muchacha le dice que a ella también le gusta él (al parecer porque le prestó una goma cuando eran niños… es intrascendente); lo que escala a que Yukari la abrace y le diga que quiere estar siempre con ella; lo que escala a que Misaki le proponga que se besen, porque le gusta de tal forma que le dan ganas de besarlo… y otras cosas. No estoy bromeando, es en serio lo que dice la alegremente caliente muchacha.
Milagrosamente para este tipo de animé, los muchachos proceden a tener el primer beso de sus vidas, e inmediatamente después, Yukari recibe una notificación del gobierno en su celular, diciendo que su pareja es Misaki (justo se dio la media noche mientras se besaban). Sin embargo, la notificación (que parecía ser un glitch) se borra, y en ese momento aparecen dos agentes del gobierno con un sobre con la notificación de su pareja… que no es Misaki, sino Ririna Sanada, que por supuesto no conoce. Entendiblemente destrozada, Misaki le desea toda la felicidad del mundo con su futura esposa y se va llorando, y unos días después Yukari va y conoce a Ririna, que resulta ser una belleza que además no está interesa en casarse con él si no la ama, y cuando se entera de Misaki básicamente le da su bendición de que ande con ella.
De todas formas Yukari y Ririna tienen que hacer múltiples actividades que el gobierno les impone y que sus familias les piden, así que los tres terminan pasando un montón de tiempo juntos, a lo que eventualmente se les une un amigo de Yukari, que dicen que es muy guapo, pero que tiene la personalidad de una caja de pañuelos y a mí me pareció intrascendente. Las muchachas, como era de esperarse, se vuelven amigas, y después de pasar algo de tiempo juntos, como era de esperarse, Ririna se enamora de Yukari (y en el fondo también viceversa), así que el muchacho termina con un mini harén (la unidad familiar básica del animé).
Ni se emocionen de la imagen, era sólo una sesión de fotografía. El conflicto de la serie radica básicamente en que Yukari y Ririna (al menos inicialmente) no quieren casarse, y que Ririna quiere facilitar que Yukari ande con Misaki. Misaki a su vez no quiere meter en problemas a Yukari y Ririna, y ya que la conoce y se hace su amiga (y se da cuenta de que se enamora de su novio), tampoco quiere interponerse, en particular con la notificación del gobierno. Todo eso está padre; es más o menos novedoso y es una manera de modernizar el cliché del matrimonio arreglado. Yo en general, desde que vi Robotech siendo niño, nunca le he dicho que no a un triángulo amoroso.
La serie es justificablemente arrecha; estamos hablando de adolescentes con hormonas hasta las narices, al fin y al cabo, y además Misaki Y Ririna sí son muy bonitas y simpáticas. Lo que me molesta es que la serie termina sin ningún tipo de resolución (y el OVA que salió unos años después tampoco mejora la situación): Ririna en algún momento le propone a Yukari que actúen durante seis meses como si no se soportaran, y entonces hay una solicitud que se le puede hacer al gobierno para que les elijan nuevas parejas, bajo el argumento de que el matrimonio no sería duradero (que es todo el punto del sistema). Pero ninguno de los dos quiere hacer eso, y además no garantiza que Misaki sea asignada a Yukari (además de que quién sabe quién le tocaría a Ririna).
Así que el animé termina con Yukari decidiendo que quiere a ambas muchachas en su vida, pero sin dar ninguna explicación de cómo va a funcionar eso o cuál es el plan cuando por fin le asignen su pareja a Misaki. Es bastante frustrante.
El diseño de personajes no me gusta particularmente; pero lo perdono por cómo dibujan los ojos enormes de las muchachas; la animación es pasable, pero nada más; y la música está simpática. Así que es, viéndolo de manera desapasionada, un animé bastante mediocre (aunque con misericordiosamente pocos episodios); pero a mí me gustó bastante, excepto por el ambiguo final. Es puro romance adolescente; unas dosis decentes de buen humor; y el ver como tres adolescentes medianamente estúpidos exploran su sexualidad y lo que es querer estar con alguien (nadie nunca tiene sexo, sólo sesiones medianamente intensas de faje). Y aunque no entran mucho en detalle al respecto, siempre es interesante el atacar la pregunta de qué es lo que causa que dos personas se enamoren, y de si es posible automatizar el proceso para hacerlo más efectivo y exitoso (dada la tasa de divorcios en todo el mundo, la idea no suena tan descabellada).
Así que yo sí recomiendo Love and Lies; no es nada del otro mundo, pero si les gusta el romance adolescente, la serie tiene de eso para aventar al techo.
