Hace más de una década fui al Zinco, cuando era (me parece) un lugar un poco menos fresa y más desconocido que ahora.
Los lectores regulares de mi blog habrán notado hace mucho tiempo que escribo de muchas pendejadas, pero que ir a oír música no es una de ellas. Ir a conciertos o toquines nunca ha sido lo mío, porque creo que por principio me parece que estoy en contra de pagar por oír música; he ido a un puñado de conciertos en mi vida y generalmente nunca ha sido mi idea. La música juega un papel importante en mi vida, pero jamás como para gastar dinero en ello.
El miércoles volví a ir al Zinco; y paradójicamente de nuevo no escuché Jazz, porque tocaron Los Señores, un grupo bastante bueno de blues. Me la pasé muy bien y por fin probé la comida; un ceviche bastante sabroso, por cierto.
A ver si en otros doce años vuelvo a ir al Zinco; y a ver si entonces por fin escucho Jazz ahí.

Me llevaron al Zinco y fue super cool. Ya saca la cita doble. Abrazo.