Hasta luego, Barcelona

Dieciséis días después de haber iniciado mi viaje, me encuentro en el Prat esperando abordar mi vuelo de regreso a México vía Atlanta. Siendo como soy, y dado que es un vuelo trasatlántico, llegué tres horas antes del despegue, así que todavía falta para que empiece el abordaje; ya gasté los pocos euros que aún tenía sueltos, y supongo que empezaré a ver videos de YouTube para ver si puedo consumir lo que queda de datos en la tarjeta SIM que compré para mi estadía en Europa.

Fue un viaje… interesante por decir lo menos. También productivo; pero la verdad es que después de hacer viajes similares varias veces en mi vida, se ha vuelto hasta medio difícil que no resulte productivo un viaje de investigación. Ayuda con quien va a trabajar uno, por supuesto.

Dejo una vez más Barcelona, pero contrario a la última vez ahora no tengo ninguna incertidumbre; voy a regresar, y lo haré varias veces en mi vida. Si me salgo con la mía, estaré viniendo a Europa una vez al año; y si todo sale bien, es probable que en casi todas esas ocasiones me dé una vuelta por Barcelona. Aunque espero poder planearlo para junio o julio; no me gusta dejar mis cursos dos semanas.

Estoy molido, y lo entretenido del asunto es que voy a estar volando en total unas quince horas hoy, para mañana entrar a trabajar en caliente. Descansaré cuando me muera, supongo.

Pero a pesar del cansancio y que dejo Barcelona, estoy contento de volver a mi México lindo y querido. Por múltiples motivos; entre ellos, que después de estar comiendo jamón serrano e ibérico durante casi dos semanas, unos tacos de suadero suenan maravillosamente bien.

Nos vemos del otro lado del charco.

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Como local

Hoy presenté una versión extendida de mi plática de Salamanca en la UPC de Barcelona. Me fue mucho mejor que en el congreso, en gran medida porque el proyector sí funcionó (aunque hubo que cambiar de salón y de proyector… debo averiguar por qué a veces no funciona mi adaptador USB Type-C a VGA).

Cuando me presentaron, el coordinador del seminario donde hablé dijo que ahí por supuesto ya me conocían, que había ido a visitarlos varias veces como estudiante de doctorado, y que ahora regresaba como doctor y como profesor de la UNAM. Pero que dada mi historia con la institución, que yo básicamente era local ahí.

Eso me tocó, porque nunca lo había visto de esa manera. Pero creo que tiene sentido.

El trabajo ha sido medio pesado en Barcelona; excepto a un par de restaurantes y bares, no he podido pasear mucho. Pero ha sido muy satisfactorio.

Hoy cenaré en un lugar especial, que me recomendaron ampliamente, para celebrar mi plática. Y después me quedarán dos días en Barcelona.

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Colonia

Estoy a punto de abordar mi avión de regreso a Barcelona, después de pasar alrededor de 48 horas en Colonia, Alemania. Fue mi primer visita a este país donde por omisión nadie le habla a uno en nada distinto a alemán (aunque todos fueron lo suficientemente amables en responderme en inglés cuando les hablaba en ese idioma); creo que me defendí bastante bien.

La ciudadcita está simpática (y la catedral es una obra de arte), pero como les dije a Fred y Anna el motivo del viaje era ponerme al día con ellos; todo lo demás era un bono extra. Hicimos varias cosas durante mi estancia aquí; pero todas y cada una de ellas quedaron completamente opacadas por Ida Maria Luise von Heymann, la hermosa hija de Fred y Anna a quien decidieron ponerle nombre de villana de película de James Bond. Es la niña más hermosa y feliz que he conocido de esa edad; y de hecho conviví con ella, cosa que no suelo hacer con niños chicos, probablemente porque mis amigos con hijos en México les da miedo que los vaya a romper.

Ida Maria Luisa von Heymann

Ida Maria Luisa von Heymann

Vuelvo ahora a Barcelona a hacer investigación durante una semana (y espero reponerme de tanto viaje), para finalmente regresar a México el próximo domingo. No ha sido el itinerario más demente que he seguido en mi vida (ese sería el del 2011), pero creo que sí es el segundo.

Como sea, ya no hay más zarandeos para mí; sólo mi trabajo “normal” en mi querida Barcelona.

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Barcelona

Hoy a las 8:30 (hora local) llegué en autobús a Barcelona. Técnicamente nunca había llegado por autobús, porque siempre he volado a la ciudad, aunque una vez entré manejando un carro rentado. Pero técnicamente siempre he llegado en autobús, porque del Prat usualmente tomo el Aerobús que lo avienta a uno a Plaza Cataluña. Como sea, nunca había llegado en un autobús que tardara once horas.

Todo lo de arriba es para explicar que llegué ligeramente madreado.

Ahorita estoy en el Prat esperando mi vuelo a Colonia, Alemania, donde veré a Fred y Anna y conoceré a su hija Ida. Me pasé el día desayunando, paseando, comiendo, y después perdiendo mi celular. Estaba tan madreado que dejé mi celular en el Aerobús, y no me di cuenta sino hasta que estaba cambiando terminales (porque también tuve que cambiar terminales… dos veces… larga historia).

Cuando cerca de 40 minutos después llegué al puesto de boletos del Aerobús, la linda muchacha a cargo estaba esperando con mi celular sin que yo hubiera tenido que hacer nada. Ahí mismo le pedí que se casara conmigo, pero me dijo riendo que sólo estaba haciendo su trabajo.

Fue tal vez el remate apropiado a un día que fue emocionalmente muy movido. La última vez que estuve en Barcelona fue en 2011, durante una estancia de investigación hacia el “final” de mi doctorado (entre comillas porque no tenía forma de saber que me tardaría otros tres años en doctorarme).

El día que dejé la ciudad hace cinco años, recuerdo muy claramente que no tenía ni puta idea de cómo iba a regresar a Barcelona; pero también estaba seguro de que lo haría (escribí al respecto aquí). Barcelona es una ciudad importante para mí; tal vez la más importante después de la Ciudad de México; regresar hoy, aunque fuera tan sólo por unas horas, fue paso significativo en mi vida. De entre todas las cosas que hecho mal, el volver a Barcelona de alguna manera determina que algunas (y ciertamente varias que me interesan demasiado) sí las he hecho bien.

Me voy dos días a ver a Fred y Anna, pero regresaré el lunes a pasar el resto de mi estadía en Europa en la ciudad que más quiero del viejo continente. Tendré oportunidad de disfrutarla con calma y de trabajar (que siempre que he estado en Barcelona, he estado trabajando).

Pero hoy volví después de cinco años. Y eso fue importante.

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Salamanca 

Salgo de Salamanca rumbo a Barcelona en estos momentos. Me gustó el pueblote; está bonito, la comida es espectacular (aunque es lo común en España), y está lleno de gente joven y hermosa. Además hice buenos amigos, lo cual siempre es un tesoro por sí mismo.

En casi cualquier otra ocasión hasta podría lamentar el irme… pero no esta vez.

Porque voy rumbo a Barcelona.

Elaboraré al respecto más adelante; por ahora voy a tratar de dormir lo más que pueda. Estoy agotado.

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Los rescates

Mi plática hoy fue al final de la sesión, la sexta de la misma. Es en general un lugar difícil, pero se complicó aún más porque al inicio de la sesión, la puerta de la sala estaba cerrada. Tardaron bastante en conseguir la llave y abrirla, y como suele ser con este tipo de cosas, casi todos los expositores tomaron algo más de tiempo del que les correspondía, así que cuando llegó mi turno ya estábamos completamente dentro de la siguiente pausa del café.

Y en ese momento ocurrió que mi laptop nada más decidió no reconocer al cañón.

Normalmente habría probado todo de antemano, pero como era ya tarde cuando abrieron la puerta no hubo oportunidad de hacerlo esta vez.

Por supuesto mi presentación estaba en PDF, entonces la moví a la computadora del salón y continué a pesar de las adversidades; pero lo llamativo de la plática era mostrar los programas que llevaba (y que por supuesto, yo escribí). Tuve que rescatar la plática sin los mismos; en general creo que salió bien, pero pudo haber quedado mucho mejor: como computólogo y programador, los programas son lo más importante para mí.

Estas cosas ocurren. Un buen expositor debe ser capaz de superar cualquier circunstancia; si se hubiera cortado la electricidad, hubiera podido dar la plática usando gis y pizarrón. Hubiera sido todavía más difícil; pero es el tipo de cosas que tenemos que ser capaces de superar; venga, hubiera podido sin gis pizarrón, moviendo mucho las manos.

Pero bueno, ya di mi plática (no exactamente como me hubiera gustado, pero qué se le va a hacer), y ahora puedo disfrutar sin distracciones Salamanca y el congreso.

Que es justo lo que haré.

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Jamón y vino

Después de dos aviones, un autobús, y una parte en Charles de Gaulle que de verdad pareció salida del metro Pino Suárez un lunes a las 8:00 de la mañana, por fin llegué a Salamanca, donde la XVII Conferencia de la Asociación Española para la Inteligencia Artificial (CAEPIA 2016) se llevará a cabo y donde hablaré el jueves.

(Tengo que comentar la enorme estupidez que cometí al comprar una tarjeta SIM española para mi teléfono celular, pero eso lo dejaré para después.)

Llegué a Salamanca cerca de las 8:00 de la noche, con más ganas de tomar un baño que de cualquier otra cosa, así que cuando salí después de las nueve para ir a cenar, no tenía pensado hacer otra cosa (ni la energía para hacerlo).

Le pregunté a Google a dónde ir, y decidió por mí que Casa Paca era el lugar ideal; concuerdo con su decisión. Pedí una entrada de jamón ibérico de bellota, y le pedí al mesero su sugerencia para una media botella de vino tinto, y cuando probé el jamón y después tomé un sorbo de mi vino, por poco lloro del placer.

Como ya he comentado, regresar a España es importante para mí; incluso aunque nunca haya estado en Salmanca antes. Y creo que lo simboliza muy bien la cena que tuve hoy, con jamón y vino. Pero ahora me voy a ir a dormir, que mañana empieza el congreso.

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Dejando el gabacho

Estoy a punto de abordar mi avión rumbo a España (vía Francia), y dejar gringolandia. Tengo que regresar en unos días, porque mi avión de Barcelona pasará por Atlanta una vez más en su camino hacia la CDMX.

Bromeando con Eddie le dije que venía porque era posible que, a partir del año que viene, ya no pueda entrar si gana Trump. Yo me reí mucho, pero la mayor parte de los gringos que conocí están aterrados de que si quiera exista la posibilidad de que gane.

Fue muy chido ver a Eddie y ponernos al día. Él tiene su plaza en La Crosse, Wisconsin, un soporífero pueblito que (al ser la pasada la primera semana de clases) está repleto de bellísimas chavitas de 18 años, freshwomen en la Universidad; casi todas rubias, casi todas usando shortcitos todo el día.

No me quejo.

Ahora sí vuelvo a Europa, y en particular a España y Barcelona. En unos días escribiré por qué es importante para mí, pero en verdad me alegra.

Llegué varias horas antes de que mi vuelo despegue, así que busqué un lugar de hamburguesas gringas y chafas porque ha sido una tradición para mí siempre que como en un aeropuerto gringo; sin embargo no encontré, y me tuve que “conformar” con una hamburguesa fina acompañada de una copa de Malbec sorprendentemente buena.

Tampoco me quejo.

Esta es la primera vez que paso por el gabacho sin en ningún momento cambiar dinero o sacar efectivo de un ATM. En gran medida fue porque Eddie (siguiendo la tradición que tenemos al visitarnos) insistió en pagar casi absolutamente todo; pero las pocas cosas que yo compré (como mi hamburguesa y copa de vino), sencillamente usé mi tarjeta. Así que también será la primera vez que me vaya sin dólares que me sobran y que luego no sé qué hacer con ellos.

También fue la primera vez que no tuve mi celular en modo avión, ni que compré una tarjeta SIM (para menos de 3 días se me hizo demasiado); sencillamente usé mi SIM Telcel, incluyendo el uso de datos todo el tiempo. Telcel me envió un mensaje anunciándome alegremente que podía usar mi celular con las mismas tarifas que en México; por supuesto no les creo, pero mientras no me cobren de manera irracional (más del doble de lo que normalmente pago, por ejemplo), por mí está bien. De hecho hasta diría que fue buen servicio.

Así que me dispongo a dejar los Estados Unidos; como decía arriba, regresaré el mismo día que llegue a México, pero sólo estaré en Atlanta un par de horas hasta que salga mi vuelo a México.

Espero que ahí sí encuentre un Carl’s Jr.

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A España cinco años después

Una vez más estoy en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México esperando abordar mi vuelo. Tengo un congreso en Salamanca y una estancia de investigación en Barcelona; regreso el 25 de septiembre. Este fin de semana aprovecharé para visitar a mi cuate Eddie en Wisconsin, y el próximo a Fred y Anna en Colonia, Alemania.

Este viaje es significativo por varias razones, sobre las cuales elaboraré a lo largo del mismo; ahorita sólo comentaré que el proceso para planificarlo fue radicalmente distinto a mi viaje a Grecia el año pasado. Mientras a Atenas viajé de forma apresurada y ligeramente atolondrada, este viaje que empieza hoy lo planeé con bastante tiempo de anticipación, y con mucho más cuidado.

Ya tengo los boletos de avión y autobús de todas las paradas (el tren sencillamente no me convenía), mis hoteles reservados, mis cuates saben dónde y cuándo llegaré y ya planeamos casi todo, etc. También, para variar, llevo mi ponencia terminada (aún me falta afinar algunos detalles de uno de los programas que ejecutaré durante la presentación), y algunos contactos que me pasaron en Salamanca, donde nunca he estado.

Mi primer pasaporte expiraba en enero del año que viene, así que durante este viaje habría tenido menos de seis meses de vigencia, y resulta que así no se puede viajar. Lo renové, lo que causa que ande cargando mi nuevo pasaporte y el viejo invalidado, porque ahí va mi visa gringa. Ya que andaba en trámites renové mi credencial de elector, y tengo mi cita (hasta noviembre) para sacar mi cédula de doctor. También ya tengo mi título de doctor, lo cual es una historia para otro día.

Va a ser un viaje pesado, al menos al inicio; toco siete ciudades en dos continentes y tres países antes de regresar a México, pero la última semana estaré nada más en Barcelona, así que me dará tiempo de relajarme, espero.

Toda la planeación del viaje junto con el inicio de semestre en Ciencias causaron que estuviera bastante estresado estas últimas semanas, así que ahora que estoy por abordar el avión pienso sencillamente descansar y disfrutar el viaje.

Nos vemos del otro lado.

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Star Trek: Sin Límites

El domingo fui a ver Star Trek: Beyond.

Se aplican ya saben.

Star Trek: Beyond

Star Trek: Beyond

Había oído hablar a varias personas mal de esta película, pero aún así fui a verla en pre estreno IMAX (no vale la pena, véanla normal).

A mí me gustó mucho. Sofia Boutella (que me encantó en Kingsman) es maravillosa, la historia está divertida (parece un capítulo largote de alguna de las series de televisión), las actuaciones son pasables (aunque no le dan nada qué hacer a Zoe Saldaña), y los efectos son los que esperaríamos.

No entiendo mucha de la crítica. Ciertamente no es tan ambiciosa como las otras dos películas (el villano, aunque Idris Elba sea la neta, no es tan bueno), pero es una historia pasable y (me parece importante) original.

Y que Beastie Boys sean considerados como música clásica en el futuro debe darle puntos de alguna manera.

Así que véanla; está muy entretenida, no se toma muy en serio, y hay una secuencia fabulosa al ritmo de Sabotage, que probablemente no le sobre a ninguna película en este mundo. Y el mensaje de la película (que es el de la serie), que la tecnología nos permite volvernos mejores como individuos y como sociedad está chido.

Yo sí la recomiendo.

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Jason Bourne

Hace un par de semanas fui a ver Jason Bourne.

Se aplican las de siempre.

Jason Bourne

Jason Bourne

Excepto la cuarta película de Bourne (donde no sale Bourne), he visto todas las películas de la serie en el cine. Así que fui a ver esta quinta entrada al cine.

A mí me gustó mucho la película, pero realmente no tiene mucho sentido de existir. Las persecuciones están increíbles (como siempre), las peleas están increíbles (como siempre), y Jason Bourne actuando como si fuera invencible está increíble (como siempre). Sólo la historia es un parche a lo que se había concluido después de la tercera película. ¿De verdad había necesidad de arrastrar al padre de Bourne a la historia?

La película está chida, el asesinato de Nicky Parsons literalmente me dolió y me pareció una muy buena salida del personaje, y la Vikander es bellísima y me quiero casar con ella. Su personaje es un poquito acartonado, pero de todas formas me quiero casar con ella.

Así que vayan y véanla. Y las escenas de acción justifican verla en el cine.

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Julieta

Hace unas semanas, después de Suicide Squad, fui a ver Julieta. No fue mi idea.

Se aplican las de siempre.

Julieta

Julieta

Generalmente Almodóvar es insufrible cuando hace dramas; Julieta es una de las muestras más demoledoras al respecto. Debería dedicarse a hacer nada más comedias; al menos nos hace reír.

La historia es bastante simple, acerca de una madre y su hija. De hecho, resultaría sorprendente que sacaran una película de una hora y cuarenta minutos de la misma, si no fuera porque es lentísima y aburridísima. Y que realmente no pasa nada durante casi todo el tiempo. Y que el final no resuelve nada, realmente.

Las cualidades más grandes de la película son Adrina Ugarte, que es tan hermosa que hasta distrae, y Rossy de Palma que se roba los quince minutos en que aparece en la pantalla (y provee el poco humor que tiene la historia).

Incluso con su corta duración, yo estaba ligeramente harto como desde la mitad, porque de verdad no pasa nada la mayor parte del tiempo.

No la recomiendo en lo más mínimo, vayan a ver algo o más interesante, o más divertido.

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Escuadrón Suicida

Hace más semanas de las que tengo la paciencia de recordar, fui a ver Suicide Squad. Inicialmente quería ver cómo le iba a la película en la taquilla antes de escribir acerca de ella; después la chamba ya no me dejó, especialmente con los compromisos que tendré a partir de la próxima semana. Escribiré al respecto más adelante.

Como decía, Suicide Squad. Tenía muchas ganas de ver esta película, y a mí no me decepcionó en lo más mínimo, aunque al parecer a muchos en la crítica sí.

Se aplican las de siempre.

Suicide Squad

Suicide Squad

La premisa de la película es la misma de la de los cómics; el gobierno gringo, personificado por Amanda Waller, recluta “voluntariamente” a varios supervillanos para tener una manera de poder contrarrestar amenazas de seres con superpoderes. Algo así como The Dirty Dozen, pero con personajes de cómics: Deadshot, el mejor francotirador que existe; Harley Quinn, la novia demente de Joker; Captain Boomerang, un roba bancos australiano que utiliza boomerangs; El Diablo, un mexico-gringo (literalmente) muy caliente; Killer Croc, un cocodrilo humano; Enchantress, una diosa (y, oh sí, lo parece) de miles de años de edad que posee el cuerpo de una arqueóloga; Slipknot, que por suerte lo matan a los tres minutos; y como chaperones Rick Flag, un soldadito, y Katana, que mata gente con su katana y absorbe sus almas en ella.

La película es divertida y emocionante, si bien con una historia medio pendeja; Viola Davis es perfecta como Amanda Waller; Will Smith le da un carisma a Deadshot que realmente nunca ha tenido en los cómics; y Margot Robbie es extraordinaria como Harley… es una visión distinta del personaje a la que ha normalmente aparecido en las caricaturas, cómics y videojuegos, pero a mí me gustó mucho y se me hace muy interesante. De la misma manera, el Joker de Jared Leto es novedoso e interesante; la idea de un Joker que además de ser un sociópata está caliente, es ciertamente aterradora.

¿Es la mejor película de superhéroes? No. ¿La mejor de equipos de superhéroes? No, tampoco. Pero es divertida, está bien hecha, y aunque la historia es bastante incoherente, me parece que es de lo mejor que ha hecho DC, y ciertamente a la altura (si no es que mejor) que muchas de las cosas que ha hecho Marvel. Ciertamente el 26% que tiene en Rotten Tomatoes es injusto y sesgado; hay una especie de fanatismo deportivo que está ocurriendo con los universos cinematográficos, donde muchos críticos sencillamente sienten que para que le vaya bien al “equipo” al que ellos le van (Marvel, en este caso), entonces le tiene que ir mal al “equipo” contrario (DC).

Lo cual es estúpido, por supuesto; como fan de cómics desde hace veinte años, yo quiero películas de cuantos universos sean posible.

Por eso me alegra que a la mayor parte de los espectadores les valga cacahuate y sencillamente hayan ido a ver la película; ha ganado 670 millones de dólares, y contando, y le han dado una calificación agregada de 67%, que me parece decente dado los “fans” que la critican sólo por no ser de Marvel. Ha sido además muy exitosa con los espectadores jóvenes, adolescentes y menores de 22 años, lo cual me pone también de muy buen humor.

Por cómo le ha ido a la película, supongo que ya fueron a verla. Si no han ido, vayan; se van a divertir.

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