Otro animé que vi, y del que no he terminado la segunda temporada (así que técnicamente sigo viéndolo), es K-On!.
K-On! es especial en mi lista de animé, porque es de un género al que se le conoce como slice of life. Esa es una forma rebuscada de decir que realmente la serie no trata de nada en específico.
Nominalmente, K-On! es acerca de unas chavitas en secundaria que forman una banda de Pop-Rock (o sea, Pop). En realidad, K-On! es acerca de cinco chavitas, y las cosas completamente normales que les ocurren mientras forman una banda de Pop-Rock (o sea, Pop).
Dejen hago énfasis en esto; no hay romance, no hay acción, para motivos prácticos no hay drama, y nada más de estar enumerando todas estas características me pregunto, una vez más, cómo pude echarme toda una temporada de un animé donde no pasa absolutamente nada nunca.
El programa está divertido, las protagonistas son agradables (la maestra asesora del grupo, una rockera de corazón enclosetada, es cagadísima), y el arte es más que pasable. Únicamente no pasa nada. Nunca.
Eso sí, tiene bastante J-Pop que, no me avergüenza admitirlo, disfruto bastante. Pero no creo que justifique ver la serie.

Es lo que tiene este género: se apoya exclusivamente en la simpatía del grupo protagonista y si se sale de eso, la caga.
No sé si habrás visto Azumanga Daioh y Nichijo.
No… y por lo que vi en la red, creo que no quiero.