Ayer fui a ver Jupiter Ascending. Se aplican las advertencias de spoilers de siempre.
Jupiter Ascending fue realizada por los hermanos Wachowski, los de la triología de Matrix. Casualmente, no había visto nada que hubieran hecho antes o después; mi único marco de referencia para su trabajo era la trilogía de Neo.
Y a mí me encanta todo el universo de Matrix; no sólo las películas, sino también Animatrix, cómics, y demás medios asociados. Sé que hay gente que no les gustaron las secuelas a The Matrix; pero tiendo a ignorar sus comentarios al igual que hago con la gente que trata de insistir, sin ningún tipo de sustento, que las precuelas de las Guerras de las Galaxias son substancialmente peores que la triología original.
En ese sentido yo soy, me parece, bastante honesto: todas esas películas son igual de malas, y a mí todas me encantan. Y entiendo que hay gente que le da un peso especial a que algo sea “innovador”; a mí en lo general me vale madre. Yo, siguiendo la sabia filosofía de Cyndi Lauper, sólo quiero divertirme.
Como sea; Jupiter Ascending es la nueva película de los Wachowski. Y es bastante mala.
No hay realmente mucho margen de error al hacer esa calificación; Jupiter Ascending es, en lo general, bastante mala. La historia apenas hace sentido; los diálogos son en varias partes atroces; la ciencia (en una película, técnicamente, de ciencia ficción) brilla por su ausencia; las actuaciones son (siendo generosos) mediocres; y es, en gran medida, cursi, predecible y barata.
Y, por supuesto, a mí me encantó.
La premisa de la historia (que la Tierra, junto con incontables mundos en el universo) son “granjas” que se “cosechan” cuando su población llega a un cénit genético, para que los ricos y famosos puedan hacer jugo rejuvenecedor con su población, es tan estúpida que dan ganas de llorar. Pero creo que tal vez se hubiera pudido explicar mejor si la película lo hubiera permitido; espero que las versiones extendidas en Blu-ray así lo demuestren. Los diálogos sí son atroces; pero también dan pie a un montón de momentos que, aunque increíblemente ridículos, son genuinamente divertidos (“I love dogs!”). La ciencia creo que se puede justificar en algún momento con más exposición (de nuevo, espero las versiones extendidas en Blu-ray que obviamente compraré), en particular el desconcertante hecho de que todos los seres en el universo hablan inglés. Las actuaciones creo que sí son mediocres; pero (siendo positivamente honestos) esto es lo común en las películas de ciencia ficción y fantasía… y Eddie Redmayne sobreactuando melodramáticamente como Balem Abrasax es deliciosamente gratificante.
Y por último, sí, la película es cursi, predecible y barata, pero pues termina siendo una historia romántica entre una heredera de la realeza (de donde vengo les decimos “princesas”), y un mercenario de mala muerte que le es fiel como un perro. Literalmente.
Yo sencillamente no me puedo quejar mucho de eso.
En lo positivo tiene efectos especiales espectaculares (como todas las películas de los últimos diez años); los escenarios y vestuarios son increíbles; hay una escena (completamente gratuita e innecesaria, pero fabulosa) que hace homenaje a Brazil; la heroína y el héroe son guapos y simpáticos; y Sean Bean tiene el buen gusto de no morir, para variar.
Así que vayan a verla y diviértanse; vale la pena verla en el cine.
Sólo no esperen una buena película.
