Turisteando

Hoy nos levantamos relativamente temprano (para domingo) y después de recoger los carros de la pensión donde los dejamos y desayunar, nos lanzamos a turistear.

Primero (después de un primer intento infructuoso para llegar al periférico de Oaxaca) nos lanzamos a San Antonio Arrazola, donde estuvimos viendo y fotografiando alebrijes; yo me compré una libélula, que planeo regalar después.

Después fuimos a Cuilapan (o Cuilapam, dependiendo a quién le pregunten) de Guerrero, donde vimos el ex Convento de Cuilapan (o Cuilapam) de Guerrero y también le sacamos fotos (pero sin tripié; está prohibido).

De ahí nos lanzamos a Zaachila, donde comimos en La Capilla muy rico, pero no pudimos disfrutar de las hamacas porque estaba lloviendo, y nos tomamos un caballito de mezcal.

Lo siguiente fue medio regresarnos a Oaxaca para pasar por San Bartolo Coyotepec y ver y comprar artesanías de barro negro. Yo vi una serpiente (obviamente negra) que estaba muy chida; pero mi presupuesto no puede costearla en este momento. Si me depositan la beca esta semana igual y sí la compro; estaba muy padre. De cualquier forma vimos varias cosas en barro negro fabulosas.

La idea después era ir a Tule a ver un árbol de más de 2,000 años de edad, pero hubo problemas técnicos con las señalizaciones (y de hecho con las rutas que podíamos tomar), y vimos de repente que ya íbamos por Tlacolula, y que habíamos dejado Tule varios kilómetros atrás. Eso implicó una vuelta en U en la autopista, y volver a encaminarnos a Tule para llegar ahí cerca de las siete de la noche, apenas con tiempo para fotografiarlo antes de que se acabara la luz del día.

Esas fueron ocho horas de andar de pueblo en pueblo y dando tumbos en las carreteras estatales (incluidos algunos tramos en terracería), y tomando fotos, comiendo y pasándonosla muy padre, si bien con algunas confusiones al momento de tomar las rutas para desplazarnos. Pero independientemente de ello yo me la pasé muy bien, y tomé varias fotos que no publicaré hasta regresar a la Majestuosa.

Ya de regreso en Oaxaca (y después de cargar de nuevo gasolina; el Tsurito se aventó todo el viaje de hoy casi casi con la pura reserva), fuimos a dejar los carros en la casa de uno de los investigadores del iMate sucursal Oaxaca que nos hizo el favor de darnos el espacio (es medio imposible estacionar gratis el carro en el centro de Oaxaca), y después nos reunimos ya ahora sí casi todos (hoy llegaron más en avión y camión) para tomar algo antes de dormirnos.

Ahora tenemos que descansar porque mañana empieza el taller, y de hecho el trabajo de verdad.

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México-Oaxaca

Hoy a las 9 de la mañana recogí a mis intrépidos compañeros en Taxqueña (que no me importa quién diga qué cosa, Taxqueña es con ‘x’), y a las 9:54 estábamos en la primer caseta de nuestro viaje a Oaxaca. Como a la 1:30 estábamos en la última caseta, y a la 1:42 llegábamos a la ciudad de Oaxaca.

Según yo salimos de la Ciudad de México por el oriente y tomamos la autopista México-Puebla (MEX150), y poco antes de llegar a la ciudad de Puebla nos desviamos a la autopista Cuacnopalan-Oaxaca (MEX190), por la que seguimos hasta llegar a nuestro destino.

Si la ruta que dije es la correcta, sería esta en Google Maps:

México-Oaxaca

México-Oaxaca

Aquí tienen la liga, por si quieren hacer zoom y cosas del estilo.

Según Google Maps (y, repito, si esa fue la ruta) recorrimos 273.37 millas, que son equivalentes a 439.94 kilómetros, en poco menos de cuatro horas, lo que quiere decir que viajamos a un promedio de alrededor de 110 kilómetros por hora. Contando el hecho de que nos detuvimos a cargar gasolina, que nos hicieran la factura y comprar algunas botanas, me imagino que sí es posible.

El viaje estuvo bueno; la carretera es muchísimo menos aburrida que la que va a Guanajuato (con amplios tramos con sólo dos carriles; uno por sentido), llevábamos buena música y no lo sentí demasiado pesado. También creo que, dentro de lo razonable, viajamos de forma segura y educada para con los demás automovilistas. Creo que es el mejor viaje en autopista que he hecho, en una autopista que nunca antes hubiera viajado.

Ahora vamos a pasear algo durante la tarde y noche, y mañana vamos a turistear con otros cuates que vinieron aparte, y todavía más que llegarán en autobús y avión. Y el lunes empieza el trabajo de verdad.

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Oaxaca

Después de un taller de investigación aquí en el DF (en el cual no pude hacer tanto como me hubiera gustado, dados los acontecimientos de esta semana), la siguiente semana habrá otro en Oaxaca, Oaxaca.

Varios vamos a irnos desde mañana sábado para poder turistear un poco; lo cual está chido por mí, porque no he ido a Oaxaca en años. Me voy a ir en el Tsurito, y es una autopista que no conozco, así que eso estará interesante también.

Las entradas en el blog estarán algo más pequeñas que de costumbre por lo mismo, pero espero poder seguir actualizándolo diariamente.

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Sad Mac

Supongo que todo mundo conoce los Blue Screens of Death de Windows; la pantalla azul que aparece cuando (muy común) Windows se muere.

El equivalente en Mac es el Sad Mac, que (como suele ser común con Apple) es mucho más simpático, con una Mac antropomorfizada que parece “triste” (de ahí el nombre). Como para casi todo, pueden leer al respecto en la Wikipedia.

Bueno; ¿ven el Sad Mac en el screenshot? Right now, that’s, like, me.

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Chrome

Google acaba de anunciar su nuevo navegador suyo de ellos propio de sus personas: Chrome.

No lo voy a probar todavía porque sólo está para Windows en estos momentos; pero el cómic revela un diseño técnico bastante innovador e interesante. En otras palabras: en papel suena fabuloso. Falta ver cómo funciona en la vida real.

En particular, me gusta mucho cómo quieren enfatizar que si algo sale mal con un plugin, el problema es de quienes escribieron dicho plugin.

Y en general tiendo a confiar en Google, así que estoy algo emocionado. Espero que salga pronto el navegador para Linux.

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Primero de septiembre

Hoy debía ser un día intenso, pero agradable. Comenzó un taller aquí en la Ciudad (de hecho en el iMate) donde se discutirán diversos problemas muy interesantes, y al que acudirán diversos investigadores aún más interesantes.

Con mis clases se me complicaba un poco el día, pero di por hecho que podría manejarlo. Eso fue hasta el cuarto para las doce, cuando me llamaron para avisarme que el hermano de uno de mis mejores amigos había muerto en un accidente absurdo de tráfico. Inmediatamente salí de CU para estar con mi amigo, en una de esas situaciones espantosas para las que sencillamente no hay forma de estar preparado.

Para completar el día de sorpresas, alrededor de las nueve de la noche me llamó mi hermano; que mi papá estaba en el hospital porque en un examen de rutina (para un malestar que no tenía nada que ver) le habían detectado una presión arterial altísima.

Me despedí de mi cuate en cuanto pude, pidiéndole que me llamara por cualquier cosa que pudiera ocurrir, y fui al hospital a pasar varias horas aburridísimas mientras revisaban y arreglaban a mi papá. Él se veía bien; la presión alta ni siquiera le molestaba, y lo desagradable más que nada fue el hartazgo de estar esperando con él y mi hermano.

Pero después de lo que había pasado en la mañana, me sentí afortunado de poder pasar tiempo con mi familia, aunque ciertamente no fueran las mejores circunstancias.

Muy tarde salimos del hospital; mi hermano se llevó a papá a su casa (ya mucho mejor y con instrucciones exactas de qué tiene que hacer y cómo; va a estar bien), y yo fui a ver a mi cuate una vez más.

Definitivamente no quiero otro día como hoy nunca. Y no puedo ni siquiera comenzar a imaginarme la situación en que está mi cuate; la sola idea de perder a mi hermano me resulta espantosa.

Espero que él y su familia puedan sobreponerse en no mucho tiempo. Pero sé que nada que diga o haga puede mitigar el dolor por el que están pasando; y eso me hace sentir triste e inútil.

Cuando me enteré al medio día, y luego de hacer algunas llamadas avisándoles a otros conocidos, le llamé a mi hermano y le dije que lo quería. Sé que no nos llevamos siempre de la mejor de las maneras, y que tenemos más características discordantes que en común. Pero eso no evita que de verdad nos queramos, y yo sí quería decírselo explícitamente.

Por si las dudas. Nadie sabe qué va a pasar la próxima vez que trate de cruzar la calle.

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