Después de que mi amiga me dejó plantado (que ha ocurrido más o menos una de cada tres veces en los años que llevo conociéndola), decidí ir al cine. No sabía qué había a esa hora, así que cuando llegué decidí ver L’ Homme de sa vie.
Se aplican las advertencias de spoilers regulares.
Yo no tenía la menor intención de ver esta película; pero cuando llegué al cine estaba justo a punto de empezar, y la sala estaba vacía. Y justamente para este tipo de circunstancias es que la membresía de Cinépolis funciona bastante bien; así que me metí.
La película está muy bonita; no sólo la historia, sino también visualmente. Además de que tiene una coreografía de tango fabulosa.
Frédéric y Frédérique (que es como si un Francisco se casara con una Francisca) son un matrimonio todavía joven, con un hijo pequeño, y aparentemente felices, exceptuando que su vida sexual no anda muy bien. Los tres están de vacaciones en la campiña francesa donde van a visitarlos varios familiares y amigos.
Queriendo ser cortés Frédéric invita al vecino, Hugo, que vive en frente, a que los acompañe a una cena. En dicha cena Hugo anuncia campantemente que es homosexual, y terminan él y Frédéric en la madrugada, los últimos “sobrevivientes” de la fiesta, teniendo una profunda plática de lo que es el amor y la humanidad y la familia y la chingada.
De esto nos enteramos después, cuando van mostrando escenas dispersas de esa plática que terminará cambiando para siempre a Frédéric, y que explicarán cómo es que termina enamorándose de Hugo. Lo triste es que Hugo claramente le dice desde esa plática que él no cree en las relaciones; que las relaciones matan la pasión.
Y también la pobre Frédérique, que lentamente comienza a darse cuenta de que ha perdido irremediablemente a su marido para siempre, sin que ella haya hecho absolutamente nada para merecerlo (de hecho queda claro que Frédérique es para motivos prácticos una esposa y madre casi perfecta). Además está una historia secundaria de Hugo que no quiere ir a visitar al hospital a su padre moribundo, que lo corrió de la casa cuando era joven, pero que termina yendo cuando su joven hija le hace ver que no debe ir a verlo por el padre, sino por él mismo.
La historia termina con Frédéric dándose cuenta de que no puede estar con su esposa y con el corazón rompido porque Hugo se va; pero asegurándole a su hijo que lo ama y que él estará ahí para él.
La película es muy bonita; y el “hombre de su vida” puede aplicarse a parejas y amigos, a padres e hijos. Además, repito, visualmente es bellísima y tiene una música fabulosa; con varios tangos dentro del repertorio.
A mí me gustó mucho, si bien es algo lenta en algunas partes, y la alta no linealidad de la trama (que encima a veces se confunde con los sueños de Frédéric, que se la pasa dormido gran parte del tiempo) a lo mejor confunde a algunos. Pero yo la recomiendo ampliamente.
