Cada vez que salgo de clases lo primero que hago es ir al baño para lavarme las manos y quitarme así el gis; de otra forma, dicho gis acaba en toda mi ropa y objetos personales.
Hoy salí de clases, salí del edificio “P” (se llama así por ser el “poniente”), pasé las escaleras, di vuelta a la izquierda y entré al baño. La primera señal de que algo raro estaba ocurriendo fue cuando vi que en lugar de los mingitorios de siempre había un segundo lavabo. La segunda señal fue cuando una chava salió de uno de los cubículos y se me quedó mirando.
Supongo que no debí tomar esa vuelta a la izquierda en Albuquerque.

No te preocupes, me pasó lo mismo, sólo que en los baños de la sala de prensa del GDF, ¡oh, Dios!
Eso me hubiera gustado verlo.
Mmm, a mí no me gustó olerlo…
A nadie le gusta cómo huelen los baños.
Espero.
Hay los que huelen a frambuesa…
Bueno, si a ti te gustan los baños que huelen a frambuesa, como he dicho; cada quien.
Touché.
Jjajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja. Gracias me hizo la noche.