La llegada

Llegamos a LAX sin ningún problema cerca de las nueve de la noche (hora local; nosotros estábamos convencidos de que eran casi las once), y descendimos del avión después de un vuelo que no tuvo un solo incidente digno de mención (y , vi el último capítulo de las Gilmore Girls).

Después de eso hicimos casi dos horas de cola para que los gringos nos tomaran las huellas digitales de los dedos índices, y nos tomaran una fotografía con una webcam. Atrás de nosotros estaban Angélica María y Angélica Vale, por cierto, a lo cual calificaré de “simpático”.

Recogimos nuestras maletas y tomamos un camioncito a Van Nuys, en donde Bernardo tuvo la gentiliza de recogernos y llevarnos a su casa donde estaremos mientras conseguimos un lugar dónde quedarnos. Al otro día (o sea, hoy), vinimos a la universidad y comenzamos los trámites necesarios para que nos “recibieran” formalmente, y para buscar un cuarto y/o departamento.

Tenemos red inalámbrica en todo el campus (lo cual está chido), y estamos tramitando una credencial para poder hacer uso de la biblioteca y algunos otros servicios de la universidad (lo cual está chido también). Terminando eso espero que podamos comenzar a trabajar realmente.

Hay mucho latino aquí, y además es muy culturalmente diverso: muchos negros, muchos asiáticos, varios árabes (o al menos yo les veo cara de árabes). Un estudiante de Bernardo lo resumió de forma muy simpática: “aquí lo que menos hay, son gringos”.

Mi inglés parece ser entendido por todos, y aún no me pasa que les hable en inglés y me contesten en español (parecería que todo mundo aquí habla español), como sí he oído que ocurre. Pero lo que realmente me sorprende, es que quitando que la gran mayoría (que no todos) de los letreros están en inglés, y que mucha gente (que no toda) habla en inglés, no me siento en un lugar extranjero. Hay un montón de escenas en esta ciudad que, sans algunos letreros y algunas personas, bien podrían ser de una ciudad en México. En la universdad hay un “Manzanita Hall”, lo cual me dio mucha risa la primera vez que lo vi.

También hay (y eso es evidente) un inherente orgullo de la comunidad latina; hay organizaciones estudiantes, grupos de teatro, eventos y un montón de cosas hechas por y para la comunidad latina. El español (y el espanglish) están por todos lados.

No me siento (pero para nada) fuera de lugar.

Pero bueno; igual y no me ha caído el veinte de que estoy a miles de kilómetros de mi casa. Ya les diré si comienza a darme el mal del Jamaicón en algún momento.

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