Entre las cosas que aprendí con Liliana, es que los zapatos se compran en San Mateo Atenco, Estado de México.
¿Por qué? Pues porque salen más baratos, y muy buenos. Lo primero lo volvía a comprobar hoy; sí están muy baratos. Lo segundo, bueno; no tuve necesidad de comprar zapatos hasta ahora, años después de que fui la primera vez con Liliana.
Para mí salir de la Ciudad es tan raro (¿para qué va a querer salir alguien?), que se merece una entrada en mi blog. Aunque sea sólo para ir por unos tristes zapatos.
De ida tomé la carretera de cuota a Toluca, y seguí los letreros que decían “SM Atenco”. Dejé mi carro en un estacionamiento, y tardé como una hora en recorrer el tianguis y escoger cuatro pares de zapatos (soy hombre), que espero me duren igual que los anteriores. De regreso volví a seguir los letreros, pero ahora los que decían “México”. Hasta que llegué a este:
Tengo la impresión de que cosas de ese estilo sólo ocurren en San Mateo Atenco.

pues con gente con poca inteligencia y ubicacion no comprende que efectivamente sale a carretera para ambos lados