A las 10:30 de la noche, esta noche, me subí a dormir. Me dije: “voy a leer un capítulo más de Hannibal“; Omar me prestó la edición en inglés el jueves, y lo había estado devorando en mis ratos libres. Y eso que ya tengo carro, y entonces no leo en el micro.
No lo pude soltar.
Pero además, ay hijo de la chingada; me asustó el pinche libro. Tengo miedo.
No voy a dormir bien lo que queda de la noche.
