Highschool of the Dead

Poco después de The Future Diary me chuté Highschool of the Dead, también conocida por sus siglas, HOTD.

Highschool of the Dead

Highschool of the Dead

Hay tres cosas que me gustan en la vida: animé, romance adolescente e historias de zombies… ¿cómo es que entonces a nadie más se le había ocurrido combinar todas estas cosas en una divertidísima serie?

HOTD es hilarante, varias veces de manera involuntaria. La historia está ahí, en el título: son preparatorianos sobreviviendo un apocalipsis con zombies, y la serie es completamente honesta al respecto: no es más ni menos que eso.

Obviamente, como corresponde a una historia con zombies, la violencia es gutural e inverosímil; los muchachos disponen de zombies utilizando bats, katanas, lanzas y, eventualmente, armas de alto calibre y vehículos blindados.

No tiene el menor sentido (comenzando con el hecho de que sobreviven); pero es divertidísimo y extremadamente violento.

Obviamente, como corresponde a una historia de preparatorianos, el “romance” y las hormonas de los mismos están presentes todo el tiempo; la serie es arrecha de forma, valga la rebuznancia, caricaturesca: ya he mencionado el inigualablemente imposible zangoloteo de senos con consistencia de gelatina que el animé produce regularmente. HOTD alcanza niveles tan ridículos al respecto, que me parece que da la vuelta al continuo de lo que es pésimo, y se convierte en una forma de arte paradójicamente sublime.

Eso, o al menos es increíblemente divertido ver cómo la serie se las ingenia para que estas pobres muchachas enseñen los calzones en absolutamente todas las oportunidades posibles, e incluso en múltiples oportunidades no posibles.

Fanservice

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Nunca cambies, Japón…

Eso es HOTD: zombies, violencia extrema (entre más sangre y entrañas, mejor), y muchachas enseñando los calzones y zangoloteando sus gelatinescos senos a la menor provocación. Avienten en medio unos cuantos chistes juveniles, y básicamente han destilado el animé a sus componentes básicos principales.

A mí me encantó: el diseño de personajes es un poco más estilizado de lo que me gusta, pero las muchachas están guapas y la serie no perderá tiempo en restregarles este hecho en sus caras; la música es espectacular, con una de las mejores aperturas (si no es que la mejor) de rock (o bueno, pop-rock) que ha habido en un animé; y con una animación excelente con muchísima acción con lujo de violencia y fanservice absolutamente gratuito. ¿Qué más se puede pedir en la vida?

¿Una buena historia? ¿Personajes tridimensionales con deseos y necesidades bien establecidos? ¿Acción que, ya saben, siga las reglas de la física? Nah; todo eso son nimiedades para esta serie: HOTD consiste en ver adolescentes ridículamente sexualizadas destripando zombies con máximo lujo de violencia, mientras enseñan los calzones y zangolotean sus senos desafiando a la gravedad.

Bajo esos criterios, HOTD es tan bueno como uno podría esperar, y se puede discutir que es lo mejor del género. No hay ninguna pretensión, ninguna aspiración cultural o intelectual: la serie es lo que es, y dentro de lo que es, probablemente sea de lo mejor que exista.

Agreguen que tiene una pizca de romance, ya saben, romántico, y es sin duda alguna una de mis series preferidas: es estúpida como un costal de ladrillos, y la adoro como no tienen idea.

Mi único pesar es que el creador del manga sobre el que se basa el animé, Daisuke Satō, murió en marzo de 2017, dejando la historia sin concluir; y el resto de los realizadores decidieron dejar la historia así, inconclusa. Nunca sabremos qué será de Takashi y su harén (la unidad básica familiar del animé) de compañeritas con senos gelatinescos.

Tal vez sea algo positivo: el delicado equilibrio que tiene que tener una creación artística tan mala para que de hecho se vuelve buena sería muy fácil de romper, si hubiera habido más de los doce episodios y el solitario OVA con el que contamos.

Yo recomiendo HOTD ampliamente; es lo que es, y no pretende ser nada más. Si la ven bajo esa perspectiva (y de preferencia apagando sus neuronas mientras lo hacen), me parece que también la pueden disfrutar mucho; está en Netflix, si les interesa.

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