Cuatro años kafkianos

Hoy por fin terminaron cuatro año que básicamente sólo se pueden definir como kafkianos. Después de hacerla mucho de emoción, Donald Trump por fin dejó la Casa Blanca gringa, y esperemos que eso resulte en que a México le vaya menos peor de lo que le iría con el dictador wannabe.

Porque le va a ir mal a México con Biden (nos va mal casi con cualquier presidente gringo); pero como todo en la vida, hay niveles, y Biden sin duda alguna era la mejor de las dos opciones para nosotros.

Desde mi punto de vista (que no es terriblemente original ni mucho menos único), la ascendencia de Trump a la presidencia gringa es medio paradójica; que Trump estuviera en la Casa Blanca definitivamente ayudó a que el Peje ganara de calle en 2018: probablemente hubiera ganado también con Hillary Clinton, pero la amenza de Trump para México (y el mundo) sin duda alguna lo favoreció. Y sin embargo, si Trump hubiera conseguido un segundo término (que si no hubiera sido por la pandemia, igual y ocurría), probablemente eso hubiera significado el fracaso absoluto del sexenio de Andrés Manuel. De nuevo, a lo mejor se le hubiera podido dar la vuelta; pero las probabilidades hubieran sido mucho más pequeñas.

(Por cierto, de ninguna manera que Trump se vaya de la Casa Blanca garantiza el éxito del sexenio del Peje; sólo lo hace mucho más probable).

Gracias a que Trump sólo estuvo un término al frente del gobierno gringo, el Peje necesitó torearlo nada más durante dos años; con alguien relativamente sensato (o al menos no demente) del otro de la relación bilateral, el margen de maniobra es mucho más alto. Como suele ser conmigo, me encuentro cautelosamente optimista.

Vamos a ver; pero como casi todo el resto del mundo, hoy vale la pena celebrar el fin de estos cuatro años kafkianos.

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