Veinte años atrás

Veinte años atrás la PFP me detuvo junto a cientos de estudiantes (y uno que otro colado), cuando rompieron la huelga más larga que ha sufrido la UNAM en su historia.

48 horas después de haber sido detenido, me encontraba en el Reclusorio Norte, donde pasaría varios días, en general, aburridísimos; lo emocionante ya había pasado.

He escrito bastante acerca de la huelga y del impacto que tuvo en mi vida; no creo que sea necesario machacar aquí una vez más mis ideas al respecto. Sólo repito que estoy muy orgulloso de haber participado en la huelga; que sigo sosteniendo que teníamos la razón al estallarla (e incluso mantenerla); y que estoy convencido de que la UNAM es hoy lo que es (la mejor universidad de Hispanoamérica), en gran medida porque sigue siendo pública y gratuita, y que esto es gracias a la huelga.

También debo agregar que México vive su primera presidencia de izquierda como consecuencia indirecta de la huelga, si bien un montón de participantes en la misma jamás se lo hubieran planteado como objetivo.

Es un aniversario importante, 20 años; y es bueno recordar ese conflicto cuando la Universidad se encuentra bajo ataque por obvios provocadores. Pero eso es otra discusión.

Hoy sólo quiero recordar el sacrificio que tuvimos que hacer para mantener la Universidad pública y gratuita, y las consecuencias positivas de haberlo hecho. Personalmente, valió la pena estar unos días en la cárcel, y lo volvería a hacer sin dudarlo un solo instante. Una y mil veces.

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