God of War

Después de obtener mi platino en Game of Thrones, fue el turno de God of War.

God of War

God of War

Decir que God of War es un buen juego es como decir que Cinema Paradiso es una buena película; o que Cien años de soledad es una buena novela. El adjetivo se queda corto.

Cuando anunciaron el juego, yo supe de inmediato que lo iba a jugar; he jugado todos los juegos de God of War para consola, así que no tenía nada de extraño que jugara el último. Pero a God of War lo compré en preventa, después de ver la reseña que hicieron en Easy Allies. Esos güeyes me caen bien, pero hicieron una reseña tan alabadora del juego, que lo compré para recibirlo el día que salió, cosa que casi nunca hago.

No me decepcionó en lo más mínimo.

God of War es, con casi toda certeza, el mejor video juego de toda la historia. Esa es una afirmación bastante fuerte, pero creo que puedo justificarla; sin embargo lo primero que debo reconocer es que, excepto por un detalle en el que ahondaré más adelante, God of War no tiene nada abrumadoramente original. Todas (o casi todas) las mecánicas que tiene son una copia, evolución o mejora de mecánicas que se habían visto en otros juegos, nada más implementadas de forma impecable.

La historia comienza con Kratos cortando un árbol para cremar a su fallecida esposa con ayuda de su hijo Atreus. Rápidamente queda claro que el viejo espartano no es el mismo dios que conocimos en los juegos anteriores; y que Atreus no tiene idea que su padre es un semidios (debo enfatizar que dios/semidios no hace mucha diferencia en este mundo). Después de cremar a la mamá de Atreus y de un no muy exitoso viaje de cacería donde el hijo de Kratos no hace muy buen trabajo de controlarse a sí mismo, un extraño llega a casa del dios de la guerra exigiendo que le dé algo y buscando pelea, que extrañamente Kratos no le da de inmediato sino después de múltiples provocaciones.

Se sigue una espectacular batalla, donde después de despachar al extraño, Kratos agarra a Atreus y se lo lleva para tratar de cumplir el último deseo de su madre, que es esparcir sus cenizas del pico más alto de todos reinos.

La historia es espectacular, en gran medida porque toma a Kratos, que era una caricatura de la masculinidad tóxica en los juegos anteriores, y lo transforma en un padre reprimido y traumatizado, que antes que nada quiere proteger a su hijo de los múltiples enemigos que encuentran y prepararlo para que pueda sobrevivir en un mundo brutalmente peligroso; pero que también no sabe cómo comunicarse con su hijo y expresarle lo que siente. Más aún, y como bien tiene a decir Mimir más adelante en la historia, Kratos odia a los dioses… a todos los dioses, incluyéndolo a él mismo y por supuesto a su propio hijo, que no puede evitar notar eso sin poder explicarlo.

He jugado múltiples juegos con historias espectaculares, pero God of War 2018 es sin duda alguna de las mejores, y se puede discutir que la mejor. Yo además pude relacionarme mucho con la misma; no tengo hijos, todavía, y por lo tanto no sé lo que es ser padre. Pero sí soy hijo de un hombre que, cuando yo tenía la edad de Atreus, también me parecía fuerte y enorme (en gran medida porque era fuerte y tal vez no enorme, pero sí grande), que tuvo una niñez difícil, que nunca conoció a su padre (lo mataron antes de que naciera) y que siempre ha tenido problemas para expresar lo que siente. Y tal cual como Atreus yo eventualmente pude darme cuenta de lo mucho que me quería mi padre y de todas las cosas que trató (con distintos grados de éxito) de enseñarme, y de apreciar que, aunque no necesariamente le saliera, siempre intentó hacer lo mejor que pudo como padre, tanto conmigo como con mi hermano.

La historia además cuenta con varios de los mejores personajes secundarios que haya visto en un videojuego; por supuesto Brok y Sindri, los enanos que construyeron tanto Mjölnir como el hacha de la mamá de Atreus, que se la dejó a Katros; Mimir, que por mucho se roba gran parte de la historia y tiene las mejores líneas del juego (“It’s all connected, man!”); Modi y Magni, los hijos de Thor y villanos patéticos pero que cómo joden a lo largo del camino; Baldur, que es de los mejores villanos que he visto, en el sentido de su justificación, lo que aporta a la historia y como mecánica de juego; y por supuesto Freya, que comienza como aliada y termina siendo potencialmente la principal adversaria del siguiente juego.

Y claro merecen mención especial las valkirias, que son de los mejores “jefes” que he tenido que enfrentar en un videojuego, y de las más desesperantes que jamás haya encontrado. Adoro a las muy perras.

La historia, que por supuesto está muy bien escrita pero también increíblemente actuada y dirigida, haría por sí misma que valiera la pena este juego. Pero además es un delicia el jugarlo. El combate es fluido e interesante, aunque la verdad hay que actualizar todas las habilidades de Kratos y Atreus para poder disfrutarlo plenamente; además de que hay que jugarlo en las dificultades más altas para apreciar la sutileza de todos los enemigos y batallas. Aunque todo mundo ha comparado el juego a los juegos de Souls y Bloodborne, y existen similitudes sin duda, yo lo encuentro más parecido a los juegos de Batman de Arkham; hay un ritmo que uno tiene que seguir para ser efectivo en el combate.

Por no dejarlo de lado, todos los aspectos técnicos son excelentes; una extraordinaria música; unos gráficos hermosos y fluidos (lo jugué en 1080p, 4K me parece masturbación mental); y un montón de cosas más que son la cereza en el pastel del que, sostengo, es el mejor juego en la historia.

La innovación del juego está dada por dos cosas narrativas (aunque una es mecánica también, de alguna forma); la historia transcurre en un plano-secuencia: una sola toma, como Birdman, lo que hace interesante cómo manejan el viaje-rápido entre distintos lugares en el mapa y cómo narrativamente nunca dejamos a Kratos, perdiéndolo de vista en sólo unas cuantas escenas donde la cámara se enfoca en Atreus, Freya o algún otro de los personajes secundarios. La segunda innovación está dada por la evolución del personaje de Kratos, que hacia el final de su último juego era medio imposible tomárselo en serio (nadie puede estar tan enojado tanto tiempo). Este juego es el que nos presenta a Kratos como un personaje real, con una motivación mucho más creíble que el choteado y misógino cliché de que asesinaron (o lo hicieron asesinar) a su mujer e hija. El viejo dios de la guerra comienza a ganarse su redención en este juego.

Y la relación de Kratos con Atreus es espectacular, porque el muchacho es genuinamente encantador y con dosis de buen humor que compensan a su estoico padre… exceptuando por supuesto la parte (breve, gracias a Odín) donde Atreus se convierte in a whiny little cunt justo después de enterarse de que es un dios.

No pude dejar de jugar este juego. Lo acabé (con todo y platino) relativamente rápido, como se puede ver en el video que ligo arriba; pero la verdad tuve que bajar el nivel de dificultad para poder ganarle a Sigrun, reina de las valkirias. Después seguí jugando, maximizando todas las estadísticas de Kratos y Atreus, así como todo su equipo; y cuando salió el parche con new game, comencé a subir los niveles de dificultad hasta que pude ganarle a todas las valkirias, incluyendo a la perra de Sigrun, que cómo me costó, carajo. Todas esas batallas las tengo en el tubo, porque sí me siento muy orgulloso de haber podido terminar el juego (¡al 100%!) en el modo de dificultad más alto, Give me God of War.

Después, seguí enfrentando a Sigrun, porque es endiabladamente divertido ganarle; lo hice un total de 4 o 5 veces.

Jugué God of War múltiples veces después de ganar el platino, lo cual es muy raro en mí; y sencillamente creo que es el epítome de lo que pueden aspirar a ser los videojuegos. Como obra artística; como texto literario; como experiencia interactiva; y como un montón de cosas más, este nuevo capítulo en la vida del espartano me parece que es a lo que deberían aspirar muchos videojuegos, si tal vez no todos.

Y definitivamente es el que más he disfrutado en mi vida.

Una vez más, eso es una afirmación muy fuerte; pero cuando Kratos regresa a su casa para recuperar las cuchillas del caos, porque las necesita para ir al inframundo nórdico a recolectar un ingrediente para salvar a Atreus, y aparece Atena para atormentarlo, de verdad no creo haber experimentado algo así con videojuegos nunca. Y cuando, después de decenas de intentos, por fin Kratos le arranca las alas a Sigrun en la dificultad más alta del juego, yo literalmente estaba brincando y gritándole al monitor, en un éxtasis que, repito, no creo haber experimentado nunca en mi ya no tan corta vida de gamer.

God of War es, en mi humilde opinión, el mejor videojuego en toda la historia del mundo mundial, y es algo que todo mundo debería experimentar. Pueden ver la historia nada más; pueden ver cómo un degenerado le gana a Sigrun en la dificultad más alta utilizando el equipo inicial del juego (nivel 1) nada más; o pueden ver a otro degenerado ganarle a Sigrun en la dificultad más alta en tan sólo 16 segundos. Pero sinceramente, todo mundo debería jugarlo; aunque sea en la dificultad más baja y apreciar el mundo, la historia y los cagadísimos comentarios de Mimir.

He jugado más videojuegos después de God of War, por supuesto; pero no hay nada que se le acerque todavía. Probablemente llegue a ser superado en el futuro, pero es de verdad de las cosas más maravillosas que yo he experimentado con una consola de videojuegos; y les recomiendo que ustedes también lo hagan, si tienen la oportunidad.

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