Mad Max

Después de sacar el platino en Need for Speed: Hot Pursuit, fue el turno de Mad Max.

Mad Max

Mad Max

Este juego salió gratis para los miembros de PS+ y yo lo bajé y lo disfruté como no tienen una idea. El juego es una combinación de Grand Theft Auto: Dystopia y Batman: Arkham Road Warrior; usando la ambientación de la última película del Guerrero de la Carretera (que yo y un montón de gente consideramos una de las mejores películas de acción de todos los tiempos), el videojuego sirve como precuela a la película, aunque yo no me di cuenta de eso sino hasta el final.

Básicamente Max está loco, porque así se llama, cuando Scabrous Scrotus (hermano de Rictus Erectus e hijo de Inmortan Joe) se lo madrea, le roba su icónico Interceptor y lo deja para morir en el desierto, junto con uno de sus perros guardianes que le falló. Max encuentra al mecánico hermitaño Chumbucket, que lo convence de ayudarlo a completar su “ángel”, un carro de combate pensado para sobrevivir en el desierto australiano, y entre Max, Chumbucket y el perro, forman una frágil alianza que lleva a Max a interactuar con múltiples tribus sobrevivientes del nunca bien explicado apocalipsis.

El juego entonces consiste primordialmente en combate vehicular, que es de las cosas más pendejas y más entretenidas que yo he experimentado en un videojuego. En algún momento Chumbucket le agrega un harpón al carro y entonces Max se convierte en pescador de hombres, porque con el harpón puede mandar a volar (literal y figurativamente) a los conductores de carros enemigos. Cuáles apóstoles; ese es un verdadero pescador de hombres, como el Chuy quería. Además de pelear en el carro, Max también le entra a los madrazos con un sistema similar al de los juegos Arkham, aunque más modesto, enfrentándose a los warbois de Scrotus. Pero eso es un extra; pelear en el carro es donde está toda la diversión: varias misiones consisten básicamente en perseguir convoys y entonces recrear escenas de Road Warrior y Fury Road.

El mapa de mundo abierto es enorme y hay literalmente centenas de cosas que hacer, carros que coleccionar, campamentos que descubrir y en general estar haciendo explotar cosas. La historia por supuesto es pendeja (no había muchas opciones, dado el material), pero el actor que interpreta a Max (Bren Foster) da los soliloquios más melancólicos en la historia del mundo mundial, mientras colecciona reliquias del mundo antes del apocalipsis y va avanzando en su misión de construir un carro que le permita seguir conduciendo en el desierto, alejándose de todo y de todos para poder seguir sufriendo la pérdida de su familia.

El final, si embargo, está increíble; a lo largo de sus recorridos, Max encuentra a Hope, una hermosa esclava con una hija, que por supuesto resulta ser la concubina que puede ganar junto con el motor V8 que necesita para completar su carro (¿quién usaría un V8 en el apocalipsis, cuando la gasolina se va volviendo cada vez más escasa?) Como era necesario para la trama, Hope y su hija son asesinadas, lo que dispara al mismo tiempo todos los traumas que Max tiene en su cabeza; así que la última misión consiste en Max vengando a otras dos mujeres que no pudo proteger, mientras alucinaciones en su cabeza (está loco, ¿se acuerdan?) lo incitan a matar bien muertos a sus asesinos. ¿El nombre de la misión, y lo que le dice la alucinación de Hope en su cabeza?

“Paint my name in blood.”

La apariencia de Max es personalizable, con distintas opciones de vestimenta, pelo y barba. Si uno acualiza la apariencia de Max en el orden en que se hacen disponibles las distintas opciones, entonces para el final del juego uno termina viéndose exactamente igual que al inicio de Fury Road; y como al final Chumbucket muere y Max recupera su icónico Interceptor, perdiéndose en el desierto una vez más, la historia del videojuego funciona como una precuela a la película. Yo originalmente creí que era una historia original independiente, pero se puede interpretar como canon; claro que también podemos suponer que todo es una alucinación de Max, porque pues está loco.

Mad Max es un juego extraordinario, que me salió “gratis” (descontando lo que pago de PS+, que la verdad me parece poco) y lo jugué más de cien horas, recorriendo el desierto y escuchando las pendejadas que decía Chumbucket, mientras Max ponderaba en voz alta la familia y el mundo que perdió y filosofaba acerca de la violencia que lo rodea (y que él mismo causa, en muchas ocasiones). Lo recomiendo ampliamente; es en verdad deliciosamente entretenido, y todo en el universo establecido por la última película, que a mí y a muchos otros nos encantó.

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