2018: Desafortunadamente, necesitamos un gobierno

Este año, como cada seis años desde 1928 (con una extra en 1929 por el asesinato de Álvaro Obregón), habrá elecciones presidenciales. Y por supuesto no cambia nada más el presidente; además de los cambios en ambas cámaras federales (diputados y senadores), hay elecciones locales en las ramas legislativa y ejecutiva y encima de todo, cada cambio ejecutivo a todos los niveles implica un cambio de equipos de gobierno.

Toda esa bola de güeyes, junto con los jueces de la rama judicial, forman el ente heterogéneo de lo que llamamos el gobierno. Y es una discusión válida, dada la crónica ineficiencia e ineficacia de casi todos los miembros de todos los niveles en todas las ramas del gobierno (por no decir corrupción y criminalidad en algunos casos), el preguntarnos si de verdad necesitamos un gobierno. No es una pregunta tonta y de hecho existe la posibilidad de que eventualmente podamos deshacernos del gobierno, pero todas las evidencias apuntan (esto me parece es conscenso no sólo en México, sino en todo el mundo en general) a que por ahora sí lo necesitamos. Desafortunadamente.

Debo enfatizar que el punto de esta entrada es respecto a la pregunta binaria de si necesitamos gobierno o no; en otras palabras, únicamente la pregunta cuya respuesta es exclusivamente o no. El punto de esta entrada no es respecto a la pregunta cualitativa de cuánto gobierno queremos o necesitamos; dicho de otra manera, si necesitamos poquito o muchote gobierno, para esta entrada eso no importa: esas dos respuestas implican que necesitamos gobierno.

A la ideología que promueve la eliminación del gobierno (o sea, no nada más modificar o derrocar al gobierno actual, sino de plano desaparecer cualquier tipo de gobierno) se le denomina anarquismo y (como suele ser con todas las ideologías) tiene como catorce millones de variantes distintas. Yo voy a centrarme nada más en dos, porque es mi parecer que todas las demás gravitan en torno a una o la otra.

Anarcocapitalismo

Aunque muchos no lo crean, el término existe. La idea es básicamente “Uber todo”; que con el avance tecnológico (en particular con las teconologías de la información) todo el mundo pueda ofrecer productos y servicios a todos los demás y que el mercado (la ley de la oferta y la demanda) se encargue de lo demás. Si llevamos esto al extremo, entonces la necesidad de tener un gobierno (sostienen los proponentes) desaparece; todo sería privado: seguridad, carreteras, educación, salud, y el mercado decidiría cuáles son elegidos por los consumidores (no habría ciudadanos entonces).

En mi humilde opinión, esto es algo ligeramente retrasado mental. Para muchas cosas las tecnologías de la información de hecho han democratizado la creación de varios productos; KickStarter y servicios similares permiten conectar directamente a los productores con los consumidores, eliminando intermediarios y permitiendo la creación de productos para mercados especializados. Eso está chido.

Pero para cosas que son derechos humanos, como educación y salud, las leyes del mercado nunca van a producir los mejores resultados. Tampoco para cosas como proteger el medio ambiente o los derechos de mujeres y minorías. Dejar correr libre al mercado en esos casos lleva al desastre, como lo hemos visto una y otra y otra vez. E incluso en los casos donde el mercado eventualmente podría solucionar cosas, el precio a pagar si lo permitimos es demasiado alto; tomen por ejemplo el mercado farmacéutico. Si una compañía farmacéutica crea una medicina que funciona inicialmente pero a largo caso tiene efectos secundarios devastadores (que por cierto, ya ha pasado), ciertamente el mercado la llevaría a la quiebra eventualmente (al menos en teoría); pero el costo en vidas humanas es excesivamente alto como para que dejemos que eso ocurra “naturalmente”. La industria farmacéutica (vista como industria que necesita generar una ganancia) necesita estar regulada. En una sociedad donde exista el concepto de propiedad y por lo tanto haya mercados con orfeta y demanda, se necesita un ente justamente que evite que las leyes del mercado resulten en la explotación inhumana de los sectores más desprotegidos (que suelen ser los que menos tienen) o en la destrucción del medio ambiente o vidas humanas a largo plazo por una ganancia económica a corto plazo.

Ese ente es el gobierno.

Comunismo puro

El comunismo ideal desemboca de manera bastante natural en anarquismo, bajo la idea de que el avance tecnológico liberará al ser humano de la necesidad de trabajar para satisfacer sus necesidades básicas. No sólo comida, ropa y habitación; también cosas como educación, salud, entretenimiento, belleza e incluso cosas que ahora calificamos como lujos. La idea no es tan descabellada como inicialmente pudiera parecer; si imaginamos un futuro donde robots se encarguen de todas las labores manuales, entonces casi automáticamente se pueden producir todas las necesidades de todos los seres humanos sin que los mismos tengan que hacer nada, excepto checar de vez en cuándo cómo van los robots (y con robots suficientemente avanzados, ni siquiera eso).

En ese momento pierde todo el sentido la construcción social de propiedad, porque nadie necesitaría nada (físico) y todos podrían tener cualquier cosa (física) que se les antojara. Y si no hay propiedad entonces no hay necesidad de protegerla y la razón de ser del gobierno básicamente desaparece. También desaparece el mercado, porque no habría demanda en una sociedad de plenitud donde para todo mundo alcanza todo. Casi todos los problemas en la humanidad se reducen a que alguien quiere algo físico que no puede obtener.

Hay mucha gente que no puede meterse ese concepto en la cabeza. Cualquier escenario apocalíptico resultante de que no tengamos que trabajar para producir nuestras necesidades básicas se puede contestar fácilmente si suponemos que algún avance tecnológico se hará cargo de todo el trabajo aburrido. Pero es una suposición muy fuerte y una que está lejos de ser satisfecha.

En la actualidad un montón de nuestras necesidades a su vez necesitan harta labor humana para ser producidas y mantenidas; y (más grave todavía) probablemente no tengamos la capacidad de producirlas y mantenerlas para todo el mundo. Comida y vestido a lo mejor ya podamos (ciertas cifras así lo dejan entrever), pero como menciono arriba, los seres humanos cada vez tenemos más necesidades que sin duda alguna califican como básicas: salud y educación al menos, pero probablemente acceso a Internet (que implica electricidad), sistemas de tuberías, infraestructura urbana y líneas de comunicación (autopistas, rieles ferroviarios, aeropuertos) deban incluirse. No alcanza para todos, todavía, y eso implica que habrá quien tenga más y habrá quien tenga menos. Por cierto, en este punto debería quedar claro que si algún día la tecnología llega al punto de poder proveer para todos, debe ser para todos: todo el mundo. No puede haber un sólo país o bloque comunista y que el resto no lo sea; o todos coludos o todos rabones.

Mientras no lleguemos a ese punto existirá el concepto de propiedad, y entonces debe haber un ente que proteja la propiedad de algunos de aquellos que quieran quitárselas.

Ese ente es el gobierno.

Y entonces necesitamos un gobierno

Por cómo planteo las cosas, debe quedar claro que a mí me parece que una de las opciones para deshacernos del gobierno (el comunismo puro) sí es posible. Así lo creo; y como soy inherentemente optimista me parece que la humanidad se encaminará hacia esa dirección eventualmente. También creo que no me va a tocar verlo; y probablemente tampoco a mis hijos ni a mis nietos, pero sí creo que si la humanidad no se autodestruye ese será nuestro futuro.

Como sea, son sueños guajiros en este momento; ahora necesitamos un gobierno, que defienda la propiedad privada y que evite que las reglas del mercado se apliquen a lo bestia, porque eso siempre conduce al desastre. Y por cierto, nada más existen ese tipo de gobiernos en la actualidad, no importa cómo se autodenominen. En todos los países del mundo existe el concepto de propiedad (al menos para ciertos sectores) que el gobierno correspondiente protege (con distintos grados de éxito); y en todos los países del mundo el gobierno correspondiente trata de influir (con distintos grados de éxito) las leyes de la oferta y la demanda locales (con los habitantes del país) y globales (con los países con los que comercie). No hay países comunistas (por más que China quiera decir que lo son) ni reyes feudales (aunque Arabia Saudita se acerque).

Desde un punto de vista económico y de aplicación e intención de la ley, todos los países del mundo hacen lo mismo; favorecen a ciertos sectores más que a otros al momento de proteger su propiedad privada; e influyen más o menos en sus economías para restringir la ley de la oferta y la demanda.

Hay mucho más que puede (o no) hacer un gobierno, por supuesto; puede permitir o no a su población (o a ciertos sectores de su población) expresarse; puede hacerle caso o no a esas expresiones; puede permitir que todos o sólo ciertos sectores participen en la toma de decisiones; puede permitir o no que todo mundo pueda ser parte del gobierno; etcétera. Eso es lo que diferencia a los distintos gobiernos en el mundo, realmente; qué tanta “libertad” (entre comillas, por supuesto) tienen sus habitantes (incluyendo la libertad de ser parte del gobierno) y qué tan “libre” es el mercado.

Estas dos “libertades” no son completamente dependientes una de otra, pero tampoco son completamente independientes; los Estados Unidos y Sudáfrica eran economías de libre mercado mientras discriminaban genocidamente a sus poblaciones negras, pero esta discriminación resultaba en influir en el libre mercado (si no puedo servirle comida a negros, estoy perdiendo clientes). De la misma manera, no importa mucho que los ciudadanos sean “libres” si el mercado es a su vez tan “libre” que esto resulta en que una proporción desmedida de la población no pueda satisfacer sus necesidades básicas, por lo que esos ciudadanos no pueden ejercer su “libertad” dado que ni siquiera pueden subsistir. Lo cual (por cierto) a su vez afecta al mercado porque son miembros de la población que efectivamente no participan en la economía del país.

Entonces como necesitamos un gobierno, justamente lo que tiene que discutirse es qué tanta “libertad” tienen los gobernados correspondientes y qué tanta “libertad” tienen los mercados. He estado poniendo “libertad” entre comillas porque es un término cargado; en principio todo mundo pensaría que la mayor “libertad” para todo mundo es lo mejor, pero esto no es cierto. Nadie tiene la “libertad” de no pagar impuestos, porque es como el gobierno (que como argumento es necesario) puede proteger a sus habitantes más desprotegidos (idealmente para eso es que queremos un gobierno); nadie tiene la “libertad” de no vacunar a sus hijos bajo la idea pendeja de que las vacunas son “malas”, porque eso afecta la inmunidad social de toda la población; nadie tiene la libertad de negarle un producto o servicio a alguien por su raza u orientación sexual, porque esto afecta la libertad del potencial cliente. Y lo mismo pasa con el mercado; ninguna empresa farmacéutica tiene la “libertad” de vender “medicinas” que no funcionen (o peor: que perjudiquen) bajo falsas promesas; ninguna empresa tiene la “libertad” de pagar tan poco como acepten los empleados, porque esto causaría (siempre) que los salarios (que de por sí en México son malos) fueran inhumanos; ninguna empresa tiene la “libertad” de contratar niños como empleados de tiempo completo, porque son de los sectores más desprotegidos y tenemos (como sociedad) que hacer absolutamente todo lo que esté en nuestras manos para protegerlos; ninguna empresa tiene la “libertad” de nada más contratar hombres bajo la idea de que las mujeres producen menos dado que pueden embarazarse, porque si no interviene el Estado entonces la igualdad de género sencillamente nunca va a ocurrir.

(Sin duda alguna varias cosas de las que acabo de mencionar muchas personas estarán en contra de ellas; sin embargo no las voy a discutir aquí: borraré todo comentario que trate de iniciar una discusión al respecto. Esta entrada en la serie es únicamente acerca de la necesidad de tener un gobierno, sólo permitiré comentarios de ese tema.)

Como necesitamos (y sí, necesitamos, lo queramos o no) un gobierno, hay que discutir este equilibrio entre la “libertad” individual de cada ciudadano y la “libertad” de los mercados que dicho gobierno permitirá (y sí, lo permite en el sentido de no utilizar la fuerza del Estado para contenerla/reprimirla/forzarla). Y todo esto es relativamente flexible; un gobierno puede aumentar o disminuir las libertades de los ciudadanos (por ejemplo, prohibir fumar en espacios públicos o cobrar un impuesto especial en bebidas alcohólicas) o la de las empresas del mercado (por ejemplo prohibir salarios menores al mínimo o disminuir impuestos para impulsar el desarrollo de nuevas tecnologías). Además, es ortogonal (hasta cierto punto) de cómo participa la ciudadanía en el gobierno (si es que éste lo permite en primer lugar).

De esto último es de lo que hablaré en la siguiente entrada; cómo funciona (o no) en México la participación ciudadana en el gobierno, qué otras opciones están disponibles y si tiene sentido intentarlas en este momento. La discusión de qué tanto debe intervenir el Estado en la economía lo dejaré para más adelante.

9 comentarios sobre “2018: Desafortunadamente, necesitamos un gobierno

  1. Concuerdo enfáticamente con que necesitamos un gobierno y el punto es que sea solo uno, no un gobierno para los cuates y otro para los que no lo son, por ejemplo: estoy totalmente de acuerdo con el impuesto a las bebidas alcoholicas debido a que no es algo que se pueda evadir fácilmente.

    El problema es que tenemos un sistema basado en un algoritmo estilo quicksort, funciona maravillosamente la mayoría del tiempo, pero cuando falla, falla estrepitosamente, el impuesto sobre los ingresos percibidos cae en este rubro, la tecnología permite para unos pocos tener la mayoría del dinero en otro continente accesible las 24 horas del día sin pagar impuestos.

    Donde disiento contigo es que las cosas pasan con o sin intervención del gobierno, la igualdad de género es el ejemplo perfecto, para que el gobierno imponga leyes y sanciones se necesita un impulso de la sociedad a priori. El gobierno es un reflejo de lo que desean sus ciudadanos. ¿Cuáles ciudadanos?

    Es justamente lo que decidimos con democracia. El problema del gobierno actual es que las leyes son aplicadas para algunos y para otros es letra muerta. Es fácil hacer trampa si tienes el intelecto y/o los amigos para hacerla.

    Yo de igual manera votare por AMLO, porque veo que es el unico que intentaria emparejar el terreno de juego. Lo cual es un problema sumamente difícil.

    Offtopic: Tu clase de Estructuras de Datos es Maravillosa, aunque por mi propia desidia saque una mala calificación.

    1. (Para dejarlo claro, borré la novela que Andreu escribió –¡16 párrafos!– porque no tiene que ver con el punto de esta entrada; Andreu concuerda en que el gobierno es necesario en este momento).

      Andreu, por favor, mi blog no es para que tú expreses tus ideas, especialmente en entradas en las que explícitamente digo que el tema es uno específico. Todavía admití las de Aaron y de Carlos, porque tuvieron el buen gusto de expresarse en un puñado de párrafos; tú usaste casi 800 palabras para discutir algo que no me interesa discutir, especialmente contigo.

      Si quieres empezar a escribir tu propio blog y dejas aquí un comentario con una liga al mismo para que mis lectores lo visiten, con mucho gusto lo apruebo (aunque ten por seguro que yo nunca lo visitaré).

      Gracias.

  2. Creo que estás confundiendo las necesidades con las soluciones.

    Esencialmente, los seres humanos necesitamos que se respeten nuestros derechos. Tener alguna forma de gobierno es UNA solución al problema de hacer respetar los derechos de todos.

    Creo que estamos de acuerdo en que no es la única solución ni la mejor, pero al menos sabemos que en teoría funciona.

    1. ¿Y qué solución alternativa concreta que se pueda implementar en este momento propones? Porque si no tienes ninguna propuesta alternativa de solución concreta, básicamente me das la razón en mi punto de que necesitamos un gobierno en este momento.

      No me interesa discutir acerca de si los seres humanos necesitamos o no “que se respeten nuestros derechos”, cuando probablemente ni siquiera estemos de acuerdo en si el concepto de “propiedad” tiene sentido, y si lo tiene si es o no un derecho.

      De nuevo, el único punto de esta entrada es que necesitamos un gobierno en este momento; si tú (o cualquier otro lector) no están de acuerdo con ese punto, por favor digan qué alternativa factible e implementable existe en este momento. Cualquier otro tema de discusión es irrelevante a esta entrada y en particular a mí no me interesa

      Entiendo que a otros sí les puede interesar; nada más no se me da la regalada gana discutirlo en mi blog y mucho menos en esta entrada.

  3. > ¿Y qué solución alternativa …

    Ninguna. Aún así, sigo en desacuerdo con decir que necesitamos un gobierno por la razón que ya dije. Me parede un salto demasiado grande decir que lo necesitamos por default. Prefiero decir algo como “El gobierno apesta, pero es lo único que tenemos”.

    > No me interesa …

    Estaba tratando de englobar las necesidades que mencionaste que el gobierno protege (la propiedad, educación, salud, etc.). Desde luego, lo que consideramos como un “derecho” es un tema por sí sólo. Me refería a lo que nuestra constitución considera como un derecho de los ciudadanos.

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