2018: Introducción

Mis dos o tres lectores regulares habrán notado que incrementé el ritmo con el que publico entradas. Aunque inicialmente sólo para poder reseñar las películas que me faltaban (y sí quiero terminar, algún día, con mis platinos en PlayStation), existe otra razón para el cambio.

Este año tenemos elecciones presidenciales y me parece que debo volver a escribir sobre política. Sin embargo, no me interesa tanto decir por quién voy a votar (va a ser por el Peje) ni explicar las razones que tengo para hacerlo (básicamente que, desde mi punto de vista, es la única opción con probabilidades razonables de mejorar las cosas en el país). Para eso, mi página de hace doce años en general se mantiene (reemplacen PRD con Morena).

Pero no es sólo que no quiero repetirme en esos argumentos; también estoy convencido de que, al menos en este próximo sexenio, las cosas no van a cambiar radicalmente. Gane quien gane, las cosas pueden mejorar o empeorar, y en ambos casos será por una fracción perceptible pero no apabullante; en otras palabras, el país no se va a caer por un precipicio ni tampoco se van a solucionar todos nuestros problemas. Repito, gane quien gane.

Con esto no quiero decir que las elecciones de este año no importan; todo lo contrario, importan más que nunca… que paradójicamente es la situación normal en una democracia, incluso una tan dañada como la mexicana.

Justamente de eso quiero escribir; lo que entiendo yo acerca de la democracia mexicana, sus razones de ser, mis motivos para defenderla y mi deseo de mejorarla. Que por supuesto está relacionado con los gobernantes nacionales a todos los niveles, pero que es (al menos en principio) ortogonal a los partidos a los que pertenecen. O en otras palabras; gane quien gane este año la presidencia por supuesto que importará para la vida democrática nacional a qué partido o coalición pertenezca, pero una vez inaugurado será el presidente (o la presidenta) de todos los mexicanos, le guste o no a quien sea. Y lo equivalente con todos los niveles de gobierno; el próximo jefe o jefa de gobierno gobernará sobre todos los habitantes de la Ciudad De México, le guste o no a quien sea, etc.

También me interesa tener una discusión inteligente al respecto con personas que discrepen con mi punto de vista; pero no me interesa entrar en una guerra de insultos. Mi vida se ha vuelto mucho más complicada en estos dos últimos sexenios como para estar perdiendo tiempo con gente idiota. Así que cualquier comentario que yo no califique de inteligente será sencillamente eliminado; no tengo ni interés ni tiempo para lidiar con gente pendeja.

Si alguien cuestiona de manera civil y racional mis puntos de vista con gusto entraré a la discusión; pero al primer momento en que quieran degenerarlo en gritos, insultos generales o ataques personales se acabó, sencillamente borraré el comentario (les recuerdo que modero todos y cada uno de los comentarios que aparecen en mi blog). De la misma manera, cualquier comentario del estilo de “muy bien dicho” o “completamente de acuerdo” sin contribuir sustancialmente a la discusión lo voy a eliminar; es únicamente ruido.

Y lo que pasa es que justamente tiene que cambiar la discusión a largo plazo en el país acerca del papel del gobierno en la vida nacional (básicamente qué tanto interviene) y el papel de la ciudadanía en la política local y nacional (básicamente también qué tanto interviene). Y toda esta discusión es (al menos en principio) independiente de quién en particular sea presidente, jefe de gobierno, senador o diputado. Además de que hay que discutir, de manera pragmática, qué se va a hacer con los temas de delincuencia y corrupción (que van juntos con pegado).

En los próximos meses y semanas estaré escribiendo entradas en esta serie, y la mayor parte de ellas serán aplicables a cualquier elección en este país, no nada más la de este año. Eventualmente, supongo, entraré a detalle con los participantes de este ciclo; pero de verdad no es en lo que me quiero enfocar. Me quiero enfocar en discutir lo que queremos para la vida democrática del país, comenzando (aunque parezca obvio para muchos) por qué en primer lugar queremos una democracia, o incluso un gobierno.

Nada más como advertencia preliminar: me considero alguien razonablemente inteligente, bastante cultivado y sin duda altamente educado (tengo un doctorado, al fin y al cabo). Nada de eso me califica en lo más mínimo como experto para hablar de política, temas sociales o economía, pero justamente de eso es de lo que voy a estar hablando en estas entradas. Mi opinión es únicamente como ciudadano mexicano y sin duda alguna diré cosas erróneas (principalmente por omisión); apreciaré cualquier corrección en los hechos que afirme, pero si está abierto a interpretación entonces necesitaré una argumentación (sin faltar al respeto, por favor) de por qué lo que digo está mal.

5 comentarios sobre “2018: Introducción

  1. Creo que el gobierno no es una nacesidad por sí misma, sino una solución (no necesariamente la mejor ni la única) al problema de atender los problemas de todos fuera del espacio privado.

      1. Es justo el punto. No sé si sea la única solución posible por el momento.

        No veo por qué es imposible que alguna comunidad no tenga gobierno, y pueda resover los problemas públicos horizontalmente.

        ¿Por qué no podrían las nuevas tecnologías (como los sistemas basados en blockchain) servir como herramientas para llegar a acuerdos y vigilar su ejecución sin la necesidad de tener un gobierno?

        1. Te voy a responder, pero es lo último, porque justamente es el tema de mi siguiente entrada en esta serie y ahí podemos explayarnos al respecto.

          Si se necesita “vigilar su ejecución”, ya se pudrió el asunto; necesitas un gobierno (o una entidad suficientemente parecida que en la práctica es eso). Y “llegar a acuerdos” sólo es necesario en una economía de escasez; dícese donde no alcanza para todos y por lo tanto unos tienen más que otros. Ese es el estado del mundo al momento y por lo tanto necesitamos gobierno.

          Por favor vamos a dejarlo aquí por ahora; cuando publique mi siguiente entrada entraré a detalle del párrafo anterior, pero esta entrada es únicamente la introducción.

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