El cargador de baterías

Cuando me mudé a mi departamento en 2008 contraté una línea telefónica (después de robarme la red inalámbrica de mis vecinos por algunos meses) y aproveché y compré un teléfono inalámbrico, que creo ha sido de las piezas de equipo electrónico más chafas que he tenido en mi vida.

En 2011 dejé mi departamento por seis meses para andar en mi último tour del posgrado. Como Telmex no me permitió poner la cuenta a dormir o algo por el estilo, sencillamente la di de baja. Nadie excepto mi madre me llamaba por teléfono de línea.

Regresando de mi viaje me fui a vivir con mi entonces novia y no regresé a mi delopartamento hasta diciembre de 2012. No necesitaba (ni necesito) teléfono de línea, pero definitivamente sí Internet, así que volví a contratar una línea con Telmex. El teléfono inalámbrico chafa que había comprado cinco años antes se había vuelto básicamente inusable (la batería le duraba como 2 minutos, menos si uno hablaba), así que cuando contraté mi línea telefónica compré ahí en Telmex un teléfono inalámbrico y con pantallita LCD para poder ver los números de quienes me llamaban.

El teléfono externamente sólo decía “Telmex”, uno tiene que asomarse debajo de la base cargadora para descubrir que es marca Atlinks. La verdad no tengo quejas con el aparatito; lo usé para contestar todas las doce llamadas que recibí mientras lo tuve. El problema es que la pantallita LCD comenzó a degradarse, dejando de dibujar los segmentos que forman los números, hasta que al final ya no se veía nada, nada nada.

Así que hace unos meses compré uno nuevo, Motorola, que tiene la ventaja de ser rojo y que su pantalla LCD es de color azul. Fuera de eso, es funcionalmente idéntico al viejo Atlinks. Cuando desconecté el Atlinks tuve la buena noción de quitarle las baterías verdes recargables.

Unas semanas después el control remoto de mi Harman/Kardon agotó sus baterías. Esto en general es raro; los controles remotos gastan tan poca energía que lo más común de hecho es que las baterías comiencen a derramar ácido antes de que se agoten. Como sea, me di cuenta de que las viejas baterías del teléfono Atlinks también eran AAA, así que se las puse y seguí con mi vida.

Hasta que se agotaron de nuevo.

Después de comprobar con la cámara de mi celular que de verdad ya se hubieran agotado las baterías, contemplé con distintos grados de depresión que tendría que salir de mi departamento a comprar baterías. Pero entonces vi mi nuevo teléfono Motorola; fui a él, abrí la compuerta de atrás y vi que las baterías verdes son casi el mismo modelo que las del teléfono Atlinks.

Así que hice lo único que hace sentido; intercambié los dos pares de baterías verdes entre el teléfono y el control remoto de mi Harman/Kardon. Por supuesto esto deja inutilizado mi teléfono una media hora mientras se cargan las baterías; ¿pero a quién le importa? ¿Quién carajo usa teléfono de línea hoy en día?

Así que mi teléfono de línea (el aparato) lo vengo usando desde hace meses como un cargador de baterías vanagloriado, porque excepto dos personas (las dos mayores de 65 años), nadie jamás me llama por teléfono. Bueno, me llaman para ofrecerme tarjetas de crédito y créditos bancarios, o decirme que Cristo vive; pero no me llaman para cosas que me importen.

Al menos sirve de algo el aparatito.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *