Dejando el gabacho

Estoy a punto de abordar mi avión rumbo a España (vía Francia), y dejar gringolandia. Tengo que regresar en unos días, porque mi avión de Barcelona pasará por Atlanta una vez más en su camino hacia la CDMX.

Bromeando con Eddie le dije que venía porque era posible que, a partir del año que viene, ya no pueda entrar si gana Trump. Yo me reí mucho, pero la mayor parte de los gringos que conocí están aterrados de que si quiera exista la posibilidad de que gane.

Fue muy chido ver a Eddie y ponernos al día. Él tiene su plaza en La Crosse, Wisconsin, un soporífero pueblito que (al ser la pasada la primera semana de clases) está repleto de bellísimas chavitas de 18 años, freshwomen en la Universidad; casi todas rubias, casi todas usando shortcitos todo el día.

No me quejo.

Ahora sí vuelvo a Europa, y en particular a España y Barcelona. En unos días escribiré por qué es importante para mí, pero en verdad me alegra.

Llegué varias horas antes de que mi vuelo despegue, así que busqué un lugar de hamburguesas gringas y chafas porque ha sido una tradición para mí siempre que como en un aeropuerto gringo; sin embargo no encontré, y me tuve que “conformar” con una hamburguesa fina acompañada de una copa de Malbec sorprendentemente buena.

Tampoco me quejo.

Esta es la primera vez que paso por el gabacho sin en ningún momento cambiar dinero o sacar efectivo de un ATM. En gran medida fue porque Eddie (siguiendo la tradición que tenemos al visitarnos) insistió en pagar casi absolutamente todo; pero las pocas cosas que yo compré (como mi hamburguesa y copa de vino), sencillamente usé mi tarjeta. Así que también será la primera vez que me vaya sin dólares que me sobran y que luego no sé qué hacer con ellos.

También fue la primera vez que no tuve mi celular en modo avión, ni que compré una tarjeta SIM (para menos de 3 días se me hizo demasiado); sencillamente usé mi SIM Telcel, incluyendo el uso de datos todo el tiempo. Telcel me envió un mensaje anunciándome alegremente que podía usar mi celular con las mismas tarifas que en México; por supuesto no les creo, pero mientras no me cobren de manera irracional (más del doble de lo que normalmente pago, por ejemplo), por mí está bien. De hecho hasta diría que fue buen servicio.

Así que me dispongo a dejar los Estados Unidos; como decía arriba, regresaré el mismo día que llegue a México, pero sólo estaré en Atlanta un par de horas hasta que salga mi vuelo a México.

Espero que ahí sí encuentre un Carl’s Jr.

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