- El Pensadero de Canek - https://aztlan.fciencias.unam.mx/~canek/pensadero -

Dead Space

Hace casi tres meses que no comento acerca de mis platinos en el PlayStation 3. Estaba enclaustrado escribiendo la tesis, y por ello es que no había escrito al respecto; pero estar enclaustrado no evitó que jugara en mi PS3. De hecho, era básicamente el único entretenimiento que tuve (como deben haber leído, no fui al cine mucho en estos meses). El último platino que había platicado fue el de Need for Speed: SHIFT; el siguiente que obtuve fue el de Dead Space, en abril.

Dead Space [1]

Dead Space

Dead Space fue otro juego que compré usado en California, después de leer en todos lados que era “aterrador”. Como yo no juego First Person Shooters (FPSs) en el PS3, ninguno de los juegos que había jugado en él habían sido de terror; Red Dead Redemption: Undead Nightmare involucra zombies, pero la verdad es más de risa que de terror; y Uncharted: Drake’s Fortune tiene al final cosas que les podría quedar la definición de zombies, pero nunca es realmente de terror.

Dead Space es un juego aterrador. Uno interpreta a Isaac Clarke (un fabuloso homenaje a Isaac Asimov y Arthur C. Clarke), un ingeniero en ruta al USG Ishimura, un “rompe planetas” (literalmente planet cracker en inglés, y no hay mejor definición para lo que hace), junto con un pequeño equipo de rescate. El Ishimura no responde, y lo último que se sabe de él es un mensaje donde pedían ayuda. Isaac está particularmente interesado en ir porque su novia (o ex novia; tenían “cosas que discutir”) se encuentra en la nave.

Todo sale mal desde el inicio; la nave en que llegan al Ishimura se estrella en su puerto espacial, e inmediatamente son atacados por (¿cómo adivinaron?) zombies, que son simpáticamente llamados “necromorfos” en el juego. En la escaramuza mueren todos excepto el líder, una experta en comunicaciones, e Isaac, que queda separado de ellos, e inmediatamente después la nave en que llegaron explota, dejándolos atrapados en el moribundo Ishimura.

A partir de ese momento Isaac se dedica a pelear con los aterradores necromorfos, que además suelen aparecer detrás de cada esquina y ducto de ventilación, mientras hace esfuerzos heroicos por mantener al Ishimura funcionando lo suficiente como para que él y sus compañeros sobrevivan, y recibiendo ayuda (e intrigas) a través de la radio por parte de los otros dos sobrevivientes, que también terminan separándose. Isaac no es soldado; es un ingeniero, y utiliza herramientas de construcción como armas la mayor parte del tiempo. Además, tiene un “traje de ingeniero” que es básicamente la cosa más maravillosa del universo; funciona a la vez como armadura, traje espacial, centro de comunicación (el traje proyecta un holograma, y así es como funcionan los menúes del juego), y además tiene botas gravitacionales para cuando se encuentra en espacios carentes de gravedad.

El juego entonces es en general estar recorriendo pasillos oscuros llenos de cadáveres, esperando con terror que un necromorfo aparezca de repente, mientras una música maravillosamente tétrica le pone a uno los pelos de punta, y que explota de repente en dramáticos violines (piensen Psycho) cuando por fin le brincan a uno los mostros. Cuando uno no anda vagando pasillos, generalmente es porque la acción ocurre en enormes escenarios con gravedad zero, donde uno tiene que utilizar estratégicamente la habilidad de Isaac de saltar de pared a piso (o techo) con sus botas gravitacionales, generalmente mientras lo persiguen necromorfos.

La historia es bastante entretenida, siendo a la vez un homenaje y una parodia de todas las películas de ciencia ficción de terror habidas y por haber en el universo, y uno realmente no se entera de qué está pasando (qué pasó con el Ishimura, qué causa que los cadáveres se vuelvan necromorfos, dónde está la novia de Isaac), hasta casi el final del juego. El modo de juego es el común para Third Person Shooters (TPSs), con la entretenida novedad de que uno puede generar un “campo de estasis” que causa que los enemigos se muevan en cámara lenta. Es endiabladamente divertido.

No es particularmente difícil el trofeo de platino, pero yo me tardé porque al inicio el juego me espantaba tanto que no podía jugar más de un capítulo por día, y muchas veces ni siquiera eso; nada más veía una “estación de guardar”, guardaba mi juego y me iba a dormir soñando con necromorfos persiguiéndome. Cerca de la mitad del juego (cuando ya había mejorado mi traje y mis “armas”), agarré mejor ritmo y a partir de entonces fui mucho más rápido. Una vez terminado el juego, como suele ser cuando uno quiere un trofeo de platino, tuve que volverlo a jugar en la dificultad más perra, y eso me llevó algo más de tiempo.

Acabé encantado con el juego, al grado de que habiendo obtenido el trofeo de platino, estuve a punto de comprar en la PSN mejores armas y trajes para volver a jugarlo. Al final decidí que no (el traje que uno recibe por terminar el juego es bastante chido), pero eso no quita que ha sido uno de los juegos que más me ha entretenido en mi PS3. Y además consiguió lo que yo quería: de verdad tenerme espantado. Los malditos necromorfos son aterradores.

Todo mundo dice que el trofeo de platino de Dead Space 2 es de los más difíciles que existen: para obtenerlo, hay que jugar el juego en la segunda dificultad más perra, y sólo se puede salvar tres veces a lo largo de todo el juego. No me importa; quiero jugarlo (y sacar el platino), y al parecer dentro de poco será el mejor momento para comprarlo, porque Dead Space 3 está a punto de salir.

Si pueden, juéguenlo; es altamente recomendable. Sólo si son como yo, no se quejen de estar chillando como niña de seis años en algunas partes.