Canadá, eh

Estoy a minutos de abordar mi avión a Los Ángeles, y de dejar Toronto y Canadá hasta no sé cuándo. Me imagino que volveré, pero si no ocurriera no creo que sufriría tanto: la ciudad está padre (o al menos lo que me tocó ver de ella), pero nada del otro mundo.

En cambio dejo a mi novia aquí por dos meses, y eso sí no está nada padre. Pero ya son sólo dos meses más de trabajo, y podré regresar a mi hermosa ciudad para que estemos juntos.

Y también, como bien me hizo notar un cuate austriaco, salgo corriendo de aquí antes de que empiece el frío. Lo cuál está chido.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *